jueves, 13 de enero de 2022

El valle de las perfectas, Jalisco

 

(Piedras bola. Fuente: El informador.com.mx)

Si le contáramos al mundo que en nuestras tierras está el lugar donde las piedras nacen, no nos creerían. No es que nos adjudiquemos la paternidad del pedrerío de nuestro planeta. Es sólo que somos los dueños del Valle de las Piedras Gigantes: las perfectas, las enigmáticas y las imponentes.

No son 10 o 20, son cientos de esferas redondas, gigantes, las que"decidieron" aparecer en la sierra de Jalisco y las que se bautizaron como piedras bola. Desde cuándo, cómo y por qué están allí nadie lo sabe: para los lugareños fueron las "canicas" con que jugaban los dioses prehispánicos, para otros las piedras bola son recuerdos que dejaron seres extraterrestres.

El arqueólogo Mathew Sterling expresó, al encontrar algunos ejemplares, que eran el resultado de artesanía indigena hasta que descubrió el valle repleto de ellas y señaló que todas las tribus prehispánicas hubieran sido insuficientes para poder esculpir y redondear con tal perfección tantas piedras y de tal tamaño. Estudios posteriores revelaron su antigüedad (40 millones de años) mucho antes de la aparición del hombre sobre este planeta. Así se descartó la posibilidad de que fueran resultado humano y se regresó a las dos versiones originales: las piedras bola eran canicas de dioses o recuerdos de E. T.

Sólo que el Valle de las Piedras Bola ya había sido descubierto por el mundo y los expertos siguieron llegando. Todos buscaban descubrir sus misterios: ¿Cómo llegaron a ser tan perfectas? ¿Por qué la gran variedad de tamaños? ¿Cómo es que que algunas se encontraban agrupadas y otras en fila?  Unas pesaban hasta 12 toneladas; ¡Alguien las acomodó asi! Y la mayor interrogante. ¿Cómo se había logrado la redondez perfecta en piedras de granito tan duro? ¿Sería este valle un centro ceremonial prehispánico? No, no había trazas de que esta área hubiera sido habitada... Más expertos recorrieron el área, o más bien las áreas, porque antes de llegar al valle mismo ya las piedras se van anunciando. Primero surgen cinco majestuosos ejemplares, más adelante en la misma sierra de Ameca parecen brotar otras de la nada hasta llevarnos adonde nacieron todas, al Valle de las Perfectas.

Algunas exhiben descaradamente esa perfección, otras no se animan a brotar por completo como si escondieran a propósito su redondez. Algunas asoman su curva sin decidirse a brotar de una buena vez, pero hay muchas más, ésas que aún no nacen pero que se guardan bajo la tierra esperando siglos para aparecer.

Mientras, siguen asombrando al mundo con su perfección: unas más rugosas que otras, quizá la edad que las delata; otras totalmente lisas, quizá la juventud. Todas exhibiendo su misterio, y más que eso, su magia, una que pretende desconocer la ciencia al afirmar que nuestras piedras bola son el resultado de cenizas volcánicas cristalizadas y solidifica das, producto de avalanchas de cenizas calientes que fueron tomando formas redondas hasta enfriarse.

Esta versión dejó satisfechos a los geólogos y arqueólogos, no así a los lugareños ni a nosotros que preferimos seguir creyendo que la fantasía en torno a las piedras bola les permite mantener su magia y la nuestra: la de creer que en nuestras tierras nacen las piedras más perfectas del mundo, unas que están al alcance de quien quiera adentrarse a la sierra de Ameca en Jalisco, a quien quiera llegar al poblado de Agualulco del Mercado para desde allí seguir, ya sea a dos pies o sobre cuatro patas, por un camino exhuberante de vegetación variada, entre caminos estrechos y subidas rocosas hasta llegar, cuatro horas después, a los bosques de robles y encinos que esconden y protegen el Valle de las Perfectas... el lugar en donde nacen las piedras bola.


(Tomado de: Sendel, Virginia - México Mágico. Editorial Diana, S.A. de C.V., México, D.F., 1991)


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