Por las fuerzas Liberales, al mando
De el Jefe Insurgente Natera en junio de 1913
A.C. y J.A.C.C. (?)
Señores, tengan presente
lo que hace poco pasó,
la ciudad de Zacatecas,
Pánfilo Natera la tomó.
Pues el día cinco de junio;
fecha hermosa y refulgente,
se recibió la noticia,
de que se acercaba gente.
Alarma cundió muy pronto,
en todos los corazones,
pero cundió más de a recio,
entre los pobres pelones.
Estos que siempre han tenido,
fama de ser muy valientes,
se han puesto descoloridos,
ante un pueblo de insurgentes.
Y tan luego que supieron,
que el del sitio era Natera,
quisieron volverse leones
mas no hallaron madrigueras.
Por fin Natera se acerca,
con mucho gusto y esmero,
gritándoles a los pelones:
¡Viva Carranza y Madero!”
Aparece por el cerro
de sus guerrillas al frente,
con el valor firme y figno
del Ejército Insurgente.
El combate se empezó
con un valor inaudito,
y en medio de aquel tris-tras:
¡viva Madero! Es el grito.
De la Estación y San Marcos,
los peloncitos huyeron
y por todos esos rumbos
Maderistas se metieron.
Por las calles de San Pedro,
por las casas coloradas,
por la Plaza Villarreal,
destruyeron avanzadas.
El mayor don Carlos Prieto,
en medio de sus temblores,
distribuyó bien su gente
en línea de tiradores.
Esa treta no le vale
su deficiencia se nota
y siente un miedo terrible
presintiendo una derrota.
Y resolvieron a tiempo
escaparse con cautela
y echan a todo correr
derecho a la Ciudadela.
Mas con tan mala fortuna
corrieron los… pelonazos,
que al llegar a dicho punto,
los reciben a balazos.
El Veintiuno federal,
Sufrió una equivocación
se tiroteó con los mismos
compañeros en acción.
De dos a tres de la tarde,
resonaban los cañones.
De las tropas federales
que peleaban como leones
Más el cañón tan terrible,
no detiene al insurgente,
que, con valor invencible,
defiende el pueblo ferviente.
Ni cañones ni metrallas,
detienen al fiel guerrero,
que al grito: “¡Viva Madero!”
rompen las fieras murallas.
Y tiemblan los federales,
a ese grito imponente,
y con todita su gente
corren por los portales.
Por el cerro de la Bufa,
si no es tan falso lo que hablo
echan a todo correr,
como alma que lleva el diablo.
Los maderistas ganaron
esta vez, por lo que veo,
los felicistas perdieron,
la gente corre al saqueo.
Mas Natera no haya justo
que sufran particulares,
pues nomás hicieron fuego
los pelones federales.
Durante el combate rudo,
murieron de ambos partidos
y a todos se dio sepulcro,
con sus honores debido.
Vivan los hombres valientes,
que pelean con corazón,
como son los insurgentes
que pelean Constitución.
Viva la causa tan justa,
que éste pueblo pelea,
restauración de justicia
y la igualdad que se desea.
Que el despotismo se borre,
para siempre, entre los ricos,
que no les valga el dinero,
para tratarnos cual borricos.
Que ante las leyes supremas,
de la gran Constitución,
toditos seamos iguales,
que a nadie se haga favor.
Y que el trabajo incesante,
por el progreso anhelado,
con el orden y la paz,
que reinen en cada estado.
Y el gobierno que emane,
de esta gran Revolución,
sea compatible y benigno,
que oiga siempre la razón.
En fin, aquí me despido,
ya se cansó mi garganta,
esperamos en dios que triunfe,
esta causa sacrosanta.
Los que tal causa persiguen
lleven, por lema sincero,
un escudo de honradez y el grito
“¡Viva Francisco I. Madero!”
Levantado
contra la dictadura huertista, desde el 10 de abril de 1913, el jefe durangueño
Pánfilo Natera con su Vigésimo sexto Cuerpo rural se puso a la cabeza de la
Revolución en el estado de Zacatecas, ocupando; entre la segunda quincena de
abril y el mes de mayo, las poblaciones de Nieves, Jerez, San Miguel de
Mezquital y Fresnillo en el estado de Zacatedas y Colotlán, en Jalisco.
A medida que
incrementaba su territorio, Natera iba engrosando sus fuerzas con la anexión de
los contingentes de los jefes: Pedro Caloca, Roque García, Tomás Domínguez y
José Trinidad Cervantes. Sintiéndose fuerte, Natera decidió tomar la ciudad de
Zacatecas que estaba guarnecida por 350 de tropa, bajo las órdenes del coronel
Miguel Rivera. La acción de Zacatecas se inició desde la población de Calera y
el día 5 de junio, en la madrugada, los nateristas iniciaron el ataque,
consiguiendo ocupar Zacatecas la noche del 6 de junio; al retirarse los
federales hacia la ciudad de Aguascalientes.
Como la toma
de Zacatecas conmovió a la opinión pública, por ser la primera capital de
estado ocupada por los rebeldes, Huerta envió una columna militar compuesta por
1500 hombres, al mando del general de brigada José Delgado, quien tras combatir
el 15 y 16 de junio recuperó la plaza de Zacatecas para la usurpación.
(Tomado de: Antonio Avitia
Hernández- Corrido Histórico mexicano (1910-1916) Tomo II)
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