domingo, 29 de diciembre de 2019

Cultura Mezcala


Se trata de una de las tradiciones más distintivas y originales del área mesoamericana. Se caracteriza por las pequeñas esculturas portátiles cuya característica más notable es la esquematización de los rasgos. El origen de esta cultura puede situarse en el periodo posterior al apogeo olmeca en el estado de Guerrero. La fecha más antigua que se conoce, entre 700 y 230 a.C., se asocia a una ofrenda de figurillas tipo Mezcala, localizada en Ahuináhuac.
(La Organera-Xochipala, Guerrero)

A partir de entonces, los objetos de ese estilo fueron particularmente apreciados por las élites de otras regiones, como la teotihuacana, con la que los asentamientos de la zona mantuvieron una relación fincada en el intercambio de figurillas y máscaras producidas por los artesanos locales. incluso este tipo de objetos se han encontrado en lugares tan lejanos como Xcambó, en la zona maya. El apogeo de la cultura Mezcala tuvo lugar tras la caída de Teotihuacan, en el Epiclásico (700-900 d.C.). En ese entonces, varios de los sitios asociados a la cultura Mezcala se ubicaron en posiciones defensivas y se dio un incremento notable en la actividad constructiva. El mejor ejemplo de esto es La Organera-Xochipala, único sitio de esa cultura en Guerrero que ha sido explorado arqueológicamente. El aprecio por los objetos estilo Mezcala perduró tras la desaparición de sus grandes centros, como lo muestran las ofrendas del Posclásico Tardío del Templo Mayor de Tenochtitlan.

(Tomado de: Vela, Enrique - Culturas prehispánicas de México. Arqueología Mexicana, Edición Especial #34. Editorial Raíces/Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, D.F., 2010) 

sábado, 28 de diciembre de 2019

Revolución cristera, 1875-1876


[...] la llamada Revolución cristera que estalló en Michoacán y Jalisco entre 1875-76 y que tuvo como causa principal, aun cuando no única, el protestar por la aplicación de las medidas reformistas que herían la sensibilidad de los católicos mexicanos. En Saguayo, Zamora y Nuevo Urecho hubo sublevaciones. En esta última población Abraham Castañeda y Antonio Reza lanzaron un plan por el que desconocían la Constitución de 1857; los poderes de la Nación y proponían un presidente interino para que convocase a un Congreso que constituyera al país en república, la cual tendría como religión oficial a la católica. Se enviaría un representante ante la Santa Sede que arreglara un concordato, mediante el cual se dejara resuelto el problema de las adjudicaciones de los bienes eclesiásticos nacionalizados. El Plan de Nuevo Utrecho proponía la abolición del impuesto del timbre, por el que tanto luchara Matías Romero, y de los capitales, y apoyaba la reducción de los gastos del gobierno. Otro motivo, más íntimo, que los rebeldes tenían, radicaba en la defensa de sus propiedades agrícolas, principalmente las que estaban constituidas en comunidades de las que eran despojados en razón de las leyes reformistas. La ocupación violenta de tierras en esas zonas y en otras vecinas como las de Coalcomán, de las que fueron despojados los naturales, quienes tuvieron que replegarse hasta la costa para sobrevivir y defender lo poco que les quedó, representa un motivo potente de resistencia. Esa resistencia será la que, mezclada también con una persecución antirreligiosa, daría lugar a la revolución cristera de la época del general Calles y Obregón en 1926-1927.

(Tomado de: de la Torre Villar, Ernesto - La administración de Lerdo de Tejada (1872-1876). Historia de México, tomo 10, Reforma, Imperio, República. Salvat Mexicana de Ediciones, S.A. de C.V. México, 1978)

viernes, 27 de diciembre de 2019

Toloache, alucinógeno que puede matar


“DATURA”: UN ALUCINÓGENO QUE PUEDE MATAR
EXISTE otra planta alucinogénica en la mitología de los huicholes, antropomorfizada como Kieri Tewíyari, Persona Kieri, cuyos poderes especiales y sus relaciones con el sol son reconocidas mediante ofrendas de flechas de plegaria y otros regalos. Sin embargo, Kieri (se pronuncia ki-yeri) llega a usarse rara vez y sólo en secreto; es algo generalmente desaprobado, pues muchos huicholes consideran que Kieri es un brujo peligroso cuyos efectos, a diferencia del peyote, pueden causar una locura permanente e incluso la muerte.
Kieri, cuya historia de “los tiempos antiguos” es recitada por los chamanes especialmente en el contexto de las ceremonias de peyote, crece en lugares remotos y rocosos, en y cerca de los montañosos territorios huicholes, en un prominente conjunto de filosos pináculos de roca que se alza precipitadamente al borde del territorio cora, en las faldas de la Sierra Madre Occidental; generalmente se cree que ése es el hogar apropiado de la planta. Se dice que Kieri se estableció voluntariamente en este reducto formidable (que, al margen, también sirvió como último bastión de la resistencia armada india contra los españoles en 1722) después de su derrota por el dios del venado y héroe de la cultura, Kauyumane.
¿Cuál es la fisonomía de Kieri? En su forma de planta, los huicholes dicen que Kieri tiene flores blancas, con forma de embudo, y espinosas vainas de semillas. Con la encantadora música de su violín, Kieri atrae a los incautos y los convida a que prueben sus hojas, sus flores, sus raíces y sus semillas. Pero quien obedece sus ardides sufre locuras o la muerte; la gente embrujada por Kieri se creerá pájaro, por ejemplo, capaz de volar hasta las rocas más altas, pero a no ser que sea salvada por la ayuda de un chamán y de Kauyumarie, encontrará la muerte al estrellarse abajo. O, si cede a las insistencias de Kieri y come mas y más de él, caerá en un sueño profundo y nunca despertará, porque solamente el chamán sabe de qué manera tratar con un brujo semejante. Sin embargo, uno debe respetar a Kieri por su poder sobrenatural, y cuando se le encuentra se deben depositar las ofrendas correspondientes, como flechas de plegarias, y cuando se pasa frente su morada rocosa a cierta distancia, hay que hacer apropiados gestos rituales en esa dirección. Los peregrinos de peyote a los que nosotros acompañamos en 1968 en dirección de Wirikuta llevaron a cabo una ceremonia especial, cuando avistaron los ya mencionados pináculos rocosos en Nayarit, que incluía encender velas (con forma de efigies en miniatura de la deidad del fuego) y cantos propiciatorios y gestos hacia la morada de Kieri.
El saber convencional ha sostenido desde hace mucho tiempo que Kieri es la datura inoxia (meteloides, toloache). Robert Zingg (1938) la identificó como tal, y las descripciones de las plantas recogidas por Barbara G. Myerhoff y por mí en 1964-1966 acordaban con la mayoría de las características principales. Éstas incluían, en particular, flores con forma de embudo y las espinosas vainas de semillas, de las que se deriva “manzana de espinas”, uno de los nombres populares de las dos especies: d. inoxia y d. stramonium (Furst y Myerhoff, 1966:3-39; 1972:53-106). (“Extracto de manzana de espinas” es también el nombre bajo el que los Shakers, en el siglo XIX, embotellaban sus preparados medicinales a base de datura.) Ahora la identificación de Kieri como datura parece ser correcta sólo para una parte de la población huichol. Aunque coincide con los probables orígenes últimos de los huicholes ancestrales del suroeste, donde la datura sigue desempeñando una función importante, especialmente entre los zuñis, de acuerdo Con Timothy Knab (comunicación personal), investigador de campo en lingüística antropológica, los informantes huicholes de la región que él visitó atribuyeron, el nombre Kieri a una variedad de solandra, un género cercanamente relacionado a las daturas, que se parece en cierto grado y que quizás es químicamente similar a ellas. Mientras que el uso de la solandra en contextos estrictamente ceremoniales no ha sido reportado previamente, M. Martínez (1966) identificó el hueipatli (se dice fue un narcótico usado en el México central en la época de la Conquista) como solandra guerrerensis.
El mismo investigador mexicano, que también es autor de un libro clásico moderno sobre hierbas medicinales, Las plantas medicinales de México (1959), advierte que la s. guerrerensis aún es usada por algunos indios del Estado de Guerrero.
En la actualidad ningún huichol parece usar solandra medicinal o alucinogénicamente, a pesar de que hacen ofrecimientos a la planta, la llaman “el verdadero Kieri” y expresan gran temor reverente, si no pavor, ante ella. Sin embargo, las descripciones míticas de los poderes de embrujar y transformar de Kieri son tan específicos que tienen que estar basadas en una experiencia concreta, posiblemente de alguna época del pasado. Si Kieri es datura en una parte del escabroso territorio huichol y solandra en otro, o si, como bien puede ser el caso, hay dos kieris (en lo esencial potencialmente malignos, uno manifestándose en la datura y otro en la solandra), afrontamos el fenómeno de un ser sobrenatural que se manifiesta en la misma cultura en dos especies solanáceas relacionadas aunque distintas.
Pero considerando que la datura y la solandra comparten similares propiedades químicas potencialmente peligrosas, eso quizás ya no resulte tan extraño.
Los primeros cronistas reportaron que los sacerdotes aztecas administraban un calmante herbolario a quienes serían sacrificados para que no sintieran el dolor. Aunque el nombre azteca (yauhtli) para la planta no identificada no se usaba para la datura, algunos botánicos y farmacólogos han pensado que de cualquier forma pudo haber sido una datura, cuyos efectos analgésicos son conocidos. Pero no hay seguridad, y la verdadera identidad del narcótico misterioso ha permanecido en duda desde el siglo XVI. Si la solandra resulta ser poseedora de las mismas propiedades analgésicas de su pariente cercana, datura, el misterio de la elusiva yauhtli alucinogénica puede ser que al fin haya sido resuelto.

EL MITO EN CUANTO HISTORIA
Como quiera que esto se resuelva, el relato huichol del Kieri tiene un sabor decididamente histórico. Sabemos que actúa como un chamán: cura, canta, toca su tambor, conversa con la deidad solar y busca su auxilio. Kauyumarie observa y decide que Kieri en realidad es un brujo malvado que engaña a la gente. Sólo cuando ha aprendido todo lo que puede de los “secretos” de Kieri, o sea, magia, Kauyumarie decide atacarlo. En el encuentro final para vencer a su adversario invoca la ayuda del cacto de peyote, el cual detiene los proyectiles de enfermedad de Kieri, y eso permite a Kauyumarie disparar cinco flechas al pecho de su enemigo. Kieri cae, pero en vez de morir y gracias a la intercesión del sol, su protector, se transforma en una planta que florece. De esta forma se remonta hacia su escondite secreto en lo alto de las rocas, donde todos aquellos que respetan sus poderes mágicos le rinden homenaje y a menudo se descubren embrujados por su veneno, el cual es ofrecido mediante conjuros como éste: “Aquí, come esto, es mejor que el peyote.”
Uno se siente tentado a leer esto como una historia expresada en términos míticos porque debió haber habido una época en la prehistoria huichol en la que ocurrió un desplazamiento ideológico entre algunos de sus ancestros uto-aztecas, que se alejaron de los cultos de datura característicos del suroeste y adoptaron el peyote, más benigno, quizá cuando encontraron por primera vez el lophophora williamsii durante el curso de su expansión hacia el sur a partir del territorio original de esta importante familia lingüística en el desierto de Sonora-Arizona. Puesto que la datura, que puede ser fatal, y el más benigno peyote son de alguna forma distintos fenómenos de experiencia, tal cambio pudo haber tenido algunos efectos quebrantadores en la tradicional vida magicorreligiosa de la sociedad y en su relación con lo sobrenatural. Quizá la tradición KieriKauyumarie rememora una rivalidad real entre los dos sistemas, simbolizada por los chamanes-sacerdotes de las plantas sagradas que competían, o, si no, la tradición convierte en una forma manipulable una transición evolutiva más gradual de la una a la otra después de un periodo de coexistencia, que ha continuado, al menos en una manera simbólica, hasta nuestros días. Después de todo, el poder sobrenatural de Kieri (ya sea manifestado en datura, en solandra o en ambas) aún es reconocido en las ofrendas de plegarias no sólo con el fin de protegerse del mal, sino también para asegurar la fertilidad, la lluvia y otras cosas buenas. Hasta cierto punto, esto recuerda el desplazamiento final del “grano de mescal” al peyote entre los indios de las Llanuras del Sur hacia el fin del siglo XIX (proceso que, considerando el hecho de que el peyote aparece en los registros arqueológicos junto con el grano de mescal incluso desde el año 800 d. c., puede haber tenido su inicio hace mucho tiempo). Sin embargo, a desemejanza de la datura, el tradicional grano de sophora no se consignó en el mundo de la brujería sino que se le incorporó al material cultural de la religión del peyote cuando menos como un componente ornamental.

HISTORIA NATURAL Y CULTURAL DE LA DATURA
A diferencia del peyote y de otros alucinógenos exclusivos del Nuevo Mundo, el género datura es cosmopolita y, así como otros miembros de las solanáceas (familia de las papas o la dulcamara), ha desempeñado una función en la religión, la magia, la adivinación, la brujería y la medicina en distintas partes del mundo, al parecer desde épocas remotas. La familia consiste de más de noventa géneros, con no menos de 2 400 especies, incluyendo plantas dispares como la papa, la berenjena, la dulcamara, los pimientos, el tomate, el tabaco, la petunia, la datura y muchas otras. Sólo unas pocas de éstas son conocidas como alucinogénicas, aunque los indios mesoamericanos, entre otros, atribuían propiedades narcóticas o medicinales a varios géneros solanáceos, entre solandra y variedades de solanum.
Aparte del tabaco, que es una clase en sí, algunas de las solanáceas son importantes sólo para la nutrición (aunque aún algunas de ellas incluyendo al jitomate y la papa, contienen principios tóxicos en sus hojas o tallos, pero no en el fruto comestible). Pero otras, como la bien conocida atropa belladona, hyoscyamus y las daturas son valoradas como alcaloides psicotrópicos, algunas de las cuales han pasado de la medicina herbolaria a la moderna.
La atropa belladona, llamada también dulcamara mortal y, en el uso folclórico europeo, hierba de los brujos, es la base de varias drogas importantes, de las que la atropina es la mejor conocida. El género atropa, cuyo alcaloide activo principal, la escopolamina, aparece en cuatro especies en combinación con otros alcaloides, es nativo del Viejo Mundo y se le encuentra en Europa así como en el Asia central y del sur. El beleño, hyoscyamus niger, fuente de la importante droga medicinal hiosciamo, es una de las veinte especies del género, que es nativo de Europa, África del norte y del Asia central y sudoccidental.
Los principales alcaloides tropanos en la famosa mandrágora, mandragora officianarum, son la hiosciamma, escopolamiria y mandragorina. Seis variedades de mandrágora se han encontrado desde el Mediterráneo hasta los Himalayas (Schultes, 1970, véase también Schultes y Hofmann, 1973, pp. 161-191).
Ambos hemisferios comparten el género datura y los dos lo han usado. No es sorpresivo, sin embargo, a la luz del énfasis puesto en la experiencia extática por la mayoría de los nativos americanos, que se hayan utilizado más especies ni que el género obtuviera un estatus más alto y duradero en el Nuevo Mundo, siendo empleado en la adivinación, la profecía, la iniciación extática, intoxicación ritual, la diagnosis y la medicina. También se le emplea extensamente para dar una potencia extra a bebidas rituales, tanto de las variedades alucinogénicas como de las fermentadas Así, por ejemplo, los indios tarahumaras de Chihuahua incluso ahora añaden en ocasiones datura inoxia al tesgüino, una bebida fermentada hecha con brotes de maíz, que los huicholes llaman nawá, mientras que en Sudamérica los jíbaros de Ecuador, por ejemplo, fortalecen al natéma, la bebida alucinogénica hecha básicamente de una especie de banisteriopsis, añadiéndole una variedad de datura del subgénero arborescente brugmansia y algunas veces también guayusa, un té estimulante que contiene cafeína, hecho con ilex guayusa, una variedad del acebo.
En las curaciones, los preparados a partir de datura servían para colocar al doctor en contacto con los sobrenaturales, a fin de localizar la causa de la enfermedad, pero también se usaban como medicina para el paciente, aplicándosele tanto Interna como externamente. No sólo los aztecas, también otros indios estaban familiarizados con los efectos analgésicos de la datura y la usaban exitosamente para aliviar el dolor. Matilde Coxe Stevenson (1915), por ejemplo, refiere que entre los zuñis de Nuevo México, que confieren a la datura inoxia un origen divino, y cuya Fraternidad de Sacerdotes de la Lluvia tiene una relación especial con la planta sagrada el curandero administra la raíz
...para anestesiar a su paciente mientras él lleva a cabo operaciones sencillas: acomodar miembros fracturados, tratar dislocaciones, hacer incisiones para extraer pus, erradicar enfermedades del útero, etcétera (p. 41).
Esta autora relata haber presenciado una operación en la que el curandero zuñi usaba un cuchillo de pedernal para abrir el seno abcesado de una mujer a la que había dormido profundamente con datura inoxia (entonces aún llamada datura meteloides). Cuando ella despertó dijo haber experimentado solamente sueños hermosos pero ningún dolor.
Los principales alcaloides en las quince o veinte especies que componen el género datura y sus cuatro subgrupos son la hiosciamina, norhiosciamina y escopolamina, que pertenecen todos a las series de tropanos. Dependiendo de factores ecológicos, y posiblemente de diferencias genéticas, hay una variación notable en el contenido alcaloidal aun de las mismas especies y sus partes diferentes. Así, por ejemplo, la escopolamina constituye del cincuenta al sesenta por ciento del contenido base total de la arborescente datura candida que crece en los Andes, pero sólo del treinta al cuarenta por ciento en la misma especie cultivada en Inglaterra o Hawaii (Schultes, 1970:584). Se han registrado diferencias similares en otros alcaloides. Aquí nos hallamos de nuevo con el hecho de que los indios eran observadores cuidadosos. Schultes advierte que el contenido alcaloidal de las plantas cultivadas de datura candida, por ejemplo, han sido examinadas experimentalmente para correlacionar de cerca las narraciones de toxicidad relativa por los indios de Sibundoy, Colombia, quienes no tienen acceso a un laboratorio químico. El mismo grado de sofisticación se refleja también en las selecciones de diferentes partes de las daturas (como de otras especies alucinogénicas) de acuerdo a su potencia comprobada.

LOS EFECTOS DE LA INTOXICACIÓN DE DATURA
Los cuatro subgrupos del género son: 1. stramonium, con tres especies en los dos hemisferios; 2. dutra, con seis especies; 3. Ceratocaulis, con sólo una, pero muy interesante, especie mexicana semiacuática cuyo espíritu sobrenatural es invocado por los curanderos indios para el tratamiento de ciertas enfermedades, y 4. brugmansia, un grupo de tres daturas con flores a menudo muy espectaculares que previamente eran exclusivas de Sudamérica y que ahora se encuentran en muchas partes del mundo como cultivos ornamentales
Dependiendo de la dosis, experimentalmente se ha descubierto que los efectos de los alcaloides activos de la datura, la escopolamina, por ejemplo, van desde un sentimiento de lasitud, alucinaciones, sueño profundo, sin imágenes, hasta la pérdida de la conciencia, con muerte posible si no hay contramedidas efectivas. Los primeros reportes son correctos: la datura puede matar, y en apariencia una persona experta puede aplicarla en cantidades tales y de tales maneras que produzca desvaríos temporales e incluso locura permanente, y por eso el género ha entrado en la práctica de la brujería.
En tales aspectos, las daturas por supuesto difieren considerablemente de otros alucinógenos, cuyos efectos más drásticos pueden ser un “mal viaje” pero que, hasta donde se sabe, no son capaces de un daño fisiológico. Las daturas y el “grano de mescal”, que contienen cistina, pertenecen así a una clase muy distinta de plantas sagradas de la farmacopea psiquedélica de los indios americanos. Con relación a esto recuerdo una historia que oí de un informante competente, bien educado y confiable de Cuernavaca, México, quien había tenido la oportunidad de observar los efectos desastrosos de aplicaciones repetidas, deliberadas, de datura a un individuo que supuestamente era responsable de la traición y la muerte, unos años antes, de un popular líder campesino del Estado de Morelos.
Los captores consideraron que una muerte rápida era demasiada generosidad, y el pobre hombre fue llevado con una bruja, término que se aplica también a los curanderos. En mi experiencia la mayoría de los curanderos mexicanos no sólo son magníficos especialistas herbolarios sino que generalmente son psicólogos efectivos, que podrían enseñar mucho a sus educados colegas de las universidades si éstos estuviesen dispuestos a escucharlos. En todo caso, parece que a través de una atinada combinación de repetidas infusiones de toloache (d. inoxia) y de una representación de sus sentimientos de culpa, junto con sugestión hipnótica, la bruja condujo al hombre a un estado en el que durante varios meses, hasta su muerte, caminó, ladró, se alimentó y fue tratado como perro, pues la gente del pueblo parecía pensar que ése era el destino que el hombre muy bien merecía. No sólo la veracidad comprobada de mi informante, sino los resultados de experimentos con las sustancias químicas de la datura dan peso a esta historia de justicia elemental derivada de un antiguo conocimiento de las propiedades de las plantas.

(Tomado de: Furst, Peter T. - Alucinógenos y Cultura. Colección Popular #190. Traducción de José Agustín. Fondo de Cultura Económica, México, 1980)

jueves, 26 de diciembre de 2019

Manuel Doblado


Nació en San Pedro Piedra Gorda, Guanajuato, el 12 de junio de 1818. Profesor del Colegio de Guanajuato. Diputado Federal en 1847, se opuso a los tratados de paz con los Estados Unidos. Desempeñó varias veces el cargo de gobernador del Estado de Guanajuato. Se opuso al golpe de Estado de Comonfort y apoyó, reconociendo la legalidad al régimen sustituto de Juárez. Nombrado ministro de Relaciones Exteriores en diciembre de 1861, tuvo a su cargo las negociaciones con los representantes de España, Gran Bretaña y Francia, y firmó los Preliminares de la Soledad en 19 de febrero de 1862. Renunció el 13 de agosto de 1862. Continuó la lucha como militar y se le designó gobernador de Jalisco. No acompañó a Juárez en su éxodo hasta Paso del Norte. Se internó en Estados Unidos muriendo en Nueva York en 1865. 


(Tomado de:  Tamayo, Jorge L. (Introducción, selección y notas) - Antología de Benito Juárez. Biblioteca del Estudiante Universitario #99. Dirección General de Publicaciones, UNAM, México, D. F. 1993)

martes, 24 de diciembre de 2019

Levantamiento guerrillero en Chiapas I


I
LA GUERRA

Quien sabe lo dice: “Solucionar la guerra por la vía armada hubiese costado cinco mil vidas. Sin contar las muertes entre los guerrilleros, ni tampoco las bajas en el Ejército”.
***
Poco antes de que el calor arreciase a principios de mayo de 1993, una patrulla militar se internaba por una región de los altos de Chiapas llamada Corralchém, en el municipio de Ocosingo. La operación era una más, no de rutina porque no la hubo, en el estricto sentido de la palabra, en Chiapas desde principio de sexenio para el Ejército, pero sí dentro de la normalidad.
De entre los árboles dispararon matando a dos soldados, aunque se dice que fueron más, mientras el resto de los militares daban aviso y se refugiaban entre la maleza.
Enterados en la Comandancia de la Séptima Región Militar, fueron enviados refuerzos. La batalla, con desventaja que crecía para el Ejército a cada momento, duraría varias horas. Por su importancia, porque no pudieron vencer a los entonces desconocidos que les disparaban perfectamente parapetados, el general Miguel Ángel Godínez, responsable del mando en esa zona, se hizo cargo.
El operativo duró más de dos días. No hay reportes conocidos de las bajas, además de los dos soldados primeros en morir, pero fue especialmente cruento. Fueron movilizados efectivos militares de la región y de Tabasco, hasta donde llega el mando de Godínez; para cuando pudieron vencer a los francotiradores ya habían, muy cerca de donde se llevó a cabo la batalla, más de mil 500 soldados.
El general de división DEM Godínez Bravo, se llevó una gran sorpresa, pese a ser hombre curtido en imprevistos, al descubrir kilómetros adelante, caminando entre los cadáveres de ambos bandos, un campamento de entrenamiento guerrillero.
La descripción del mismo correspondía en ese entonces, antes de que la mentalidad mexicana fuese afectada brutalmente por los acontecimientos de principios de 1994, a la más extrema ciencia ficción. Los recursos ahí invertidos estaban lejos de lo que se gasta en muchos cuarteles del Ejército. Había comodidades singulares, gimnasios, equipos de radiocomunicación que apenas tuvieron tiempo de desmantelar, televisiones a colores, comida, uniformes, insignias, escenografías copiando cuarteles militares chiapanecos, todo lo que define a un grupo armado organizado y con capacidad bélica más allá de lo que permitían saber las informaciones semi fantasiosas sobre la existencia de estos grupos.
Alarmado, el general Godínez dejó bajo custodia su “hallazgo” y procedió a viajar a la ciudad de México para informar, con todo cuidado y detalladamente al general Antonio Riviello. Pese a estar convaleciente de una intervención quirúrgica, el Secretario de la Defensa Nacional se trasladó, varias horas caminando, hasta el lugar.
***
El fotógrafo, avecindado hace varios años en San Cristóbal de las Casas, Antonio Turok estaba, de acuerdo al decir local, un poco “bolo” en las primeras horas de la madrugada del día primero de enero cuando, al asomarse a la puerta de su casa, enfrentó el desfile menos esperado: un ejército de enmascarados que presumían sus insignias de plástico y sus armas modernas. A punto de que se le bajara “la borrachera” corrió por su cámara y regresó a tiempo para escuchar: “Órale Turok, que es un acontecimiento histórico, no vaya a salir mal la foto”.
Al día siguiente el mundo entero conocería al personaje que se preocupaba tanto del enfoque de sus lentes: El Subcomandante Marcos.


(Tomado de: Arvide, Isabel - Crónica de una guerra anunciada. Grupo Editorial Siete, S.A. de C.V. México, 1994)

lunes, 23 de diciembre de 2019

Cuicuilco


Zona arqueológica de la delegación metropolitana de Tlalpan [actualmente alcadía de Tlalpan]. Consta de un monumento excavado y consolidado, otro a medio excavar y varios montículos inexplorados. La excavación se inició en 1922, por gestiones de Manuel Gamio, y la realizó Byron Cummings, quien usó explosivos para romper el manto de lava que cubría un edificio de planta redonda hasta una altura aproximada de 7 u 8 metros. Parece que originalmente estaba compuesto de 4 cuerpos escalonados, cada uno en forma de cono truncado. Mide 138 metros de diámetro y 20 de altura. En el lado este del monumento existen vestigios de una escalera remetida, mientras que en el oeste quedan restos de un declive que servía para ascender a la mesta superior. El núcleo es de barro, en partes mezclado con piedras. No se usó cal en la obra, y para evitar el deslizamiento del material se hincaron unas piedras grandes en cerco, de manera que retuvieran la construcción. A juzgar por la cerámica, el monumento fue construido en la época preclásica superior. Muchos años después de ejecutados los trabajos de Cummings, se realizaron otras excavaciones por los arqueólogos Eduardo Noguera, Wilfrido Dusolier, Hugo Moedano y Robert Heizer y sus colegas. En 1967, al emprenderse la construcción de la Villa Olímpica, se hicieron nuevas excavaciones, esta vez dirigidas por Ponciano Salazar Ortegón, a quien auxiliaron Florencia J. Muller y Román Piña Chan. En el área de los montículos se encontraron restos óseos humanos, fragmentos de alfarería (vasijas y estatuillas, algunas procedentes, al parecer, del preclásico inferior) y base muy primitivas de pequeñas casas. Del 9 de mayo al 17 se descubrieron 23 esqueletos, yacentes en oquedades troncocónicas. Uno de los cráneos presenta deformaciones semejantes a las que eran frecuentes entre los olmecas. Provisionalmente se ha aceptado que las construcciones principales fueron erigidas alrededor del siglo V a. de C., aun cuando el hallazgo de figuritas muy antiguas hace sospechar que la ocupación del sitio precedió en medio milenio por lo menos a esas edificaciones.

(Tomado de: Enciclopedia de México, Tomo III, Colima-Familia; México, D.F. 1977)

sábado, 21 de diciembre de 2019

El comercio de Nuevo México, 1821-1823


Apertura del comercio

El año de 1821, la consumación de la independencia tuvo como consecuencia la apertura de la frontera. Los comerciantes norteamericanos habían estado aguardando ese momento, y se apresuraron a entrar aprovechando lo que Manning, en su historia de la diplomacia entre las dos naciones, llama una “relajación de las leyes aduanales”, y que Bancroft considera completamente abolidas. En realidad no habían sido del todo abolidas ni el orden se relajó; simplemente no existían. Bork, en su estudio sobre el comercio de Santa Fe, relata que al llegar los comerciantes norteamericanos a Nuevo México no había aduana debido a que en 1805 el virrey había decretado que todos los efectos cambiados en la feria anual quedasen libres de impuestos. Después de un estudio de las listas de los derechos de entrada sobre artículos extranjeros, Bork concluye que esos derechos no empezaron a cobrarse en la subcomisaría de Santa Fe sino en 1823, cuando más remoto. Sin que importe mucho esa diferencia de opiniones meramente legales, lo cierto es que gracias a la iniciativa de William Becknell dio comienzo el comercio terrestre entre las dos naciones vecinas. Josiah Gregg, en su afamada obra acerca del comercio de Santa Fe, nos da una deliciosa descripción de la entrada de una caravana a esta población. Al son de los gritos “los americanos”, “los carros”, “la entrada de la caravana”, los comerciantes llegaban en medio de un espíritu de fiesta. En varios de los diarios de estos comerciantes podemos advertir su gran emoción al verse admirados por toda una población; depositaban sus vagones en la aduana, y comenzaban su estancia en Santa Fe con la asistencia a un fandango organizado en su honor. Los primeros años del comercio se caracterizaron por una sincera y mutua simpatía. Gregg anota que incluso el inspector aduanal abría sólo algunos paquetes, por simpatía hacia los comerciantes y por el deseo de ayudar al incremento del comercio. El gobernador Facundo Melgares recibió muy bien al comerciante norteamericano que llegó a Santa Fe después de la independencia de México, y expresó su deseo de que los norteamericanos continuasen el intercambio; incluso se refirió a que, en caso de que desearan emigrar a Nuevo México, gustosamente les ofrecería facilidades.
El 23 de diciembre de 1821 el dictamen presentado por la comisión de Relaciones Exteriores a la soberana junta gubernativa del imperio pedía que se impulsara la colonización de las regiones norteñas. El dictamen se basaba en las leyes aprobadas por España durante la última legislatura de las cortes que, según criterio de la junta, contenían “máximas muy liberales… que harían la felicidad de las provincias de Tejas, Coahuila y Nuevo México”.
Las excelentes ganancias, la libertad concedida a los comerciantes arrestados y la calurosa bienvenida a los que vinieron después de la consumación de la independencia hicieron que el llamado comercio de Santa Fe creciera con rapidez. Para 1825, a sólo cuatro años de haberse iniciado el comercio, los comerciantes norteamericanos comprobaron que los mercados de Santa Fe habían sido explotados al máximo, por lo que comenzaron la marcha a Chihuahua. Fue esa ciudad la que eventualmente se convirtió en el emporio del comercio por tierra ya que sus minas y gran cantidad de especies redujeron gradualmente a Santa Fe a un mero puerto de entrada hacia los mercados interiores. Para 1830 se llevaban doscientos vagones con mercancías con mercancía por valor de 200 mil pesos. Al comienzo de la guerra entre México y los Estados Unidos el valor de los bienes que llegaban por Santa Fe a Chihuahua era de 3 a 5 millones de pesos al año, sin considerar el contrabando.
El comercio entre las dos naciones se había desarrollado mucho, pero… ¿estaba satisfecho el gobierno mexicano con ese comercio? El 23 de diciembre de 1821 la comisión de Relaciones Exteriores presentó a la junta gubernativa un informe que hablaba de las tendencias expansionistas de los Estados Unidos y del peligro que corrían las regiones norteñas de México. En el dictamen se habló de que los Estados Unidos estaban interesados en el comercio con México porque sus bajos precios les daban ventajas sobre el mexicano, lo que podría resultar “en la ruina de la agricultura, industria y comercio exterior del país”. Poco tiempo bastó a nuestro gobierno para recordar las advertencias del conde de Aranda acerca de la ambición norteamericana.
Antes de la consumación de la independencia, James Smith Wilcocks se encontraba en México como agente norteamericano. Fue él quien entregó al secretario de Estado John Quincy Adams la primera comunicación diplomática de México a los Estados Unidos, en la que le notificaba del triunfo de la independencia y pedía su reconocimiento. Adams contestó el 23 de abril de 1822 prometiendo el nombramiento de un ministro. Sin embargo sólo mandó enviados especiales. Wilcocks fue nombrado cónsul en la ciudad de México. William Becknell, el comerciante que había entablado el comercio con Santa Fe, fue comisionado en esa ciudad, y el agente comercial en Veracruz fue reconocido como funcionario consular. Por su parte, el 24 de septiembre de 1822, el imperio mexicano nombró como primer enviado extraordinario y ministro plenipotenciario a José Manuel Zozaya, quien fue recibido por el presidente de los Estados Unidos el 20 de diciembre de 1822; a las dos semanas fue reconocido oficialmente por el gobierno de los Estados Unidos, aunque el reconocimiento formal no se hizo sino hasta el 27 de enero de 1823.Manning, en su Early Diplomatic Relations between the U.S. and Mexico, informa que para 1823, a sólo un año del comienzo del comercio, el encargado de negocios del gobierno mexicano en Washington había aconsejado “prohibir o regular este comercio”. Desde su primer informe Manuel Zozaya había recomendado dejar pasar el tiempo suficiente para estudiar la propuesta de un tratado de comercio, pues temía que redundara sólo en beneficio de los Estados Unidos. En cuanto al problema de fronteras recomendaba dejarlas como en el tratado Onís-Adams de 1819. Zozaya escribía que recelaba de la política norteamericana “ya que la soberbia de los norteamericanos no les permitía considerar a los mexicanos como iguales, sino como inferiores”.
Mientras tanto, el representante de Misuri ante el Congreso, el senador Charles Bent, presentaba ante el senado de los Estados Unidos un proyecto de nueva ley. Pedía que se establecieran tratados con los indígenas para proteger las caravanas de comerciantes entre Misuri y Santa Fe, cónsules para vigilar el cumplimiento de las estipulaciones aduanales y la construcción de un camino entre Franklin, Misuri, y Santa Fe, Nuevo México. En sus Memorias el senador relató su búsqueda de razones y acontecimientos en que fundamentar su petición para una legislación extraordinaria. Citó las experiencias de un tal Augusto Storr, de Franklin, Misuri, que había conducido una expedición a Santa Fe el verano de 1824.
Entre los precedentes citados por Bent para obtener la aprobación de la petición se encontraba el del camino construido a través de los dominios de los creek y los territorios españoles para llegar a Nueva Orleáns, recién adquirida de los franceses. Lo que no dijo, pero los otros senadores comprendieron, fue que ese territorio había terminado por pertenecerles. El discurso del senador Bent es de gran interés para la historia de México por ser el primero que, pretendiendo basarse en hechos, presentó la situación de la frontera mexicana al congreso norteamericano. Como hemos visto, la actitud de superioridad anglosajona es evidente: “la consolidación de las instituciones republicanas, la mejoría de su condición moral y social, la restauración de sus artes perdidas, son sólo algunos de los efectos que la filantropía espera de ese comercio”. Como veremos, todas las relaciones con México serían justificadas por tales conceptos. 

(Tomado de: Moyano Pahissa, Ángela - El comercio de Santa Fe y la guerra del 47. Colección SepSetentas, #283. Secretaría de Educación Pública, México, D.F., 1976)

viernes, 20 de diciembre de 2019

Alfredo Chavero


Nació y murió en la Ciudad de México (1841-1906). Estudió en el Colegio de San Juan de Letrán y se recibió de licenciado en derecho. Fue diputado federal por un distrito de Guerrero. Durante la Intervención Francesa, siguió al presidente Juárez, y más tarde cayó prisionero cuando regresaba de Mazatlán. Al triunfo de la República, se hizo cargo de la dirección de El Siglo XIX. A la caída del presidente Lerdo de Tejada, fue oficial mayor del Ministerio de Relaciones y, más tarde, magistrado del Tribunal Superior y gobernador del distrito Federal; síndico, regidor y presidente del Ayuntamiento de México; catedrático de derecho administrativo y director de la Escuela de Comercio y del Colegio de las Vizcaínas. Escribió obras de teatro, entre ellas Xóchitl y Quetzalcóatl; óperas cómicas (El duquesito y La gitana) y zarzuelas (El paje de la virreina). Aunque tuvo mucho éxito como dramaturgo de estilo romántico y nacionalista, se distinguió especialmente como historiador. Es autor de “Historia antigua y de la conquista”, primer tomo de México a través de los siglos, y de varios estudios: Calendario azteca (1876), Calendario de Palemke (1902) y El monolito de Coatlinchan (1904), entre otros.

(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen III, Colima - Familia)

jueves, 19 de diciembre de 2019

Descomposición del Porfiriato


El porfiriato se hundía. El edificio construido a lo largo de una dictadura de tipo personal, se agrietaba en su propia base, a medida que esa dictadura personal perdía fuerza por la edad avanzada del Dictador. Al alborear el siglo presente el general Díaz había llegado ya a los setenta años y su muerte, esperada ya por sus amigos y colaboradores más cercanos, los alentaba a luchar entre sí por la conquista del poder.
“No era ya un misterio que la energía del viejo presidente se había convertido en un mito. Susurrábase en los corrillos de palacio, y aun de toda la corte, que el octogenario César trabajaba a fuerza de artificios: que un médico le aplicaba corrientes para animarlo, que le atormentaban los insomnios; perdía la memoria y hasta se decía que muchas veces, en los acuerdos con los ministros, caía en un sopor extraño y despachaba casi automáticamente los negocios.”
Aunque el porfiriato había surgido del esfuerzo del partido militar, éste veía ahora compartida su influencia con el partido científico, encabezado por el secretario de hacienda del própio régimen, José Ives Limantour, quien trataba de darle una filosofía, una tesis política y una base económica perdurables; apoyándose en la ciencia. “Los científicos -decía Luis Cabrera- aplican la ciencia a la resolución de nuestras cuestiones nacionales y para ello han estudiado todas las ciencias; todas menos una, que es la que ignoran… la ciencia del patriotismo.” Era, el partido científico, el más fuerte enemigo del partido militar. Y contra los científicos y los militares pugnaba, como tercero en discordia, el grupo encabezado por el gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa, el cual trataba de restar influjo, en el ánimo del general Díaz, a los científicos. En síntesis, en el seno de una dictadura surgida del poder del partido militar cuya fuerza dio al traste con el grupo civil de la Reforma, se suscitaba una lucha interna, a ratos disimulada, en otros violenta, que mermaba cada vez más la fuerza del régimen. 
Por otra parte, no mereciendo ya confianza a las fuerzas capitalistas exteriores un gobierno cuyo ocaso se hacía sentir cada vez más, aquéllas buscaban, en su afán de hacer sobrevivir el mismo estado de cosas reinante, a un nuevo caudillo popular que representara, en el futuro, el mismo papel que el propio general Díaz había representado, hasta entonces, en favor de sus poderosos intereses. Así, al despuntar el siglo presente [siglo XX], la dictadura porfiriana estaba herida de muerte. Su fin se aproximaba. Y si algo permitía que la vida del país permaneciera en relativa calma, no era la esperanza en la existencia, sino precisamente en la muerte del Dictador.


La oposición
Los voceros del porfiriato han llamado a este régimen el de la paz octaviana, queriendo significar, con esta denominación, que fue el régimen del reinado de la paz. Pero nada más falso. Porque en realidad, el porfiriato se asentó sobre la violencia, sobre la injusticia social y sobre los crímenes que, dizque para mantener la tranquilidad pública, perpetró día a día.
En el año de 1877 se sublevó, en la frontera norte del país, el coronel Pedro Valdés, proclamando la restauración del lerdismo; en 1876, lo había hecho ya el general Mariano Escobedo; en 1878, en Jalapa, Veracruz, Lorenzo Hernández y, en Tlapacoyan, Javier Espino. En 1879 en Monte Alto, el general Miguel Negrete; en Perote, el coronel Manuel Carreón; en Cosamaloapan, el teniente coronel José del Río; en Tlacotalpan, el comandante Francisco A. Nava. Igualmente en 1879, tuvieron lugar los fusilamientos de Veracruz. en el mismo año de 1879 la situación militar de Tepic revistió características alarmantes, mientras en Sinaloa se sublevaba el general Jesús Ramírez Terrones y en Baja California el general Manuel Márquez León. En 1886 fue asesinado el general García de la Cadena y preso el capitán Martínez Arista.
En 1890 pasó la frontera, procedente de los Estados Unidos en donde se había organizado el Partido Revolucionario Mexicano, el general Francisco Ruiz Sandoval, quien obligado a retornar a su punto de salida, fue aprehendido por fuerzas norteamericanas prontas a socorrer al gobierno porfiriano. En 1892, tomaron incremento las actividades estudiantiles, en contra del Dictador.
El 8 de septiembre de 1893, El Hijo del Ahuizote se atrevió a denunciar: “Cincuenta muertos resultaron de un encuentro o encontrón entre sublevados de la frontera y las fuerzas del gobierno, en un punto llamado El Venado, cerca de Río Grande. La prensa amarilla no da importancia a aquellos mitotes, y nosotros repetimos: ‘No es nada lo del ojo’ “.
No fue, sin embargo, sino hasta finales del siglo pasado [siglo XIX] y principios del presente [siglo XX] cuando la oposición se organizó. No se trataba ya únicamente de alentar las sublevaciones, desvinculadas las unas de las otras, de tipo militar.
Se quería darle forma y señalar sus verdaderos móviles, que pretendían no sólo arrojar del poder al general Díaz, sino subvertir todo el orden establecido en el país.
Luis Cabrera, apuntando tiempo después las verdaderas causas de la lucha contra el porfiriato, señaló el origen de ellas: el caciquismo, el peonismo, el fabriquismo, el hacendismo, el cientificismo y el extranjerismo. Pero mientras no maduraban las ideas económicas y sociales, entre los oposicionistas la lucha contra la dictadura no adoptó sino caracteres meramente políticos. Fue hasta 1901, cuando nació el primer esfuerzo coordinado con un programa político a cumplir y con principios sociales a desarrollar. Al terminar el siglo XIX se había organizado, en San Luis Potosí, el grupo político Ponciano Arriaga bajo la dirección del ingeniero Camilo Arriaga. Los elementos que lo integraron perseguían, como objetivo concreto, el de una transformación radical en la vida de la nación. Figuraron en primera línea, en este club, el animador del mismo, ingeniero Arriaga y, con él, Juan Sarabia, Antonio Díaz Soto y Gama, Librado Rivera, Rosalío Bustamante, Humberto Macías Valadés, José y Benjamín Millán, Carlos y Julio B. Uranga y, aunque no tan destacadamente, sí con igual pasión Enrique Martínez Vargas Heliodoro Gómez, Juan Antonio Flores, José y Adalberto Muñoz, Armando Lozano, Alfredo Vázquez, Patricio Monsiváiz, Félix Gómez, Baldomero Camargo, Enrique espinosa, Víctor Monjaraz y otros.
El trabajo preliminar del club Ponciano Arriaga se desarrolló con un criterio anticlerical. La declaración del obispo de San Luis Potosí. Ignacio Montes de Oca y Obregón, en la que afirmó que el gobierno del general Díaz mantenía con el clero una política de conciliación, hasta el grado de que las leyes de Reforma no se aplicaban para beneficio de los intereses de la Iglesia, sirvió de acicate a todos los elementos liberales del país y los puso en pie de lucha. Fue entonces, cuando el ingeniero Arriaga excitó a quienes estaban decididos a oponerse a los designios del clero a fin de que organizaran grupos similares en toda la República convocándolos a un congreso, de carácter liberal, que se efectuó en San Luis Potosí, el 5 de febrero de 1901. Verificada la reunión, los ataque no se enderezaron solamente contra el clero, sino también contra el gobierno que los protegía.” Las primeras censuras que se escucharon estaban dirigidas contra el clero; pero después de haberse hecho consideraciones fundamentales, se tuvieron orientaciones más definidas y no sólo se atacaba al clero sino también al régimen de gobierno que era el verdadero responsable de aquella situación. Estas orientaciones se debieron principalmente a Juan Sarabia y a Ricardo Flores Magón (quien se encontraba como delegado), los cuales atacaron en sus discursos de una manera formidable a la dictadura.
Naturalmente, el gobierno del general Díaz hizo lo indecible por reprimir estas manifestaciones oposicionistas, aprovechando una nueva reunión de los liberales convocada en la propia ciudad de San Luis Potosí, para el 24 de enero de 1902. Todavía no se iniciaba la primera sesión cuando fueron detenidos todos los presentes, a quienes se mantuvo presos durante ocho meses, acusados del delito de rebelión, en la penitenciaría del Estado. No se evitó, sin embargo, que las ideas se concretaran alrededor de temas tan interesantes como los que el ingeniero Arriaga presentó a la consideración de los asambleístas: “1° Manera de complementar las leyes de Reforma y de hacer más exacta y eficaz su observancia. 2° Medidas encaminadas a hacer efectiva la libertad de imprenta. 3° Manera de implementar prácticamente y de garantizar la libertad del sufragio. 4° Organización y libertad municipales, y supresión de los jefes políticos.
Perseguidos los grupos liberales identificados con los propósitos del ingeniero Arriaga, la oposición no se desorganizó, sino que se ramificó en todas partes. Regeneración, el vocero mejor orientado de todos los órganos periodísticos de la época, hizo oír hasta en las más apartadas regiones de la República su palabra. “A Veracruz, a Tabasco, a Sonora, a Puebla, a Yucatán, etcétera, llevaba Regeneración gritos de rebeldía e impulsos de revolución social, política, económica y religiosa.
Mas no fue solamente Regeneración quien combatió contra el régimen porfiriano. A su protesta se unieron El Colmillo Público, Redención, Excélsior, El Diablito Rojo, El Paladín, La República, La Patria, El Constitucional, La Voz de Juárez, El Insurgente, El Chinaco, La Guacamaya, Aurora Democrática, El Progreso Latino, El mexicano, El Antireeleccionista, Nuevo México… La prensa oposicionista, perseguida, se reproducía constantemente bajo la creciente audacia de los periodistas independientes cuyos nombres se popularizaron en la lucha contra la dictadura. Paulino Martínez, Antonio Villarreal, Heriberto Jara, José D. Ramírez Garrido, Teodoro Hernández, Alfonso cravioto, Fernando Celada, Francisco César Morales, Ricardo Flores Magón, Santiago de la Vega, Santiago de la Hoz, Juan Sarabia… toda una generación dispuesta a enfrentarse a un estado de cosas cuya violencia hería su condición humana. “México -decía un periodista norteamericano- es un país sin libertad de palabra, sin prensa libre…” Con todo, la oposición tomaba forma. Se vertebraba. Dejaba de ser caótica y se orientaba, a la sombra de nuevos partidos políticos, con una dirección perfectamente organizada.


(Tomado de: Mancisidor, José - El fin del Porfiriato. Cuadernos Mexicanos, año I, número 41. Coedición SEP/Conasupo. México, D.F., s/f)

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Francisco García Salinas


[1786-1841] Oriundo de Zacatecas, inició sus estudios en el convento de Guadalupe y los continuó en el Seminario Conciliar de Guadalajara. En el primero se preparaban entonces las misiones religiosas para todo el norte de la Nueva España y en el segundo los sacerdotes para el culto cristiano. En éste estudió latín, filosofía y teología pero, sin vocación para el sacerdocio, retornó a Zacatecas y se dedicó a los trabajos de la minería, como empleado algunas veces y como minero otras.
Con 35 años al consumarse la Independencia, se inició en las actividades políticas como miembro del ayuntamiento; más tarde como diputado al congreso constituyente de 1823; senador y ministro de Hacienda durante el gobierno de Guadalupe Victoria, y gobernador de su estado natal que era ya baluarte del federalismo. Eran los tiempos en que España intentaba la reconquista de México con la expedición de Barradas -1829-; en que la conjura de Alamán, Bustamante y Facio consumó el asesinato de Vicente Guerrero, y en que la lucha entre conservadores y liberales se presentaba en todos los campos de la actividad humana.
Pero entre los nubarrones que ensombrecían el porvenir de la Independencia, en la provincia zacatecana un hombre se empeñaba en plasmar en hechos el pensamiento liberal que ya se anunciaba en el horizonte de México: Francisco García Salinas. Minero de profesión y liberal por patriotismo, promovió como gobernante la creación de un Banco Agrícola para “proteger, a los agricultores pobres, por medio de la adquisición de terrenos que serían rentados perpetuamente a personas que carecieran de propiedad raíz”.
El fondo del banco debían formarlo: “La tercera parte de los productos líquidos de la renta del tabaco; la tercera parte de los diezmos que correspondían al Estado, y el valor de las obras pías consistentes en fincas rústicas bienes muebles y terrenos de cualquier clase.” Con ello pretendían “proporcionar trabajo a numerosas familias para combatir la vagancia y el bandolerismo… fomentar la enseñanza y evitar la dilapidación de los bienes o legados en favor de las obras pías, que eran entonces mal administradas”.
No es necesario indicar que de esta manera García Salinas se anticipó a la esencia misma de la Reforma que más tarde, en 1833, había de conformar Gómez Farías y consumar la generación liberal de 1857. “Con multitud de textos Bíblicos, doctrinas de Santos Padres, sentencias de príncipes y autores católicos y reglas canónicas”, el cabildo eclesiástico de Guadalajara se opuso a la ley, pero, no obstante, la legislatura de Zacatecas respondió decretando la prohibición para que los eclesiásticos fueran electos diputados, en virtud de que el ministerio espiritual de ellos era incompatible con las funciones legislativas.
Por conducto del Banco Agrícola, el gobierno de García Salinas compró algunas haciendas para dividirlas en lotes y repartirlos entre labradores pobres para su cultivo; abrió pozos artesianos para el riego y adquirió ganado merino fino para obtener, mediante el cruzamiento, lana de mejor calidad y renovar la confección de paños y casimires de Aguascalientes.
con el propósito de impulsar la minería y como contemporáneo de Lucas Alamán, de Gómez Farías y el doctor Mora, con quienes tuvo trato y amistad, Francisco García Salinas, más que como teórico o técnico como minero y liberal, organizó compañías con accionistas de la entidad; proyectó la construcción de un socavón de tres leguas para unir las mejores vetas de la región y desaguar las minas, aumentar su producción y favorecer el riego para la agricultura. Introdujo, también, las primeras máquinas de vapor en los tiros de las minas.
Concebida así la reforma liberal desde sus raíces económicas -minería, industria y agricultura-, la defensa del federalismo y de la soberanía de los estados, la libertad de imprenta y de pensamiento y la política educativa de la entidad, forzosamente concurrieron en el ideal liberal propuesto: la propagación de la educación primaria; la fundación de la primera biblioteca pública en el estado; la conversión de la cárcel colonial en teatro para el pueblo; la fundación de un colegio de enseñanza superior en Jerez, y la creación de una cátedra de dibujo en el colegio de San Luis Gonzaga. Todo eso a cargo del poder civil.
En Francisco García Salinas pues, llamado por sus coterráneos Tata Pachito, concurren sin complicaciones académicas ni retóricas liberales los pensamientos reformistas estrictamente económicos de Alamán, las concepciones políticas y educativas de Gómez Farías y el doctor Mora, sobre el escenario de la provincia mexicana, a doce años de la Independencia.
Más todavía, en 1831 en funciones de gobernador y por decreto de la legislatura local, convocó a un concurso nacional para seleccionar la mejor disertación acerca del Arreglo y aplicación de las rentas y los bienes eclesiásticos y, con ello, a más de remover la conciencia pública trasponiendo los límites de la provincia, descubrió para México al hombre que elaboró el documento liberal de más alta jerarquía: José María Luis Mora.

(Tomado de: Mejía Zúñiga, Raúl - Benito Juárez y su generación. Colección SepSetentas, núm. 30. Secretaría de Educación Pública, México, D.F., 1972)

martes, 17 de diciembre de 2019

Sencillez pueril de los californios

De su sencillez pueril tenemos varios ejemplos curiosos. Habiendo hallado algunos indios entre la arena de la playa de mar Pacífico unas tinajas grandes de barro dejadas allí sin duda por los marineros de algún navío de las Islas Filipinas, se admiraron, como que jamás habían visto vasijas semejantes, las llevaron a una cueva poco distante de su habitación ordinaria, y las colocaron allí con las bocas vueltas hacia la entrada a fin de que todos las observasen bien. Después concurrían con frecuencia a verlas, sin dejar de admirar aquellas grandes bocas siempre abiertas, y en sus bailes, en donde imitaban los movimientos y voces de los animales, remedaban con sus bocas las de las tinajas. Entre tanto les sobrevino una enfermedad, y no sabiendo qué hacer para librarse de ella, se reunieron en consejo, en el cual, después de una larga deliberación, el más autorizado de todos dijo que aquellas tinajas habían sin duda transmitido la epidemia por sus bocas y que el remedio sería tapárselas bien. Parecióles bueno a todos este dictamen; mas como para ponerle en práctica era necesario acercarse a las tinajas y se creía que esto no podía hacerse sin peligro de muerte, se determinó que algunos jóvenes robustos se acercasen a ellas de espaldas y con manojos de yerbas tapasen aquellas bocas fatales, como efectivamente se hizo. 
Poco después que los jesuitas empezaron a plantar sus misiones en la California envió un misionero a otro por medio de un indio neófito dos tortas de pan (regalo entonces muy apreciado por la escasez del trigo) con una carta, en que le hablaba de esta remesa. El neófito probó el pan en el camino, y habiéndole gustado le comió todo. Llegado a presencia del misionero a quien era enviado, le entregó la carta, y habiéndole reclamado el pan, negó haberle recibido, y como no pudiese adivinar quién había dicho aquello al misionero, se le advirtió que la carta era la que se lo decía, sin embargo de lo cual insistió en su negativa y fue despedido. A poco tiempo volvió a ser enviado al mismo misionero con otro regalo, acompañado también de una carta y en el camino cayó en la misma tentación. Mas como la primera vez había sido descubierto por la carta, para evitar que ésta le viese la metió debajo de una piedra mientras devoraba lo que traía. Habiendo entregado al misionero la carta y siendo con ella convencido nuevamente del hurto, respondió con esta extraña simplicidad: Yo os confieso, padre, que la primera carta os dijo la verdad porque realmente me vio comer el pan; pero esta otra es una embustera en afirmar lo que ciertamente no ha visto. 

(Tomado de: Clavijero, Francisco Xavier - Historia de la antigua o Baja California. Estudio preliminar por Miguel León-Portilla. Colección “Sepan cuantos…” #143. Editorial Porrúa, S.A. México 1990)

lunes, 16 de diciembre de 2019

Lupe Inclán


En segundas nupcias, el actor Miguel Inclán procreó con María de Jesús Delgado a la tiple Guadalupe Inclán (1898-1956), y a Miguel Inclán (1900-1956), el despiadado villano de la Época de Oro del cine mexicano.
La actriz debutó en el teatro de revista como tiple cómica el miércoles 31 de diciembre de 1919 en la obra 19-20, de José F. Elizondo y Eduardo Vigil y Robles, estrenada en el Teatro Principal.
Sin embargo, esta experiencia compartida con Rosario Soler y Adelina Vehi, entre otras, resultó poco afortunada, ya que uno de sus cuadros -donde se exaltaba la figura de Porfirio Díaz como "héroe de la paz"-, derivó una noche en lluvia de proyectiles que culminó con la clausura del teatro-foro, y el arresto del director Eduardo Pastor.
En 1920 tuvo dos hijas gemelas: Gloria Alicia (fallecida en 1992) y Elena. Ambas debutaron en 1936 en el Teatro de la Tanda de Cuernavaca, estado de Morelos, bajo el sobrenombre artístico de Las Cuatitas. Gloria Alicia y el bailarín excéntrico Alfonso Jiménez "El Kilómetro" son los padres del cómico Rafael (Jiménez) Inclán.
En 1924 trabajó al lado de María Conesa en la revista Trapitos al sol, estrenada en el Teatro Regis.
Entre una veintena de participaciones en el cine sonoro, cabe resaltar sus actuaciones como la chismosa en María Candelaria (1943), de Emilio "Indio" Fernández; la mujer de Ponciano ("El Chicote") en Los maderos de San Juan (1946), de Juan Bustillo Oro; la criada Segunda en el tintanesco filme El niño perdido (1947); de Humberto Gómez Landero; Nicolasa en Las tandas del Principal (1949); de Juan Bustillo Oro; la portera doña Trini en El revoltoso (1951) de Gilberto Martínez Solares, y Chencha en Los hijos de María Morales (1952), de Fernando de Fuentes.
Mención especial merece su actuación en Capullito de alhelí (1944) que, bajo la dirección de Fernando Soler, le reportó ser nominada en 1946 al Ariel en la categoría de papel de Cuadro Femenino.

(Tomado de: Ceballos, Edgar - Somos Uno, especial de colección, Las reinas de la risa. Año 12, núm. 216. Editorial Eres, S.A. de C.V., México, D.F., 2002)

domingo, 15 de diciembre de 2019

Cultura de Izapa

(Estela 21 de Izapa, Chiapas)

En el Preclásico Tardío (400 a.C.-200 d.C.) se consolidó en varias regiones la práctica de elaborar esculturas de gran formato cuyo fin esencial era la exhibición pública de temas relacionados con la religión y el gobierno. El ejemplo más notable es la cultura de Izapa, un sitio en el que, además de una abundante arquitectura pública, hay un numeroso conjunto de esculturas que marcan el inicio de la tradición del complejo estela-altar, antecesor del que fue común entre los mayas del Clásico. De hecho, algunos autores consideran que la cultura de Izapa es una transición entre las culturas olmeca y maya. 
(Zona arqueológica de Izapa, Chiapas)

El apogeo de Izapa ocurrió entre 500 a.C. y 100 d.C., cuando se construyeron la mayoría de los edificios y plazas y se esculpieron más de 50 monumentos. Al parecer, el surgimiento de Izapa está relacionado con el pródigo ambiente en que se encuentra; además estuvo situada en un lugar que le permitió controlar la red de comercio regional que existió en el periodo olmeca. Después de este apogeo, Izapa permaneció como un asentamiento menor por cerca de 1400 años, hecho que parece estar asociado a que los monumentos de Izapa siguieron siendo apreciados y que el sitio, de algún modo, era lugar de peregrinación. Las estelas de Izapa fueron grabadas con complejas escenas simbólicas, en un estilo que preludia el de los mayas, aunque prácticamente no contienen numerales o glifos. El motivo más usual en las escenas son seres humanos y animales. En algunas se muestran gobernantes ataviados como deidades realizando actividades rituales, como el ofrecimiento de sangre o incienso, en otras se observan escenas míticas que serían comunes en el arte de épocas posteriores.

(Tomado de: Vela, Enrique - Culturas prehispánicas de México. Arqueología Mexicana, Edición Especial #34. Editorial Raíces/Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, D.F., 2010)