Guadalupe Bejarano vivió en la época del porfiriato. Fue madre de un muchacho llamado Aurelio y tenía fama de bondadosa, pues acostumbraba adoptar niñas huérfanas para darles cobijo. Sin embargo, en 1892 la policía descubrió que la aparentemente bondadosa mujer era en realidad una depredadora sexual a la que le gustaba torturar a sus entenadas hasta la muerte: desde sentarlas en un comal caliente hasta colgarlas de los brazos y flagelarlas para luego dejarlas morir de hambre. Actuó entre 1885 y 1892 en la ciudad de México y se le atribuyen por lo menos tres víctimas mortales: Casimira Juárez y las hermanas Guadalupe y Crescencia Pineda. Fue denunciada por su propio hijo y murió en la prisión de Belén por causas naturales antes de que iniciara su juicio. Debido a sus andanzas, por mucho tiempo a los robachicos y secuestradores se les apodó "bejaranos".
(Tomado de: Delgado, Omar. Serial Nacional. La Bejarano. Muy Interesante. Crimen. Casos en México. Vol. VI. Editorial Znet Televisa, S.A. de C. V. Ciudad de México, 2019)
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