miércoles, 16 de abril de 2025

Río Blanco, 1907 IV

 



 IV

Se nombra la directiva del Gran Círculo 

Empiezan las persecuciones

Suicidio del presidente Manuel Ávila


Quedó constituido, el lunes 2 de abril de 1906, el Gran Círculo de Obreros Libres de Río Blanco, en la casa del trabajador Andrés Mota y la asamblea nombró la Mesa Directiva, saliendo electos: Manuel Ávila como presidente; José Neira de vicepresidente; Porfirio Meneses Córdoba como secretario y Juan Cabrera Lira en la calidad de tesorero, quienes se comprometen a trabajar activamente para que en breve lapso el Círculo empiece a regir en la forma deseada. 

Debemos aclarar que las juntas de trabajadores se simulaban de carácter religioso u artístico; sin embargo, era ya imposible ocultar cuál era el verdadero fin pues era ya conocido en Nogales y Santa Rosa e inclusive llegaban obreros de las fábricas de esas poblaciones para participar en los debates. De ahí que tan pronto como se formó el Gran Círculo de Obreros Libres de Río Blanco la empresa textil inició sus represalias y persecuciones contra quienes más sobresalían. 

Por principio de cuentas la compañía despojó de su casa al señor Andrés Mota quien pensando en que las cosas fueran a más decidió abandonar a Río Blanco y marchar hacia el puerto de Veracruz.

Manuel Ávila fue acusado ante las autoridades municipales y optó por dejar el trabajo en la fábrica Río Blanco y ponerse a trabajar en la de Santa Rosa, pero sin abandonar su cometido; y de inmediato la mesa directiva nombró a su cuerpo de vocales y colectores encargados de cobrar cuotas, entre esos nueve representantes estaban los siguientes: Pablo Gallardo, Zenón Díaz, Manuel Bueno, Genaro Guerrero, José Huerta, Marciano Hernández, Miguel Pavón, Platón Aguilar, Arnulfo Salazar, Refugio Guadarrama, Primo Toriz, Ignacio Hidalgo Juan Vázquez. 

José Neira, vicepresidente del Gran Círculo, fue más allá, con voz candente y convincente arengó a los trabajadores a que no desmayaran en la lucha y a que, para contar con un arma de enlace y combate nada mejor que editar un periódico, por lo que proponía que se hiciera uno y que se llamara Revolución Social. Ese nombre, esas dos palabras, hicieron temblar a muchos de los presentes, pero al final se votó en forma favorable y se nombró como director del mismo al propio José Neira y como colaborador como colaboradores le asignaron a Porfirio Meneses y Juan Olivares. 

Los trabajadores dentro del Gran Círculo lucharían por la implantación de la jornada diaria de ocho horas de trabajo, mejores salarios, servicios médicos en el interior de la fábrica y respeto a su condición humana de trabajadores. Además, en el caso de que algún miembro del Gran Círculo fuera reducido a prisión, encontraría la solidaridad del caso entre sus compañeros.

Los directivos convocaron a nuevas juntas en Nogales, a las que concurrieron obreros de ese lugar y de Santa Rosa, para unirse a los ideales de sus compañeros ríoblanquenses, comprometiéndose a unificar a los trabajadores en sus respectivas fábricas.

El domingo 13 de mayo de 1906 se daba forma a la primera sucursal del Gran Círculo de Obreros Libres de Río Blanco en Nogales, integrada con trabajadores de la factoría de San Lorenzo. 

Empezaban a convertirse en realidad los anhelos de Manuel Ávila, Rumbia y Neira. Los trabajadores textiles despertaban de su letargo, de su apatía y con decisión y valor se unificaban para emprender la lucha en pro de sus intereses. 

La directiva de la sucursal Nogales fue nombrada: presidente Francisco Romero Sánchez; vicepresidente, Mariano Castillo; secretario, Jesús Aguilar y tesorero, Calixto Echeverría. Ellos tomaron posesión inmediatamente de su cargo manifestando su más amplio respaldo a la directiva del Gran Círculo.

Incansables laboraban hasta altas horas de la noche Ávila, Neira, Meneses y demás representantes, preparando cuidadosamente sus planes de expansión y defensa y evitando ser sorprendidos por los esbirros al servicio de autoridades y empresa, que ya se alarmaban con los rumores existentes sobre el Círculo de Obreros Libres. 

Los trabajadores de la región se conmovieron aquella mañana del sábado 19 de mayo de 1906 al conocer la trágica noticia, Manuel Ávila, su guía, el apóstol de su causa, amaneció muerto. Se había suicidado. 

Era natural que la muerte de Ávila despertara los más diversos comentarios. Muchos supusieron que lo habían asesinado por ser cabeza visible de la naciente organización obrera, sin embargo, personas allegadas a él dijeron que con su propia mano se había dado muerte a causa de una decepción amorosa. 

Es de imaginarse la manifestación de duelo que acompañó hasta su última morada a Manuel Ávila, que había sido el más fuerte pilar para constituir el Gran Círculo de Obreros Libres de Río Blanco en ese año de 1906. Ahí estaba, sin vida, ese hombre que hasta cierta que hasta hacía unas cuantas horas era activo elemento, el precursor de la lucha y cuyo nombre debe tener sitio muy especial en la historia del movimiento obrero mexicano.


(Tomado de: Peña Samaniego, Heriberto - Río Blanco. El Gran Círculo de Obreros Libres y los sucesos del 7 de enero de 1907. Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexicano, México, 1975)

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