"La Trujis"
El libretista Carlos M. Ortega la considera la mejor tiple cómica, a quien "no se le ha hecho justicia en México [...]. Fue [...] creadora de los tipos nacionales, y su "borracha" dio pie a la caracterización que después le hemos visto a Lupe Rivas Cacho, Delia Magaña, Lupe Inclán y Amelia Wilhelmy.
"La Trujillo tenía mucho talento, una bellísima voz -aunque de escaso volumen-, y gran facilidad para repentizar y meter morcillas. Sólo que le faltó ambiente para triunfar y la mató el medio."
Se desconoce el año de nacimiento de esta hermosa triple tapatía que tuvo gran facilidad e ingenio para personificar a mujeres de baja ralea. Además caracterizó con dignidad a la pelada y a la mujer del arrabal.
Los teatros de provincia atestiguaron sus inicios en 1902. Años después se popularizó con la compañía de zarzuela de Arcadio Mendoza Negrón, aunque era famosa por cantar los atrevidos cuplés de "El amigo del alma", y por el sobrenombre, diminutivo de su apellido.
Si Leopoldo Beristáin desplazó al actor español Paco Gavilanes en el gusto de los tandófilos, Emilia Trujillo hizo a un lado a las tiples cómicas españolas al interpretar personajes mexicanos, allanando así el camino para que posteriormente surgiera Guadalupe Rivas Cacho.
En 1909 interpretó a una borracha arrabalera, de piquera, en México nuevo, cuyo prototipo sería después modelo para otras "teporochas" durante el siglo XX, tanto en el escenario, en el cine y la televisión.
Encantos de mujer
En el lugar de sus éxitos, en 1910 intervino en Violación postal, El monstruo sicalíptico, México en cinta, Enseñanza libre y en la versión mexicana de La corte del faraón. Al año siguiente, 1911, actuó en Encantos de mujer y fue la lujuriosa inquilina Doña Flora en El terrible don Juan.
En esta pieza, donde alternó con el célebre Leopoldo Beristáin -quien interpretaba a un ridículo Don Juan-, mantenía el siguiente diálogo:
Doña Flora: Permítame que me dé el gusto de sacársela yo misma.
Don Juan: ¿Que usted me la saque?
Doña Flora: ¿Le disgusta?
Don Juan: ¿Que usted me la saque?
El historiador teatral Armando de María y Campos refiere que durante su permanencia en el María Tepaches, "La Trujis" se convirtió en la amante del presidente Victoriano Huerta.
"La voz popular afirmaba que era "La Pompadour de Tepaches" del régimen. "La Dubarry de Petate" de los época porque un automóvil negro, manejado por un chofer de uniforme y con un ayudante del general [...] esperaba el fin de las "tandas" a las puertas del María Guerrero, para recoger a la simpática y alegre tiple tapatía y conducirla, a través de las sombras cómplices de la noche, al Café Colón, del popular y acomodaticio "Pajarón", en el Paseo de la Reforma, frente a la estatua de Cristóbal Colón.
"En uno de los reservados principales, es fama que la esperaba -rodeado por oficiales de su estado mayor y de funcionarios [...] militares- el dictador, y frente a él una copita de auténtico Henessy."
Debe tomarse con reservas el anterior testimonio consignado por don Armando de María y Campos, ya que, al revisar la cartelera del María Guerrero, de febrero de 1913 a julio de 1914, (periodo en el cual Huerta usurpó la presidencia), se descubre que Emilia Trujillo no actuó en el Tepaches.
También hay que poner en tela de juicio eso de que fue "La Pompadour de Tepache" o "La Dubarry de Petate", mote que otros atribuían al hecho de que el lugar de sus éxitos fuera el teatro María Tepaches con las revistas de Carlos M. Ortega. Este último ofrece otra versión a la del historiador teatral: ella fue efectivamente amante de un Huerta, pero de Jorge, uno de los hijos de Victoriano.
Desaparición inadvertida
Una vez caído el usurpador, la diva se encontró con muchas puertas cerradas, debido a sus simpatías con el régimen huertista. Ésta fue la razón de peso para retirarse del escenario y no sufrir las represalias de los triunfantes constitucionalistas.
Ante tal panorama, no intervino en ninguna cinta muda, cuando la industria fílmica en México comenzó a ser plataforma de diversas estrategias gubernamentales para impulsar su desarrollo.
Caso contrario fue el de muchas de sus compañeras del Teatro Apolo y Briseño, como Paquita Cirés Sánchez o de la caderona tiple argentina María Caballé, quien intervino en 1917 en un par de películas: la producida y filmada en Yucatán El amor que triunfa, de Manuel Cirerol Sansores, y En defensa propia, de Joaquín Cosa, de la que actualmente no existe copia.
Se desconoce dónde y cuándo falleció "La Trujis". Don Armando de María y Pablo Dueñas -éste último en su libro Las divas en el teatro de revista mexicano- señalan que fue en 1917, y el hecho pasó inadvertido. Aunque por un artículo de Ortega se desprende que fue a finales de 1919.
(Tomado de: Ceballos, Edgar - Somos Uno, especial de colección, Las reinas de la risa. Año 12, núm. 216. Editorial Eres, S.A. de C.V., México, D.F., 2002)
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