jueves, 27 de noviembre de 2025

Dení Prieto Stock

 


Adela Cedillo

(Panel 1.- Testimonios de las Fuerzas de Liberación Nacional)


[...]


La historia de la historia que les voy a contar comenzó 31 de julio de 1995. Ese día, con la lectura del semanario "Proceso" descubrí de forma sorpresiva el caso de una joven de 19 años que en 1974 perdió la vida en un enfrentamiento con el ejército en San Miguel Nepantla, un pueblo bello pero casi irrelevante en la geografía nacional, de no haber sido porque cobijó el nacimiento de la hermana Juana Inés de la Cruz. A lo largo de ocho años la importancia de ese suceso en mi concepción del cambio social y las relaciones entre la ética y la política han sido invaluable. Por ello siento que tengo una especie de deuda personal con Dení Prieto Stock y la generación de revolucionarios de la que formó parte. 

A casi 30 años de la caída de las Fuerzas de Liberación Nacional, sirva esta semblanza como un pequeño homenaje a la memoria de los masacrados en Nepantla: Alfredo Zárate Mota, Mario Sánchez Acosta, Anselmo Ríos Ríos, Carmen Custodio Ponce y Dení Prieto Stock, quienes como muchísimos otros jóvenes de la época, desearon que el país en el que ahora estamos fuese más libre, democrático, igualitario y justo. 

El verdugo y la flor 

En el Archivo General de la Nación se encuentran fotografías del cadáver de Dení. En una de ellas, tomadas desde un ángulo forense típico, se puede apreciar el cuerpo inerte de una pequeña joven con los ojos y la boca entreabierta y salpicaduras de sangre en la cara, mismos que contrastan intensamente con la blancura de la piel. Pero lo más impactante es la inmensa aureola de sangre que corona una cabeza que albergó muchas de las ideas más nobles que ha concebido la humanidad. No puedo apartar esta perturbadora imagen de mi cabeza, como tampoco la de los otros cuatro caídos. A ninguno le perdonaron el tiro de gracia. Las expresiones del dolor de los rostros reflejan que la vida les fue arrancada mientras intentaban asimilar lo que ocurría. Murieron con esa incertidumbre y ahora a otros les toca valorar si su sacrificio tuvo sentido o no. En lo personal, no creo, como lo creían los sobrevivientes de las FLN, que la sangre derramada fuese el abono de una revolución. La luchas sociales tienen resultados concretos y en el caso de la guerrilla mexicana, éstos deben rastrearse entre la reforma política de 1978 y el levantamiento zapatista de 1994

Por lo pronto, creo que las personas, ajenas o no a ese proceso, tenemos la obligación de perpetuar la guerrilla, pero ahora contra el olvido. El estado mexicano en los setentas creyó que al exterminar físicamente a los disidentes había ganado la guerra. Pero la dictadura de partido y el poder desmesurado de los genocidas llegaron a su fin. Hoy por hoy, algunos de los ejecutores de la represión están prófugos de la justicia. En cambio, nosotros estamos aquí para recordar que los caídos en la lucha tienen aún algo que decirnos y no es poco lo que les debemos. 

Por ello hoy deseo evar a Dení mucho más allá de la macabra foto que exhibieron sus asesinos como trofeo ante sus amos. Porque un verdugo puede pisotear una flor, pero jamás destruirá su esencia. 

Vida familiar 

El abuelo de Deni Prieto fue un revolucionario zapatista que a lo largo de su vida se convertiría en uno de los principales promotores del anticomunismo en América Latina. Su nombre era Jorge Prieto Laurens. Originario de San Luis Potosí, participó en la rebelión Delahuertista, jefaturó un partido de corte fascista y fundó el Frente Popular Anticomunista de México

Este furibundo anticomunista, antisoviético, fascista y antisemita, al lado de la coahuilense Felisa Argüelles procreó varios hijos. El primogénito fue Carlos, quien tras concluir sus estudios en Estados Unidos, regresó a su país natal casado con una neoyorquina judía de origen ruso y filiación comunista de nombre Evelyn Stock. Este debió haber sido un castigo mayor para un hombre que había incluido a su propio sobrino, Luis Prieto (activo militante del Movimiento de Liberación Nacional), en la lista de comunistas poderosos peligrosos. 

Carlos Prieto, de oficio dramaturgo, fue convertido al comunismo por su esposa y pidió su ingreso al PCM, más estaba en la lista de los vetados por portar genes reaccionarios. Para ser consecuente con sus ideas, no tuvo más opción que militar en el partido de los "poquitos", el POCM, en el que estuvo hasta su disolución. 

La familia Prieto Stock tuvo dos hijas a las que bautizaron con nombres indígenas: Ayari y Dení, que significa 'flor" en otomí; ella nació un 8 de septiembre de 1955 en la ciudad de México. Las niñas viajaban mucho a Estados Unidos para visitar a su familia neoyorquina, formándose así en un ambiente bilingüe y multicultural. Además, con el objeto de "no alejarlas de la vida mexicana auténtica", a decir del padre, cursaron la primaria y la secundaria en la escuela públicas de la colonia Roma. En resumidas cuentas, Dení tuvo una formación atípica en el seno de una familia clasemediera, atea, de corte intelectual, ética liberal, e ideología de izquierda. 

Dení heredó el amor al teatro de su padre y desde pequeña montó obras. A los 12 años, obsesionada con sus raíces eslavas y anglosajonas, más que con las francesas, leía a escritores rusos, británicos y estadounidenses. Por supuesto, no descartaba a los autores mexicanos. Sor Juana Inés de la Cruz era una de sus poetas favoritas. A sus 14 años, Dení tenía la osadía de calificar a los estructuralistas franceses de "inteligentes pero confundidos". Era, sin lugar a dudas, una excelente estudiante, aunque la academia no era su prioridad. Extrañamente tampoco se inclinó por la actuación, pese a su belleza física. Además, era una chica que disfrutaba más de la música de protesta que del rock de moda. Desde luego, no era una "asceta" y prueba de ello es que tuvo muchos novios. Sin embargo, todas sus preocupaciones las canalizó rápidamente hacia las cuestiones sociales. Su hermana mayor, Ayari, estudiaba en la preparatoria 6, la cual aportó su cuota de muertos en el movimiento estudiantil del '68. Esto contribuyó a que los padres, preocupados por la seguridad de la hija menor, metieran a Dení al Colegio Madrid, en contra de su voluntad. 

Dení, que convivía con los hijos de otros intelectuales de izquierda del barrio de Coyoacán pero que jamás había militado en las Juventudes Comunistas ni en ninguna otra organización, comenzó prontamente a realizar trabajo social entre comunidades campesinas del Estado de México y Tlaxcala. Su brigada impartía clases, ayudaba a la construcción de obras públicas en comunidades e instruía a la gente en la crianza de conejos y el cultivo de soya. Por estas actividades, las brigadistas fueron a dar a la cárcel en Toluca. Dení obligó a su padre a pagar las mordidas y las fianzas de todos sus compañeros para obtener su liberación.

Paso a la clandestinidad 

De repente, en un momento incierto del año 1973, Dení fue reclutada por las Fuerzas de Liberación Nacional por Julieta Glockner, responsable de la red urbana del Distrito Federal. En un principio Dení debió pertenecer a las células de Estudiantes y Obreros en Lucha (EYOL), realizando tareas sencillas, como recolección de medicamentos, ropa, víveres, etc. Más tarde, la caída de Salvador Allende, entre otras cosas, reafirmó su opción por la lucha desde la clandestinidad. El tío de Dení, Luis Prieto, la vio por última vez en una manifestación de protesta por los sucesos de Chile, en septiembre de 1973. Ella le dijo que la oligarquía no dejaría el poder más que a balazos. Al siguiente mes, sobreponiéndose a su aversión por la sangre y el fuego, Dení se fue de su casa para irse a vivir al cuartel general de las FLN en Nepantla, Estado de México

La versión familiar de su ausencia señalaba que Dení haría estudios de enfermería a los Estados Unidos, pero tanto los padres como su hermana sabían que se integraría a la lucha como profesional de tiempo completo y le dieron todo su apoyo moral y económico, en la medida de sus posibilidades. Es pertinente traer a colación que las FLN eran la única organización político-militar que se autofinanciaba con las contribuciones mensuales de sus integrantes, por lo que no realizaba asaltos ni secuestros. 

De este modo, a una edad en que los jóvenes preparatorianos deben escoger una carrera universitaria, Dení eligió el oficio de revolucionaria. Como explica en su carta de despedida a sus padres, no era una decisión espontánea producto de un exceso de romanticismo revolucionario, aventurismo suicida o desesperación extrema. Ella perteneció a la casta que no podía vivir con el peso de las masacres, la impunidad, el autoritarismo, y la injusticia social sobre sus espaldas. Cumplió así con un imperativo moral fijado por las circunstancias, por lo que entre las personas que la conocieron, su vida se convirtió en un extraordinario y admirable ejemplo de congruencia, valor y dignidad. En un error de apreciación están los que opinan que fue utilizada como carne de cañón por los líderes extraviados de una organización delirante. Ella nunca dejó de saber lo que estaba haciendo, hasta el último minuto de breve pero intensa existencia. 

En el cuartel de Nepantla Dení convivió con 2 mujeres, Carmen Custodio y Gloria Benavides y 4 hombres, Raúl Morales, Alfredo Zárate, Mario Sánchez y Anselmo Ríos. A decir de Gloria, el machismo feroz de los hombres las llevó a hacer un frente común para lograr la equidad de género, lo cual obtuvieron en un lapso muy corto. También en tiempo récord se dieron los enamoramientos. Era inevitable en virtud de la estructura militar de la que formaban parte, en la que estaba terminantemente prohibido establecer contactos con el exterior, leer periódicos, escuchar las noticias. Era una especie de reality show pero clandestino y con fines revolucionarios. 

Los muchachos, que en su mayoría no habían usado sus manos más que para abrir libros y mover la pluma, aprendieron de forma autodidacta cómo manejar armas, curtir pieles, criar ganado, moler trigo, etc. El resto del tiempo no tenían qué hacer más que verse las caras y escucharse. En esas condiciones Dení se enamoró del regiomontano Raúl Sergio Morales Villarreal, quien fuera uno de los fundadores de las FLN en el lejano 1969. Él era 10 años mayor que ella y había estudiado economía. Anteriormen, Raúl había estado casado con la también regiomontana Elisa iIinia Sáenz Garza, quien se convertiría en un mito en las comunidades indígenas de las cañadas de Chiapas, al ser la primera mujer zapatista detenida-desaparecida como consecuencia de un enfrentamiento de las FLN con el ejército en marzo de 1974. 

A finales de noviembre de 1973, Dení y Raúl, quienes se conocían simplemente como María Luisa y Martín, contrajeron matrimonio por las leyes revolucionarias de las FLN, con la autorización del responsable Alfredo Zárate, alias Salvador o Santiago, que hacía tiempo también se había desposado con Carmen (a) Sol en la clandestinidad. Poco más tarde, Gloria (a) Ana y Mario Sánchez (a) Manolo hicieron lo propio. Anselmo (a) Gabriel, no tuvo más remedio que construir un cuarto apartado del de las nuevas parejas. 

Esta vida de ermitaños no estaba diseñada para durar mucho tiempo. Los altos mandos de la organización habían programado el traslado de algunos cuadros a otras casas de seguridad urbanas o incluso al Núcleo Huerrillero Emiliano Zapata, ubicada en el rancho El Chilar, anexo a la finca El Diamante, Chiapas. Sin embargo, una serie de crasos errores en el sistema de seguridad de la organización produjo la caída de las principales casas de seguridad de las FLN. La casa habitada por Napoleón Glockner y Nora Rivera en Monterrey fue descubierta y sus ocupantes fueron torturados salvajemente durante toda la noche del 13 de febrero para que señalaran la ubicación de otras casas de seguridad. Durante el amanecer del día 14, elementos de la Policía Judicial, auxiliados con miembros de la Policía Militar, arribaron a Nepantla. Guiados por Nora Rivera (Glockner, despedazado por la tortura, permanecía en el interior de un coche), judiciales y militares llegaron a la casa por ella señalada, en el circuito Sor Juana Inés de la Cruz. Después de intimidar y apresar a los habitantes y destruir o robar lo que encontraron a su paso, cayeron en la cuenta de que Nora los había engañado. En efecto, la joven maestra había arriesgado su vida para alertar a sus compañeros de la presencia del ejército y así darles tiempo de escapar. Todos los del pueblo se enteraron de que unos "ladrones" habían llegado, según unas versiones, o bien, que la policía estaba buscando "narcotraficantes". Todos, excepto los muchachos que vivían en Jacarandas No. 13. No obstante, sería hasta las 21:00 que el primer Batallón de la Policía Militar, comandado por el Capitán Mayor de Infantería Jesús Germán Porras Martínez y proveniente del Campo Militar No. 1, iniciaría el ataque.  Es probable que en el transcurso del día la policía obligara a Nora y a Napoleón a señalar la verdadera ubicación de la casa y una vez que los militares estuvieron seguros del dato, apostaron sus fuerzas alrededor de la granja de Jacarandas 13 y bloquearon todas las entradas y salidas del pueblo. Una luz de bengala fue la señal que dio el ejército para comenzar una ofensiva totalmente injustificada desde el punto de vista jurídico, ya no digamos moral. Los soldados comenzaron el ataque con granadas y morteros, a la par que obligaban a Nora y a Napoleón a gritarles a sus compañeros que se rindieran. Ante este ambiguo mensaje, los combatientes no tuvieron más opción que responder al ataque. "Vengan por nosotros", fue la lacónica respuesta de Salvador, el súbito jefe de la operación defensiva. El ejército comenzó a arrojar gases lacrimógenos para obligar a los ocupantes a salir. Éstos intentaron huir por la parte trasera de la casa, pero fueron rápidamente interceptados y cuatro de ellos perdieron la vida. Entre ellos Dení, quien trágicamente había extraviado sus lentes con las primeras explosiones. Gloria Benavides estaba a su lado y la llamó para que la siguiera, pero ya no obtuvo respuesta. Los tres sobrevivientes cruzaron la barda hacia la casa de al lado, pero un soldado ya la había penetrado y se dio otro tiroteo. Manolo fue visto y ejecutado con un tiro en la frente. Por su parte, Gloria y Raúl fueron detenidos mientras intentaban evadir el cerco. Por la desigualdad de condiciones (7 contra 100, pistolas de bajo calibre contra armas de alto poder, explosivos, etc.), los guerrilleros no produjeron ninguna baja al ejército. 

Los cuerpos de los masacrados fueron fotografiados, subidos a unas camionetas y llevados a la ciudad de México, donde fueron enterrados en una fosa común del panteón Dolores. Siete años más tarde, los restos de Dení fueron rescatados por su tío Luis, se cremaron y se depositaron en la urna de una iglesia en la avenida Cerro del Agua. En esa urna también quedó sepultada para siempre la posibilidad de saber si la osamenta rescatada fue verdaderamente la de Dení. 

No tengo más que agregar que cada generación es responsable de construir el mundo que necesita y desea. En ese sentido, los jóvenes revolucionarios de los setenta cumplieron con su obligación. Su inmolación en el altar de la utopía no pasó inadvertida por la historia. Sólo por eso, hoy podemos estar aquí, rindiéndole un homenaje a la generación de la dignidad. 


(Tomado de: Aguilar Terrés, María de la Luz (compiladora) - Guerrilleras. Antología de testimonios y textos sobre la participación de las mujeres en los movimientos armados socialistas en México, segunda mitad del siglo XX. Ciudad de México, 2014).

lunes, 24 de noviembre de 2025

Cascada del Chiflón, Coahuila

 


Cascada del Chiflón, Coahuila 


Descripción del lugar.- Para el paseante o turista, visitar El Chiflón en el estado de Coahuila, es encontrar una gama de actividades para todos los gustos, como por ejemplo buscar petroglifos y pinturas rupestres, escuchar historias de la hacienda, tomar fotografías, nadar, caminar, subir las lomas, llegar a lo alto de la cascada, explorar cuevas y hasta emprender una larga caminata hasta Saltillo por todo el lecho del río.

El Chiflón es conocido casi exclusivamente por lugareños y los saltillenses, pues es un lugar obligado para los paseos dominicales y los calurosos días de descanso. 

Cómo llegar.- El acceso al lugar es fácil. De Saltillo hay que tomar la carretera libre núm. 40 en dirección a Torreón (no la de cuota, porque no hay salida para este sitio). Y a 38 km se encuentra una hacienda casi en ruinas, pero todavía habitada por una familia, donde hay que dejar el vehículo. A partir de ahí se entra al mundo de la aventura, que lo llevará a refrescarse en las pozas o albercas de color turquesa, que forman la cascada con sus dos caídas. 

Servicios existentes.- Ahí no existen de ninguna especie, salvo venta de refrescos en la hacienda. Alimentos, gasolinería y hospedaje los puede encontrar en la ciudad de Saltillo. 

Equipo necesario.- Para aquellos que gusten de la aventura, caminando y subiendo lomas, es recomendable que vayan equipados con buenas botas o tenis de tracción, porque las laderas son muy resbaladizas, ropa cómoda, un rompevientos, traje de baño, agua y alimentos. 

Duración de la excursión.- Este recorrido se puede realizar en uno o dos días.


(Tomado de: Guía México Desconocido, edición especial, Guía número 22, lugares para excursionar. Editorial Jilguero, S.A. de C.V., México, Distrito Federal, 1995)

Enlace:

https://youtu.be/diki-wYQl9g?si=JIOY5_5UkFHR3RBV

jueves, 20 de noviembre de 2025

Sitio y rendición de Puebla, 1863

 


Sitio y rendición de Puebla, 1863


Fue un período extraño, después del apogeo de 1865. Nuestra victoria llegó demasiado tarde para servir de algo. El Norte había derrotado al Sur y ahora Norte y Sur se reconciliaban contra Francia y su emperador Maximiliano. Tuve tiempo de pensar en varios enigmas. Hay fuerzas y realidades más profundas que los regímenes. Son los pueblos los que hacen la fuerza y la debilidad de los regímenes. Pensamos que el pueblo mexicano era débil cuando la debilidad era la de su régimen. Al atacarla hicimos fuerte a esa República y de Juárez un héroe nacional que admiramos; como admiré a los generales Mejía y Ortega en Puebla. Los hombres de mi generación vieron el drama de 1870 y no podemos dejar de lamentar que el Mariscal Bazaine no haya imitado la noble actitud del general Ortega. ¿Por qué no copió la carta de Ortega a Forey? Me la aprendí de memoria. Ese general mexicano nos dio una lección que no entendimos sino hasta después de Sedán y Metz: cómo asumir la derrota, después de haber hecho todo su deber, intentando lograr la victoria. No, no supo encontrar las palabras, entregó las banderas…


“Orden general del cuerpo del Ejército de Oriente del día 17 de mayo de 1863, a la 1 de la mañana.

No pudiendo seguir defendiéndose la guarnición de esta plaza, por la falta absoluta de víveres y por haber concluido las existencias de municiones que tenía, al extremo de no poder sostener hoy los ataques que probablemente hará el enemigo a las primeras luces del día, según las posiciones y puntos que ocupa, y conocimiento que tiene de la situación en que se halla esta plaza; oído además por el señor general en jefe el parecer de muchos de los señores generales que forman parte de este ejército, cuya opinión va de absoluta conformidad con el contenido de esta orden, dispone el mismo señor general en jefe: que para salvar el honor y el decoro del cuerpo del ejército de Oriente y de las armas de la República, de las cuatro a las cinco de la mañana de hoy, se rompa el armamento que ha servido a las divisiones durante la heroica defensa que han hecho de esta plaza, y cuyo sacrificio exige la Patria de sus buenos hijos, para que dicho armamento no pueda, bajo ningún concepto, utilizarlo el ejército invasor. A la misma hora el señor comandante general de artillería, dispondrá que se rompan todas las piezas con que esté armada esta plaza. A la hora ya citada, esto es, de las cuatro a las cinco de la mañana, los señores generales que mandan divisiones, a cuyo celo y patriotismo queda encomendado el cumplimiento de esta orden, así como los que mandan brigadas, disolverán a todo el ejército manifestando a los soldados que con tanto valor, abnegación y sufrimiento defendieron la ciudad, que esta medida, que se toma porque así lo marcan las leyes de la guerra y de la necesidad, no los excluye de seguir prestando sus servicios al suelo en que nacieron y que por lo mismo, el citado señor general en jefe se promete que cuanto antes se presentaran al supremo gobierno, para que en torno suyo sigan defendiendo el honor de la bandera mexicana, a cuyo efecto se les deja en absoluta libertad y no se les entrega en manos del enemigo. 

Los señores generales, jefes, oficiales y tropa de que se compone este ejército, deben estar orgullosos de la defensa que han hecho de esta plaza, y si ella va a ser ocupada, es debido no al poder de las armas francesas, sino a la falta de víveres y municiones, como lo demuestra el hecho de que, hasta esta hora, toda ella con su respectivos fuertes se haya en poder del ejército de Oriente, a excepción del fuerte de San Javier y unas cuantas manzanas de las orillas de la ciudad. 

A las cinco y media de la mañana se tocará parlamento y se izara una bandera blanca en cada uno de los fuertes y en cada una de las manzanas y calles que dan frente a las manzanas y calles que ocupa el ejército sitiador. 

A la misma hora estarán presente los generales, jefes y oficiales del ejército sitiado, en el atrio de catedral y palacio de gobierno, para rendirse prisioneros: en el concepto, que respecto de este punto, el general en jefe no pediría garantías de ninguna clase para los prisioneros; y por lo mismo, los generales, jefes y oficiales ya citados quedan en absoluta libertad para elegir lo que crean más conveniente a su propio honor de militares y a los deberes que han contraído para con la Nación. Los caudales que existen en la comisaría, se repartirán proporcionalmente entre la clase de tropa. 

De orden del señor general en jefe -el cuartelmaestre general- Mendoza.”


Después que tomaron razón de esa orden los generales que mandaban divisiones y el comandante general de artillería, escribió el general G. Ortega una comunicación al general Forey, de la que transcribió copia al Ministerio de la guerra. Decía así: 


"Señor general: no siéndome ya posible seguir defendiendo esta plaza por falta de municiones y víveres, he disuelto el ejército que estaba a mis órdenes y roto su armamento, inclusive la artillería.

Queda, pues, la plaza a las órdenes de V. E. y puede mandarla a ocupar, tomando, si lo estima por conveniente, las medidas que dicta la prudencia, para evitar los males que traería consigo una ocupación violenta cuando ya no hay motivo para ello.

El cuadro de generales, jefes y oficiales de que se compone este ejército, se halla en el palacio de gobierno y los individuos que lo forman se entregan como prisioneros de guerra. No puedo, señor general, seguir defendiéndome por más tiempo. Si pudiera, no dude V. E. que lo haría. Acepte V. E...."

Los pueblos hacen los regímenes, la paz y la guerra, la fuerza y la debilidad, la enfermedad y la salud de los regímenes. Creció la República Mexicana, murió el Imperio, en México y en Francia. Juárez no se rindió nunca, ni cuando todo parecía perdido, como todo estaba perdido. Admirable tenacidad digna de Guillermo el Taciturno.


(Tomado de Meyer, JeanYo, el francésCrónicas de la Intervención francesa en México, 1862-1867, Maxi Tusquets Editores S.A. de C.V., México, Distrito Federal2009)

lunes, 17 de noviembre de 2025

Caudillos de la nueva oposición: II Carlos Medina Plascencia

 

Los caudillos de la nueva oposición 


Sección Señoras y Señores



Por Pedro Baca y María Julia Guerra 


II: Carlos Medina Plascencia 


Después del truculento desenlace de las elecciones de Guanajuato, sólo los priístas quedaron más disgustados que los panistas. En cambio, nadie sabe qué pensó exactamente el alcalde panista de León, Carlos Medina Plascencia, cuando le anunciaron que al fin iban a entregarle el cargo por el cual se había negado a competir un año antes, el de gobernador de Guanajuato. 

Educado en colegios de jesuitas y graduado como ingeniero químico administrador en el tecnológico de Monterrey (1980), el leonés Medina, de 36 años de edad, casi tan alto como Fox y padre de tres niños, era antes de 1988 más conocido por su afición a las carreras de automóviles ("Novato del año 1987" de Fórmula K) y por la velocidad con que había hecho florecer su grupo empresarial familiar, dedicado a la exportación de insumos para la Industria del calzado y con ventas anuales por encima de los 4 millones de dólares. 

Medina dice que se inició en la política más por coraje que por ideología, al contemplar impotente, en 1980, 81, 82, cómo el descabellado régimen de José López Portillo jalaba al país hacia el abismo. Primero, afirma, dedicó tres años a la extenuante tarea de estudiar los postulados del PRI, el PDM y el PAN. En 1985, cuando ya veía todo cuadrado, se decidió por el PAN: ingresó, metió turbo y un año más tarde era, ya, regidor del ayuntamiento de León. 

Mano de hierro: en 1988, manejando las finanzas del PAN, fue uno de los estrategos anónimos del decisivo triunfo de su partido en la región de León (3 diputaciones federales de mayoría). Meses después cosechó su recompensa, la alcaldía de León, con ventaja de 3 a 1 sobre el candidato del PRI. Igual que Fox, también Medina sacó valioso rédito político de la visible inquina con que el gobierno estatal trató al ayuntamiento leonés. Asediado por la falta de recursos, las zancadillas burocráticas y las orquestadas embestidas de líderes de paracaidistas y sindicatos de la CTM, el alcalde tuvo que crecerse en el cargo. Sus críticos dicen que recurrió sin piedad al "mayoriteo" aplastando todo síntoma de disidencia; pero admiten que imprimió a la administración municipal cierto dinamismo empresarial: el primer año, los ingresos presupuestados (36,000 millones de pesos) fueron rebasados en 44%; y los egresos fueron más de 6,000 millones menores a lo previsto. 

A ojos del público, el alcalde Medina se convirtió en candidato natural a la gubernatura; pero el hombre se negó a competir por la postulación contra otros panistas y prefirió, en cambio, apadrinar la candidatura de Vicente Fox. Al fin, como se sabe, tuvieron que intervenir las más altas instancias nacionales, para plantearle una de esas proposiciones que, como decía don Corleone, no se pueden rehusar.


Tomado de: Baca, Pedro, y Guerra, María Julia: Los caudillos de la nueva oposición. II Carlos Medina Plascencia. Contenido, noviembre de 1991, número 341. Editorial Contenido, S. A. de C. V., México, Distrito Federal, 1991)

miércoles, 12 de noviembre de 2025

El gobierno de Victoriano Huerta 1



 El gobierno de Victoriano Huerta


Breve historia de la revolución mexicana 

** La etapa constitucionalista y la lucha de facciones 


Jesús Silva Herzog


Capítulo 1 


Los habitantes de la capital de la República habían sufrido privaciones sin cuento durante la decena trágica. Los combates en algunas partes del centro de la metrópoli habían tenido aterrorizados a los capitalinos. Decenas de ciudadanos pacíficos, víctimas de su curiosidad o de su mala suerte habían muerto o habían sido heridos por las balas perdidas de los contendientes. No pocas casas fueron averiadas por los cañones de la ciudadela Ciudadela o por los de los que defendían al Gobierno legítimo de don Francisco I. Madero. En consecuencia es explicable el desbordamiento de júbilo de la gente al saber que la lucha había terminado. ¿Qué importaba que el Presidente, el Vicepresidente y sus ministros estuvieran presos por órdenes de Victoriano Huerta? Lo único que importaba era volver a la normalidad después de la tremenda pesadilla de diez días. Además, es necesario reconocer que precisamente en la Ciudad de México fue donde Madero siempre tuvo mayor número de enemigos y lógicamente menos partidarios; fue siempre el foco del porfirismo y donde más lució la gallarda figura del viejo autócrata. La ciudad de México a través de nuestra historia nunca se ha distinguido por su espíritu revolucionario. 

Se refiere que al trasladarse los nuevos ministros designados en el pacto de la Embajada, de la Secretaría de Gobernación al Palacio Nacional, la muchedumbre que llenaba las calles los aplaudió alborozada en todo el trayecto. Muchos de ellos, hay que reconocerlo, gozaban entonces de buen nombre y prestigio intelectual. Se refieren también que algunos como Francisco León de la barra y Jorge Vera Estañol rehusaron aceptar al notificárseles su nombramiento; pero a la postre tuvieron que aceptar ante la presión de Huerta y del embajador norteamericano. A este propósito Vera Estañol, en su libro La Revolución Mexicana. Orígenes y resultados escribe:

“La designación de Huerta para la Presidencia provisional no fue del agrado general, y de semejante displicencia y aún repugnancia participó la mayoría de los llamados a formar su Ministerio.

"En la segunda conferencia, a que Vera Estañol fue convocado para instarle a que entrara al nuevo Gabinete, se le informó que el embajador de los Estados Unidos había hecho saber que, de no arreglarse inmediatamente la situación de inconformidad con que el pacto de la Embajada, los Estados Unidos estaban dispuestos a desembarcar los marinos de sus barcos de guerra anclados en puertos mexicanos o en su vecindad.”

El mismo autor, que debió haber conocido bien a Victoriano Huerta por haber sido durante varios meses su ministro de Instrucción Pública, emite en la obra citada sobre su jefe accidental el juicio siguiente: 

"De sesenta y un años de edad, físicamente recio e inmune al trabajo, excesos y vigilia; despejado de inteligencia en los periodos normales, malicioso y suspicaz; militar por meollo y educación; sostenido y tenaz en sus determinaciones también durante los periodos normales y hombre de acción; pero egoísta, inmensurablemente ambicioso, renuente a la noción del deber, ignorante o desdeñoso de toda energía individual o social libre, maquiavélico, falaz hasta la decepción de sí mismo, brutal, arbitrario, disoluto y por remate alcohólico empedernido con las consiguientes intermitencias de abulia y ofuscación. Huerta bajo la acción aumentativa del poder, es dentro del Gobierno el elemento disolvente por excelencia.”

Y este hombre anormal, traidor por naturaleza, ebrio consuetudinario y malvado, se había adueñado de la primera magistratura de la nación.

En el Palacio Nacional, el día 19 de febrero, se celebró el ascenso al poder de Victoriano Huerta, con asistencia del cuerpo diplomático acreditado en México. El siniestro embajador norteamericano Henry Lane Wilson pronunció un optimista discurso, asegurando que la paz se restablecería en el país gracias a la habilidad y a la energía del nuevo mandatario. Inmediatamente después Huerta notificó por la vía telegráfica a los gobernadores de los Estados su nombramiento. Entre ellos cabe citar a revolucionarios distinguidos como Rafael Cepeda, de San Luis Potosí; Miguel Silva, de Michoacán y Manuel Mestre Ghigliazza, de Tabasco. Todos, incluyendo a los expresamente mencionados, aceptaron de hecho en aquellos momentos -18 y 19 de febrero- la usurpación, excepto don Venustiano Carranza, gobernador del Estado de Coahuila. Semanas después fue secundado por el Gobierno de Sonora.

El día 22, ya lo sabe el lector, fueron cobardemente asesinados don Francisco I. Madero y don José María Pino Suárez. La noticia del crimen causó impresión escalofriante en todo el país y en el extranjero. En la Ciudad de México y en buen número de grandes ciudades se celebró en los casinos aristocráticos y en numerosas casas de gente acaudalada la muerte de los dos mártires; se celebró brindando con champaña y augurando un porvenir brillante para la República. La alta burguesía estaba de plácemes; pero el pueblo, la gente humilde y buena parte de la clase media condenaron el magnicidio con justificada indignación. Los grandes periódicos se pusieron desde luego al servicio de Huerta. 

Manuel Márquez Sterling en Los últimos días del presidente Madero dice lo que copiamos a continuación: 

“...el espía sustituye al soldado. Y los periodistas, ayer libres, hoy esclavos, solicitan de mi buena fe datos que publicar del revés, con la malicia del terror y el encanto inefable de servir al nuevo amo…

"Caído el Gobierno del mártir, los viejos actores, cesantes y dispersos buscan inútilmente su lugar en la escena que ya no les pertenece; y los impulsa el recuerdo abultado y triste de antigua y borrosa gloria. Se entregan a brazos del audaz que promete los mismos placeres de pasada época y no ven el incendio que corre furioso por las cortinas que disfrazan su miseria. El cuartelazo ha sido absurda conjura de gente rica, de industriales omnipotentes, de banqueros acaudalados y de comerciantes favoritos que ansían su "fetiche" y labran, sin saberlo, su ruina. Para ellos asesinar a Madero no fue, ni con mucho, un delito. Y con mirada hosca reprochan, desde luego, a quienes intentaron salvar aquella existencia que imaginaban lesiva a sus intereses de cortesanos…”

Bien pronto se vio que al Gobierno de Huerta lo apoyaban los banqueros, los grandes industriales, los grandes comerciantes, el Clero, sobre todo el alto Clero, y por supuesto el ejército federal. Del otro lado, en contra del usurpador, estaba el pueblo: campesinos, obreros, mineros, pequeños agricultores e intelectuales de la clase media. Mención especial merece la actitud asumida en la ciudad de México por los trabajadores de la Casa del Obrero Mundial, pues sin vacilación se pronunciaron contra el Gobierno huertista, sosteniendo con decisión y valor sus anhelos de transformación social. 

El 1° de mayo de 1913 celebraron por primera vez en el país el Día del Trabajo en un teatro de la capital. Entre otros oradores habló el diputado Isidro Fabela, pronunciando un discurso a favor del proletariado de las ciudades y de los campos, con ataques vigorosos a la minoría privilegiada y censurando implícitamente al Gobierno. Al día siguiente, al saber que se trataba de aprehenderlo, Favela pudo escapar de México para unirse a la Revolución.

Semanas más tarde de la celebración del Día del Trabajo, la Casa del Obrero Mundial organizó el 25 de mayo un gran mitin, el cual se efectuó en el monumento a Benito Juárez. Hablaron Serapio Rendón, Jesús Urueta, José Colado, Rafael Pérez Taylor, Eloy Armenta, el poeta José Santos Chocano y Antonio Díaz Soto y Gama. Se refiere que este último dijo, poco más o menos, que "los trabajadores formaban ya encadenamientos prepotentes que ninguna fuerza, ni divina ni humana, era capaz de hacer pedazos, a despecho de todos los traidores y a despecho de todos los cuartelazos; que el pueblo mexicano era revolucionario por idiosincrasia y que por tal razón echaría por tierra, viniendo del norte o del sur, al gobierno espurio y vil de Victoriano Huerta,6 que se había entronizado en México para mengua y vergüenza de nuestra historia…”

Asombra y provoca nuestra admiración la valentía de aquellos ciudadanos que se jugaban la vida al atacar sin eufemismos al régimen huertista. Los miembros de la Casa del Obrero Mundial, no obstante los peligros que les acechaban, continuaron en su actitud oposicionista y en terca defensa de sus ideales.


(Tomado de: Silva Herzog, Jesús - Breve historia de la revolución mexicana ** La etapa constitucionalista y la lucha de facciones. Colección Popular #17, Fondo de Cultura Económica; México, D.F., 1986).

lunes, 10 de noviembre de 2025

Manuel Marcué Pardiñas

 


Manuel Marcué Pardiñas

Destacado personaje de la política de oposición, miembro fundador de varios organismos y editor de importantes revistas, no cabía duda de que Manuel Marcué Pardiñas había dejado su huella en la historia del país. 

Manuel Marcué Pardiñas nació en el Distrito Federal En 1916 fue ingeniero agrónomo por la Escuela Nacional de Agricultura (1932-1940) con una especialidad en economía agrícola por la Universidad Nacional Autónoma de México (1942-1944). Concluyó sus estudios con un conocimiento muy rico sobre el país gracias a que fue acompañante del presidente Lázaro Cárdenas, en cuyo gobierno no cesó de recorrer el territorio nacional. Trabajó en la Secretaría de Agricultura y Ganadería en los bancos de Comercio Exterior y Nacional de Crédito Ejidal, así como en la Comisión Nacional de Inversiones. 

En 1959 Marcué era editor de la revista Política, considerada como un ejemplo de este tipo de publicaciones. Dirigió también las revistas Guión Agrario (1945), Problemas Agrícolas e Industriales de México (1946-1956), Problemas de Latinoamérica (1958).

Tras varios años de militancia en el Movimiento de Liberación Nacional, el 19 de septiembre de 1968 fue detenido, procesado e internado en Lecumberri, como preso político, donde permaneció encarcelado dos años y medio. En 1971, recién salido de la prisión, participó en la manifestación estudiantil-popular organizada para protestar y exigir justicia en contra de los responsables de la masacre ocurrida el 10 de junio de dicho año.

A pesar de que muchos lo consideraron un radical de izquierda, nunca militó en las filas del Partido Comunista, pese a que mantuvo con este muy buenas relaciones siempre. 

En el Banco de México se desempeñó como director de estudios económicos y director de investigaciones económicas. Fue asesor del presidente José López Portillo y miembro fundador de las siguientes agrupaciones: Liga de Agrónomos Socialistas; Acción Política, grupo dirigido por Narciso Bassols; Partido Popular; Círculo de Estudios Mexicanos; Movimiento de Liberación Nacional y Partido de la Revolución Democrática. 

Manuel Marcué Pardiñas falleció el 6 de septiembre de 1995.


(Tomado de: Todo México 1996. Hechos de 1995. Resumen ilustrado de los acontecimientos más importantes registrados en México en 1995 para la actualización de la Enciclopedia de México. Kentucky, EUA, 1996)

jueves, 6 de noviembre de 2025

Texas, Nuevo México, California… II


Texas Nuevo México California

II

La tensión crónica entre los colonos y las autoridades mexicanas estalla por primera vez a fines de 1826. En diciembre de este año, Hayden Edward, concesionario norteamericano, tomó Nacogdoches y proclamó la "República Libre de Fredonia". Un mes duró la República. Poinsett explica a Washington que los colonos temían que el gobierno mexicano decretarse la liberación de los esclavos. La esclavitud estaba prohibida en México, pero había sido autorizada a los colonos. En los debates del congreso mexicano ya se culpa al gobierno de los Estados Unidos de haber provocado y estimulado el levantamiento. En octubre del año siguiente, el gobierno mexicano despacha a la frontera norteamericana una comisión al mando del brigadier general de Mier y Terán, encargada de examinar la situación en la región. El 14 de noviembre de 1829, de Mier y Terán informaba al ministro de guerra: "El departamento de Texas está contiguo a la nación más ávida del mundo". Aconsejaba que se reforzaran las guarniciones y se establecieran allí unas mil familias mexicanas. En enero siguiente insistía: "si no se suspenden los contratos de colonización a los norteamericanos, y no se vigilan las condiciones de los establecimientos, es necesario decir que la provincia se ha entregado ya a los extranjeros, definitivamente.". Y en otra vez: "La única defensa real de Texas es la ocupación permanente."

Pero la secuela más importante del conato separatista es la orden del presidente Adams a Poinsett -15 de marzo de 1827- para que aconseje la conveniencia de una nueva línea fronteriza, que resuelva por anticipado los problemas que se avizoraban ya para el futuro. Adams creía que el momento era propicio para tal gestión. Dos líneas sugería el presidente. La primera partía de la desembocadura del río Grande. La segunda, de la desembocadura del río Colorado. Estados Unidos estaba dispuesto a indemnizar a México. Un millón de dólares por la primera línea; medio millón por la segunda. El río fronterizo sería de libre navegación para los dos países. Un año más tarde, el 8 de enero de 1828, Poinsett informa al secretario de Estado Clay que si bien el gobierno central podía mostrarse inclinado a un arreglo fronterizo, no podía tomar decisión alguna sobre el territorio de un estado sin acuerdo con su gobierno y su pueblo, y como el gobierno del estado de Texas parecía poco dispuesto, sugería que se reconociera la frontera establecida por el tratado hispano-norteamericano suscrito en Washington en 1819 -tratado Adams-Onís  o trascontinental-, pues de lo contrario se aumentarían las sospechas mexicanas contra los Estados Unidos. El 12 de enero, Poinsett suscribe un nuevo tratado obligando a su país a poner en ejecución el de Washington. El congreso mexicano lo ratificó en los meses inmediatos. La frontera del tratado de 1819 comienza en el Golfo de México, en la desembocadura del río Sabinas, y trepa zigzagueante hacia el noroeste, recorriendo a ratos el mismo Sabinas, el Colorado, el Arkansas, el San Clemente, los paralelos 32, 33, 33 1/4, 42 y 43, hasta el Pacífico

Mas, Poinsett es hombre tenaz. Hasta la obstinación. Hasta la obsesión. El 10 de marzo de 1829 escribe el nuevo secretario de Estado, Van Buren: "El gabinete de San Jaime se nos había adelantado... El mismo presidente (el general Victoria) sentía gran parcialidad por esas relaciones... Creía que nosotros éramos los enemigos naturales de México... De acuerdo con el secretario de Relaciones Exteriores, Don Lucas Alamán, había formado un plan para negociar un nuevo tratado de límites por el cual nosotros íbamos a ser reducidos hasta la margen del Misisipí, pues creían que por el tratado de Washington habíamos injustamente privando a España de una gran porción de su territorio. Por lo tanto sorprendiéronse sobremanera cuando esta Legación no hizo objeción alguna a renovar las negociaciones sobre la totalidad del problema, con la declaración de que en ese caso los Estados Unidos tomarían como límite la línea del río Bravo del Norte, pues "las razones que los habían inducido a ceder España sus derechos a ese territorio no tenían aplicación a este país." Según este criterio, Texas, hasta el río Grande, se hallaba comprendida en la cesión de la Luisiana por Francia a los Estados Unidos en 1803, e indebidamente fue transferida por Estados Unidos a España por el tratado de 1819. De aquí que la anexión de Texas a Estados Unidos ahora, solo sería, en rigor, su recuperación, su reanexión. El reanexionismo era una postura meramente legalista, no diferente en el fondo del anexionismo esclavista. Henry Clay, por ejemplo, reanexionista, disputando la presidencia con Polk, declaró: "lejos de tener alguna objeción personal a la anexión de Texas, la vería con gusto, si se efectuara sin deshonor, sin ir a la guerra…"

Pero el tratado de límites de 1828 nació vinculado al primer tratado de comercio mexicano-norteamericano, del 10 de julio de 1826. Y en su oportunidad se vio como Estados Unidos apremiaba a México por la ratificación del tratado de comercio, y México a Estados Unidos por la del de límites, y como México frenaba el trámite de aquél mientras Estados Unidos no ratificase éste, y a la inversa. En el curso de estas negociaciones, el gobierno de México reclama a Poinsett contra la concentración de tropas norteamericanas en sus fronteras y Poinsett contesta que, aunque no había la menor intención de invadir territorio mexicano, resultaba natural que su gobierno situara tropas a lo largo de la frontera como medida de prevención, hasta que se ratificara el tratado de amistad y comercio, al fin y al cabo retrasado por culpa de México." Refiriéndose a los incidentes con los colonos norteamericanos, Poinsett agregó que "si los grupos que habitaban la frontera creían que podían continuar atacando las colonias norteamericanas, estaban completamente equivocados, pues los perseguirían, si era necesario, dentro del territorio mexicano" -Poinsett al secretario de estado Van Buren México, 22 de agosto de 1829. 

El nuevo tratado se publica en Estados Unidos sólo cuatro años más tarde. Entonces el gobierno mexicano demanda de Washington la designación de los respectivos comisionados para la fijación de la frontera. Washington contesta que "el lapso de tiempo fijado para dicho nombramiento había finalizado en el mes de abril de 1832, y consideraba necesario hacer una convención de la que resultara un nuevo tratado..." -McLane, secretario de estado, a Butler, ministro en México. Washington, 12 de enero de 1834.

México insiste todavía a lo largo de 1834. Y cuando Forsyth llega al Departamento de Estado en reemplazo de McLane, el ministro mexicano en Washington, Castillo y Lanzas, le historia el problema e insiste en la designación de los comisionados norteamericanos -4 de diciembre. Forsyth responde que ha ordenado a Butler proseguir la negociación en Ciudad de México. Y en efecto, el 21 de diciembre, Butler dice al canciller mexicano, Francisco M. Lombardo, que ha sido instruido para tratar la cuestión fronteriza. Butler anuncia por primera vez la nueva tesis de Jackson: el tratado de 1819 es nulo: "México está en posesión de un territorio que no le pertenece de derecho." La tesis se completa con una declaración terminante: "Debemos recuperar Texas pacíficamente si es posible; por la guerra, si es ese nuestro deber." Es el reverso de la teoría de Poinsett. O, mejor, su desarrollo. Sólo que ahora México está sentado en el banquillo... Butler sostiene que el problema debe replantearse totalmente. Y advierte: conviene a México concluir la discusión de fronteras. Gutiérrez Estrada, que ha reemplazado a Lombardo, le contesta que ha radicado las discusiones en Washington e instruido en tal sentido a su representante en esa capital…

Castillo y Lanzas abre su correspondencia del año 35 con una nota reservada a su gobierno, fechada el 2 de enero. Da cuenta de los embarques de gente de Estados Unidos a Texas, totalmente al margen de la ley mexicana. Los habitantes de Texas se consideran ya, de hecho, fuera de la Federación Mexicana. Enseguida se refiere a "los miserables ardides con que ese gobierno está procurando diferir la negociación pendiente para proceder a la demarcación de límites y el interés que así descubre en que ésta no se lleve a efecto". México está frente a un dilema, dice Castillo y Lanzas, vender Texas o advertir a Estados Unidos que no está dispuesto a desprenderse de ella. 

Una nueva convención firmada en 1836 amplía los plazos para la fijación de límites. Forsyth la objeta: "Estados Unidos no la considera satisfactoria" -1° de abril. Es la última referencia al tratado de 1828. Pero a esa fecha, hacía ya casi un año que Washington había destacado al general Gaines a la frontera, con un regimiento de infantería, listo para cruzarla hacia Texas. La cruzaría tres meses más tarde... Y ya se había proclamado la República de Texas. El tratado de 1828 había devenido obsoleto…


(Tomado de: Medina Castro, Manuel. El Gran despojo. Texas, Nuevo México y California. Editorial Diógenes, S. A. México, Distrito Federal, septiembre de 1971)

lunes, 3 de noviembre de 2025

Las flores que vuelan: Estado de México-Michoacán

 


Las flores que vuelan: Estado de México-Michoacán 

"Son las que van por el día como un tigre alado", según el poeta Aridjis. Son las que pueden volar más de cinco mil kilómetros cada año sin descansar, según los biólogos. Son las que un día al año cubren el cielo, las que nunca han faltado la cita con la naturaleza desde hace más de 250 mil años, las auténticas reinas del aire: son las mágicas mariposas monarca

A pesar de los cientos de estudios y las decenas de reportajes que sobre ellas se han hecho, las mariposas monarcas siguen siendo un enigma  de nuestro México Mágico. Su instinto de inmigración, que las hace recorrer cinco mil kilómetros de distancia a una velocidad de 60 kilómetros por hora, no ha sido entendido del todo. Se sabe que llega, cómo llega, pero no por qué escogió como santuario un pedazo de nuestra magia. 

Si bien su objetivo es evitar los fríos invernales para encontrar un poquito de calor, hubiera podido establecerse en un lugar cálido más cercano. Quizá la razón de todo sea el encanto de su recinto amoroso, uno que conocieron virgen, abundante en árboles y plantas y que hoy es hospeado por cientos de curiosos que buscan atestiguar la trayectoria que con sólo imaginarla, cansa. 

Inician su viaje en el otoño, cuando sienten que el frío se acerca, se reúnen en grupos y empiezan La travesía, una penosa travesía en medio de fuertes vientos, lluvias. No todas cumplen su meta Pero las que sí llegan se encargarán de multiplicar la especie reponiendo a las que murieron en el camino. 

Al llegar al santuario de las mariposas monarca se siente la magia de millones de insectos que como dijo el mismo Aridjis, brotan secretamente de árboles oscuros. Ya establecidas en la zona mágica, que por razones obvias no queremos ubicar, alfombran el suelo, tapizan los árboles y prácticamente se confunden con el follaje. 

Las monarca se adueñan de toda la magia que antes de su llegada se distinguían. Cinco mil mariposas cubren una sola rama que a razón de seis gramos por insecto cae vencida por el peso en algunas ocasiones. 

El santuario de las monarca está hecho para que se reproduzcan ya que cuando llega la primavera, las mariposas emprenden el camino de regreso; otros cinco mil kilómetros para seguir cumpliendo su ancestral ciclo. 

Nacen en un lugar, vuelan a otro y se reproducen aquí, sin conocer previamente una ruta, sin verificar un mapa, sin hacer grandes planes, las monarcas nunca fallan, saben lo que hacen y por qué. Algunas monarcas que llegan de regreso al Canadá son las nietas y bisnietas de las mismas que salieron en otoño rumbo a una magia que sólo pertenece a nuestro México.


(Tomado de: Sendel, Virginia - México Mágico. Editorial Diana, S.A. de C.V., México, D.F., 1991)