miércoles, 19 de junio de 2019

Salvador Díaz Mirón


Mexicano (Veracruz, 1853-1928)
Su obra tiene tres etapas. En la primera, de un heroísmo romántico, están presentes las sombras de Lord Byron y Víctor Hugo, a quien quiso emular convirtiéndose en el poeta defensor de las causas del pueblo. En la segunda, recogida en su libro Lascas (1901), hace un giro hacia su intimidad; cuatro años de cárcel, por haber matado en defensa propia, lo vuelven más riguroso en la expresión y menos altivo. En sus últimos años practica ejercicios de retórica y estilo que depuran su obra de toda palabra vana. En estas etapas Díaz Mirón es un poeta perfecto en la forma y de gran justeza plástica en la imagen; esto más la novedad de su poesía lo convierten, primero, en uno de los más importantes precursores del modernismo; y luego, siendo ya un gran modernista, en uno de los hitos de la poesía mexicana.


(Tomado de: Anónimo - Antología. Poesía moderna y contemporánea en lengua española. Lecturas Universitarias 2. UNAM, Dirección General de Publicaciones, México, D.F., 1971)




Salvador Díaz Mirón
1853-[1928]
Fue, durante un período de la literatura mexicana, el más uniformemente gustado de los poetas que Francisco A. de Icaza designó como los dioses mayores de nuestra lírica. Su estética, de un rigor extraordinariamente estricto y personal, lo colocó al amparo de esos imitadores que buscan, para saciarse, ejemplos de un éxito más rápido, o, al menos, de un procedimiento menos difícil. Puente entre el romanticismo y el simbolismo, la poesía de Díaz Mirón recuerda, en algunos aspectos, el destino y los propósitos esenciales del Parnaso. Como en la mayoría de los parnasianos, el paisaje es el asunto más frecuente en sus poemas: especialmente el paisaje de Veracruz -el suyo- que conoce admirablemente y que interpreta con más fidelidad que afecto. La sensualidad hace falta en esta porción de su poesía. Los lectores de hoy lo advierten al comparar el naturalismo de los fragmentos más citados del “Idilio”, con la porción descriptiva de la obra de Othón, o de un modo más evidente, con el colorido de uno de los jóvenes que ven mejor el paisaje: Carlos Pellicer. Más que algún otro poeta de la generación anterior al Ateneo, hallamos en Díaz Mirón el amor al verso nítido. Por desgracia, el límite entre su estética y su retórica permanece siempre un poco impreciso, y la hermosura independiente de cada verso, en sus poemas, da una noción más franca de depuración que de pureza. Si ésta fuera una antología de versos perfectos y plenamente maduros, el lugar de honor correspondería en ellas a Díaz Mirón, pero la amplitud de su aliento -que tenía dilatadamente oratorio, como lo demuestra la “Oda a Hugo”- no sostuvo la perfección minuciosa y elaborada de las composiciones que constituyen el núcleo fundamental de su lirismo: Lascas. La influencia de Díaz Mirón podía haber sido de la mayor utilidad, al menos como empleo de deliberado esfuerzo, a los jóvenes. No fue así: al contrario, se ha vaciado, casi por completo, en dos poetas, ahora mudos: Rafael López y Argüelles Bringas. El primero adquirió en esta escuela de canto el do de pecho de la elocuencia patriótica. El segundo, menos personal, dejó al morir una obra más elogiada que reconocida, que no añade a la de su maestro sino la conciencia de sus defectos. A pesar de esta ausencia de discípulos, Díaz Mirón sigue siendo el poeta más admirado por cierta porción de nuestros escritores.

Matemático, Salvador Díaz Mirón encierra las conquistas de su idioma en fórmulas de espléndido laconismo. Llevado de este propósito, en sus últimos poemas se advierte ya, gracias a la ausencia de todo elemento de relación (odio del latinista al artículo inútil), la aparición de un verso nuevo, concebido como unidad prosódica pura. Este hallazgo -desaprovechado por su continuadores- debería ser tomado muy en cuenta por los poetas que lo juzgan.

Bibliografía

Poesías, La Ilustración, 1886.
Lascas, Tipografía del Gobierno del Estado, Jalapa, Ver., 1906.
Poemas escogidos, Cvltura, México, 1919. Selección de Rafael López.




(Tomado de: Cuesta, Jorge - Antología de la poesía mexicana moderna. Colección Lecturas Mexicanas, primera serie, #99. Presentación de Guillermo Sheridan. Fondo de Cultura Económica, S.A. de C.V., México, D.F., 1985)

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