¡Cuántos nombres tienen los dioses!
José López nació el 21 de junio de 1932 en un pueblito minero llamado El Oro, en el Estado de México. Que creciera en el barrio bravo La Retama, en Toluca, pasara hambre junto a su familia, quedara huérfano a los siete años y con inclinaciones de buscapleitos a la menor provocación fueron, tal vez, señales de que su destino se dibujaba con claridad: boxeador o albañil, como sus hermanos. Ésa fue la disyuntiva para Pepe López.
Aunque, a decir verdad, la idea de ser boxeador se la sugirió Marcelo Reyes, campeón mexiquense en aquel tiempo. Según cuentan, Reyes observó casualmente a un muchachito desgarbado y flacucho en un pleito callejero, y vio cómo le atizaba golpes de derecha a su espontáneo oponente. Ahí mismo, Marcelo le dijo: “¿Por qué no te dedicas al boxeo? ¡Tienes pasta!” A la respuesta afirmativa de José, el boxeador respondió: “Entonces, desde mañana me cargas la maleta.”
En 1953, Pepe entró al profesionalismo, y al cabo de un año, cuando buscaba la licencia para pelear con Babe Ruiz, el médico de la Comisión de Box, Bolaños Cacho, al llamarle gritó: “¡Que pase ese “Toluco”!” La invocada estrella de José “Toluco” López iniciaba el ascenso hacia el cielo del boxeo mexicano y mundial.
Dos años más tarde, en una excitante pelea tanto para el retador como para el campeón, “Toluco” López se quedaba con el título de la división de los gallos venciendo al experimentado Fili Nava. El nuevo monarca se convirtió de inmediato en un ídolo de la afición capitalina. Sus peleas garantizaban llenos en las plazas. La popularidad del pugilista mexiquense no tenía parangón. La gente se arremolinaba en el gimnasio donde entrenaba y lo cargaba en hombros después de cada pelea.
Lo llamaban "Indio” o “Aborigen” por las facciones de su rostro, y se referían a él como el “Volátil”, “Ave Tempestuosa”, el “Niño de la Botella”... vaya usted a saber cuántos epítetos tenía en cada casa el “Toluco”. Esto no significaba más que el deseo de cada persona o grupo por apropiarse del ídolo, invocandolo de maneras diversas e íntimas. ¡Cuántos nombres tienen los dioses! ¡Cuántos rostros! El “Toluco” estaba hecho con el material de las frustraciones y ambiciones del pueblo.
Su primera defensa del título nacional la hizo frente a Emilio de la Rosa en la Coliseo, el 25 de febrero de 1956. Fue un triunfo rotundo del campeón. Meses después se proyectó un gran encuentro: “Toluco” López contra “Pajarito” Moreno. Se hizo la promoción y los manejadores de ambos boxeadores firmaron el contrato debido. Pero el “Toluco” se había comprometido a sostener un pleito en el Toreo de Cuatro Caminos por esas fechas, con el argumento de que Pepe Hernández no era más su mánager, y por lo tanto, el contrato carecía de validez. No hubo pelea. La Comisión resolvió inhabilitar al “Toluco” -por incumplimiento de contrato- durante seis meses.
Con su nuevo mánager, el tormentoso “Cuyo” Hernández, decidió probar fortuna en el extranjero. Pero Los Ángeles todavía no estaba lista para él, y se percató de que su popularidad descendía en las regiones del nopal. Regresó a México en 1957 y fue declarado el mejor boxeador de ese año. Derrotó al campeón gallo de Cuba, “Lagartija” Reyes, y el público de nuevo se le entregó. No se había visto un ídolo así desde la época de Rodolfo “Chango” Casanova.
Ahora sí, se declaró listo para conquistar el campeonato mundial.
¡Ese mi “Toluco”!
El primero de abril de 1958, los fanáticos cumplieron con su papel de hacedores de ídolos. Los mexicanos que asistieron esa noche al Wrigley Field de Los Ángeles, California, tenían todas las esperanzas puestas en la victoria de Ricardo “Pajarito” Moreno y terminaron por llevarle serenata a José “Toluco” López. El “Pajarito” perdió en aquella fecha las aspiraciones para coronarse campeón mundial ante Kid Bassey. El “Toluco”, en cambio, dio el gran salto de su carrera al derrotar, en 11 dramáticos episodios, a Billy Peacock.
Nunca se había presentado el caso -comentaría la prensa días después- en que se dejara de lado a un ídolo y se fuera a ensalzar a un nuevo elegido, en la misma función. El “Toluco” se encontraba ante la oportunidad de su vida: la disputa por el título mundial gallo. Pero “¡ése mi Toluco!” la dejó ir.
Después de la victoria vinieron las exigencias: que el “Indio” de El Oro no se dejara seducir por Parnassus; que se arreglara de inmediato la pelea contra el campeón gallo, el francés Alphonse Halimi; que el “Toluco” no estaba para pelear por pescado frito; que él y el “Cuyo” cobrarían 30,000 dólares por la pelea. En fin, el ambiente estaba de ensueño para el boxeador del Estado de México.
Luego vino la calma de la incruenta realidad donde trabajan el negocio y la espera. El griego Parnassus puso como condición para la pelea “Toluco”-Halimi que el ídolo mexicano enfrentara primero a Mario D’Agata. Esta función se proyectó para septiembre de 1958 en San Francisco, California. Pero el “Toluco” no estaba para esperas largas que lo obligaran a meterse al sacrificio del gimnasio. Prefirió, entonces, pegarle a la botella con verdadero entusiasmo. El “Toluco”, en esa época, se “tiró a la bartola sabrosamente”, tuvo algunas peleas en provincia, cayó vencido en unas, salió triunfante en otras… y así repitió la misma cantaleta de siempre: los mexicanos no llegan a campeonato alguno, se quedan en el “ya merito”.
Aun antes de su pelea contra Peacock, el semanario Box y Lucha enjuiciaba duramente al púgil: “Las francachelas, los días sin huella, las correrías de “Toluco” López, desentonan en la actualidad, y hasta su propio mánager, “ Cuyo” Hernández, no ha titubeado en decir a los cuatro vientos que el chico con la buena mano derecha, es un irresponsable y nosotros agregamos, un tonto con la cabeza llena de estopa.”
Pero los problemas del “Toluco” no se limitaron a sus parrandas frecuentes. Por no defender la corona nacional de los gallos en los tiempos estipulados, la Comisión de Box lo suspendió y luego le quitó el fajín por negarse a pelear contra José Medel, el retador, que ya tenía tiempo en sala de espera. Y hubo más. Se peleó con su mánager, “Cuyo” Hernández -aunque éste siguió cobrando su comisión por pelea sostenida de su discípulo-, y medio lo dirigió su compadre Babe González. Por todos lados le llovía al “Toluco”.
Finalmente, José López se declaró listo para enfrentar a Medel. Empresa, Comisión, mánager y boxeador llegaron a un acuerdo y se programó la gran función para el primero de agosto de 1959. “¿En qué round caerá Medel a la lona?”, se preguntaban los fanáticos. La respuesta la tenía Medel en sus puños y en su preparación física.
(Tomado de: Maldonado, Marco A., y Zamora, Rubén A. - Cosecha de campeones. Historia del box mexicano II, 1961-1999. Editorial Clío Libros y Vídeos, S.A. de C.V., México, abril 2000)
La foto del inicio no es el toluco y si me podria proporcionar videos de sus peleas ya que es mi abuelo materno
ResponderBorrarDe verdad es tu abuelo??
BorrarEl vivió sus últimos momentos en la calle de bravo sur??
La foto de el "Toluco" corresponde con las manejadas por Marco A. Maldonado en su libro, así como en los diversos videos de Youtube y periódicos a los que tuve acceso. Para más videos, aparte del incluido en la entrada, quizás convenga hacer una búsqueda exhaustiva en Youtube o en noticiarios deportivos de antaño. Igual tu abuelo es homónimo de este gran boxeador, y por eso no le encuentras parecido.
ResponderBorrarMe quede con las ganas de escribir "que Gran Boxeador" habia escuchado historias vagas de el, pensé que habia sido campeón del mundo o que estaba a la altura de un grande como el ratón Macías.
ResponderBorraruna pena en verdad.
La carrera y la vida de el "Toluco" López son un ejemplo de la infancia sufrida, la explotación deportiva, y el declive por alcohol y drogas que parecía ser una epidemia y una maldición para el boxeador mexicano.
Borrarhola disculpa en verdad es tu abuelo materno?? y sabrás cuantos hermanos tuvo??
ResponderBorrarEl usuario que comentó que aparentemente es familiar del "Toluco" López no ha contestado las preguntas que se le han hecho, y yo en lo particular no tengo datos de la existencia de otros familiares del boxeador.
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