(amanecer - 1959)
Wolfgang Paalen nació en 1905 en Viena, Austria. Falleció en
la ciudad de México, por decisión propia, en 1959. Hombre dotado de clara
inteligencia y exacerbada sensibilidad, todo unido a una fuerte neurosis; lo
que nos da una idea del carácter artístico de este singular maestro.
Su formación, con un obligado arranque académico vienés, fue
influida en su paso por varias ciudades europeas; esto le valió enterarse de
los movimientos artísticos de vanguardia de principios de siglo; situación que
le ayudó a definir su postura.
A partir de 1932 participó, en Paris, en las actividades del
grupo Abstracción-Creación, acorde con sus preferencias; entre sus amigos más
cercanos en ese momento de su carrera, se encontraban Auguste Herbin, Fernand
Léger, Hans Arp, F. Kupka y Amédée Pzenfant. No obstante su identificación
declarada hacia el abstraccionismo, terminó por abandonarlo transitoriamente
para incorporarse al movimiento de los surrealistas, tal vez animado por Max
Ernst y por la simpatía que le despertó André Breton. En 1938 intervino en la
organización de la histórica Exposición Internacional del Surrealismo,
exhibiendo también dos de sus cuadros fundamentales en esa corriente: Fata Alaska (1937) y Combate de príncipes saturninos (1938).
En realidad su paso por el surrealismo fue breve, más no por ello
intrascendente; contribuyó al movimiento con el procedimiento del fumage, que utilizó en diversas
ocasiones.
Paalen conoció a Frida Kahlo en París en 1938; atendiendo a
una invitación de ésta y huyendo de la hecatombe que los fascistas desatarían
en Europa, arribó a México en septiembre de 1939, en compañía de Alice Rahon,
su pareja en esa época. Le había antecedido André Breton, quien tuvo el ingenio
de definir a México como el país surrealista por excelencia. Atraído por una
serie de intereses que ocupaban su atención y respondían a su propia
problemática artística, Paalen permaneció en México, salvo algunas ausencias.
Aquí desarrolló una intensa vida intelectual a través de diversas actividades,
desde aquellas relacionadas con el arte prehispánico, hasta las inherentes a su
trabajo artístico.
En enero de 1940 se presentó en México la Exposición
Internacional del Surrealismo; todo un evento cultural por las intenciones y la
novedad de las obras europeas presentadas aquí. La organización corrió a cargo
de André Breton, el poeta peruano César Moro y Wolfgang Paalen. La exposición
se instaló en la Galería de Arte Mexicano, de la inolvidable Inés Amor.
Participaron artistas europeos, cuyos nombres sería ocioso citar aquí y algunos
mexicanos a quienes Breton consideró como exponentes sui generis del
surrealismo. En realidad estos artistas practicaban un arte que poco o nada
tenía que ver con la corriente politizada del muralismo, y entre ellos se encontraban
Manuel Rodríguez Lozano, Agustín Lazo, Antonio Ruiz, Carlos Mérida, el joven
Guillermo Meza y el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo. Expuso también Frida Kahlo
y con su oportunismo acostumbrado Diego Rivera, con obras que estaban muy lejos
del programa bretoniano. De Paalen se mostraron las siguientes pinturas: La
balanza, Viejo océano, Combate de príncipes saturninos y un objeto, El genio de
la especie, obra verdaderamente sensacional: un revólver hecho a base de
huesos, colocado en elegante estuche.
La importancia que en su momento tuvo la Exposición
Surrealista fue considerable, como sucede siempre que se presenta lo que en sí
constituye ya una novedad en el medio. Hoy se puede pensar que se exagera esa
importancia; mas entre lo que provocó, que no fue poco, estuvo el inquietar las
conciencias de los productores de arte, en especial a los inconformes de la
política artística llevada en el país; entre ellos se encontraba Manuel
Rodríguez Lozano. El no modificó propiamente su producción, pero sí reafirmó sus
principios, ya que la exposición venía a demostrar la validez de otros tipos de
creación plástica, como la suya, con toda seguridad muchos de los artistas –y
entre ellos hay que contar a los estudiantes- que asistieron a la exhibición de
las obras surrealistas sufrieron un fuerte impacto. El significado de esta
exposición no se reflejó de inmediato, más dio sus frutos posteriormente; fue
como una semilla que fecundó en un campo propicio.
(Así es la vida - 1958)
La presencia de Wolfgang Paalen en México tuvo una
resonancia sutil y subterránea, a pesar de haber instalado aquí su taller;
investigó sobre las enigmáticas cabezas olmecas, publicó la revista Dyn, desde la cual teorizó sobre el
significado del arte dentro de un mundo, en el que la ciencia fincada en las
teorías de Einstein parecía que lo era todo. En nuestro país presentó dos
exposiciones de sus pinturas: la primera en 1945 en la Galería de Arte
Mexicano, la segunda en 1958, significativamente en la Galería de Antonio
Souza, una de las pocas dedicadas entonces al arte de vanguardia.
En esas muestras se registran los cambios habidos en su
concepción estética. Pronto abandonó las filas del surrealismo para adoptar
finalmente una expresión luminosa, rica en colores, pero nada lejana del
abstraccionismo; en cierta forma regresó a los orígenes de su arte. La
resonancia de cuanto Paalen hizo en México, y fue mostrado tanto en su taller
como al público, alcanzó en la década de los cincuenta una proyección positiva
sobre los pintores jóvenes que denodadamente abrían nuevos caminos al arte
mexicano.
(Bañistas -bagneuses-1959)
Contribuyeron al reconocimiento del artista vienés los trabajos de
los críticos de arte Margarita Nelken y Jorge Juan Crespo de la Serna.
(Tomado de: verificar Delmari Romero Keith – Otras figuras del muralismo. Historia
del arte mexicano, fasc. #105, Arte contemporáneo; Salvat Mexicana
de Ediciones, S.A. de C.V., México, D.F., 1982)
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