En Nueva Orleáns, se asoció con otro exiliado cubano, Domingo Goicuría en una negociación comercial; Benito Juárez llegó a Nueva Orleáns también desterrado y se estableció entre ellos una firme amistad, no obstante la diferencia de edades.
Al regresar Juárez a México para incorporarse a los sublevados de Guerrero, al amparo del Plan de Ayutla, Pedro Santacilia lo va a despedir al muelle y le pregunta: “¿Dónde nos volveremos a encontrar?” Juárez en rápida respuesta le dijo: “En México libre o en la eternidad”.
Al establecerse el gobierno en Veracruz durante la Guerra de Reforma, Juárez solicitó frecuentes servicios de la Casa “Goicuría y Santacilia”; la que fue su agente comprador de armas, parque, embarcaciones, etcétera, en muchas ocasiones a crédito.
Santacilia visitó México en 1861, casó con Manuela, hija mayor de Juárez; en 1863, acompañó a la familia en la peregrinación hacia el norte y el 12 de agosto de 1864, en Monterrey, recibió de Juárez el encargo de llevar a la familia a Nueva York para quedar a salvo de posibles contingencias.
En 1867, al volver, asumió la Secretaría Particular del presidente Juárez, hasta su muerte en julio de 1872.
Varias veces fue diputado federal y durante el régimen de Lerdo de Tejada tuvo esa representación. Al triunfar el Plan de Tuxtepec se retiró a la vida privada, dedicándose a su familia y a cultivar la memoria de Juárez.
Afortunadamente recogió del Palacio Nacional el archivo del presidente, le cuidó celosamente y sus descendientes lo entregaron a la nación, depositándolo en la Biblioteca Nacional en el año de 1925. Tuvo una larga vida; alcanzó los 84 años de edad, muriendo en la ciudad de México el 1° de marzo de 1910 por trombosis.
(Tomado de: Tamayo, Jorge L. (Introducción, selección y notas) - Antología de Benito Juárez. Biblioteca del Estudiante Universitario #99. Dirección General de Publicaciones, UNAM, México, D. F. 1993)
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