lunes, 30 de noviembre de 2020

Juglares del siglo XIX


Entre los primeros y más famosos cancioneros figuran el sinaloense Lucio Miranda -a quien se atribuye la todavía popular canción de El capiro-, su paisano El Chavarria y Chepe "el Valedor", originario de Guerrero.

Estos cancioneros de feria, auténticos juglares del siglo XIX, dieron un gran impulso a la canción popular, en unión de los vendedores de dulces (que cantaban "al ante"), los organilleros y los pequeños grupos de cuerdas citados anteriormente. Hacia el tiempo de la Intervención Francesa, las tonadas populares llegaron incluso a ser aceptadas en los grandes salones.

Entre tanto, los músicos finos -que no podían o no querían desembarazarse de la influencia italiana- produjeron piezas de notable calidad como por ejemplo La golondrina (1862), que hoy conocemos como Las golondrinas. En poco tiempo esta canción se convirtió en nostálgico canto de despedida. Irónicamente, su autor, el veracruzano Narciso Serradel Sevilla, fue uno de los primeros a quienes Las golondrinas le pusieron "carne de gallina", como a casi todo mexicano en la actualidad, pues hubo de escucharla entristecido cuando partió a Europa desterrado por los franceses a causa de su intervención en la batalla de Puebla.

Otra canción que se hizo muy famosa por aquellos años fue La paloma, del español Sebastián Iradier, que era, por cierto, una de las favoritas de la emperatriz Carlota:

Si a tu ventana llega una paloma

trátala con cariño que es mi persona...

Y pronto el pueblo hizo una parodia que escarnecía a la ambiciosa mujer:

Si a tu ventana llega un burro flaco

trátalo con cariño que es tu retrato...

Hacia 1875 ganó fama el compositor popular Antonio Zúñiga, al que se atribuyen unas cien canciones, entre ellas el Jarabe del sombrero ancho, que el pianista alemán Hendrik Herz hizo popular en su país tras escucharlo durante un viaje por México. La mayoría de las canciones de Zúñiga se perdieron. Marchita el alma, que transcribió y armonizó Manuel M. Ponce, es una de las pocas que se conservan.

En 1867 la locura del vals se apoderó del mundo y los músicos mexicanos encontraron en ese nuevo ritmo el mejor vehículo para expresar su sensibilidad. Tal vez poco apropiado para el gusto europeo, el vals Dios nunca muere alcanzó sin embargo una popularidad nacional que persiste hasta nuestros días. En toda la República se escucha esta pieza del pintoresco y trágico oaxaqueño Macedonio Alcalá, y una de sus más gustadas versiones fue la que Pedro Infante grabó durante los primeros años de su carrera artística.

Émulo de Alcalá en los aspectos más dramáticos de su vida, Juventino Rosas tuvo al menos el consuelo -negado al oaxaqueño- de ver cómo sus valses Sobre las olas y Carmen se difundían triunfalmente por todo el mundo. En particular el primero de ellos dio a Rosas una fama considerable, aunque -lo mismo que al "Tío Macedas"- su vals sólo le redituó algunos pesos.

(Tomado de: Morales, Salvador y los redactores de CONTENIDO - Auge y ocaso de la música mexicana. Editorial Contenido, S.A. México, 1975)

Isabela Corona


Una gran actriz en el teatro (desde los años veinte) y en el cine (desde los años treinta) y al final de una muy larga vida artística en la televisión, Isabela Corona (bautizada así por el Doctor Atl) siempre estuvo segura de que el talento actoral era su mejor arma; nunca le importó no ser bonita o bella en el sentido convencional del término; sin embargo, no era "fea" sino diferente, angulosa, interna, "interesante" sobre todo "interesante"; quizá porque estaba muy segura de su enorme capacidad de actriz, de una actriz de tipo diferente que utilizaba magistralmente su bella voz de recitadora de contralto. Fundadora del Teatro Orientación, musa y amada de Julio Bracho, amiga directa de Carlos Chávez, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Antonieta Rivas Mercado, intérprete teatral de O'Neill, Girardoux, Esquilo, Usigli. Inolvidable en La noche de los mayas, La isla de la pasión y El ángel negro, su desempeño en el cine se elevó a lo que se llama una creación, donde los ojos de Isabela Corona , esos ojos que muestran la mayor ambigüedad, intensidad, terror quizá, son dignos de una canción como la que le hicieron a su contraparte norteamericana, Bette Davis, con la que siempre se le ha equiparado, porque como ella (para todos sus admiradores y sobre todo admiradoras) representó magníficamente a la mujer fuerte, a la mujer inteligente.

(Tomado de: Ramón, David - Somos Uno, especial de colección, Las 100 estrellas del siglo XX. Año 7, núm. 1. Editorial Eres, S.A. de C.V., México, D.F., 1997)

viernes, 27 de noviembre de 2020

El baile de los 41, 1901


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¿HUBO 42 INVITADOS EN EL BAILE DE LOS 41?

El 19 de noviembre de 1901 los periódicos y las hojas informativas de México se regocijaron con una noticia que entonces resultaba escandalosa. La noche anterior, en una gran casa señorial ubicada en la calle de La Paz, hoy Ezequiel Montes, la Policía había llevado a cabo una redada particular, cuyo resultado fue por demás inesperado.

La tarde anterior, cuando no parecía haber nada que sacara de su tranquilidad a los policías que jugaban y platicaban en la comisaría de la zona, dos señoras se habían presentado ante ellos, presas de la indignación y la molestia. Recuperando la calma y el aliento, narraron la causa de su alteración: en una casa de la cuadra en la que vivían se preparaba una gran fiesta, de la que nadie había avisado y a la que nadie había dado permiso. Los policías, molestos por tener que interrumpir su aburrimiento, prometieron a las señoras mandar un oficial a revisar el asunto. Minutos después, las damas abandonaron la comisaría acompañadas de un representante de la ley, quien nunca imaginó lo que habría de encontrar.

Inexperto a causa del poco tiempo que tenía en la corporación, y quizás buscando un evento que lo hiciera quedar bien con sus jefes, el oficial sospechó de más ante lo que sus ojos encontraron cuando se asomó, sigiloso, por una de las ventanas: una montaña de ropa y diversas cajas le parecieron el camuflaje de un arsenal. Podía tratarse de un grupo que quisiera atentar contra el régimen, y que escondiera su actuar con la pantomima de una fiesta. Convencido, regresó apurando sus pasos hasta la comisaría, donde dio su parte trabajosamente, le faltaba el aliento.

Los oficiales reunieron el mayor número de policías posible, diseñaron el plan de acción y avisaron a los reporteros, tenía que quedar registro de la redada que se llevaría a cabo entrada la noche, tenía que recordarse su heroísmo. Valientes y ansiosos, nunca imaginaron que al derrumbar la puerta de la casa se encontrarían con una fiesta sumamente especial. Cuando entraron gritando y amenazando, con sus armas desenfundadas, se vieron rodeados por un grupo de hombres bebidos y contentos, la mitad de los cuales estaban disfrazados de mujeres. El silencio que se hizo fue sepulcral, acaso los reporteros estallaron en risas, antes de ser echados del lugar por los oficiales avergonzados.


En total, en la fiesta había cuarenta y dos hombres, todos pertenecientes a la clase alta del país, jóvenes ricos y presumidos que de día aceleraban los motores de sus coches por el rumbo de Plateros, como aseguraba una de las notas aparecidas durante los días siguientes. Pero lo más complicado del caso fue que, entre los detenidos acusados entonces por faltas a la moral, se encontraba Ignacio de la Torre, ni más ni menos que el yerno de Porfirio Díaz, uno de sus hombres más queridos y cercanos. Cuando el policía a cargo de la redada lo reconoció, el pánico se apoderó de él, su carrera podría terminarse de golpe. La única solución que pensó entonces fue sacar del lugar al muchacho, después de haberlo escondido en un clóset, llevarlo a su casa y negar que hubiera estado ahí aquella noche. Eso fue exactamente lo que hizo y eso fue también lo que convirtió a los cuarenta y dos en cuarenta y uno.

Los periódicos de la época, como hemos dicho, se dieron vuelo con la noticia, en la que, sin embargo, nunca apareció el yerno del dictador. Su presencia se convirtió en un rumor que corrió como pólvora en la sociedad de principios del siglo XX. Los policías no podían decir nada y los demás implicados en el asunto, los invitados a la fiesta, tampoco: habían sido enlistados en el ejército y enviados a Yucatán. Así fue como el número cuarenta y uno pasó a formar parte del imaginario colectivo mexicano para referirse a los homosexuales y el número cuarenta y dos para referirse a quienes niegan ser homosexuales, es decir, a quienes "no han salido del clóset".


(Tomado de: Marcelo Yarza - 101 Rumores y secretos en la historia de México, Editorial Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F., 2008)

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Fermín Revueltas


(1902-1935). Nació el 7 de julio en Durango. Desde niño mostró afición por el dibujo. Así tomó en Guadalajara clases de pintura con el pintor Benigno Barrasa. De 1913 a 1919 vive en los Estados Unidos, donde estudia en Chicago y visita los museos y talleres de los artistas. Regresa a México en 1920, y forma parte del grupo de pintores de la Escuela de Pintura al Aire Libre, en Milpa Alta, D.F. En 1922 se une al grupo de pintores que inician el movimiento muralista en la Escuela Nacional Preparatoria. Ese mismo año tuvo una exposición individual en el Palacio de Bellas Artes. Su cuadro Indianilla fue premiado y adquirido por Bellas Artes. En París fue premiada su obra Casa de mi tío. En 1923 ingresa al Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores y Grabadores Revolucionarios. En 1925 dirige la Escuela al Aire Libre de Guadalupe Hidalgo y del colegio de San Pedro y San Pablo. Dos años después funda la Escuela al Aire Libre de Cholula, Puebla. Posteriormente es nombrado maestro en el Departamento de Bellas Artes y en la Escuela Industrial de Insurgentes. Realizó para la Escuela Nacional Preparatoria a la encáustica el mural Fiestas de la Virgen de Guadalupe. Al año siguiente pinta al fresco el Torito, en la Secretaría de Educación Pública. En 1932 ejecutó Símbolos del trabajo, un fresco en el diario El Nacional Revolucionario, hoy destruido. Después, la Alegoría de la producción (1933), a la encáustica, en el Banco Nacional Hipotecario y de Obras Públicas, hoy Banco Azteca. En 1934, Todo por la colectividad proletaria de México, muro en corral (ejecutado por la casa Montaña, de Torreón, Coahuila), en las oficinas del Partido Revolucionario Institucional de Culiacán, Sinaloa. Trabajó el mural al fresco en la Escuela de Ferrocarrileros de México, en 1934, y al año siguiente en la Escuela Gabriela Mistral, que quedó inconcluso. Había hecho los frescos del interior del monumento a Álvaro Obregón y decorado además la casa del general Almazán, así como un mural en la biblioteca de la finca "Eréndira" de Pátzcuaro, Michoacán.


(Tomado de: Delmari Romero Keith – Otras figuras del muralismo. Historia del arte mexicano, fasc. #100, Arte de la afirmación nacional; Salvat Mexllicana de Ediciones, S.A. de C.V., México, D.F., 1982)

lunes, 23 de noviembre de 2020

Corrido de Valerio Trujano

 


En mil ochocientos diez,

ora les voy a contar,

del que ha fundado la Hacienda,

fue don Manuel Gonduláin.


Por historieta diré,

tal vez no les diga nada,

antes que esto fuera Hacienda

esto era un rancho de cabras.


De esa fecha para acá

reinaban los gachupines;

cuando marchaban las tropas

al compás de los violines.


Pues de esa gente malvada

no me quisiera acordar;

porque sacaban al hombre

por la fuerza a trabajar.


Salió Valerio Trujano

de ese Huajuapan de León,

subió Manuel Gonduláin

y se dieron su atrancón.


Ese Manuel Gonduláin,

¡ah, qué suerte le tocó!,

que viéndose con Trujano

en Cuesta Blanca quedó.


¡Viva Valerio Trujano!,

señores, con su licencia,

¡viva nuestro cura Hidalgo!

que nos dio la Independencia.


¡Viva la Guadalupana!

¡Viva México ilustrado!

¡Vivan las ligas sociales!,

también los confederados.


Este versito nomás;

porque tal vez no me toque:

¡que viva Jesús Gontier

y también Francisco López!


Ya se acabó el padecer,

ya se acabaron las penas,

y rompimos esos lazos,

y rompimos las cadenas.


Pero ya voy recordando,

recorriendo mi memoria,

¡viva Valerio Trujano!,

el que nos cantó victoria.


Adiós, fieles compañeros,

adiós, queridos hermanos,

sólo les digo la historia

de ese Valerio Trujano.


(Tomado de: Mendoza, Vicente T. – Corridos mexicanos. Lecturas Mexicanas #71; 1a serie. Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1985)




viernes, 20 de noviembre de 2020

Fray Diego Durán

Llegada de los conquistadores, según el Atlas o Códice Durán.

Nació en Sevilla, España, hacia 1537, y no en Texcoco como se ha venido repitiendo; murió en la Ciudad de México en 1588. Llegó a Nueva España entre 1542 y 1544. Su padre, probablemente de origen judío francés, de la Provenza (Durand, hispanizado el apellido en Durante, Durán), se estableció con su familia en Texcoco. Era de oficio calcetero y zapatero. Allí vivió Diego, hasta 1554 en que tomó el hábito blanco y negro de los dominicos en la Ciudad de México. En 1556 hizo profesión de fraile y en 1559 ya era presbítero. Dos años más tarde pasó a diversos sitios de la Provincia de Oaxaca. En 1565 radicó en Chimalhuacán Atenco y en 1581 fue vicario de Hueyapan. En 1587 enfermó gravemente, permaneciendo en el convento de Santo Domingo de la Ciudad de México. 
Profundo conocedor del náhuatl, fue uno de los más ardientes propagadores del Evangelio en el siglo XVI, al tiempo que diligente investigador y conservador de tradiciones y monumentos históricos (códices y manuscritos). Entre 1570 y 1575 escribió tres obras: Ritos, fiestas y ceremonias de los antiguos mexicanos (1570), en que proporciona datos de la región texcocana y traza el cuadro de los dioses y ritos con tal minucia, que da el sentido de la realidad vista; Calendario Antiguo (1579), en el que involucra al Tonalamatl -calendario mágico- con el que se llama civil, y describe las numerosas fiestas y ceremonias, y habla de la holganza de los mexicanos, que ellas propiciaban; e Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. José Fernando Ramírez publicó una parte de ésta última obra en 1867 y Alfredo Chavero la restante, con los Ritos, fiestas y Ceremonias, el Calendario Antiguo y un Atlas de pinturas jeroglíficas (1880). Ambos volúmenes contienen la obra completa de Durán. De nuevo la dio a las prensas el padre Ángel María Garibay K. (2 bolsa., 1967), tomada del ológrafo original que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. Hay una traducción al inglés, incompleta, por Doris Heyden y y Fernando Horcasitas. Es una historia de los pueblos antiguos. Comienza con la peregrinación de los mexica desde Aztlán y llega hasta la expedición de Cortés a las Hibueras (Honduras). Es "una historia radicalmente mexicana con fisonomía española", como la definió José Fernando Ramírez, obra de auténtico, pronunciado y rancio sabor primitivo. Ningún cronista retrató más al natural el carácter del indio mexicano; ninguno logró compenetrarse, como lo hizo el fraile dominico, de su compleja psicología. Adentró y se posesionó de minuciosos pormenores relativos a las prácticas religiosas y civiles, usos y costumbres públicas y domésticas, aspectos que otros cronistas desdeñaron en parte o trataron sin la profundidad con que los describe Durán. Sus relatos, llenos de vida y de brío, son de lo mejor que se ha escrito sobre el pasado antiguo de los mexicanos. Reivindica la cultura mexica ante los ojos de los europeos, dando una visión panorámica de la vieja vida del Anáhuac, y en esto muestra una tendencia hacia la historia universal. Por otro lado, sus páginas destilan nacionalismo, expuesto "con amor de mexicano antiguo", como dijera de él el padre Ángel María Garibay K. El Atlas es muy importante: se le ha dado el nombre de Códice Durán y lo forman numerosas pinturas jeroglíficas. Como apéndice al Atlas, trae un códice, asimismo, de pictografías fielmente reproducida, cuyos originales existen en la Colección Aubin-Goupil de la Biblioteca Nacional de París, riquísima en antigüedades mexicanas. A esta parte se le ha llamado Códice Ixtlixóchitl o Códice Mariano Fernández Echeverría y Veytia, quien lo mandó copiar del original. 


(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen III, Colima - Familia)

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Elisa Berumen


Enrique Alonso "Cachirulo", quien la vio actuar en escena, dice que de excelente cancionera y creadora de temas mexicanos y de tangos, "se convirtió en notable cantante cómica como no ha habido otra en nuestro país. Ella podía estar una hora en el escenario sin que las carcajadas del público decrecieran un solo minuto".

La tiple, compositora festiva y empresaria teatral nació en Chihuahua, tal vez en 1910. A los seis años de edad sus padres la llevaron al sur de Estados Unidos donde desempeñaron varios oficios.

Empleada en un restaurante, comenzó a escribir canciones y corridos nacionalistas. Su vena creativa fue tan buena que, a mediados de 1926, la llevó a grabar en Los Ángeles el tango habanero "Mal hombre".

Ese mismo año llegó a la ciudad de México para actuar en la pieza Éntrenle al toro, estrenada en el Teatro María Guerrero, donde alternó con Leopoldo Beristáin y Valentín Asperó.

En septiembre de 1927, entrevistada por una revista capitalina, la corpulenta y simpática tiple confesó pretender "mexicanizar" el teatro de revista, rescatarlo de la "pornografía" y de la imitación estadounidense y francesa. De ahí su afán por interpretar tipos populares como la china poblana o mujeres enrebozadas.

Al parecer fue en 1928 cuando contrajo matrimonio con el popular cómico Leopoldo Beristáin. Ambos recorrieron con su compañía todos los rincones de México.

Canciones y recuerdos

El domingo 9 de agosto de 1942 se presentó en la ciudad de México. Entonces ya estaba al frente del teatro-salón Modelo, que formaba parte del Circo Carnaval Beas-Modelo del afamado cirquero Francisco Beas. 

Mientras el tradicional espectáculo instalaba su enorme carpa en la primera calle de Niño Perdido, Elisa Berumen erigía su teatrillo en un predio de la esquina de Arcos de Belén y San Juan de Letrán. Adjunto al modesto salón se instalaron carros locos, volantines, la casa de Mamerto y aeroplanitos para niños de tres a siete años de edad.

En octubre de 1943 intervino en la fallida cinta taurina Palillo Vargas Heredia que, protagonizada por el actor cómico Jesús Martínez "Palillo" y el español Florencio Castelló, dirigió Carlos Béjar, hijo.

Mientras realizaba una gira por el noroeste de México, su esposo falleció a principios de 1948 en Tijuana. Al decidir enterrarlo en la ciudad de México, logró que sus restos fueran trasladados en un avión del heroico Escuadrón 201.

Al iniciar los años cincuenta participó en La reina del mambo (1950), cinta de Ramón Pereda, donde interpretó a una rijosa detenida en los separos del Ministerio Público. También encarnó a la madre del personaje de Amparo Arozamena en Ahí vienen los gorrones (1952), de Gilberto Martínez Solares.

Como intérprete de sus propios temas y cuplés tuvo largas temporadas en el Teatro Blanquita antes de ingresar a la Casa del actor. Condescendiente y hasta risueña, alguna vez cantó ahí sus chispeantes canciones, algunas de las cuales tenía escritas en un cuaderno escolar de forma italiana.

Así, entre canciones y recuerdos, pasó los últimos días, antes de morir en 1993.

(Tomado de: Ceballos, Edgar - Somos Uno, especial de colección, Las reinas de la risa. Año 12, núm. 216. Editorial Eres, S.A. de C.V., México, D.F., 2002)

sábado, 14 de noviembre de 2020

El telegrama Zimmermann, 1917


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El telegrama Zimmermann

En 1917, el gobierno alemán reconoce que la Primera Guerra Mundial está a punto de dar un giro de 180 grados. Por error, uno de sus submarinos ha torpedeado y hundido el RMS Lusitania, un barco de pasajeros con bandera inglesa en el que viajaba un enorme número de norteamericanos. La entrada de Estados Unidos en la Gran Guerra es cuestión de tiempo, a pesar de los intentos pacifistas del presidente Woodrow Wilson.

En los pasillos del lobby político-militar alemán se discuten enardecidamente las opciones que se tienen para impedir que Estados Unidos combata en territorio europeo. Después de dos largos y tensos días, el único camino que se reconoce como viable es llevar la guerra hasta América. El problema es que, para lograrlo, los alemanes necesitan un aliado del otro lado del Atlántico, un país capaz de enfrentar, con el apoyo alemán y en su propio continente, a los norteamericanos. Es así como el nombre de México se baraja y, finalmente, se opta por tender un puente con el gobierno revolucionario de Venustiano Carranza. La propuesta cruza el océano encriptada en el famoso telegrama Zimmermann, cuyo contenido fue cifrado en series de cuatro y cinco números.

La propuesta de los alemanes no dejaba lugar a dudas, como demuestra la traducción del telegrama enviado por el gobierno teutón a Von Eckardt, quien debería entregarlo al presidente de México:

"Nos proponemos comenzar el primero de febrero la guerra submarina, sin ningún tipo de restricción. Sin embargo, nos esforzaremos por hacer lo suficiente para mantener la neutralidad de Estados Unidos de América. En caso de no alcanzar este objetivo, proponemos a México una alianza basada en los siguientes puntos: hacer la guerra de manera conjunta y declarar juntos la paz. Nosotros [Alemania] aportaremos la ayuda financiera que sea necesaria y nos comprometemos a la reconquista de México de los territorios perdidos de Nuevo México, Texas y Arizona. Los detalles del acuerdo quedan a su discreción [la de Von Eckardt]. Usted será el encargado de discutir con el presidente mexicano lo dicho, tan pronto como el estallido de la guerra con Estados Unidos de América sea un hecho seguro. Debe, además, sugerirle que invite a Japón a adherirse a este plan, ofreciéndose como mediador entre Japón y nosotros. Hágale notar [al presidente de México] que el uso despiadado de nuestros submarinos hace previsible que Inglaterra pida la paz durante los próximos meses."

Para los germanos su plan no podía fallar, sin embargo, no contaban con dos cuestiones fundamentales que, a la postre, serían las determinantes. La primera, que México no bien había terminado con la violencia revolucionaria, por lo que el gobierno de Carranza estaba más preocupado por los conflictos nacionales que por los internacionales. La segunda, que el medio utilizado para enviar el telegrama Zimmermann no fue del todo seguro, de modo que los ingleses y los norteamericanos conocieron su contenido aun antes que el gobierno de nuestro país.

El telegrama, que incluso fue interceptado en dos ocasiones -por los criptógrafos Nigel de Grey y William Montgomery, miembros de la inteligencia inglesa Room 40, y por un espía denominado Señor H, quien lo obtuvo en la oficina de telégrafos de la ciudad de México-, podía haber cambiado la historia del mundo si hubiera alcanzado su cometido. Pero México no hizo caso a la propuesta de los alemanes, quienes además hubieron de enfrentar las consecuencias de sus intenciones, más cuando el telegrama, que había sido entregado por el almirante Hall al ministro de Relaciones Exteriores inglés, Arthur J. Balfour, quien se lo envió al embajador estadounidense en Inglaterra, Walter Page, llegó a las manos de Woodrow Wilson, precipitando la entrada de los norteamericanos en la guerra hasta entonces continental.

(Tomado de: Marcelo Yarza - 101 Rumores y secretos en la historia de México, Editorial Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F., 2008)

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Luis Aguilar


 Siempre con gran porte, reflejo de su fuerte personalidad, y dueño de una mirada profunda, tenía todos los atributos del galán típico de los años cuarenta. El bigote recortado y el cabello cuidadosamente engomado fueron distintivos de su estilo en cada película. Siempre lució bien con el traje de charro, y en su etapa de catrín al estilo gángster se distinguió por su elegancia y el corte perfecto de su traje negro a rayas.

Una carrera llena de éxitos, con caracterizaciones en las que fue charro, caudillo, galán y hasta policía motorizado con Pedro Infante en las ya clásicas películas de Ismael Rodríguez, A toda máquina y ¿Qué te ha dado esa mujer? (1951), donde formaron una pareja que pasó a la historia, son una muestra de la versatilidad de uno de los actores que ha recorrido casi todos los géneros en el cine nacional. Incluso pasó por la comedia, al lado del gran Tin Tan, en las películas Locos peligrosos (1957) de Fernando Cortés, Detectives o ladrones (1966), de Miguel Morayta y Duelo en el Dorado (1968), de René Cardona.

También compartió créditos en 1952 con Jorge Negrete en Tal para cual, y fue precisamente Negrete quien le dio su primera credencial de la ANDA, por ello y por actuar junto a él al inicio de su carrera, Luis lo consideraba su hermano mayor.

Hombre solidario con el gremio, bondadoso y humilde, a pesar de que compartió créditos con las grandes estrellas de la época de oro del cine mexicano, Luis Aguilar es una leyenda viva de la cinematografía nacional.

[Falleció en 1997]

(Tomado de: Peña, Mauricio - Somos Uno, especial de colección, Las 100 estrellas del siglo XX. Año 7, núm. 1. Editorial Eres, S.A. de C.V., México, D.F., 1997)



Xavier Guerrero



(1896-1966) Nació en San Pedro de las Colonias, Coahuila, durante la travesía que su familia realizó del sur al norte del país para instalarse en Chihuahua. Desde niño inició el aprendizaje de la pintura en el taller de su padre, artesano y decorador de casas. En 1910, siendo un joven pintor desconocido, interviene en la decoración mural del llamado Palacio de las Vacas, casona de estilo mudéjar en la calle de San Felipe, en Guadalajara. La decoración, realizada al óleo, abarcó todas las habitaciones, paredes, techos, corredores y escaleras con escenas campestres, temas bíblicos, bodegones, escenas románticas, alegorías, cenefas y paisajes: todo dentro del gusto de la época. En 1916 se hace miembro del "Centro Bohemio", taller colectivo integrado por artistas jaliscienses de vanguardia. Presenta sus primeras exposiciones en Guadalajara en 1921. Roberto Montenegro lo nombra jefe del equipo que realiza los murales del antiguo Colegio de San Pedro y San Pablo. Suyo es el mural de la cúpula con los signos del zodiaco.
Junto con Rivera y Siqueiros es elegido miembro (1923) del Comité del Partido Comunista de México. Ya antes había sido miembro fundador del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores, Escultores y Grabadores. En 1924, también con Rivera y Siqueiros, integra el comité ejecutivo del periódico El Machete, órgano del sindicato. Colabora con Rivera en la decoración de los muros de la Secretaría de Educación Pública. En 1928-32 recibió una beca para estudiar en la escuela Lenin de la URSS. Recorre varios países de Europa. En 1933 es miembro fundador de la LEAR. En su obra mural destacan: Los elementos de la naturaleza (1935). La apropiación capitalista de la riqueza; Las luchas sociales; Precursores revolucionarios mexicanos; La revolución y la ciencia dueña de los elementos al servicio del hombre. Todos ellos cubriendo una superficie de 60 M2 al fresco en Sutas, Guadalajara, Jalisco. Entre 1941-43 realiza el mural al fresco Amistad entre México y Chile, en el Tablero del Club Social Aguirre, cerca de los Trabajadores del Hipódromo , Santiago de Chile. En 1941-53, ejecuta un fresco en el vestíbulo de la Escuela México en Chillán, Chile. Quizá su obra mural más lograda sea la que ejecutó en el cine Ermita en 1930, con el tema El Día y la Noche, en la que empleó óleo sobre aplanado con incisiones rellenas con fósforo.

(Tomado de: Delmari Romero Keith – Otras figuras del muralismo. Historia del arte mexicano, fasc. #100, Arte de la afirmación nacional; Salvat Mexicana de Ediciones, S.A. de C.V., México, D.F., 1982)

lunes, 9 de noviembre de 2020

Alfredo Augusto Dugés

Nació en Montpellier, Francia, en 1826; murió en la ciudad de Guanajuato en 1910. Médico, llegó al país en 1852 y en 1870 se radicó en Guanajuato. Escribió más de 100 trabajos sobre zoología, botánica y mineralogía, muchos de ellos ilustrados por él mismo. Entre sus obras, destacan: La fauna de Guanajuato (París, 1868) y Flora y fauna del Estado de Guanajuato (impresa en 1924 por el Gobierno del Estado). En ésta, las plantas silvestres quedaron clasificadas en 76 familias y los animales en 33. Acaso sea éste el único estudio de esa índole hecho en esa entidad federativa. Su hermano Eugenio Romain, también médico, se le unió en 1865; más tarde pasó a Morelia para dirigir el Departamento de Historia Natural del Museo Michoacano y se especializó en coleópteros, sobre los cuales escribió un estudio de 500 páginas que se conserva en el Instituto de Biología de la UNAM.

(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S.A. México, D.F. 1977, volumen III, Colima-Familia)

viernes, 6 de noviembre de 2020

Muere cabecilla de Liga 23 de septiembre, 1976

Pereció el cabecilla visible de la Liga 23 de Septiembre en el intento de secuestro

*Jiménez Sarmiento dirigió el asalto a Margarita López Portillo

Por JOAQUÍN HERRERA

Acribillado por 20 tiros de metralleta, por lo menos, fue muerto ayer el cabecilla visible de la Liga Comunista 23 de Septiembre, David Jiménez Sarmiento, al intentar secuestrar a la señorita Margarita López Portillo, hermana del licenciado José López Portillo.

(David Jiménez Sarmiento. Fuente: web)

Agentes de seguridad que custodiaban a Margarita se enfrentaron a los activistas que tendieron la emboscada en la colonia Condesa.

Persiguieron al coche en que ella iba seguido de otro, durante casi un kilómetro en una trayectoria en forma de "L" a partir de Nuevo León y la avenida Alfonso Reyes, hasta Juan Escutia;

Al defenderla fueron ametrallados el chofer y tres guardias de seguridad, uno de estos últimos murió y los otros agonizan en el Hospital Central Militar.

El guardia muerto se llamó Salvador Vega Chávez. Los heridos, Salvador Camarena, Rigoberto Reynoso y José Guadalupe Ramírez; éste último, el chofer.

Después de perseguir varias cuadras a los dos coches en cuestión, en uno de los cuales iba Margarita, un vehículo en que estaba Jiménez Sarmiento interceptó a aquéllos cuando llegaban a Atlixco y Juan Escutia; David se paró a media calle y en posición de tirador disparó la metralleta de frente. Destrozó totalmente el parabrisas del coche Rambler Classic en que iba Margarita.

David y otros cómplices suyos trataron de impedir que siguieran aquéllos en su huida y sobrevino el tiroteo. Los hampones, en medio de la calle -narrarían después a EL UNIVERSAL los testigos-, dispararon a "boca de jarro".

Por lo menos con dos metralletas dispararon al parabrisas del Rambler y destrozaron el cristal; perforaron la carrocería. Varios proyectiles alcanzaron al chofer en la cabeza, el cuello y el tórax. Otros tiros hicieron blanco en los dos guardaespaldas que apenas pudieron sacar sus armas para repeler la agresión, en desventaja. Ellos portaban pistolas y sus atacantes fusiles ametralladoras y metralletas calibre 22 (EL UNIVERSAL localizó un proyectil en un establecimiento cercano). Rigoberto Reynoso, uno de los agentes que iban en el automóvil que seguía al Rambler, disparó contra uno de los armados con metralleta y lo derribó a tiros. Inmediatamente expiró; es el activista más tarde identificado como David Jiménez Sarmiento.

En respuesta, una de las mujeres disparó contra él, lesionándolo.

El chofer, herido, obligó a Margarita a esconderse bajo los asientos del coche; los dos agentes, también heridos, la protegieron con sus cuerpos.

El tiroteo -de escasos segundos- pareció a los comerciantes, amas de casa, niños y trabajadores que cruzaban, una "eternidad". 

En el crucero de Atlixco y Juan Escutia, donde fue la emboscada, quedaron tirados el activista y un agente, muertos.

Ante la agresión con ráfagas de metralleta, el chofer logró virar al vehículo que los emboscadores usaron, enfiló por Juan Escutia, ya casi sin poder ver, a unos metros trepó el coche y casi lo "untó" en el camellón central para cruzar hacia la calle de Amatlán, en un último intento por salvar a Margarita, pero al tomar la bocacalle, perdió el sentido y se estrelló en la esquina.

En ese momento uno de los atacantes bajó de su coche, corrió con una bomba en la mano y la arrojó al vehículo de Margarita. Ella estaba atrapada bajo los cuerpos de los heridos. Trató de salir incorporándose; logró abrir la puerta.

En ese momento, a unos 80 metros sobre esa acera, en donde vive su madre, los guardias que custodiaban la entrada se percataron de la agresión y corrieron desenfundando sus armas. Llegaron, sacaron a Margarita, gritándole que se agachara y avanzara a rastras. La gente, afuera, desesperada le gritaba que se refugiara en una casa para que evitara otra posible ráfaga. Uno de los guardias llegó hasta el automóvil, sacó la bomba y la lanzó a varios metros. El artefacto no estalló.

Margarita casi se arrastró para llegar al portón abierto de la casa de Amatlán número 5.

Llena de pavor entró a la vivienda, trató de serenarse hasta que llegaran los agentes a protegerla.

Mientras tanto, los guardianes de la casa de la señora Refugio Pacheco de López Portillo, que había llegado al lugar, persiguieron a los hampones, que salieron en desbandada, usando reversa. Entraron en sentido contrario por Juan Escutia y enfilaron al Norte. Se sabe que luego se enfrentaron a los agentes que les siguieron, en el Parque España.

En unos 15 minutos la noticia se había extendido como reguero de pólvora. "El Universal Gráfico", que estaba saliendo de las rotativas, detuvo su tiro para dar la noticia, ganándola a todos los medios de difusión.

El Presidente Echeverría ordenó una movilización policiaca especial. El licenciado José López Portillo llegó, a unos 45 minutos de ocurrido esto, para atender a su hermana. Luego ambos acudieron a la casa de su mamá para decirle que todo estaba bien. La señora viuda de López Portillo, quien ha estado enferma en los últimos días, sufrió una impresión que de inmediato controló el médico de la familia con un sedante.

Durante la tarde, la señora y su hija ya se habían tranquilizado.

Al lugar acudieron las ambulancias 10 y 11 de la Cruz Roja, levantaron a los tres heridos, Salvador Camarena Benítez, Rigoberto Reynoso Valdés y José Guadalupe Ramírez Jáuregui (el chofer) para llevarlos al Hospital Central de la Cruz Roja; luego se ordenó que fueran trasladados al Hospital Central Militar.

Versiones no confirmadas por las autoridades, indican que hay varios detenidos que fueron remitidos al Campo Militar Número Uno, así como a la Dirección General de Policía y Tránsito.

ANTECEDENTES DE JIMÉNEZ SARMIENTO

En el año de 1972 era miembro del grupo delictivo que se hacía llamar "Patria o Muerte" y como tal participó en el robo a la joyería "Auriaga" y la armería "Armas y Deportes", S. A. En marzo de ese mismo año asaltó, junto con los miembros de dicho grupo, una camioneta de Banco del Atlántico, una estación del Metro y las oficinas de la Unidad Habitacional CTM.

En noviembre de 1972 atracaron la zapatería "Tres Hermanos".

En enero de 1973 participó en el asalto a la terminal de autobuses "Colonia del Valle" y dos días más tarde en el de la panificadora "Bimbo". Posteriormente militó entre los delincuentes que formaban la gavilla denominada "Lacandones".

En noviembre de ese año, ya ostentándose como jefe de la Brigada Roja "Liga Comunista 23 de Septiembre", asaltó una caseta de la Policía Auxiliar en la colonia Lindavista. En el mes de enero de 1974 participó en un atraco a "Industria Eléctrica de México" (IEM), asesinando a un policía.

El 14 de febrero de ese año tomó parte en la muerte de cuatro soldados de la escolta de un tren en Xalostoc, Méx. El 22 de junio de 1974 asaltó la caseta de la Policía Auxiliar de la colonia "7 de noviembre".

En junio de 1974 dirigió el atraco a la pagaduría del hospital de Pemex ubicado en la colonia Petrolera.

En octubre de 1974 robó a la compañía "Koblenz" y la sucursal Viveros de la Loma del Banco Nacional de México.

El 10 de diciembre de 1974 se realizó un asalto simultáneo por la"Brigada Roja" de la "Liga Comunista 23 de Septiembre" a los bancos de Comercio y Nacional de México, en la colonia Río Blanco. Obtuvieron dos millones y 400,000 pesos, respectivamente; mataron a cinco policías e hirieron a dos más. El 28 de enero de 1975 tomó parte en el asesinato de un policía industrial y del secretario general de la Sección 49 del SUTERM, en la  General Electric de Cerro Gordo, Estado de México, Domingo Salgado Valle.

El 25 de abril de ese año asaltó al Banco de Comercio en Villa Coapa, DF, con botín de $206,000.00 y mató a nueve policías y tres civiles.

El 6 de mayo de 1976 asesinaron a ocho elementos, entre los que figuraron miembros de la escolta de Mario Vázquez Raña, guardianes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, así como personas ajenas.

El 25 de mayo de 1976 secuestró a la hija del embajador de Bélgica, Nadine Chaval Carrase, por la que obtuvieron $5.1000,000.00.

El 4 de junio de 1976, en la comandancia de la Policía Auxiliar de Ciudad Azteca, asesinaron a seis policías auxiliares cuando pasaban lista, e hirieron a tres elementos más.

(Tomado de: Hemeroteca El Universal, tomo 7, 1976-1985. Editorial Cumbre, S.A. México, 1987) 

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Enrique Rebsamen


(1857-1904) Pedagogo de origen suizo. Un ensayo titulado Quetzalcóatl despertó en él la curiosidad por México, y en 1883 llegó al país donde comenzó a escribir artículos para diversos medios. El gobernador de Veracruz, atraído por su trabajo, le encomendó organizar un curso de formación docente. Tal fue el éxito de su modelo, que pronto fue replicado y en 1886 fundó la Escuela Normal de Xalapa. Su noción de la enseñanza: laica, gratuita y obligatoria, fue crucial para la reforma educativa de principios del siglo XX. Instituyó Escuelas Normales  en estados como Oaxaca y Jalisco, y en 1889 editó la revista México Intelectual. En 1901 fue nombrado director general de la Enseñanza Normal. Es autor del Método Rebsamen para la enseñanza de la lectura.

(Tomado de: 100 extranjeros que amaron México. Muy interesante, septiembre de 2018, no. 09)

lunes, 2 de noviembre de 2020

Yum Kimil, el señor de la muerte


YUM KIMIL, EL SEÑOR DE LA MUERTE (DIOS A)

El mundo subterráneo (metnal en yucateco, olontic en tzotzil o xibalbá en quiché) era residencia de varias deidades vinculadas con la muerte, la fecundidad y la germinación. El dios principal de este reino posee nombres que señalan su naturaleza cadavérica: Ah Puch (El Descarnado), Kisin (El Flatulento), Yum Kimil (Señor de la Muerte) o Kimi (Muerte). También puede poseer nombres calendáricos: Hun Ajaw (Uno Señor), Hun Came (Uno Muerte) y Vucub Came (Siete Muerte).
Se le representó con la imagen de un cuerpo humano esquelético, o bien mostrando signos de putrefacción como vientre hinchado, emanación de aromas fétidos por la nariz o por el ano, puntos o partes que indican la descomposición de las carnes, collares o pulseras formados por cascabeles en forma de ojos con las cuencas vacías y un tatuaje parecido a nuestro signo de porcentaje (%) en el rostro o en el cuerpo.
Se trata de un ser andrógino que al igual que los humanos realiza actividades rituales y cotidianas propias de ambos sexos, por lo que se observa en actos como fumar tabaco, presenciar sacrificios, quebrar un árbol o una cuerda, danzar frenéticamente en el inframundo, copular con la diosa lunar o confeccionar textiles en un telar de cintura.
En la escritura jeroglífica, un cráneo descarnado representa el número 10 (lahun), y uno de los 20 días del calendario ritual era kimi o kame (muerte). Además, un mascarón descarnado, como manifestación de Itzamnaaj, era el portal del inframundo.

(Tomado de: Pérez Suárez, Tomás - Dioses mayas. - Los dioses mayas. Arqueología Mexicana, vol. XV, núm. 88. Noviembre/diciembre 2007. Editorial Raíces/Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, D.F.)