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jueves, 16 de febrero de 2023

Carlos Zárate, un flaco de mucho peso

 


Carlos Zárate: un flaco de mucho peso

Los tiempos de "Mantequilla" se habían ido y las glorias del gran "Púas" formaban parte ya de la nostalgia. Nuevos nombres sin embargo incursionaban en el ambiente boxístico. Se hablaba de Miguel Canto, Pipino Cuevas, Alfonso Zamora y Carlos Zárate, muy jóvenes todos ellos.

Para Carlos Zárate, el boxeo representó una excelente oportunidad para dejar los pleitos callejeros que, según se cuenta, era de uno o dos por noche. "El boxeo para mí es menos peligroso -dijo en una ocasión-. La pelea dura es en la calle, cuando te tunden a patadas o agarran una piedra y ¡zas!, te dan con ella, o traen un fierro para enterrártelo."

En la calle templó su puño y en los cuadriláteros se manifestó como lo que fue durante su carrera, un peleador espectacular. Desde que el "Púas" Olivares conquistó el título mundial de peso gallo, esta división estuvo monopolizada por mexicanos. Rafael Herrera, Jesús Castillo y Rodolfo Martínez fueron los pugilistas que, después de Rubén Olivares, acapararon el cetro de los gallos.

Carlos "Flaco" Zárate, también apodado el "Cañas", empezó en el box de renta allá por 1970. Fueron cinco años dando golpes como profesional antes de arribar a su pelea de campeonato frente al púgil más técnico del momento, Rodolfo Martínez.

Zárate no sólo llegaba invicto al combate por el título, sino que promediaba 3.4 rounds por pelea. La prensa comentaba que Martínez pondría a prueba la resistencia de Zárate, pero pobre de él si lo alcanzaba un sólido puñetazo. Los 22 años del "Cañas" se medirían con los 29 de Martínez; en el box, la edad tiene su peso: juventud contra experiencia, como se dice.

Momentos antes de la pelea, Zárate le comento a su amigo el "Púas": "No dejaré que los jueces hagan cuentas. En cuanto sienta mi mano... ¡abajo!" Esa fue su filosofía. Martínez lo supo en el noveno round cuando, con un salvaje derechazo del "Flaco", visitó la lona. Y eso fue todo.

Zárate no sólo se convirtió en el nuevo ídolo de su barrio, Tepito, sino de toda la afición boxística del país. Carlos se volvió también uno de los consentidos de la prensa deportiva. Su golpe explosivo revivía los tiempos de ese box mexicano que descuidaba un poco la técnica para poner el acento en ese "gran tónico de la hazaña": el nocaut.

Cómo campeón, Zárate tuvo dos peleas de gran taquilla. Una, frente a Alfonso Zamora, el campeón gallo de la AMB, a quien noqueó en el cuarto asalto pero donde no estaba en disputa el título, y la otra, frente a Wilfredo Gómez, campeón mundial supergallo. El puertorriqueño Gómez le dio una tunda a Zárate, le quitó lo invicto y de paso lo mandó a saborear la lona: nocaut en el quinto.

El "Cañas" hizo nueve defensas en la división de los pesos gallo, todas ganadas por la vía rápida. Nunca dejó, pues, que los jueces determinaran al ganador. Sus puños eran el mejor e inapelable árbitro. El 3 de junio de 1979 en las Vegas, Nevada, Zárate se enfrentó a su compañero de establo -ambos eran manejados por "Cuyo" Hernández- Guadalupe Pintor. Esta pelea se esperaba desde mucho tiempo atrás, pero que el vedetismo del "Cañas" y de su mánager la habían pospuesto a placer. Pintor se quejaba de que el preferido del "Cuyo" fuera a Zárate. Presiones y dinero se unieron para que se concretara la cita.

Que la pelea no llegaría al límite programado, era evidente; ya se preveía nocaut seguro, viniera de cualquiera de las dos esquinas. Si la pelea se prolongaba hasta el round 15, ahí estarían, por fin, los jueces como protagonistas…


(Tomado de: Maldonado, Marco A., y Zamora, Rubén A. - Cosecha de campeones. Historia del box mexicano II, 1961-1999. Editorial Clío Libros y Vídeos, S.A. de C.V., México, abril 2000)


viernes, 31 de mayo de 2019

José “Huitlacoche” Medel



José “Huitlacoche” Medel fue un peleador hábil, rápido y de puños poderosos. Su manejo de la técnica era una cualidad que pocos boxeadores, en aquellos años, llegaban a desarrollar. Pero carecía de esa atracción que convierte a un buen púgil en objeto de idolatría. Aunque el escaso apoyo popular tuvo también otra razón: su inconsistencia. Cuando se trataba de defender el cetro lo hacía como un verdadero campeón; en cambio, en otras peleas, se comportaba como un bufón. El público no hacía concesiones ante la falta de entrega de Medel.


Pero había algo más, difícil de explicar pero bien digerido por la fanaticada: la afición nunca le perdonó a José Medel haber derrotado al ídolo del momento, José “Toluco” López y, además, ponerlo a un paso del retiro.


En un encuentro que la Comisión de Box organizó para definir al retador del “Toluco”, Medel y Lalo Guerrero se midieron en una memorable pelea, en octubre de 1958, que ganó el primero. Desde entonces, el “Huitlacoche” se declaró listo para compartir el ring en pelea titular contra el “Indio” de El Oro. Después de una serie de vicisitudes, en México y en el extranjero, “Toluco” cumplió con su compromiso de “recuperar” el cinturón que los comisionados le habían retirado por no defenderlo en los tiempos reglamentarios.


La pelea, como era de esperarse, levantó una gran expectación, y no sólo por el magnetismo del “Toluco” sino por la consolidación de Medel como un buen peleador de peso gallo. La cita fue en la Arena México, el 1° de agosto de 1959. Dos veces cayó “Toluco” a la lona, cuatro rounds le duró la condición física, ocho episodios más estuvo en el cuadrilátero sin atinar, falto de piernas, lento de reflejos. Luego, la decisión esperada: Medel era el nuevo campeón.


Fue una victoria merecida, tanto por la forma en que llevó la pelea esa noche, como por la trayectoria que fabricó durante años. Medel, originario de Tepito, fue otro de los que fracasaron en los Guantes de Oro cuando quedó eliminado en 1956. Ese mismo año debutó como profesional. Los dos siguientes fueron de incertidumbre y vaivenes entre derrotas, buenas peleas y pésimos combates.


Después de vencer al “Toluco”, se midió con el campeón mundial de los gallos, el brasileño Eder Jofre, quien lo sorprendió con un nocaut en el décimo asalto. Luego vino la pelea de revancha contra “Toluco”. De nuevo la afición ocupó todos los espacios de la Arena México, en noviembre de 1960, “fecha triste en la historia del boxeo mexicano”, apuntarían algunos. “Toluco” López -quien a principios de ese año parecía que entraba en su segundo aire- recibió la paliza de su vida. Desde el quinto round “Toluco” ya ni levantaba la cabeza; dos más y el mexiquense cayó a la lona. La grandeza de Medel se originó en la decadencia del gran ídolo de El Oro.


La carrera del “Huitlacoche” continuó entre vaivenes. “Incertidumbre, inconsistencia y fracaso cuando más necesario era el éxito. Excelente peleador, pero repudiado por las multitudes.” así describía Deporte Ilustrado, en 1965, la carrera de José Medel. Los años que duró como campeón portó la corona sin mayor lucimiento. La gente lo odiaba y sólo los de Tepito, su barrio, lo seguían con particular devoción.


(Tomado de: Maldonado, Marco A., y Zamora, Rubén A. - Cosecha de campeones. Historia del box mexicano II, 1961-1999. Editorial Clío Libros y Vídeos, S.A. de C.V., México, abril 2000)