jueves, 28 de julio de 2022

Corrido El exterminio de Morelos, 1912


 

El exterminio de Morelos

Marciano Silva

Dios te perdone, Juvencio Robles,

tanta barbarie, tanta maldad,

tanta ignominia, tantos horrores,

que has cometido en nuestra entidad;

de un pueblo inerme los hombres corren

y después de esto vas a incendiar;

qué culpa tienen sus moradores

que tú no puedas al fin triunfar.


Si es que a Emiliano Zapata buscas,

allá en los montes le encontrarás,

marcha a los campos contra él y lucha

y así de gloria te cubrirás;

deja a los pueblos, no tienen culpa,

ya no los mandes a exterminar,

el que es valiente nunca ejecuta,

hechos tan viles como el actual.


Lo que es Cartón y Rasgado en suma

en nuestro Estado nunca podrán

vencer a Neri, que es la figura

más formidable que hay en el plan;

saben muy bien los sitios que ocupa,

al fin se animan pero no van,

y como prueba les diré algunas

de sus hazañas en realidad.


Llegan a un pueblo que abandonado

sus habitantes dejaron ya,

tiran balazos, por si emboscados

los zapatistas llegan a estar;

si este saludo no es contestado

entonces entran allí a incendiar;

triunfan los leales de un pueblo aislado

al cual dejaron sin un hogar.


Si zapatistas llegan a un pueblo

y son en número regular,

mandan un parte luego al gobierno

más inmediato sin dilatar:

"aquí se encuentran los bandoleros,

pueden venirlos a exterminar";

el bravo jefe responde luego:

"cuentos de viejas, qué van a estar".


Pero si saben que ya se fueron

y que muy lejos deben estar,

entonces marchan, pero ligeros,

con sus cañones a bombardear;

las pobres casas son los guerreros

con quienes van a contrarrestar

y las mujeres que sin remedio

se llevan como un trofeo marcial.


¡Cuántos pacíficos ha matado

Cartón en su cruel avilantez;

cuando algún pueblo llega a incendiar

y en sus hogares encuentra a alguien,

luego en su parte pone el menguado:

"hónrome participar a usted

que a zapatistas he derrotado

quité caballos y armas también".


Son nuestros pueblos sólo unos llanos,

blancas cenizas, cuadros de horror,

tristes desiertos, sitios aislados,

donde se agita sólo el dolor;

fúnebres restos que veneramos

como reliquias de nuestro amor,

donde nacimos, donde nos criamos,

y alegres vimos la luz del Sol.


Adiós, Cartón y Juvencio Robles,

adiós, Rasgado, bravo adalid,

llévenle a Huerta sus batallones

y su estrategia tan infeliz;

díganle que ya no hay poblaciones

ni bandoleros que perseguir,

sólo Zapata y sus escuadrones

siempre dispuestos a combatir.


Bravos guerreros, hijos de Esparta,

que al fin se honraron con acabar,

pero a los pueblos, porque a Zapata

ni la razón han podido dar;

quemar a un pueblo creo que no es gracia,

matar inermes es cosa igual,

dejar familias en la desgracia,

eso no es honra de un militar.


Cuántas familias se hallan llorando

en tierra extraña sin un hogar,

y por su pueblo siempre anhelando

sin que ese instante pueda llegar;

cuántas familias peregrinando

de pueblo en pueblo siempre andarán

hasta que el cielo diga: "hasta cuando",

a sus hogares se volverán.


Soldados viles, que habéis jurado

ser la defensa de la Nación,

ya no exterminen a sus hermanos

y alcanzarán su salvación;

negros caínes cual inhumanos

tened un rasgo de abnegación,

quiero se dignen, cual mexicanos,

oír los clamores de la razón.


La guerra zapatista fue sostenida por las comunidades y poblados pequeños del estado de Morelos, lugares de donde provenían la mayoría de los combatientes revolucionarios zapatistas.

Como para el ejército huertista era muy difícil batir a los zapatistas en el terreno de las armas, por el hecho de que, en su táctica de guerra de guerrillas, los zapatistas aparecían y desaparecían al amparo de la sierra del estado de Morelos; durante los años de 1912 a 1913 y parte del 14, el general Juvencio Robles y sus subalternos Luis G. Cartón y Alberto T. Rasgado optaron por combatir a los zapatistas en sus fuentes de abastecimiento, con el exterminio sistemático de las cosechas, reconcentración e incendio de los poblados que simpatizaban o ayudaban a los zapatistas.

La sensibilidad del extraordinario corridista don Marciano Silva nos narra, en su peculiar estilo de bola suriana, los detalles del exterminio del estado de Morelos por los huertistas, el corrido debió ser compuesto antes de la muerte del general Felipe Neri Jiménez.


(Tomado de: Avitia Hernández, Antonio - Corrido Histórico mexicano (1910-1916) Tomo II. Editorial Porrúa, colección “Sepan cuántos…” #676. México, D.F. 1997)



lunes, 25 de julio de 2022

La Mataviejitas

 


El 26 de enero de 2006 familiares encuentran muerta a la señora Ana María de los Reyes Alfaro, de 82 años. De inmediato recuerdan que una mujer vestida con un abrigo rojo se cruzó en su camino a la hora de entrar a la vivienda. Corren y la alcanzan justo cuando está abordando un taxi. Llaman a una patrulla, cuyos elementos detienen a Juana Barraza Samperio, mujer madura, robusta y de pelo corto.

La asesina serial conocida como "la Mataviejitas", buscada por la policía, finalmente había sido capturada.

Desde la época de los 90 alguien comenzó a asesinar mujeres de la tercera edad con un modus operandi muy similar: las ancianas eran estranguladas, desnucadas por un golpe y, excepcionalmente, acuchilladas. Todas ellas aparecían dentro de su domicilio, como si hubieran dejado entrar de buena gana a quien les quitaría la vida. El asesino tomaba algunas pertenencias de la vivienda y escapaba. A partir de 2003 los asesinatos, antes inconexos, adquirieron un patrón; se comenzó a hablar de un asesino serial de sexo masculino que, trasvestido, se hacía pasar por enfermera y trabajadora social para ganarse la confianza de las víctimas. Por la brutalidad de los crímenes, las autoridades pensaban que el perpetrador debía ser un hombre, pues era impensable que una mujer ejerciera tal sadismo en contra de ancianas indefensas.

Hasta que apareció Juana Barraza

Juana Barraza Samperio.nació en Epazoyucan, Hidalgo. Su madre fue una alcohólica que a los trece años la vendió a un individuo a cambio de una caja de cervezas, tuvo un hijo, el cual fue asesinado por una pandilla ante sus propios ojos. Gracias a su corpulencia, pudo dedicarse a la lucha libre por un tiempo con el nombre de La Dama del Silencio. Luego, debido a una lesión en la espalda, tuvo que conformarse con vender palomitas en la Arena México. Era una mujer callada, siempre preocupada por alimentar a sus hijos menores por medio de sus diversas ocupaciones. Sin embargo, llevaba consigo la pulsión asesina: las ancianas que estrangulaba tenían la edad que aproximadamente debía tener su madre, a la cual nunca volvió a ver luego del episodio de las cervezas. Cada asesinato le permitía desfogar una poca de esa rabia que la carcomía. 

"La Mataviejitas" fue condenada a 759 años por los 17 homicidios que se le pudieron comprobar, de los cuales sólo pasará cincuenta años. Al salir, si sobrevive, tendrá la misma edad que sus víctimas.


(Tomado de: Delgado, Omar. Serial Nacional. La Mataviejitas. Muy Interesante. Crimen. Casos en México. Vol. VI. Editorial Znet Televisa, S.A. de C. V. Ciudad de México, 2019)



viernes, 22 de julio de 2022

Manuel Barbachano Ponce

 


Creador del cine mexicano independiente en la década de los cincuentas, Manuel Barbachano Ponce produjo obras de calidad, inteligentes y arriesgadas. Durante cuatro décadas produjo cintas que, independientemente de buscar el éxito comercial, rompían con los moldes cansados de la industria cinematográfica mexicana.

Manuel Barbachano Ponce nació el 4 de abril de 1924 en Mérida, Yucatán. Estudió en su ciudad natal la carrera de comercio, que no terminó, y en Nueva York la de comunicaciones. En 1945 se trasladó a la ciudad de México con sus hermanos Jorge y Miguel, el segundo de los cuales compartía su pasión por el séptimo arte. En 1952 creó la empresa Teleproducciones, con la que realizó los noticiarios Tele Revista y Cine Verdad dos años más tarde. En este último dirigió a un equipo de intelectuales y artistas importantes: Octavio Paz, Carlos Fuentes, Álvaro Mutis, Elena Poniatowska y Vicente Rojo.

Fundó Producciones Barbachano en la década de 1950 y, a través de ella, produjo su primera película de peso, Raíces, dirigida por Benito Alazraki. Ésta ganó el Premio de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica en el Festival de Cannes de 1954. En 1956 produjo el semidocumental Torero, dirigido por Carlos Velo, con el diestro Luis Procuna. La cinta, notable por su calidad visual, ocasionó más tarde una prolongada y dramática contienda legal con el torero.

Barbachano Ponce fundó en 1987 Clasa Films Mundiales, a la que incorporó Producciones Barbachano, con objeto de incrementar su capacidad corporativa. Otras películas producidas fueron Nazarín (1958), de Luis Buñuel, Gran Premio Internacional de Cannes; Sonatas (1958), del español Juan Antonio Bardem; Macario (1959) y El gallo de oro (1964), de Roberto Gavaldón; Pedro Páramo (1966), otra colaboración con Carlos Velo; María de mi corazón (1979) y La tarea (1990) ambas de Jaime Humberto Hermosillo; Frida (1980) de Paul Leduc, y Tequila (1992) del director Rubén Gómez.

Manuel Barbachano Ponce falleció el 29 de octubre de 1994 en el Distrito Federal.


(Tomado de: Todo México 1995. Resumen ilustrado de los acontecimientos más importantes registrados en México en 1994 para la actualización de la Enciclopedia de México. Kentucky, EUA, 1995)

lunes, 18 de julio de 2022

El albur

 


El albur o calambur es un juego de palabras con alusiones sexuales para ofender al oyente. El calambur casi siempre es un diálogo que sostienen dos amigos, pues más bien se considera un modo afectuoso de insultar al compañero. 

Es común que dos amigos sostengan un diálogo misterioso para los no iniciados, un duelo de ingenio como el siguiente:

-Te cortaron el tupé.

-Melón se comió las plumas, y Melambes el pajarito.

-El diablo te coja confesado.

-¿Conoces al perro cojo de las nalgas negras?

-No te canses, siéntate.

-¿Te gusta el zumo de verdolaga?

-Me torcí un pie.

-A flojo nadie me gana.

-Ah, viento el de México.

-¿Es cierto que afuera de tu casa hay un letrero que dice: "Frío con gas"?

-Dame las buenas noches.

-San Buto te favorezca.

-Puedes hacerme una chaqueta, aunque no seas sastre.

-Quítame el sebo, por lo que te debo.

-Con estos terregales no se puede vivir.

-Ta'lloviendo y no es abril.

-Sacudo por no barrer.

-Zacualco le dijo a Torres.

-Eh chocante.

-Hazme una valona.

-Sí tienes calentura, yo te la curo.

-Bonito tu saco amarillo.

-¿Te gustó ver gotas y no mojarte?

-Rompo la amistad por menos.

-Sóbame la mano, que me la torcí ayer.

-El pico de gallo es muy bueno.

-Eres un echador como no hay otro.

-Agárrame la palabra, ahora que estoy de buenas.

-Mejor te cojo lo que tú ya sabes.

-¿Cuánto me cobras por darme las buenas noticias?

-No sé por qué lo dirá, pero su razón tendrá.

Este duelo verbal podría durar varios días y ninguno de los rivales se rendiría.

Otra técnica del calambur consiste en hacer una pregunta a un amigo, para que éste responda lo que deseamos y después darle una réplica ingeniosa:

-¿Ya viste a Homero?

-¿Cuál Homero?

-El que dio en el mero mero.

También se puede preguntar:

-¿Ya viste a Juan?

-¿Cuál Juan?

-El que te fornicó en San Juan.

A un amigo que busca empleo se le puede engañar contándole:

-Yo sé de un empleo muy bien pagado, y sólo tienes que llevar las listas.

-¿Las de raya?

-Listas las nalgas.

Si sabemos que un compañero de oficina tiene varias hermanas, le podemos decir:

-Te habló por teléfono tu hermana.

-¿Cuál hermana?

-La que traigo de campana.

Otra manera de engañar a un amigo es pedirle:

-Di un color en voz alta, a ver si adivinas el que yo estoy pensando.

Si él ingenuo cae en nuestra trampa, dirá:

-Azul... Morado... Verde...

-Tienes las nalgas -se le contestará en cualquier caso.

Si un amigo llega de la calle con la ropa mojada por la lluvia, se le preguntará:

-¿Te cogió el chaparrón?

Otra broma es contarle a un amigo que se encontraba ausente:

-Te buscó el pelón.

-¿Cuál?

-El Pelón Sobabas.

La técnica del albur es más o menos fácil de descifrar. La persona que ignora algo, le basta suponer lo peor: "Piensa mal y no errarás", es la regla de oro del calambur.

La mayoría de los albures son expresiones fabricadas de antemano, y sus respuestas también son hechas de antemano. Cuando una persona desea ir al excusado anuncia:

-Voy a mi arbolito... voy a hacer del uno... voy a descargar... voy a poner un telegrama.

A lo último se puede contestar:

-Recuerdos a la familia.

Y así hasta el infinito, como en el cuento de nunca acabar. La gente usa expresiones adecuadas a su condición social. La pueblerina que presumía de culta les comunicaba a sus invitados:

-Con permiso del cabildo, mi sobrina va a la mea y también a la caga...

En cambio una señora elegante de verdad afirma:

-Voy al pipis room... al inodoro... a cortar margaritas...

Cuando afirma esto último corre el peligro de que le contesten:

-Aproveche el viaje y haga caca de una vez.

Otra manera de hacer un albur es preguntar inocentemente:

-¿Cuál es el colmo de un albañil?

-No sé.

-Que ponga techo en el excusado de su casa.

Otro:

-¿Sabes cuál es el ave más rara?

-...

-El pájaro quema maíz.

Otro más:

-¿Sabes cuál es el niño más bueno y trabajador de México?

-...

-El niño que teje hincado.

Otro:

-¿Sabes que le dijo el pinche a la cocinera?

-...

-No me arrimes el comal

que no soy tu enchiladera.

Otro:

-¿Sabes qué le dijo el marchante a la catrina?

-...

-No me apriete los limones

porque se llena de jugo.

Otro:

-¿Qué le dijo el jardinero a la viejita?

-...

-Su culantro está seco,

le hace falta su regadita.

Otro:

-¿Qué le dijo el elefante a la hormiguita?

-...

-Ya verás lo que hacemos

con un poco de paciencia y salivita.

Otro:

-¿Cuál es el colmo de una lesbiana?

-No sé.

-Hacer tortillas con máquina.

Otro:

-¿Cuál es el colmo de un pedorro?

-No sé.

-Arrancarse un pedazo del corazón.

Cuando a un amigo se le escapa un aire pestilente, se le puede pedir:

-Cuando se te acabe el perfume me regalas el frasquito.

O bien se le puede aconsejar:

-Licenciado, cuando coma zopilote, arránquele las plumas.

O si se trata de una muchacha hermosa, se le puede rogar con galantería exquisita:

-Señorita, no tenga pena, diga que fui yo.

Si varios caballeros le disputan el honor, y se le adelantan, usted puede decir:

-Señorita, el próximo corre de mi cuenta.

Si se trata de un anciano respetable, es posible dirigirle esta frase:

-Salud y larga vida, venerable anciano.

O esta otra menos formal:

-Saco, revoloteo y ataco

viejo bombo, hijo de chingada.

Si un amigo de mucha confianza perfuma el viento, se le puede invitar:

-El próximo me lo echas en las pelotas.

Invitaron a un ranchero a asistir como testigo a un matrimonio civil. El hombre se presentó puntualmente en el juzgado, pero cuando estaba comenzando la ceremonia, sintió ganas de peer. No encontró otro recurso que salir al corredor próximo a la sala del juzgado. Después de realizar su urgencia, regresó. Varias veces sintió idéntico deseo, y varias veces repitió la cautelosa operación. Llegó un momento en que el juez desesperado, que lo estaba observando, le ordenó:

-Amigo, la próxima vez me lo cambia. Se lo truena aquí, y sale a ventilárselo afuera.



Una manera ingeniosa de hacer calambures complicados es redactar anuncios como los siguientes:

Señorita secretaria, anda mal de la regla... tire la vieja, y cómprese un nuevo Reglatón. Aprobado por el Departamento de Pesas y Medidas.

Señorita, no le teja a su novio la chaqueta. Cómpresela hecha en el Palacio de Fierroduro.


Así el lector puede inventar otros anuncios para divertirse. Otro tipo de albures se llama:

No es lo mismo: "Frío con gas", que freír congas.

No es lo mismo: "Los puños de Enriqueta", que hazme una puñeta.

No es lo mismo: "Ledezma quiere limones y nabos", que le des mamones en el nabo.

No es lo mismo: "Voy a darle ahora que está chiquito", que voy a darle ahora por el chiquito.

No es lo mismo: "Consulado General de Chile", que un general con su chile de lado.

No es lo mismo: "A la cocinera se le pegan los huevos en el traste", que pegarle a la cocinera los huevos en el traste.

No es lo mismo: "Enterrar un ala de pájaro en la noche", que a la noche te entierro el pájaro.

No es lo mismo: "Enchílame esta gorda", que engórdame este chile.

No es lo mismo: "Tener un barco de buena envergadura", que tener una buena verga dura.


Una manera popular de hacer calambures, es formarlos con supuestos nombres propios de extranjeros. Se puede ofrecer una lista, por ejemplo, de los integrantes de una misión comercial japonesa: 

Kimono Oyito, Tezuda Tuchiko, Tekojo Tuyo, Michaira Tadura, Zummo Mipicha, Teiede Tubuche, Toko Tukulo, Chichi Takaida, Techo Jocoke, Jodde Todito, Teago Tuijito.

Casi cualquier tipo de adivinanza o chascarrillo se puede transformar en calambur. Por ejemplo:

-¿En qué se parece la mujer a la radio?

-En que la mujer primero se toca, y después se calienta, y la radio primero se calienta y después toca.


(Tomado de: Lomas, Juan (recopilador). Teoría y práctica del insulto mexicano. Colección Duda semanal. Editorial Posada, S. A. México, 1974)

jueves, 14 de julio de 2022

El ojo de Dios, Nayarit

 


Es un ojo mágico que nos mira, un ojo mágico y multicolor que nos observa, que nos guía y nos orienta. Es el "ojo mágico" como le han llamado actualmente a esta pieza de estambre y madera que los coras, los huicholes y los tepehuanos designan con el nombre de "Tsicuri", que en su lengua propia es un derivado del náhuatl.

Todos los colores del arcoíris y más tienen cabida, todos los tamaños, , un sinfín de variantes. Este emblema es el escudo de los habitantes del norte de Jalisco y de una pequeña porción de Zacatecas y Durango, donde todavía hay auténticos creyentes del primitivo embrujo.

Es el "Ojo de Dios" el que simboliza, encierra y describe algo más que un pensamiento, una filosofía, una manera de ser, una religión. Para nosotros podría ser una artesanía más, pero no. No es un simple adorno. El "Tsicuri" u "Ojo de Dios" es el principio y el final: es agua, fuego, aire y tierra; es el mapa donde viven todos los dioses.

Se ignora su origen, aunque se cree que antes de la llegada de Cortés, los huicholes y los coras lo fabricaban con fibras naturales, antecesores de los estambres y colores que hoy se utilizan. El primero en estudiar su significado fue Carl Lumholtz, en el año 1900, quien atraído por la magia del Nuevo Mundo llegó, como Humboldt, a estudiar los encantos de México.

Lumholtz definió al "Ojo de Dios" como una cruz de varillas entretejidas con hilo o estambre de diversos colores en forma de un cuadrado colocado diagonalmente. Este cuadrado es el centro de gravedad de otros que se colocan en cada uno de los extremos de la cruz, hasta completar un total de cinco.

Éste es el número mágico de los huicholes, el 5, porque son 5 los colores de los granos del maíz, 5 los dedos de la mano y 5 los días nefastos del calendario azteca. Éste es el significado del "Ojo de Dios". El centro es donde vive el hombre, es la comunidad. El cuadrado de arriba, que apunta al norte, es el mágico lugar donde nació el fuego, el abuelo fuego, en la cueva de Teacata.

El cuadrado de abajo es la laguna de Chapala, el punto sur, lugar de viento y agua. El cuadrado de la derecha apunta hacia su paraíso, posiblemente el lugar de origen de sus antepasados. Se trata del desierto de San Luis Potosí, cerca de Real de Catorce, en un lugar mágico, un cerro conocido con el nombre de "La Quemada", donde nació el Sol, donde el hermano mayor de los huicholes, Tamatz Cayaumari "El Gran Venado", levantó al Sol con sus grandes cuernos hacia el firmamento, haciendo posible la vida en el planeta.

Otra vez, se repite lo profundo, nada es casual.

No es un adorno caprichoso. Este cuadrado, el de la derecha, representa a "Huirikuta", el paraíso huichol adonde van las almas, de donde provino el Diluvio, donde crece el peyote... el cerro más mágico de toda América.

El cuadrado de la izquierda, que apunta hacia el mar, la costa de Nayarit y Jalisco, aún no ha sido descifrado.

Todo el "Ojo de Dios" en su conjunto, los cinco puntos cardinales del mundo huichol, indican también tres niveles de vida porque los cuadrados son concéntricos, indican también el cielo, la tierra superficial y el inframundo subterráneo. El "Ojo de Dios" no es una concepción plana del mundo, es la mágica idea del universo, las tres dimensiones, y aún más, el mapa celestial.

Cuando un huichol nace, tiene un "Ojo de Dios". Es un amuleto que lo protegerá durante la vida. En cada aniversario se irá agregando un rombo más, hasta completar cinco en total, y entonces el niño tendrá que cruzar la cordillera para depositar la mágica ofrenda, en forma de plegaria, ante el fuego en la caverna de Teacata.

México es mágico, como mágico es el "Ojo de Dios". Un símbolo que identifica no tan sólo a los huicholes sino el embrujo que conservamos de esta hermosa tierra frente a todo el mundo.


(Tomado de: Sendel, Virginia - México Mágico. Editorial Diana, S.A. de C.V., México, D.F., 1991)

lunes, 11 de julio de 2022

Amparo Ochoa

 


La enfermedad de una gran cantante puso a prueba en 1994 la fidelidad de sus colegas y admiradores. Éstos, con el apoyo del Museo de Culturas Populares, lucharon generosamente por postergar la desaparición de Amparo Ochoa.

Amparo Ochoa Castaños nació en Culiacán, Sinaloa, en 1946, de padres campesinos. En 1962, cuando tenía sólo 16 años, obtuvo el primer lugar en un concurso de canto a nivel estatal. Estudió magisterio y, de 1963 a 1968, trabajó como maestra rural en La Palma, Villa Ángel Flores y Tierra Blanca, en su estado natal. En 1969 ganó el concurso nacional de aficionados de la radiodifusora XEW de la ciudad de México, y ese mismo año inició sus estudios musicales en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los cuales concluiría en 1971. En este periodo de su vida acompañada de una guitarra, se dio a conocer como cantante en bares y cafeterías de moda como Amor, Las Musas, El Bohemio, etc. Su repertorio incluía canciones de José de Molina, Cornelio García, el cubano Nicolás Guillén y el argentino Atahualpa Yupanqui, además de piezas populares mexicanas. Entre 1971 y 1972 hizo teatro musical con el grupo La Edad de Oro, junto con personalidades como Óscar Chávez y Ernesto Gómez Cruz, bajo la dirección del guanajuatense Juan Ibáñez. También en 1971 grabó su primer disco individual de larga duración para la RCA Victor, De la mano del viento, y también su primer disco político colectivo, Cánticos y testimonios, con José de Molina y Leopoldo Ayala.

Por esas fechas empezó a cantar en las peñas de música latinoamericana que comenzaban entonces a florecer en la ciudad de México: El cóndor pasa, El Nahual, Peña del Ángel y Tupac, entre otras. Comenzó igualmente, a hacer giras por el interior del país con el grupo On'ta. En 1973, por encargo de la Secretaría de Educación Pública, intervino en la grabación del disco Folklore de la intervención francesa, y ese mismo año tomó parte en el Primer Festival Masivo de Música Latinoamericana en México.

A partir de 1976 se hicieron frecuentes sus giras por el extranjero, tanto en América como en Europa. Sus principales discos, además de los ya mencionados, son Solidaridad con el pueblo chileno y Cancionero popular (1974), Amparo Ochoa, volumen dos (1976), Yo pienso que a mi pueblo (1978), Amparo Ochoa canta con los niños (1980), Mujer (1981), Trova y algo más de Yucatán y Vamos juntos (ambos de 1983) y Corridos y canciones de la Revolución Mexicana (1984). Su primer compacto fue Mujeres (1989), con música del compositor chiapaneco Federico Álvarez del Toro para ella, en que colaboró con Betsy Pecanins y Tania Libertad. Entre las canciones más célebres de su repertorio figuran clásicos como "La maldición de Malinche", de Gabino Palomares, "Jugar a la vida", de Enrique Ballesté, y "El huapanguero", de Rodrigo González. Sus grabaciones más importantes fueron hechas por Discos Pueblo y Discos Pentagrama.

Amparo Ochoa, llamada por algunos el Jilguero Sinaloense, falleció de cáncer el 7 de diciembre de 1994 en Culiacán.


(Tomado de: Todo México 1995. Resumen ilustrado de los acontecimientos más importantes registrados en México en 1994 para la actualización de la Enciclopedia de México. Kentucky, EUA, 1995)

jueves, 7 de julio de 2022

El Raffles mexicano

 


Para fugarse de una prisión, además de la oportunidad y la suerte que juegan importantísimo papel, es necesario tener sangre fría y astucia o, en su defecto, recurrir a la violencia.

Pruebas de todo constan en cada evasión conocida en cualquier parte del mundo.

En muchas ocasiones la oportunidad puede provocarse, pero la suerte viene por sí sola o no llega nunca y la astucia va adentro del individuo que, si no la tiene, tampoco le llegará jamás.

La violencia es el argumento de todos los que en el momento crucial no tuvieron ni la suerte, ni la ocasión, ni el talento para consumar una huida en forma pacífica y efectiva.

Hace alrededor de cuatro décadas hubo en México un delincuente a quien por su forma de actuar se le bautizó como "Raffles Mexicano" o "Manos de Seda".

El verdadero "Raffles", hampón a la alta escuela, operó en los más escogidos centros de reunión de la alta sociedad europea y los beneficios que obtuvo con esas ilícitas actividades fueron enormes, disfrutando de ellos como el gran señor que nunca fue.

Pero hablábamos de Roberto Alexander Gros, el "Raffles Mexicano", quien llenó una larga página de fechorías a lo largo de varios años.

Los miembros del hampa decían que este delincuente podía considerarse de los mejores en su especialidad, porque era "limpio" para realizar sus ilegales actividades.

Vestía apropiadamente y era simpático, lo que le facilitaba, en un gran porcentaje, el llegar a los lugares en donde podía operar con grandes beneficios.

Era capaz de sustraer la cartera de una persona sin que ésta se percatara, no obstante estar avisado de la presencia del ladrón, de ahí nació el mote de "Manos de Seda".

Su especialidad era precisamente el robo en grande escala, ya que no le importaba apoderarse de pequeñeces. El iba tras las grandes joyas, fuertes cantidades de dinero, relojes finos y todas esas cosas, inclusive antigüedades, adornos y no se diga el oro.

Los golpes asentados por Alexander habían sido muchos y en gran escala, pero para su suerte siempre había logrado salir avante, logrando hacer una fortuna de cierta consideración.

Pero la ambición lo acabó, como siempre suele suceder en la vida.

Una de sus actividades consistía en infiltrarse en los grandes hoteles de la capital y en ocasiones enamorando a las mucamas y en otras repartiendo dinero, lograba tener acceso a las suites, en donde el caudal existente era en grande.

Todo comenzó cuando la policía se percató de que esos robos cuantiosos en hoteles se sucedían con demasiada frecuencia y, desde luego, se pensó en que alguna banda de argentinos o colombianos se había colado a México y estaba haciendo de las suyas.

Se estableció fuerte vigilancia en todos los hoteles de lujo, en los grandes restaurantes y en todos los puntos de reunión donde la gente adinerada podía llegar, pero los robos continuaban y no se sabía quién era el autor.

Como todos los delincuentes que se sobreestiman y consideran ser tan superiores a la policía, que jamás caerán en sus manos, Alexander llegó a ese momento.

Sabía de la facilidad que tenía para practicar el famoso "dos de bastos" (introducir los dedos índice y medio en los bolsillos ajenos para sacar la cartera) y pensó que nunca nadie lo descubriría.

Cuidando siempre su apariencia lograba penetrar en los lugares que le interesaban, sin que nadie pensara que se trataba de un ladrón y eso le ayudaba.

Una mañana logró burlar la vigilancia establecida en el hoy desaparecido Hotel Regis y se coló a los pisos superiores en donde, sabía, la servidumbre estaría haciendo el arreglo de los cuartos y suites.

Pensó que era el momento de dar el gran golpe de su vida y se dedicó a dar los pasos para ello 

Sin contratiempo forzó algunas cerraduras, simplemente al azar, adivinando, con su experiencia, que en tal o cual cuarto habría valores. Con ayuda de su ganzúa y demás equipo capaz de abrir lo más difícil de las puertas, pudo entrar a seis habitaciones.

En unas encontró alhajas, en otras un magnífico reloj de una dama olvidadiza que por salir de prisa lo dejó sobre el buró, y en otras más, dinero.

Alexander estaba feliz de la vida porque el éxito logrado aquella mañana no lo había tenido en mucho tiempo, y le permitiría disfrutar por un buen tiempo de la buena vida sin tener que trabajar.

Los bolsillos del "Raffles" estaban materialmente repletos de los objetos robados cuando decidió que era tiempo de abandonar el hotel, porque si robaba más ya no tenía en dónde guardarlo y podía ser descubierto.

Se encaminó hacia los elevadores, pero entonces, una sagaz y cumplida encargada de piso lo vio con cierta extrañeza, y como no recordara haberlo visto en calidad de huésped pensó que se trataba de un ladrón.

Obviamente, la muchacha no estaba muy equivocada, pero todavía temerosa de cometer un garrafal error que le pudiera costar el empleo y tal vez hasta algo más, se acercó hasta el sujeto que en esos momentos abordaba el elevador que había llegado a la llamada que se hiciera con el timbre.

"¿Perdón señor, está usted alojado en este piso?", inquirió la joven, y la pregunta muy a pesar de la sangre fría, aplomo y experiencia del bandolero, lo puso a temblar.

Sorprendido no supo qué responder, titubeó y hasta cambió de color.

Esto dio la pauta a la empleada de que su olfato detectivesco no había fallado y que estaba ante un delincuente de alta escuela.

Viajaban los dos solos en el elevador, que descendía con rapidez, y Alexander ya no supo qué hacer.

Quizá pensó en que al llegar a la planta baja podría correr y alcanzar la calle con facilidad, pero apenas se abrieron las puertas del elevador, en el piso bajo, la joven comenzó a gritar que había un ladrón, pidiendo la ayuda del equipo de seguridad.

En menos tiempo del ocupado para narrar esto los agentes ya estaban preguntando a la joven qué sucedía y ésta, narrando lo que descubriera, señaló al "Raffles" y los de vigilancia lo detuvieron.

El hampón debe haber sentido que toda la construcción le daba vuelta por encima de su cabeza y que se le derrumbaba en un anticipo de lo que acaecería el 19 de septiembre de 1985, con el terremoto.

Alexander fue llevado a un compartimento en donde se le pidió volteara sus bolsas al revés, e inclusive que se desnudara.

El delincuente sabía que estaba perdido. Ni siquiera opuso resistencia, aun cuando de nada le hubiera servido, y así fueron saliendo anillos, costosas medallas, relojes, dinero, dólares, plumas fuente, mascadas de fina seda e infinidad de cosas de valor.

"Raffles" estaba perdido y fue consignado de inmediato, relatando ante los agentes policiacos todas las fechorías que había consumado y en dónde.

Poco o nada se pudo recuperar de los robos anteriores, porque por protección no se dejaba objetos en su poder, excepción hecha del dinero que no tiene marca de propiedad alguna.

Poco después el delincuente de alta escuela estaba en el lóbrego y triste Palacio Negro de Lecumberri.

Los barrotes de las crujías no iban a ser impedimento para que él retornara a la libertad, pensó al llegar al presidio, e inmediatamente comenzó a planear cómo sería su fuga y a estudiar los "puntos débiles" de aquel temido penal.

Alexander no dejaba de estudiar todos los movimientos y cada rincón de la cárcel, ocupando todo su tiempo en ello y así descubrió que un punto vulnerable podía ser el momento de la salida de los visitantes.

Días después ya estaba formado en la cola de las mujeres que salían después de visitar a algún pariente. Por supuesto, vestido de mujer.

El "Raffles" fue ayudado por un celador y logró su objetivo.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que volviera a lo que en verdad era el sitio que le correspondía: la cárcel.


(Tomado de: Aquino, Norberto Emilio de - Fugas. Editora de Periódicos, S. C. L., La Prensa. México, D. F., 1993)


lunes, 4 de julio de 2022

Sahagún: Del agüero cuando de noche oían aullar alguna fiera

 


LIBRO QUINTO 

Que trata de los agüeros y pronósticos, que estos naturales tomaban de algunas aves, animales y sabandijas para adivinar las cosas futuras.


CAPITULO I

DEL AGÜERO QUE TOMABAN CUANDO ALGUNO OÍA DE NOCHE AULLAR A ALGUNA BESTIA FIERA, O LLORAR COMO VIEJA, Y DE LO QUE DECÍAN LOS AGÜEROS EN ESTE CASO

En los tiempos pasados antes que viniesen los españoles a esta tierra, los naturales de ella tenían muchos agüeros por donde adivinaban las cosas futuras. 

El primer aguero de éstos es que, cuando alguno oía en las montañas bramar alguna bestia fiera, o algún sonido hacia zumbido en los montes o en los valles, luego tomaba mal aguero, diciendo que significaba algún infortunio o desastre que le había de venir en breve, o que había de morir en la guerra o de enfermedad, o que algún desastre o infortunio le había de venir, de que le habían de hacer esclavo a él o alguno de sus hijos, o que alguna desventura había de venir por él o por su casa. 

Habiendo oído este mal agüero, luego iba a buscar a aquellos que sabían declarar estos agüeros, a los cuales llamaban tonalpouhque, y este agorero o adivino consolaba y esforzaba a este tal, diciéndole de esta manera:

"Hijo mío, pobrecito, pues que has venido a buscar la declaración del agüero que viste, sábete que es cosa adversa y trabajosa lo que significa este tu agüero; esto no es porque yo lo digo, sino porque asi lo dejaron dicho y escrito nuestros viejos y antepasados;

así que, la significación de este tu agüero es que te has de ver en pobreza y en trabajos, o morirás, por ventura esta ya enojado contra ti aquel por quien vivimos, y no quiere que vivas más tiempo; 

espera con ánimo lo que te vendrá porque asi esta escrito en nuestros libros, de que usamos para declarar estas cosas, a los cuales acontece, y no soy yo el que te pongo espanto o miedo, que el mismo señor dios quiso que esto te aconteciese y viniese sobre ti; y no hay que culpar al animal porque él no sabe lo que hace, porque carece de entendimiento, de razón, 

y tu, pobrecito, no debes de culpar a nadie porque el signo en que naciste tiene consigo estos azares, y ha venido ahora a verificarse en ti la maldad del signo en que naciste; esfuérzate, porque por experiencia lo sentirás; mira que tengas buen ánimo para sufrirlo, y entre tanto llora y haz penitencia.

Nota lo que ahora te diré que hagas para remediar tu trabajo: haz penitencia, busca papel para que se apareje tu ofrenda, que has de hacer, compra papel e incienso blanco y ulli, y las otras cosas que sabes que son menester para esta ofrenda.

Después que hayas aparejado lo necesario, vendrás tal día, que es oportuno para hacer la ofrenda que es menester al señor dios del fuego; entonces vendrás a mi, porque yo mismo dispondré y ordenaré los papeles y todo lo demás, en los lugares y en el modo que ha de estar para hacer la ofrenda; yo mismo lo tengo de ir a encender y quemar en tu casa". De esta manera hacian los que oían el agüero arriba dicho.


(Tomado de: Sahagún, fray Bernardino de - Historia General de cosas de Nueva España. Numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K. Editorial Porrúa, S. A. Colección “Sepan Cuantos…” #300. México, D.F. 1982)