viernes, 1 de mayo de 2020

Silvia Pinal


Rubia, sensual y buena actriz, así es como se le calificaba a partir de su primer triunfo estelar cinematográfico: Un extraño en la escalera. Le habían confeccionado una blusa que parecía más bien pintada sobre su cuerpo en el momento de un aguacero por las calles de La habana, cuando conoce a su compañero de historia, interpretado por Arturo de Córdoba.
Fue el momento en que ella se consolidó como un símbolo sexual en el cine. En otras películas era La sospechosa, La adúltera, en pocas palabras, una mujer que podía despertar una Locura pasional, se merece algo más que una simple nota en estas páginas, porque Silvia Pinal ha sido una de las estrellas más sólidas ¡y taquilleras!, que ha tenido el cine mexicano para dar al público de nuestro suelo y el extranjero.
Cuando había recorrido una gama muy amplia de personajes, situados casi siempre dentro de dos géneros: el melodrama y la comedia, ya estaba lista para la exportación. Primero vino una curiosa cinta que se filmó en Chile, Cabo de Hornos, y después saltó a España e Italia para alternar con los mejores de uno y otro país, ya fuese Fernando Rey, Francisco Rabal, Adolfo Marsillach o el mismo Vittorio de Sica, con el que filmó una comedia de la serie Pan, amor..., que llevó su nombre, pues no en vano era la protagonista: Pan, amor y Silvia.
Cuando su nombre se relaciona con el teatro no puede olvidarse, por supuesto, las obras musicales: Mame, ¡Annie es un tiro!, ¡Qué tal, Dolly! Su romance con la televisión ha corrido paralelo durante varias décadas con su actividad en el cine. La han dirigido verdaderos maestros en todos los terrenos, pero el más acertado, sin duda, fue Luis Buñuel, porque gracias a Viridiana, una de las tres películas que filmaron juntos, Silvia Pinal es conocida en todo el mundo.

(Tomado de: Peña, Mauricio - Somos Uno, especial de colección, Las 100 estrellas del siglo XX. Año 7, núm. 1. Editorial Eres, S.A. de C.V., México, D.F., 1997)



No hay comentarios.:

Publicar un comentario