Las reinas del sufrimiento: Silvia Derbez
Así como el cine mexicano de los años treinta y cuarenta alcanzó muy rápidamente un alto grado de calidad gracias a que la mayor parte de sus actores venían de una sólida tradición teatral (ya fuera la carpa o el teatro serio), la telenovela se benefició de la formación cinematográfica y teatral de sus actores. Para los años cincuenta la actividad teatral en la Ciudad de México era impresionante, e iba de los grandes montajes en Bellas Artes o en el Insurgentes al teatro universitario más experimental y austero (el Teatro en Atril de Juan José Arreola). Actores y actrices llegaban a la pantalla chica afilados como navajas en lo referente a caracterización; además, no mostraban ninguna dificultad para pasar de uno a otro género.
La reina de la telenovela es sin duda la potosina de ascendencia francesa Silvia Derbez, quien llegó a Senda prohibida tras diez años como heroína del cine mexicano. De la mano del director Roberto Rodríguez actuó en películas como El seminarista y Dicen que soy mujeriego, con Pedro Infante, y en Las dos huerfanitas, amparando a Evita Muñoz y a María Eugenia Llamas "la Tucita". Para Emilio Fernández era la representación de la mexicana positiva que se casaría con un veterano del Escuadrón 201 en Salón México; era la novia popular de muchos cinéfilos. Después de su éxito como villana en la primera telenovela, dio un giro diametral en su siguiente trabajo: Un paso al abismo (1959) donde interpretó el papel de una joven desesperada, con una capacidad de mostrar sufrimiento que le labró una figura para el resto de su carrera.
La versatilidad es el rasgo común de los actores de esta primera etapa de la telenovela; Silvia Derbez emergió con papeles que hubieran condenado a otros a repetirlos eternamente. En 1966 caracterizó a la campesina "María Isabel" con una gracia, un humor propio y una dignidad poco comunes en la idea que se suele tener del personaje. Pese (o quizás gracias) a que sus ojazos y sus sonrisa eran muy francos, desprovisto de las idealizaciones hollywoodescas de la "María Isabel" de la historieta, consiguió una cercanía inmediata con el público. Logró el mismo efecto con los sufrimientos de su "negra Mercé" en Angelitos negros o con la serie de telenovelas didácticas que realizó con Miguel Sabido en los años ochenta.
(Tomado de: Reyes de la Maza, Luis - Crónica de la Telenovela I. México sentimental. Editorial Clío, Libros y Videos, S.A. de C.V., México, 1999)
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