jueves, 11 de agosto de 2022

Corrido de la toma de Matamoros, 1913

 


Corrido de la toma de Matamoros

Anónimo


Una morena, morena,

le dijo a una güera, güera:

"Me gustan los carrancistas

con su par de carrilleras".


Pongan atención, señores,

los que juegan al as de oros,

voy a contarles la historia

de la heroica Matamoros.


Por la muerte de Madero

siguió la Revolución,

no aceptamos los valientes

eso de la usurpación.


En la Plaza de Saltillo,

brilló el sol de la esperanza,

al levantar la bandera,

don Venustiano Carranza.


Venimos a la pelea;

de Coahuila y de Durango,

somos los fieles soldados,

del valiente Lucio Blanco.


Y el día tres de junio

de mil novecientos trece,

a las diez de la mañana,

Lucio Blanco se aparece.


Del cielo cayó una hiedra,

se enredó entre los nopales,

aquí está ya Lucio Blanco,

padre de los federales.


Y decían el mayor Ramos,

lo mismo que Barragán:

"lo que es Huerta, no nos gana,

y si no, ya lo verán".


Se peleó con entusiasmo,

con valor y con realismo,

así fue como triunfó

el Constitucionalismo.


Se salían los federales,

se salían poco al pasito,

le decían a Lucio Blanco:

"No me tires, papacito".


Y a ese Antonio Echazarreta

le tocó muy mala suerte,

lo cogieron prisionero,

dándole luego la muerte.


Las familias de Matamoros,

en Texas aventurando,

dicen que no volverán

mientras Blanco tenga el mando.


Y a ese Victoriano Huerta

no se le vaya a olvidar

que tiene una cuentecita

y la tiene que pagar.


Ya con esto me despido,

voy camino del montón,

el que compuso estos versos

fue el que largó el carretón.


Una morena, morena,

le dijo a una güera, güera:

"Me gustan los carrancistas

con su par de carrilleras".


Entre los días 3 y 4 de junio de 1914, el general constitucionalista Lucio Blanco tomó la ciudad de Matamoros, Tamaulipas. Dos meses después, el 6 de agosto, el mismo Lucio Blanco se reunió con los jefes constitucionalistas: Francisco J. Múgica, Heriberto Jara, Manuel Urquidi y Juan Barragán, para iniciar el primer reparto agrario del norte del país, al fraccionar la hacienda de Las Borregas, Tamaulipas, dando título de propiedad a los beneficiados: soldados constitucionalistas y desheredados de la zona. El reparto, según Carranza, fue inoportuno porque la lucha social debía empezar hasta después que aniquilaran a Huerta. Entonces, agregó Carranza, se redactaría una nueva Constitución, pues "faltan leyes que favorezcan al campesino y al obrero... (y) serán promulgadas por ellos mismos puesto que ellos serán los que triunfen en esta lucha reivindicadora y social". Para neutralizar a Lucio Blanco, Carranza puso al general Pablo González, en mayor jerarquía que a Blanco. Tiempo pasó, y Lucio Blanco pidió su traslado al Ejército del Noroeste.


(Tomado de: Avitia Hernández, Antonio - Corrido Histórico mexicano (1910-1916) Tomo II. Editorial Porrúa, colección “Sepan cuántos…” #676. México, D.F. 1997)


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