El mártir: Gutierritos
Apenas se reponía la población femenina del impacto de Senda prohibida cuando empezó a transmitirse en septiembre de 1959 la que sería la consagración del género, Gutierritos, ahora con argumento de Estella Calderón. En esos momentos no había un mecanismo efectivo para medir el impacto de un programa de televisión, excepto la reacción inmediata en la ciudad. Ya unos años antes era claro el furor que causaba la lucha libre, el box y las corridas de toros, y los odios que había desatado el personaje de Silvia Derbez eran más que contundentes; con Gutierritos pasó algo más interesante: se incrementó la venta de televisores a niveles nunca vistos desde la introducción del aparato en el mercado, nueve años atrás. Durante la transmisión del programa, la ciudad se paralizaba; el "Gutierritos" interpretado por Rafael Banquells se convirtió en un héroe, mártir de la clase media burocrática del austero ruizcortinismo que se iba.
Hay que recordar que entonces la señal de los canales de Telesistema Mexicano llegaba con trabajos a Veracruz y Guadalajara. Para el sureste del país la televisión era una maravilla que les llegaba de oídas o de leídas; el norte se mantenía con canales locales que compraban programas filmados en 16 mm (el kinescopio) a Telesistema y tenían una pequeña producción local (sobre todo el canal 10 XWX, de Monterrey). Hasta cierto punto era más fácil advertir directamente la reacción del público, que iba de las conversaciones en la calle a su presencia en los pasillos de Televicentro.
El éxito de Gutierritos fue resultado de una cadena de casualidades: la primera elección para interpretarlo fue Enrique Rambal, quien se negó (el ex mártir del Calvario no iba a aparecer como un mandilón nominado por la esposa y la suegra); se contrató entonces a Tony Carbajal, quien se excusó a última hora, de modo que el director, de nuevo Rafael Banquells, le entró al toro. Fue una bendición, pues en vez del tono declamatorio de Rambal o la galanura de Carbajal llegó un gordito de voz rasposa, más bueno que el pan, aguantador como el México que había sobrevivido sin pujar a los excesos del alemanismo y la restricciones ruizcortinismo. María Teresa Rivas se consagró como la esposa abusiva, y su grito rabioso que anunciaba los créditos: "¡GTRRTS, GTRRTS!", tan parecido al de las hermanastras de "Cenicienta", convirtió el apellido en un apelativo social.
(Tomado de: Reyes de la Maza, Luis - Crónica de la Telenovela I. México sentimental. Editorial Clío, Libros y Videos, S.A. de C.V., México, 1999)
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