La enorme mayoría de los apellidos de México es de origen español: castellano (González, Moreno), vasco (Ibarra, Garay), gallego o portugués (Bassols, Formentí). Sólo en muy pocos casos se ha modificado la grafía: Chaves se ha vuelto Chávez, por atracción de patronímicos como López y Sánchez, en tanto que Flórez, que así lo es, se ha convertido en Flores, por considerarlo plural de flor. Desde los primeros años de la conquista los vencidos adoptaron el apellido español; en muchos casos les fue impuesto, junto con el nombre de pila, al momento del bautismo, o vendido por los funcionarios del registro civil. Centenares de millares de indígenas monolingües lucen los apellidos más clásicos del mundo hispano; éstos, a veces, tienen en su idioma correspondencias irreconocibles. Así, en popoluca, lengua de la familia zoqueana, los Gutiérrez son llamados Moho; los González, Maca (estrella); los Rodríguez, To’och; los Hernández, Uo’oshi, Ho’o, Tonjuan y Tuki (tortuga); los Ramírez, Uan (cuerno) y Lamun (Ben Elson, 1948). En Yucatán existe la tendencia a castellanizar el apellido maya, ya sea asimilándolo con uno español, cuando existe homofonía (Kantún, “piedra amarilla”, se vuelve Cantón; Celiz, Celis; Bas, Baz) o traduciéndolo: los Ek de ayer son los estrella de hoy; los Dzib se han vuelto Escribano y los Dzul, Caballero.
Apellidos indígenas
Gran parte de la población rural yucateca y campechana conserva los apellidos mayas: alrededor de 300 “apellidos de familia con gratísimo sabor eminentemente nacional” (obispo Carrillo y Ancona, 1875). En los estados de Tlaxcala y Puebla el apellido náhuatl se conserva vigoroso; los Moctezuma de Olinalá, Gro., y San Luis Potosí pretenden descender del último monarca azteca.
En Michoacán algunos centenares de familias lucen todavía apellidos tarascos.
Raros son los yaquis Suboquí (codorniz y Omocol (tortolita), el cahita y coca Sengua (flor), el mayo Yocupicio (agua menuda), y el cora Cánare (cardador). Entre los otomís de Itzmiquilpan se encuentran los apellidos Bhifi (acocote), Nzabí (jagüey), Nxuní (gavilán) y Xáxní (una de gato), alusión a las espinas encorvadas de ciertas plantas.
Entre los tarahumares se encuentran los nombres totémicos Chumarí (venado) y Maguyaca (león), o inspirados en las plantas como Muraca (espiga de maíz). También los apellidos se vuelven apodo: Warínamo (ligero), Chiti-Chate (feo por flaco), y Lowíame (loco).
En el Istmo de Tehuantepec sobreviven algunos apellidos zapotecos: Chiñas (dulce), Yú (tierra, y por extensión barro y loza), Charis (derivación de Charé, o sea Che-reu, “voy a Reu”, barrio de Tehuantepec) y Vete (zorrrillo).
En Chiapas se han perpetuado en algunos apellidos voces de un idioma recientemente muerto: el chiapaneco, emparentado con el mangue de Nicaragua y perteneciente al gran grupo linguistico oto-mangue. Ejemplos: Nucamendi (corral de piedra) y Nandayapa (río verde).
Del tarasco, en Michoacán, proceden Ireta (poblado), Huacuja (de huacos, “águila”), Equihua (de ekiua, “disgústate”, “enójate”), Huato (de huata, “cerro”), Pitacua (flecha), Cuara (velador de milpas) y Ziranda (ceiba).
Entre los de origen náhuatl, los hay híbridos, derivados de gentilicios: Mexicanos, en Malinalco y la Mixteca; Tezcucano, en Atlixco y Cholula; y Xalpeño y Amozoqueño, en Puebla. Son de origen calendárico: Zepactle, en Tequila, Ver,, que se refiere a cipactli, el primer día de la veintena; Cóatl (serpiente), en la región de Cholula; Mazahua (el del venado), en Zongolica, Ver., que evoca el séptimo día; Atlime (las aguas), el noveno, en Huejotzingo; Aca (caña), el decimotercero, en Cholula; Cuautle (Águila), el decimonoveno, en Tlaxcala; Xóchitl (flor), el vigésimo, en Veracruz, Puebla, Tlaxcala e Hidalgo.
Derivan de nombres de animales: Cocotle (tórtola), Coyote, Michi (pez), Chapuli (chapulín) y Cólotl (alacrán); de las plantas (fitónimos): Ahuatl (encino) y Xílotl (mazorca tierna); de los minerales: Tepuz (cobre); y de los oficios: Tlacuilo (escriba) y Nahuatlato (intérprete). Chimalpopoca (escudo humeante) se conserva también en sus elementos separados: Chimal y Popoca.
Entre los mayas, Xiú evoca la dinastía tolteca que llegó a Yucatán en el siglo X y es “casi con seguridad” de origen náhuatl (Morley); significa “yerba”, “turquesa” y “año” (xíhuitl). Desde su salida de Nonoalco hasta la actualidad se han sucedido 46 generaciones de Xiúes: jefes toltecas, reyes mayas, hidalgos españoles (el primero fue Ah Kukun Xiú, que tomó el nombre de Francisco de Montejo Xiú) y ahora humildes milperos.
Son de probable origen totémico maya: Cutz (pavo silvestre), Ceh (venado), Balam (jaguar), Muy (conejo), Miz (gato), Tzul y Bil (perro), Och (zorro), Vech (armadillo), Coba (chachalaca), Cot (águila) Mo (guacamaya), Hu y Tzel (iguana), Mac (tortuga), Can y Chan (serpiente), Pat (cazón), Mex (peje araña), Cab (abeja), Pech (garrapata), Maz (grillo), y Zak (langosta). El reino mineral está representado por Couoh (piedra fina de la miel), tal vez el ámbar; Chuc (carbón) y Kantun (Piedra amarilla); y el vegetal por Nic (flor), Batun (cierta planta comestible) y Aban (una mata). Otros son Canul (guardián), Ek (estrella), Ku (Dios o templo), Nabte (dardo) Noh (grande).
Apellidos extras
Entre los ingleses e irlandeses: Hill (colina), Hay (heno, seto), Bay (de pelo castaño rojizo), Cox (de Cocks, insignia de los gallos) y Healy; O’Gorman (vástagos del hombre azul), O’Farril (supervalientes), O’Higgins (hijos de Ricardito), O’Horan (descendientes del guerrero) y O’Really (nieto del atleta); Burns (que mora a orillas de un torrente), Buchanam (el que vino de Both Chanaim, el asiento de Canon, en Stirlingshire), Lancaster Jones (castro romano del río Lune en Lancanshire, hijo de Juan), Graham (casa solariega gris), Brown (pardo), Turnbull (fuerte, audaz), Macdonald (hijo del que gobierna el mundo), Cruikshank (que mora al pie de un cerro cortado), Mac Gregor (hijo de Gregorio, el vigilante), Sherwell (fuente límpida), Johnson (hijo de Juan), y Keith (morador de la región de Keith, “bosque” de Escocia). Entre los compuestos anglomexicanos: Noriega Hope (esperanza), Díaz Todd (zorro), Álvarez Morphy (guerrero de mar), y Guajardo Davis (hijo de David). Entre los alemanes: Uthoff (fuera del cortijo), Freyman (hombre libre), von Borstel (de la cerda), Schulemburg (castillo de las escuelas), Rosenblueth (flor de rosas), Schaufelberger (morador de un monte en forma de pala), y Stierle (torito). Entre los compuestos germanomexicanos: Rosenzweig (rama de rosas), Herzog (duque), Tielmans hombre del pueblo), Weber (tejedor), Weckmann (panadero), Scherer (tundidor de paños), Christlieb (el que ama a Cristo), Fisher (pescador), Hank (Enriquito), Graef (el que preside un tribunal, conde), Lengerke (lanza del país), Schubert (zapatero) y Kunhardt (el hombre temerario de la tribu). Entre los franceses: Betancourt (cortijo de Beto), Rouaix ((topónimo derivado de rouet, rieco), Jacques (Jacobo), Porte Petit (puerta-chico), Rolland (Roldán), Trouyet (prensador de aceite), Coquet (gallito), Broissin (de Broisser, correr por los jarros), Leduc (el duque), Foucher (atrevido en el pueblo), Bouquet (chivito), Mallard (de malo, Maclovio), Dupré (del prado), Fournier (panadero), Levy (adhesión), Lacroix (la cruz), y Manautou (de manaud, gobierno del hombre). Entre los italianos: Lombardini (diminutivo de Lombardo), Attolini (padrecito), y Torri (torres); Usigli (Zama, Ghigliazza, Spota, Spíndola, Cusi y Parodi, nombres de lugares; Brambila (tal vez “el que quita el cascabillo del arroz”), Pani (panes, Denegri (de los negros), Caffarel (matronímico: mujer del ejército), Ferrari (herreros), Stampa (imprenta), Foglio (hoja), Sodi (duro, sólido, gallardo), Alessio (alejo), Marini (marinos) y Coen (sacerdote).
Liekens tiene un patronímico neerlandés, derivado de Leud, pueblo; Zeevaert (navegación marítima, Seefahrt en alemán), también es de extracción flamenca; Zabludovsky es polaco; Arai (pozo nuevo), Matsumoto (pino principal) y Murayama (aldea-monte) son japoneses; Wong (amarillo) y Chong (henchido) son chinos; Levi o Levy (de la tribu de Levy), Cohen (sacerdote), Sarfati (francés) y Azkenazi (alemán) son netamente hebreos; y libaneses Kawage (cafetero), Ramia (Jeremías), Henaine (trascripción de Huanaina, Juanita), Nahum (consuelo), Abdelnur (siervo de la luz) y Kuri.
(Tomado de: Enciclopedia de México, tomo I)
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