Existen cuatro especies de catán; tres de ellas se distribuyen en el noreste de México, desde el río Pánuco hasta el río Bravo, y la otra en el sur del país, en Tabasco, Campeche y Chiapas. Pueden vivir en aguas tranquilas y corrientes, pero parecen tener preferencia por los ríos.
Son peces fácilmente identificables, pues su cuerpo es alargado y cilíndrico; el hocico, formado por el alargamiento de las mandíbulas, tiene apariencia de un pico alargado y delgado en las especies norteñas, o corto y ancho en las del sur. Esta estructura tan característica se asocia a la presencia de dientes fuertes y agudos, que lo asemejan a un cocodrilo o lagarto. De esta similitud deriva el nombre común de pejelagarto.
El cuerpo está completamente encerrado en una armazón de escamas romboides, a veces esculpidas, que forman una cubierta casi impenetrable. De ahí que también se le llame pez armado. Las articulaciones y el arreglo de éstas en forma diagonal permiten cierta flexibilidad al cuerpo.
Otra propiedad interesante del grupo es que, además de la respiración branquial propia de todos los peces, aprovechan el aire atmosférico; es decir, tienen respiración aérea a través de un órgano muy vascularizado que hace la función de pulmón. La respiración pulmonar es tan necesaria que cuando de manera experimental se les impide salir a la superficie del agua mueren asfixiados. Como consecuencia de lo anterior, es frecuente observarlos nadar cerca de la superficie.
Por estas características, y otras más, al catán se le considera arcaico, es decir, verdadero fósil viviente que representa faunas que florecieron hace unos 250 millones de años.
Los catanes son carnívoros: su dieta comprende principalmente peces, aunque también ingieren renacuajos, ranas y otros pequeños vertebrados, además de macrocrustáceos y grandes insectos. Sus hábitos alimenticios están estrechamente relacionados con el aparato masticatorio. Aunado a los fuertes dientes mandibulares, poseen dientes en la lengua, paladar y branquias.
La reproducción se lleva a cabo casi durante todo el año, aunque es más intensa de abril a septiembre. Son ovíparos, y los huevecillos adherentes se pegan a la vegetación.
La especie más robusta es la que habita la parte tropical de México: Lepisosteus tropicus, y aunque lo más frecuente es encontrar ejemplares de 60 a 80 cm, pueden alcanzar tallas cercanas a los 1.5 m y pesar hasta 5 kg. En el norte de México vive la especie L. osseus.
Estos peces son muy apreciados como alimento. En el sureste de México a menudo se observa una cantidad considerable de ellos en los mercados y su carne se emplea para la preparación de platillos regionales.
(Tomado de: Álvarez Solórzano, Ticul, y González Escamilla, Manuel. Atlas Cultural de México. Fauna. SEP, INAH y Grupo Editorial Planeta. México, 1987)
Son peces fácilmente identificables, pues su cuerpo es alargado y cilíndrico; el hocico, formado por el alargamiento de las mandíbulas, tiene apariencia de un pico alargado y delgado en las especies norteñas, o corto y ancho en las del sur. Esta estructura tan característica se asocia a la presencia de dientes fuertes y agudos, que lo asemejan a un cocodrilo o lagarto. De esta similitud deriva el nombre común de pejelagarto.
El cuerpo está completamente encerrado en una armazón de escamas romboides, a veces esculpidas, que forman una cubierta casi impenetrable. De ahí que también se le llame pez armado. Las articulaciones y el arreglo de éstas en forma diagonal permiten cierta flexibilidad al cuerpo.
Otra propiedad interesante del grupo es que, además de la respiración branquial propia de todos los peces, aprovechan el aire atmosférico; es decir, tienen respiración aérea a través de un órgano muy vascularizado que hace la función de pulmón. La respiración pulmonar es tan necesaria que cuando de manera experimental se les impide salir a la superficie del agua mueren asfixiados. Como consecuencia de lo anterior, es frecuente observarlos nadar cerca de la superficie.
Por estas características, y otras más, al catán se le considera arcaico, es decir, verdadero fósil viviente que representa faunas que florecieron hace unos 250 millones de años.
Los catanes son carnívoros: su dieta comprende principalmente peces, aunque también ingieren renacuajos, ranas y otros pequeños vertebrados, además de macrocrustáceos y grandes insectos. Sus hábitos alimenticios están estrechamente relacionados con el aparato masticatorio. Aunado a los fuertes dientes mandibulares, poseen dientes en la lengua, paladar y branquias.
La reproducción se lleva a cabo casi durante todo el año, aunque es más intensa de abril a septiembre. Son ovíparos, y los huevecillos adherentes se pegan a la vegetación.
La especie más robusta es la que habita la parte tropical de México: Lepisosteus tropicus, y aunque lo más frecuente es encontrar ejemplares de 60 a 80 cm, pueden alcanzar tallas cercanas a los 1.5 m y pesar hasta 5 kg. En el norte de México vive la especie L. osseus.
Estos peces son muy apreciados como alimento. En el sureste de México a menudo se observa una cantidad considerable de ellos en los mercados y su carne se emplea para la preparación de platillos regionales.
(Tomado de: Álvarez Solórzano, Ticul, y González Escamilla, Manuel. Atlas Cultural de México. Fauna. SEP, INAH y Grupo Editorial Planeta. México, 1987)
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