lunes, 17 de noviembre de 2025

Caudillos de la nueva oposición: II Carlos Medina Plascencia

 

Los caudillos de la nueva oposición 


Sección Señoras y Señores



Por Pedro Baca y María Julia Guerra 


II: Carlos Medina Plascencia 


Después del truculento desenlace de las elecciones de Guanajuato, sólo los priístas quedaron más disgustados que los panistas. En cambio, nadie sabe qué pensó exactamente el alcalde panista de León, Carlos Medina Plascencia, cuando le anunciaron que al fin iban a entregarle el cargo por el cual se había negado a competir un año antes, el de gobernador de Guanajuato. 

Educado en colegios de jesuitas y graduado como ingeniero químico administrador en el tecnológico de Monterrey (1980), el leonés Medina, de 36 años de edad, casi tan alto como Fox y padre de tres niños, era antes de 1988 más conocido por su afición a las carreras de automóviles ("Novato del año 1987" de Fórmula K) y por la velocidad con que había hecho florecer su grupo empresarial familiar, dedicado a la exportación de insumos para la Industria del calzado y con ventas anuales por encima de los 4 millones de dólares. 

Medina dice que se inició en la política más por coraje que por ideología, al contemplar impotente, en 1980, 81, 82, cómo el descabellado régimen de José López Portillo jalaba al país hacia el abismo. Primero, afirma, dedicó tres años a la extenuante tarea de estudiar los postulados del PRI, el PDM y el PAN. En 1985, cuando ya veía todo cuadrado, se decidió por el PAN: ingresó, metió turbo y un año más tarde era, ya, regidor del ayuntamiento de León. 

Mano de hierro: en 1988, manejando las finanzas del PAN, fue uno de los estrategos anónimos del decisivo triunfo de su partido en la región de León (3 diputaciones federales de mayoría). Meses después cosechó su recompensa, la alcaldía de León, con ventaja de 3 a 1 sobre el candidato del PRI. Igual que Fox, también Medina sacó valioso rédito político de la visible inquina con que el gobierno estatal trató al ayuntamiento leonés. Asediado por la falta de recursos, las zancadillas burocráticas y las orquestadas embestidas de líderes de paracaidistas y sindicatos de la CTM, el alcalde tuvo que crecerse en el cargo. Sus críticos dicen que recurrió sin piedad al "mayoriteo" aplastando todo síntoma de disidencia; pero admiten que imprimió a la administración municipal cierto dinamismo empresarial: el primer año, los ingresos presupuestados (36,000 millones de pesos) fueron rebasados en 44%; y los egresos fueron más de 6,000 millones menores a lo previsto. 

A ojos del público, el alcalde Medina se convirtió en candidato natural a la gubernatura; pero el hombre se negó a competir por la postulación contra otros panistas y prefirió, en cambio, apadrinar la candidatura de Vicente Fox. Al fin, como se sabe, tuvieron que intervenir las más altas instancias nacionales, para plantearle una de esas proposiciones que, como decía don Corleone, no se pueden rehusar.


Tomado de: Baca, Pedro, y Guerra, María Julia: Los caudillos de la nueva oposición. II Carlos Medina Plascencia. Contenido, noviembre de 1991, número 341. Editorial Contenido, S. A. de C. V., México, Distrito Federal, 1991)

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