Ignacio Cabero y Cárdenas
Ignacio Cabero y Cárdenas fue un mexicano íntimamente vinculado a la independencia de Colombia. Llegó al puerto de Cartagena el 29 de julio de 1778, fecha en que cumplía 21 años de edad. Iba en el séquito de Antonio Caballero y Góngora, quien pasaba del obispado de Mérida de Yucatán al de Santa Fe de Bogotá. Al igual que él, otros 10 jóvenes yucatecos formaban parte de la comitiva del prelado: José Rafael Caraveo, Joaquín Cascava, Pedro Bolio y Torrecilla, José Domingo Duarte, Pedro Guerra Villafañe, Esteban María León, José María León, Antonio Mendoza, Francisco Medina y Alejandro Villena. En 1782, por muerte repentina del virrey Pimienta, tomo posesión Caballero y Góngora del virreinato, en cuya secretaría desempeñó Cabero las funciones de oficial mayor, supliendo al secretario en sus ausencias. El trabajo que realizó al redactar las instrucciones que el arzobispo-virrey dejó a su sucesor fue calificado de magistral y sirvió de modelo para ulteriores relaciones de esa índole.
Llegó a ser diputado en 1804 y vocal de la Primera Junta Independiente de Cartagena, la cual presidía, cuando en 1811 se juró la separación de Colombia de España. Ese cuerpo, con la adición de 6 diputados y los delegados de las provincias, se transformó en Junta Suprema de Gobierno, primera corporación de su clase en América que proclamó su absoluta independencia respecto de la colonia española. Cabero permaneció al frente de esa junta hasta 1812, en que pasó comisionado a Jamaica para organizar el abastecimiento de Cartagena, a cuyos defensores, asediados por Pablo Morillo, logró enviar varias flotillas con víveres y pertrechos.
En diciembre de 1815 impidió que Simón Bolívar viajase rumbo a esa plaza a bordo del bergantín Doyle, el cual fue apresado por los españoles en el baluarte de Santo Domingo, cuando ya los patriotas se habían rendido. De este modo salvó la vida del Libertador. Tomada Cartagena por el enemigo, Cabero participó en un intento de reconquista y luego siguió luchando, hasta que en 1820 regresó al puerto cuando ya se había consolidado la victoria de Bolívar. Al término de la guerra se le nombró administrador de la aduana de Santa María, pero hacia el final de su vida no consiguió ningún empleo estable y murió olvidado por todos, el 22 de agosto de 1834.
El cronista Donaldo Bonna Herazo ha dicho de él: “Sorprende la sencillez, modestia y humildad de Cabero ante los hechos, que de 1811 a 1828 encierran la epopeya cartagenera, la más insigne y alta del Nuevo Mundo, que se desenvuelve entre conmociones populares, luchas de facciones, asedios, fusilamientos, hambre y abandono, sin que nada pudiera doblegar a aquel puñado de modernos espartanos que pelearon por la libertad con el temple de los grandes pueblos de la Tierra”.
(Tomado de: Enciclopedia de México)
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