El nombre de una de las naciones
más pujantes del mundo contemporáneo, la mayor de lengua española, es México.
En tanto que Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia y Bolivia tienen nombre
europeos (argento, brasa, Venecia, Colón, Bolívar), México (como Canadá,
Nicaragua, Perú, Uruguay y Chile) es voz que procede de un idioma aborigen de
América.
Documentos antiguos y
descubrimientos recientes nos permiten aclarar sobre bases científicas la
etimología de México, objeto de controversias desde la época prehispánica.
El territorio que hoy, grosso
modo, ocupa el mapa de la República Mexicana, se llamó Anáhuac (“rodeado de
agua”, “junto al agua”) en la época anterior a la conquista, y Nueva España
desde la conquista hasta los albores de su independencia (segunda década del
siglo XIX). Juan de Grijalva dio este nombre a la tierra que descubrió en 1518,
es decir, a la costa “mexicana” del Golfo de México hasta Cabo Rojo. Hernán
Cortés adoptó el año siguiente, al iniciar la conquista, la denominación de
Grijalva.
“En una nao que de esta Nueva
España (…) despaché el 16 de julio de 1519…”
(Segunda Carta de Relación a
Carlos V, fechada el 30 de octubre de 1520).
En la misma Carta, Cortés propone
e impone al emperador el nombre elegido:
"Por lo que yo he visto e
comprendido acerca de la similitud que toda esta tierra tiene a España, así en
la fertilidad como en la grandeza y fríos que en ella hace y en otras muchas
cosas que la equiparan a ella, me parece que el más conveniente nombre para esta
dicha tierra era llamarse la Nueva España del Mar Océano, y así en nombre de
vuestra majestad se le puse aqueste nombre. Humildemente suplico a vuestra
alteza lo tenga por bien y mande que se nombre así."
Con todo, también en la dos veces
citada Carta de Relación, está mencionada la voz indígena que habrá de
convertirse, tres siglos más tarde, en el nombre de Anáhuac independiente:
México. Cortés dice que México es una provincia en la cual se halla la ciudad
de Temixtitan.
Emperador de la
América mexicana
En otra carta a Carlos V, escrita
ya después de la conquista, Cortés llama a la capital azteca Mexico Temixtitla.
Emplea, pues, la palabra Mexico (llana y con el sonido silbante que tenía la
equis entonces: es decir Meshicco), como la oía pronunciar a su intérprete, la
Malinche. Por obvias razones políticas, Cortés estableció la capital de la
Nueva España en el área de la destruida metrópoli indígena. Es posible que los
españoles prefirieran usar el nombre de Mexico (Meshico) debido a la resonancia
del imperio mexica (meshícatl) del cual eran los herederos. La circunstancia
decisiva por la cual México ha prevalecido sobre Tenochtitlan es su
pronunciación más fácil para los hispanohablantes y su brevedad, que aumenta
cuando México se vuelve esdrújulo. (Meshico se vuelve Méshico).
Al independizarse la colonia del
dominio español, obviamente la nueva nación no podía seguir llamándose “Nueva
España”. En 1821 los soldados de Iturbide proclamaron a éste “Emperador de la América Mexicana”; dos años más tarde se promulgó la constitución de los
Estados Unidos Mexicanos. El nombre de la capital se volvió definitivamente el
del país: México.
Pero México es, además, el nombre
de una de las entidades federativas; ampara, pues, la capital metropolitana, el
estado y la nación entera. Es nombre uno y trino.
(Tomado de: Gutierre Tibón - Historia del nombre y de la
Fundación de México. Fondo de Cultura Económica, Sección de Obras de Historia,
México, D.F., 1975)
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