jueves, 28 de octubre de 2021

Alejandro García

 


General, nació y murió en Campeche, Camp. (1818-1872). Estuvo en el servicio de las armas del 30 de marzo de 1836 al 28 de junio de 1863. En 1847, bajo las órdenes del general Domingo Echegaray, combatió a los invasores norteamericanos en el Estado de Tabasco; en 1861 fue comandante militar de Perote y jefe de la segunda brigada de la División Llave; en 1862, siendo encargado de la Mayoría del Ejército de Oriente, luchó contra los franceses, y en 1863 estuvo en la caída de Puebla. En marzo de ese año fue nombrado general en jefe de las fuerzas de Veracruz y gobernador del Estado, y cuando el ejército francés ocupó la ciudad de Oaxaca convocó a varias entidades para unir sus fuerzas. Asumió entonces la jefatura del Ejército de Oriente y el mando de los estados de Chiapas, Tabasco, Tlaxcala, Puebla y Oaxaca. De noviembre de 1866 a marzo de 1867 fue gobernador y comandante militar de Oaxaca, puesto al que renunció para marchar a la costa y ocupar la plaza de Veracruz. Era comandante del Distrito Federal en 1871 cuando se pronunciaron los generales Cosío, Carrillo, Toledo y Negrete, a quienes persiguió y derrotó en Puebla. A la muerte de Juárez, ya fuera del servicio militar, se retiró a vivir a Campeche.


(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen V, - Gabinetes - Guadalajara)

lunes, 25 de octubre de 2021

El Caracol y el Sable IV

 

(Jerónimo, caudillo apache)

EL CARACOL Y EL SABLE IV

Campesinos, comuneros e indígenas


Cierta mañana apareció en el valle de Papantla un grupo de agrimensores con sus teodolitos. La gente ya sabía lo que significaba la medición de las tierras e impidió su trabajo. Los topógrafos volvieron al valle al día siguiente, resguardados por rurales. Los campesinos protestaron nuevamente y se desató la violencia. Días más tarde llegaron más de mil soldados, invadieron el pueblo, los campos, y empezó el exterminio de los pobladores. Años después Lázaro Gutiérrez de Lara se propuso averiguar lo ocurrido. En torno del valle sólo quedaba un recuerdo: durante 15 días el aire era irrespirable por los cadáveres de hombres, mujeres y niños insepultos. En los campos, sembrados de cafetales y cañas de azúcar, no había huella alguna del pueblo.

Nicandro Sánchez, rumbo a Acapulco, se detuvo en el pueblo de Acatipla. Atardecía. Las huertas eran, en verdad, hermosas. Se lo dijo a sí mismo para no olvidarlo. Un viejecito comentó con él la abundancia de los árboles y la dulzura de las frutas. El viejo, entristecido, le confesó la desdicha del pueblo: el propietario de la hacienda El hospital los obligaba a venderle todos los terrenos: servir en sus tierras o desaparecer de la región. No pocos habían sido deportados a Quintana Roo. Los rurales y los soldados perseguían a los vecinos; a veces, en los linderos, descubrían hombres muertos por la espalda. Mirando las huertas, el viejo comentó, no sin esperanza: “Si viniera una fuerte revolución, como la del padre Hidalgo, a favor de los pobres, entonces sí sería otra cosa...” En 1910, Nicandro Sánchez fue al pueblo para alentar a los campesinos en la lucha armada y sólo pudo ver –como Rip van Winkle- oculta en los cañaverales, la torre derruida de la iglesia; los habitantes, más de quinientos, habían desaparecido; unos, asesinados; otros, deportados a Quintana Roo.

No fue distinto el caso de Tequesquitengo. Los campesinos eran dueños de un pequeño valle. El propietario de la hacienda de San José Vista Hermosa invadió las tierras del pueblo. Como ocurrió en Anenecuilco, San Pedro y tantos otros ejidos, los papeles en que constaba el lindero comunal de terrenos y aguas eran muy antiguos. Los campesinos demandaron respeto de los fundos legales. Los encargados de la defensa de Tequesquitengo desaparecieron. El hacendado siguió derribando las mojoneras y apoderándose de la tierra. Los campesinos no cedían. Una mañana el hacendado ordenó que rompieran la presa y las aguas sepultaron Tequesquitengo. No hubo sobrevivientes. En torno de la laguna, los peones de San José Vista Hermosa roturaron la tierra.

En el norte de la República los indios fueron objeto de tenaces persecuciones. Uno de los convenios de Porfirio Díaz con el gobierno norteamericano fue el de permitir el paso de las tropas de ese país al nuestro, para el exterminio de las tribus nómadas. Con el pretexto de que era imposible reducirlos al sedentarismo, los soldados llevaron a cabo una guerra de aniquilamiento. Culminaba en aquellas campañas una larga lucha sostenida por las tribus para sobrevivir. El área de caza era la ruta de los bisontes hacia las salinas. Desaparecida la especie –más de cien millones al empezar la conquista española- y reduciéndose el área al paso de la formación de los “presidios”, con cabezas de ganado mayor, las tribus acometieron las propiedades para proveerse de carne, sal y cueros. Fue una lucha que duró tres siglos. Los colonos, al final de la aventura, “veían pasar a lo lejos, más allá de las fogatas del comanche, el tropel de los bisontes que recorrían las ilimitadas praderas”. Los testimonios de los misioneros españoles, que advirtieron cuál era el fondo de aquella barbarie y que no pocos domeñaron con un puñado de sal, tenían sus días contados al aparecer por las llanuras de Chihuahua los cazadores del coronel Joaquín Terrazas.

En sus memorias, escritas en tercera persona al referir sus atrocidades, anota Terrazas los sucesos de campaña: “A fines de enero –1880- marchó a perseguir bárbaros comenzando las operaciones en el Cañón de las Veras y Montanegra. Atravesó el centro de la sierra saliendo a la boca del Cañón del Nido, siguiendo por Porfías, Terrenates, y cumbres de la Sierra, hasta los cordones de la del Pajarito, donde en la tarde del tercer día de marchas forzadas, atacó a la ranchería del indio Felipe haciéndole prisioneros, entre ellos, a sus hijos y muerto el resto, represando caballos y botín”.

En junio, Joaquín Terrazas vuelve a campaña. Sería la última. Las hazañas del indio Vitorio claman venganza. Recluta 350 hombres y el gobierno les ofrece 300 pesos por indio muerto. Cuando Terrazas y sus hombres desfilan por las calles de Chihuahua, los 115 sobrevivientes llevan, en sus lanzas, las cabelleras de los guerreros de Vitorio y, a grupas, las pantaloneras de los muertos. A los lados de las cabalgaduras caminan los prisioneros, mujeres y niños. En 1886, al morir, el indio Jerónimo, termina la lucha.

Mientras Joaquín Terrazas combate, su primo Luis se apodera de las tierras del estado. Como uno de los personajes de Tolstoi, Porfirio Díaz pareció darle en propiedad cuanto alcanzara en su carrera por la llanura. Y Terrazas recorrió Chihuahua abarcándolo todo. Al final de su vida, en la llanura había cercas y hasta donde la vista alcanzaba y más, mucho más, ganado pastando en los breñales. Las tribus habían desaparecido para siempre.


(Tomado de: García Cantú, Gastón - El Caracol y el Sable. Cuadernos Mexicanos, año II, número 56. Coedición SEP/Conasupo. México, D.F., s/f)

viernes, 22 de octubre de 2021

Figuras señeras del espectáculo, inicio del siglo XX

 


La llegada del siglo XX trajo aparejados para México cambios en todos los aspectos, principalmente en el social y económico, mismos que repercutieron en muchos otros.

Sustituido únicamente por la gestión del tamaulipeco Manuel González (diciembre de 1880 a noviembre de 1884), el general Porfirio Díaz se mantuvo en la presidencia del país de noviembre de 1876 a mayo de 1911.

Se conjuntaron así más de 30 años de modernidad -abundaron grandes obras materiales- de fiestas elitistas de oropel, de un Congreso y gobiernos estatales serviles, de una prensa aduladora y de férrea represión y aplastamiento contra disidentes políticos.

Esas autoridades -como las de Europa y Estados Unidos- celebraron el arribo de una nueva centuria el 1 de enero de 1901. El escritor Federico Gamboa redactó en su diario que, al fenecer la última noche del siglo XIX, comenzaron a escucharse cohetes, dianas, repiques de campanas de templos y silbatos de máquinas para saludar "a este primer año del siglo XX".

Este cambio, sin embargo, no tuvo mayor repercusión en los escenarios teatrales como se desprende de lo consignado por el historiador Enrique de Olavarría y Ferrari en su monumental Reseña histórica del teatro en México.

"Sin traer consigo novedad alguna -sostuvo-, dio principio el Siglo Veinte (.) y brilló el sol del martes 1 de enero de 1901: no vale la pena [...] decir más acerca de ello."

Figuras señeras

El medio del espectáculo vivía entonces una enorme crisis. En el caso de la incipiente industria fílmica, 20 de los 22 locales cinematográficos de la ciudad de México cerraron sus puertas, debido a los continuos escándalos generados por el público, inconforme por la repetición de películas.

El teatro no era la excepción. Como su precio de entrada era relativamente barato, los artistas -la mayoría de ellos improvisados- enfrentaban abiertamente las agresiones del populacho.

Demolido el Gran Teatro Nacional -ubicado en la calle de Vergara, hoy Bolívar- los foros que funcionaron en la capital durante 1901 fueron, entre otros, el Principal -que se consolidó en "La Catedral de la Tanda"-, el Renacimiento -de moda y que más tarde se convertiría en el Virginia Fábregas- y el vetusto Arbeu (inaugurado en 1875). También estaban el Hidalgo, el María Guerrero y varios jacalones. El único circo que llevaba variedades diversas a los citadinos era el de los hermanos Orrín.

Las zarzuelas españolas tenían gran arraigo en esos espacios. En el Principal, dos tiples del género se disputaban los aplausos de los encendidos tandófilos: la española Rosario Soler, apodada "La Patita", y la mexicana Luisa Obregón.

En una lista, dada a conocer en 1899 por la Agencia Teatral de Manuel Castro y Compañía de México, aparecen registrados 217 artistas que se presentaban en la ciudad de México. Entre los 15 tenores sólo destaca José Vigil y Robles, quien después descolló como compositor del teatro de revista.

En cuanto a tenores cómicos figuran Eduardo Bachiller, Carlos Obregón, Anastasio Otero y Ricardo Pardavé. Ninguno de los 15 barítonos y de los 19 bajos alcanzaron la fama, a excepción de Eduardo "El Nanche" Arozamena -después director de cine mudo y actor incidental en numerosas cintas en la etapa sonora-, y el español Francisco Paco Gavilanes, toda una leyenda en el teatro ligero.

Un solo actor figura en la relación: Miguel Inclán, padre de la tiple Guadalupe Inclán y del célebre histrión del mismo nombre que caracterizó villanos en la época dorada del cine mexicano.

De las 26 tiples de zarzuela citadas por la mencionada agencia, actualmente reconocemos a Delfina Arce, madre de Joaquín Pardavé; Esperanza Iris, quien se consagraría después como la Reina de la Opereta, y a la hermosa Elena Ureña.

De las 11 características -es decir, cantantes y actrices que interpretaban papeles de personas de edad-, sobresalió la española Etelvina Rodríguez, quien noche a noche hizo reír a los tandófilos del Principal.

Tomado de: Ceballos, Edgar - Somos Uno, especial de colección, Las reinas de la risa. Año 12, núm. 216. Editorial Televisa, S.A. de C.V., México, D.F., 2002)


lunes, 18 de octubre de 2021

Corrido de Venustiano Carranza 1914



De don Venustiano Carranza


Ese Victoriano Huerta,

no se les vaya a olvidar,

que debe una cuentecita

y la tendrá que pagar.


¡Muera Victoriano Huerta!

¡Muera el Gobierno fatal!

¡Que vivan los carrancistas

que nos dieron libertad!


Don Venustiano Carranza

tiene palabra de rey,

que ha tomado muchas plazas

y también a Monterrey.


Don Venustiano Carranza

reclama ser Presidente

y por eso cada día

se le recarga más gente.


De Monterrey a Laredo

y de Lerdo hasta Torreón,

se echaron los carrancistas

toda la Federación.


Y también en el Saltillo

comenzaron a pelear

hasta que fueron vencieron

a la hermosa capital.


Huerta ya tiró las trancas,

se salió por un corral,

cuando supo que Carranza

tomaría la capital.


Ese Victoriano Huerta

era un vil y traicionero,

que asesino al Presidente

por interés del dinero.


La sangre que es derramada

por montes y serranías

es por el traidor de Huerta,

Mondragón y Félix Díaz.


Ora sí, señor Carranza,

hasta aquí puso una raya,

pa'que no corra más sangre

en los campos de batalla.


De ustedes ya me despido

y en Dios pongo mi esperanza.

¡Viva Francisco I. Madero

y Venustiano Carranza!


(Tomado de: Mendoza, Vicente T. – Corridos mexicanos. Lecturas Mexicanas #71; 1a serie. Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1985)

jueves, 14 de octubre de 2021

¿Quién protegió a Fidel Castro en México?

 


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¿Quién protegió a Fidel Castro en México?


Fidel Castro había peleado contra el dictador Batista en el cuartel Moncada en 1953, por lo que tiempo después se asiló en México, quizás bajo la protección tradicional que este país daba a los perseguidos políticos, aunque no está claro si existió un trámite formal para ello.

Una vez en México, donde permaneció entre 1955 y 1956, y donde conoció al Che Guevara, se dedicó a organizar la revolución cubana. Para disimular sus actividades subversivas trabajaba como fotógrafo ambulante, actividad de la que difícilmente podría haber obtenido dinero para mantenerse, adquirir las armas necesarias, los lugares de entrenamiento y el barco Granma que lo condujo hasta Cuba, junto con su cuerpo de expedicionarios.

Para entonces, tanto Batista como el dictador Trujillo, de la Repùblica Dominicana, tenían espías en México que se reunían con agentes de inteligencia del país en el café La Habana, situado en el centro de la ciudad, y en el restaurante Los Pinos, en la colonia Noche Buena, al sur de la metrópoli. Allí intercambiaban información. Parecería prácticamente imposible que, por lo tanto, los espías cubanos no supiesen de las intenciones de Fidel Castro. Vale la pena, por tanto, preguntarse quién o quiénes protegían o protegieron al revolucionario.

Los rumores dicen que a Castro lo protegía el capitán Fernando Gutiérrez Barrios, destacado miembro de la Federal de Seguridad, policía política del gobierno mexicano. De hecho, Fidel Castro y Gutiérrez Barrios mantuvieron una buena amistad hasta que el entonces senador por Veracruz murió, en el año 2000. Ese mismo año, el espía cubano Jorge Maseró señaló a Gutiérrez Barrios, "el sabueso del sistema", como el personaje que avaló las operaciones clandestinas que los guerrilleros llevaron a cabo en México. Y aseguró, además, que éste protegía y apoyaba a diversos cubanos desde la nómina del gobierno mexicano, amén de que se hizo de la vista gorda ante lo que los revolucionarios realizaron durante su estancia en el país.

Don Fernando también aparece en los documentos desclasificados de la CIA como el agente mexicano que apoyó a Castro y al Che, por lo que se puede suponer que trabajó coordinadamente con ellos. Hay quienes llegan a decir incluso que fue Gutiérrez Barrios quien consiguió las armas que fueron transportadas en el Granma.

Castro poco ha hablado de su etapa en México, apenas lo ha hecho de manera anecdótica. Lo que es un hecho es que, en la oficina de Gutiérrez Barrios, hasta el último día de su vida, podía verse, sobre el escritorio del veracruzano, un retrato del ex presidente cubano.

El rumor, señalemos por último, también asegura que las armas con que se hizo la Revolución se guardaban en el fondo de una alberca en una residencia del Pedregal, en la ciudad de México, y que el campo de entrenamiento de los guerrilleros estaba protegido por agentes de la Federal de Seguridad.


(Tomado de: Marcelo Yarza - 101 Rumores y secretos en la historia de México, Editorial Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F., 2008)




martes, 12 de octubre de 2021

Gonzalo Curiel



Gonzalo Curiel (1904-1958)

Nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el 10 de enero de 1904. De niño aprendió a tocar el piano. Estudió la carrera de medicina pero no llegó a terminarla porque decidió dedicarse por completo a la música. En 1935 hizo su debut en la XEW trabajando como pianista. Fue entonces cuando conoció al doctor Alfonso Ortiz Tirado, quien lo contrató y realizó con él una gira por el interior de la república. Poco después dio a conocer su primera composición, titulada He querido olvidar. Luego compuso Dime, que fue estrenada por José Mojica en el Teatro Arbeu de la ciudad de México. Fue autor de más de cien canciones. Entre ellas se han destacado: Tu partida, Son tus ojos verde mar, , Vereda tropical, Un gran amor, Deseo, Confesión, Desesperanza, Di que es mentira, Con mi guitarra, Confidencia, Blanca, Cuando, Calla, Agonía, Adiós, Al fin, Brazalete, Adversidad, Calla tristeza. La canción Tu partida pasó a ser el tema musical de su orquesta. Fue fundador de varios conjuntos, el primero de ellos fue Los Caballeros de la Armonía. Posteriormente, buscando cambios en la interpretación vocal, se unió con Emilio Tuero, Pablo y Carlos Martínez Gil, y Ciro Calderón para formar el cuarteto Ritarmelo (ritmo, armonía y melodía). Más adelante formó el grupo Los Diablos Azules que hizo importantes series de radio en la XEW. En 1931 formó otro conjunto que se llamó Los Trovadores del Ensueño. En 1937 fundó la orquesta El Escuadrón del Ritmo, con la que realizó, en 1940, una extensa gira por Estados Unidos, Brasil, Chile y Argentina, llevando como cancionista a Adelina García. En 1942 regresó a México e ingresó al cine nacional para la música de fondo de más de 126 películas. Ganó un Ariel por la musicalización de la cinta Eugenia Grandet. Participó con su orquesta en las películas: Payasadas de la vida, Cita con la muerte, Dancing y muchas otras. En 1948 fue estrenado su primer Concierto para piano y orquesta en re bemol, a través de la radiodifusora XEW. Su segundo concierto fue estrenado en la misma radiodifusora el 19 de abril de 1951. Fue fundador de la orquesta de la Unión Filarmónica de México. En 1953 fue condecorado en la Feria de Jalisco por el licenciado Agustín Yáñez, gobernador del estado. Fue fundador de la Sociedad de Autores y Compositores de Música y de la Unión Filarmónica de México y perteneció al Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica. Falleció el 4 de julio de 1958 en la capital de la república.


(Tomado de: Moreno Rivas, Yolanda - Historia de la Música Popular Mexicana. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Alianza Editorial Mexicana. México, D.F., 1989)

jueves, 7 de octubre de 2021

Plan de Tacubaya 1857

 


Félix Zuloaga: Plan de Tacubaya 1857

La reacción conservadora sobre las novedades liberales no se hizo esperar. A fines de 1857, Félix Zuloaga encabezó un movimiento contrario al liberalismo mexicano y propició la guerra de los tres años. Aunque legalmente el poder seguía en manos de los liberales en la persona de Benito Juárez, los conservadores lo ejercieron de facto. México se dividió en dos grandes tendencias.


Considerando: que la mayoría de los pueblos no ha quedado satisfecha con la carta fundamental que le dieran sus mandatarios, porque ella no ha sabido hermanar el progreso con el orden y la libertad, y porque la oscuridad en muchas de sus disposiciones ha sido el germen de la guerra civil:

Considerando: Que la República necesita de instituciones análogas a sus usos y costumbres y al desarrollo de sus elementos de riqueza y prosperidad, fuente verdadera de la paz pública y del engrandecimiento y respetabilidad de que es tan digna en el interior y en el extranjero:

Considerando: Que la fuerza armada no debe sostener lo que la nación no quiere, y sí ser el apoyo y la defensa de la voluntad pública, bien expresada ya de todas maneras, se declara:

Artículo 1°. Desde esta fecha cesará de regir en la República la Constitución de 1857.

Artículo 2°. Acatando el voto unánime de los pueblos, expresado en la libre elección que hicieron del Excmo. Sr. presidente D. Ignacio Comonfort, para presidente de la República, continuará encargado del mando Supremo con facultades omnímodas, para pacificar a la nación, promover sus adelantos y progreso, y arreglar los diversos ramos de la administración pública.

Artículo 3°. A los tres meses de adoptado este plan por los Estados en que actualmente se halla dividida la República, el encargado del Poder Ejecutivo convocará un Congreso extraordinario, sin más objeto que el de formar una constitución que sea conforme con la voluntad nacional y garantice los verdaderos intereses de los pueblos. Dicha constitución, antes de promulgarse, se sujetará por el gobierno al voto de los habitantes de la República.

Artículo 4°. Sancionada con este voto se promulgará, expidiendo en seguida por el Congreso la ley para la elección de presidente constitucional de la República. En el caso en que dicha constitución no fuere aprobada por la mayoría de los habitantes de la República, volverá al Congreso para que sea reformada en el sentido del voto de esa mayoría.

Artículo 5°. Mientras tanto se expida la constitución, el Excmo. Sr. presidente procederá a formar un Consejo, compuesto de un propietario y un suplente por cada uno de los Estados, que tendrá las atribuciones que demarcará una ley especial.

Artículo 6°. Cesarán en el ejercicio de sus funciones las autoridades que no secunden el presente plan.

Tacubaya, diciembre 17 de 1857.

Félix Zuloaga.


(Tomado de: Matute, Álvaro - Antología. México en el siglo XIX. Fuentes e interpretaciones históricas. Lecturas Universitarias #12. Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección General de Publicaciones, México, D.F., 1981)

lunes, 4 de octubre de 2021

Por los siglos de los siglos...

 


Estando la luna en cuarto menguante, y en ocasiones aún en plenilunio, centenares de animales empiezan a aparecer en algunas playas mexicanas. Permanecen en la zona donde rompen las olas en espera de otros animales rezagados. El agrupamiento va siendo cada vez mayor hasta que, en un tramo de cinco kilómetros aproximadamente, se congregan varios miles. Sólo entonces avanzan hacia la playa. Cumplen, con pasmosa puntualidad, una cita anual que, en muchos casos llega a tener sólo unos minutos de diferencia con respecto al arribo efectuado el año anterior.

¿De qué animales se trata? Dejemos la explicación a un reputado especialista: el profesor Archie Carr: "A través de una serie de modificaciones todavía no bien conocidas en detalle y de pocas de las cuales quedó constancia en los registros fósiles, fue evolucionando una curiosa e insólita criatura que, aunque conservó el viejo cráneo del cotilosaurio, poseía un pico córneo y desdentado, así como un cuerpo encorvado y retorcido encerrado en una especie de caja ósea sin paralelo en la Naturaleza."

Sí, tal como usted habrá discurrido, se trata de la tortuga; uno de los seres todavía desconocidos en muchos aspectos. Sus "arribazones" o llegadas, en oleadas de miles y miles, es uno de los espectáculos más extraños, intrigantes y admirables.

Por alguna misteriosa razón, los litorales marinos de México gozan de especial predilección por parte de las tortugas, turistas de un incógnito ultramar. Cinco distintas especies eligen un sitio particular entre Tamaulipas y Quintana Roo, en tanto, que otras seis diferentes cubren puntos situados desde la Baja California hasta Chiapas.

Su llegada anual origina una espectacular y frenética labor colectiva durante las cuales las tortugas excavan sendos agujeros, exactamente con las mismas medidas y profundidad, ponen sus huevos (a veces hasta cien cada ejemplar). Luego, concienzudamente, cubren con la arena totalmente el agujero y aplanan la arena con sus paletas. Ciertamente es singular la vista de una playa tan densamente cubierta de tortugas que bien se podría caminar, por kilómetros, sobre ellas sin tocar el piso. Simultáneamente se escucha un sordo, impresionante redoble, que es el golpear de las palas apisonando la arena. Finalmente, hacen falsas excavaciones en torno a la verdadera, para despistar a los enemigos naturales: coyotes, perros, cangrejos, gaviotas y... el hombre.

Una hora después de haber salido de las olas, vuelve a ellas la tortuga y se pierde en la inmensidad. Jamás conocen a sus críos. Éstos, que nacerán hacia los dos meses, conocerán la odisea de la supervivencia, desde la más absoluta e indefensa condición de recién nacidos, hasta su desarrollo total, cosa que sólo consiguen unas pocas. Las afortunadas, alcanzan pesos hasta de quinientos kilos. Las otras adquirirían la forma de un par de zapatos o una bolsa de "piel de cocodrilo" (de tortuga y no de otra cosa es el material vendido como de saurio). O se volverán "cecina de venado"... o salchichas... en el peor y más común de los casos, serán muertas por pescadores que no obtienen de ellas mayor provecho. (México es el primer país del mundo que ha puesto en marcha un programa de protección de las tortugas.)

Los lugares donde es posible ver el fascinante espectáculo sin igual de una arribada de tortugas (¿qué portentoso mecanismo las guías durante más de mil quinientos kilómetros en su viaje de regreso para desovar?) se ubican particularmente en Tamaulipas, en la Barra de Calabazas; en La Escobilla, Oaxaca; en Tlacoyunque, Guerrero, y en El Playón de Mismaloya, Jalisco. Agosto es justamente el mes en que ocurre la llegada de las tortugas, y cuando hablamos de muchos millares es en serio: entre la noche del 20 de agosto y el amanecer del día 22, de 1971, fueron ¡cien mil! las tortugas que llegaron a Mismaloya, Jal. Le aseguramos que quien haya visto este espectáculo jamás lo olvidará...


(Tomado de: Mollër, Harry. México Desconocido. INJUVE, México, D. F., 1973)