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jueves, 14 de marzo de 2019

Lienzo de Tlaxcala





Características físicas. 

La referencia que nos acerca más a las dimensiones del lienzo es de Alfredo Chavero, quien menciona que era una tira de tela de algodón que medía "cinco varas y cinco sesmas de largo por dos varas y media de ancho", lo cual equivaldría a 4.87 por 2.08 m de acuerdo con Martínez Marín. Chavero también menciona que "la pintura es a la aguada, y ejecutada por los pintores indígenas tlacuilos". La aguada es una técnica que permite combinar diferentes niveles de agua con pintura.



Contenido. 

Este documento contiene elementos tanto de origen prehispánico como colonial. Se compone de una escena principal que se encuentra en la parte superior central y 87 escenas más pequeñas que se leen de manera horizontal, comenzando desde el extremo superior izquierdo. La escena principal representa la estructura política de Tlaxcala. Las escenas más pequeñas se dividen en varias secciones temáticas que aluden a las fases históricas de la conquista, desde la llegada de los emisarios de Cortés a Tlaxcala, su recibimiento y la alianza que hicieron con los tlaxcaltecas, la matanza de Cholula y la derrota de Cuauhtémoc. A partir de la lámina 49 se pintó la participación tlaxcalteca en la guerra de conquista y las expediciones al occidente. Tras la descripción de la forma en la cual la provincia de Tlaxcala colaboró con Hernán Cortés y sus tropas en la conquista de Tenochtitlan, se deja ver el esfuerzo de las autoridades tlaxcaltecas por demostrar a la corona española el derecho que les asistía de hacer peticiones y ser acreedores de indulgencias.


(Tomado de: Sandra Amelia Cruz Rivera - Lienzo de Tlaxcala. Arqueológica Mexicana, edición especial #42, La colección de códices de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Editorial Raíces, México, D.F., 2012)

lunes, 25 de febrero de 2019

Andanzas de Lorenzo Boturini




La historia de las andanzas de Lorenzo Boturini Benaduci en Nueva España parece ser el resultado del modo de sentir de muchos novohispanos de las clases altas y de los patrones de gobierno de las autoridades virreinales. Este caballero Boturini, nacido en Italia, vivió en Viena por algún tiempo y, debido a que la corte de España ordenó, por guerra entre España y Austria, que todos los italianos saliesen de los dominios austríacos, pasó por Portugal y luego a España. Sin arraigo en ésta, aceptó venir a Nueva España, en 1735, a gestionar el pago que la condesa de Santibáñez cobraba en México como descendiente del emperador Moctezuma.

No se sabe por que razones el pasaporte y la licencia para viajar al virreinato no cumplían todos los requisitos que exigían las autoridades metropolitanas. Para salir de España no tuvo mayores dificultades; éstas vendrían después. Llegó a México en febrero de 1736.

Como se recordará, en 1737 la Virgen de Guadalupe fue proclamada patrona de la Ciudad de México, y la curiosidad de Boturini se despertaría ante esta manifestación de fe popular. Se interesó por averiguar el origen del culto a la imagen conservada en el Tepeyac. Dicen sus biógrafos que anduvo buscando testimonios que documentaran la aparición a Juan Diego. Durante ese tiempo no sólo recogió la tradición oral de la historia prehispánica, sino también muchos otros documentos que han sido considerados muy valiosos para conocer el pasado de México.

Mientras todo fue afán de satisfacer su curiosidad de anticuario parece que no tuvo dificultades. Según los catálogos o inventarios que existe de su colección, pudo reunir una considerable cantidad de manuscritos y pinturas antiguas. Pero no paró allí su interés por las cosas de Nueva España. Poseído de fervor guadalupano, quiso contribuir al mayor esplendor de la Virgen, gestionando su coronación, para lo cual se acogía a la gracia que concedía la basílica vaticana de Roma de que fueran coronadas públicamente las imágenes "taumaturgas". Aquí ya entraba en terrenos ajenos y no iba a poder actuar con independencia de los órganos de gobierno colonial. La Audiencia de México pasó por alto la licencia que debía expedir el Consejo de Indias para llevar a cabo la coronación, se mostró anuente a los deseos de Boturini y le permitió seguir adelante con los preparativos. Estaba Boturini recogiendo limosnas o donativos para costear la ceremonia cuando llegó a Nueva España el virrey Fuenclara. Antes de llegar a la capital, en Jalapa se enteró de lo que se proponía don Lorenzo. La desconfianza con que se miraba a los extranjeros hizo que el virrey pidiera un amplio informe sobre la estancia del italo-español. Inmediatamente fue llamado a comparecer ante el alcalde del crimen y se le procesó. Fue acusado de ser extranjero y hallarse en el país sin la debida licencia, de haber recogido donativos sin permiso, de haberse atrevido a promover el culto de Nuestra Señora de Guadalupe siendo extranjero y de haber tratado de poner en la corona de la Virgen otras armas que las del rey. Fue puesto en prisión en febrero de 1743. Papeles, ropa y dinero le fueron embargados y de todo el asunto se dio cuenta al rey.

Boturini se defendió enérgicamente durante su proceso y logró demostrar su inocencia, pero el virrey juzgó que era mejor alejarlo de Nueva España y dio orden para que saliera hacia España a principios de 1744. Con trabajos llegó a Madrid, pues unos corsarios ingleses apresaron el navío en que viajaba, le quitaron su equipaje y lo desembarcaron en Gibraltar. De allí, a pie, se fue a España. Se presentó ante el Consejo de Indias pidiendo que se le hiciera justicia y reclamando sus papeles. El rey había mandado amonestar a los oidores de México por no cumplir con todos los trámites en los negocios de Boturini, pero no encontró reprensible su interés de anticuario. Accedió a recompensarlo por el trabajo que había realizado al juntar los documentos y aprovechar sus conocimientos para que escribiera una historia de los indios. Le concedió licencia de volver a México y le nombró historiógrafo de Indias. Pero Boturini no vivió lo suficiente para gozar del favor del rey. Se quedó en España y allá murió en 1751. Su famosa colección, llamada Museo, quedó depositada en la secretaría de Cámara del virreinato.

Esos papeles, a los que se refieren posteriores historiadores lamentándose de su pérdida, fueron utilizados por don Mariano Veytia (Mariano José Fernández de Echevarría y Orcolaga, Alonso Linage Veytia), criollo distinguido, abogado e historiador, nacido en Puebla de los Ángeles en 1720. Su padre fue José de Veytia, oidor decano de la Real Audiencia y primer superintendente de la Casa de la Moneda, y un tío abuelo, don José Veytia Linage, autor de la célebre obra Norte de la Contratación de Indias. Estudió en México, en donde obtuvo los grados de bachiller en artes, en 1733, y en leyes, en 1736, y el título de abogado en 1737. Viajó extensamente por Europa y visitó Jerusalém y Marruecos. Después de servir al rey en la península, volvió a su patria, a la muerte de su padre, para ponerse al frente de los negocios de la familia.

En Madrid tuvo estrecha amistad con Boturini, a quien alojó en su casa. Allí escribió Lorenzo su libro Idea de una nueva historia de la América septentrional y también allí fue donde Veytia recibió las primeras ideas de las antigüedades mexicanas, que más tarde habían de servirle para redactar su libro Historia Antigua de México.

Veytia dejó varios escritos inéditos, entre otros una pequeña obra llamada Baluartes de México, en la que da noticia de cuatro santas imágenes de Nuestra Señora, que se veneraban en cuatro santuarios, a los cuatro vientos de México. De las cuatro, " la más prodigiosa y que verdaderamente se lleva la admiración y asombro... es la de Guadalupe ". Si se desconociera el lugar y la fecha de su nacimiento, leyendo sus obras advertiríamos su amor y preferencia por la historia de los indios, y podríamos determinar la época en que vivió y su nacionalidad.

(Tomado de: María del Carmen Velázquez - El despertar Ilustrado. Historia de México, tomo 7, El despertar Ilustrado, Salvat Mexicana de ediciones, S.A. de C.V., México,D.F., 1978)

jueves, 21 de febrero de 2019

Plano parcial de la ciudad de México



Se trata de un detallado mapa en el que se muestran más de 400 terrenos demarcados por caminos y canales. La mayor parte de estos terrenos aparecen con sus respectivos dueños, representados mediante una cabecita con su glifo onomástico y una glosa. Frente a estas tierras, y a lo largo del margen derecho del mapa, se dibujaron los gobernantes de Tenochtitlan desde Itzcóatl hasta Luis de Santamaría Cípac, lo que permite inferir que las tierras frente a ellos es Tenochtitlan.

La falta de un topónimo hace muy difícil precisar en qué lugar estaban ubicadas estas tierras. La única posible referencia es un gran dique y la iglesia de Santa María, según indica una glosa. El problema es que en diferentes momentos, distintas personas fueron retocando el documento original, cubriendo con papel amate algunas de sus partes o raspando su superficie para hacer nuevos dibujos. La iglesia de Santa María, por ejemplo, es un añadido posterior como lo corrobora su estilo y el tipo de letra de su glosa. Algo similar sucede con el dique que fue cubierto con papel amate para cambiar su trayecto.



Fecha de elaboración. El último gobernante en la lista es Luis Santamaría Cípac, quien gobernó entre 1563 y 1565. Es por tanto muy probable que el Plano fuera elaborado en ese período.


(Tomado de: María Castañeda de la Paz – Plano parcial de la Ciudad de México. Arqueológica Mexicana, edición especial #42, La colección de códices de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Editorial Raíces, México, D.F., 2012)

lunes, 21 de enero de 2019

Antigüedades mexicanas




Entre los escasos restos de antigüedades mexicanas, interesantes para un viajero instruido, que quedan ya en el recinto de la ciudad de México, ya en sus inmediaciones, pueden contarse las ruinas de las calzadas (albarradones) y de los acueductos aztecas; 

la piedra llamada de los sacrificios, adornada de un bajo relieve que representa el triunfo de un rey mexicano, 


el gran monumento calendario que con el precedente está abandonado en la plaza mayor; 


la estatua colosal de la diosa Teoyaomiqui, tendida por el suelo en uno de los corredores de la Universidad y por lo común envuelta en tres o cuatro dedos de polvo; los manuscritos o sean cuadros jeroglíficos aztecas pintados sobre piel de maguey, sobre pieles de ciervo y telas de algodón (colección preciosa de que se despojó injustamente al caballero Boturini, Muy mal conservada en el archivo del palacio de los virreyes y cuyas figuras atestiguan la imaginación extraviada de un pueblo que se complacía en ver ofrecer el corazón palpitante de las víctimas humanas a ídolos gigantescos y monstruosos); los cimientos del palacio de los reyes de Acolhuacán, en Texcoco; el relieve colosal esculpido en la faz occidental del peñasco de pórfido llamado el Peñón de los Baños; y otros varios objetos que recuerdan al observador instruido las instituciones y las obras de pueblos de la raza mongolesa, y cuya descripción y dibujos daré en la relación histórica de mi viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente.

(Tomado de: Humboldt, Alejandro de – Ensayo Político sobre el reino de la Nueva España. Estudio preliminar, revisión del texto, cotejos, notas y anexos de Juan A. Ortega y Medina. Editorial Porrúa, colección “Sepan Cuantos…” #39. México, D.F.,2004)


martes, 25 de diciembre de 2018

Catecismo Náhuatl en imágenes

 
Contenido

Es éste uno de los varios catecismos que se emplearon para la evangelización de los indígenas mesoamericanos. Se halla trunco ya que de él sólo se conservan seis hojas, pintadas en papel europeo por ambos lados. El catecismo expone por medio de preguntas algunos temas principales de la doctrina cristiana. Al pie de las imágenes hay un texto náhuatl que facilita su interpretación. Entre los temas que trata están los tocantes a Dios con sus tres personas distintas y la enunciación de los principales atributos de cada una de ellas. Se informa que la Virgen María fue madre del hijo de dios, de la redención de Jesús por los pecados de los seres humanos y de que vendrá a juzgar a vivos y muertos en el juicio final, así como su destino, el cielo o el infierno. La presencia del Papa en Roma, como representante de Cristo en la tierra, está ilustrada por varias imágenes. La última parte hace referencia al demonio, enemigo de los seres humanos.
 
 
 
Características físicas
 
Está pintado en papel europeo, por ambos lados. Las seis hojas que se conservan miden aproximadamente 15.6 cm de altura por 10.5 cm de ancho. Las pinturas y glosas se presentan en columnas o bandas horizontales. El trazo, aunque a veces infantil, refleja en algunos casos cierta habilidad del tlacuilo que lo elaboró. De esto son muestras las representaciones de la Virgen María, así como el jeroglífico que expresa la idea de necuiltonoliztli, “riqueza”, que consiste en una flor dentro de un círculo con aves a ambos lados, verosímilmente colibríes. Los colores empleados son azul, rojo, amarillo y verde. La secuencia de los textos exige siempre una lectura horizontal a lo largo de las siete bandas que se registran en las páginas del catecismo.
 
 

(Tomado de: Miguel León-Portilla. Catecismo Náhuatl en imágenes. Arqueológica Mexicana, edición especial #42, La colección de códices de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Editorial Raíces, México, D.F., 2012)