Sin PRI:
CUAUHTÉMOC, ¿EL RELEVO?
De crédulos y cándidos, los mexicanos tenemos poco: casi todo el mundo se imaginó desde el principio que la "corriente democratizadora" y la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas habían salido de las altas esferas del gobierno; luego hubo dudas cuando los ataques contra el hijo de Tata Lázaro menudearon y él tocó temas como la corrupción de Pemex y el verdadero poderío militar, pero eso acabó en el retiro de Heberto Castillo. De nueva cuenta, no hubo nadie que no estuviera seguro de que el grupo en el poder jugaba con dos barajas: Salinas o Cuauhtémoc, Cuauhtémoc o Salinas.
Los analistas imparciales están divididos. Unos consideran que la determinación estaba tomada desde el principio, y que se impulsó a Castillo para no hacer las cosas demasiado evidentes. Otros piensan que las dos postulaciones surgieron espontáneamente y se dejaron correr hasta que los estrategas del comando mayor advirtieron dos hechos: uno, la muy real y muy alarmante fuerza de Manuel J. Clouthier; dos, que el número de seguidores de Cuauhtémoc sí crecía, pero no a costa del PAN, sino a expensas del PRI.
Abundan los indicios que sugieren que los segundos estaban o están en lo cierto. A toro pasado, ¿no es verdad que la directiva del PRI y los funcionarios federales nunca le pegaron fuerte al michoacano? ¿No es cierto que los tres partidos que inicialmente integraron el Frente Democrático Nacional (el PARM, el PPS y el PST) fueron siempre de invernadero, abonados y regados con el agua y los fertilizantes que sólo hay en los canales y bodegas de la Federación? ¿No tuvo el ingeniero Cárdenas tres veces más dinero que cualquier opositor (13,800 millones contra menos de un tercio de subsidio para el PRT, para el PMS y para el PDM y nada para los panistas, que no aceptaron fondos públicos) y "buena prensa" en medios afines al PRI o de algún modo alineados con él?
Y los del revés. Clouthier arrasó por primera vez en Yucatán, pero los agentes federales sabían que le había ido inesperadamente bien en Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, Jalisco. Luego vino el alarde en Puebla; el domingo 7 de mayo fue la "toma" de la plaza de toros de Cuatro Caminos y se comprobó que había empuje panista en el DF y en el estado de México. Siguieron Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Durango, la Macroplaza de Monterrey y, después de muchos titubeos e indecisiones, el PRI escogió el peor momento para anunciar el fallo sobre Monclova y... sobre el gobierno y su partido cayó el cierre parcial de setenta carreteras, de Chiapas a Baja California, a cargo de un panismo tan disciplinado y entrenado que no se registró en toda la república protesta formal de los automovilistas perjudicados. Luego, a mediados de junio, la "cadena humana por la democracia" llevó a las banquetas de dieciséis kilómetros de la avenida Insurgentes una multitud como nunca se había visto.
En ese momento deben haberse reanudado, si alguna vez se suspendieron, las negociaciones. Con rapidez, sin paciencia para los que quisieron poner objeción, a matacaballo: a Clouthier no lo habían detenido la campaña de prensa para impedir que lo postularan, ni las acusaciones de que estaba al servicio de los norteamericanos, ni la agresión en Ciudad Juárez en la que asesinaron a una niña, ni la falta de dineros públicos, ni las puertas cerradas de algunos medios informativos; era, es, una amenaza muy verdadera y muy grande, y había que lanzar contra ella todos los proyectiles disponibles... incluso un segundo candidato del grupo en el gobierno.
Cuauhtémoc Cárdenas respondió tal vez a la pregunta de qué pondrán en el sitio del PRI que ya no existe: pondrían las mismas siglas, u otras, con una tendencia a la izquierda, y llamarían a los pseudopriístas como Porfirio e Ifigenia para reconstruir los cuadros del partido, diseminados por Echeverría y desechados despectivamente por Jesús Reyes Herodes.
Un proyecto así se tropezó con varios peros. Uno: la candidatura "única" de izquierda no le restó votos al PAN, aunque posiblemente romperá el frente para la defensa del voto, en el que los blanquiazules parecían tener puestas muchas esperanzas, y desde luego contó en contra de Clouthier en las casillas, a la hora de las actas. Dos: consecuentemente, la maniobra tampoco aumentó el número de sufragios en favor de los candidatos del PRI. Tres: no será difícil que los jefes del PRI y del FDN se entiendan y formulen una estrategia común (si entendimiento y estrategia no existieron desde el principio), pero entre los subordinados de ambos bandos las hostilidades fueron de veras y no hubo manera de diluirlas, aunque eso no tuvo significado sino hasta después del momento crítico de la votación.
Y cuatro: ¿habrá sido enterrado del plan y le habrá dado su aprobación el cetemista Fidel Velázquez?
Y cinco: ¿qué pasará en los ámbitos financieros nacionales e internacionales si se extiende la noción de que hubo y hay un acuerdo "secreto" entre el PRI y los izquierdosos, y de que el frente cardenista de reconstrucción nacional o cualquier pancarta equivalente desplazarán al liquidado partido del gobierno y se instalarán en su lugar con igual jerarquía, parecidas atribuciones y... una media vuelta al tornillo ideológico hacia la izquierda? ¿Volverán así del extranjero los grandes capitales?
(Tomado de: Teissier, Ernesto Julio. Ya nunca más México en 1989. Política mexicana. Editorial Grijalbo, S.A., México, Distrito Federal, 1989)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario