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lunes, 8 de marzo de 2021

José María Arteaga

 


Nació en Aguascalientes en 1833. Ingresó en el ejército en 1852. En 1855 se incorporó al partido liberal. Desempeñó el cargo de gobernador de Querétaro. Fue fusilado en Uruapan, el 13 de octubre de 1865, por las fuerzas imperiales, siendo gobernador y jefe de las fuerzas republicanas en Michoacán.

(Tomado de:  Tamayo, Jorge L. (Introducción, selección y notas) - Antología de Benito Juárez. Biblioteca del Estudiante Universitario #99. Dirección General de Publicaciones, UNAM, México, D. F. 1993).

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Francisco García Salinas


[1786-1841] Oriundo de Zacatecas, inició sus estudios en el convento de Guadalupe y los continuó en el Seminario Conciliar de Guadalajara. En el primero se preparaban entonces las misiones religiosas para todo el norte de la Nueva España y en el segundo los sacerdotes para el culto cristiano. En éste estudió latín, filosofía y teología pero, sin vocación para el sacerdocio, retornó a Zacatecas y se dedicó a los trabajos de la minería, como empleado algunas veces y como minero otras.
Con 35 años al consumarse la Independencia, se inició en las actividades políticas como miembro del ayuntamiento; más tarde como diputado al congreso constituyente de 1823; senador y ministro de Hacienda durante el gobierno de Guadalupe Victoria, y gobernador de su estado natal que era ya baluarte del federalismo. Eran los tiempos en que España intentaba la reconquista de México con la expedición de Barradas -1829-; en que la conjura de Alamán, Bustamante y Facio consumó el asesinato de Vicente Guerrero, y en que la lucha entre conservadores y liberales se presentaba en todos los campos de la actividad humana.
Pero entre los nubarrones que ensombrecían el porvenir de la Independencia, en la provincia zacatecana un hombre se empeñaba en plasmar en hechos el pensamiento liberal que ya se anunciaba en el horizonte de México: Francisco García Salinas. Minero de profesión y liberal por patriotismo, promovió como gobernante la creación de un Banco Agrícola para “proteger, a los agricultores pobres, por medio de la adquisición de terrenos que serían rentados perpetuamente a personas que carecieran de propiedad raíz”.
El fondo del banco debían formarlo: “La tercera parte de los productos líquidos de la renta del tabaco; la tercera parte de los diezmos que correspondían al Estado, y el valor de las obras pías consistentes en fincas rústicas bienes muebles y terrenos de cualquier clase.” Con ello pretendían “proporcionar trabajo a numerosas familias para combatir la vagancia y el bandolerismo… fomentar la enseñanza y evitar la dilapidación de los bienes o legados en favor de las obras pías, que eran entonces mal administradas”.
No es necesario indicar que de esta manera García Salinas se anticipó a la esencia misma de la Reforma que más tarde, en 1833, había de conformar Gómez Farías y consumar la generación liberal de 1857. “Con multitud de textos Bíblicos, doctrinas de Santos Padres, sentencias de príncipes y autores católicos y reglas canónicas”, el cabildo eclesiástico de Guadalajara se opuso a la ley, pero, no obstante, la legislatura de Zacatecas respondió decretando la prohibición para que los eclesiásticos fueran electos diputados, en virtud de que el ministerio espiritual de ellos era incompatible con las funciones legislativas.
Por conducto del Banco Agrícola, el gobierno de García Salinas compró algunas haciendas para dividirlas en lotes y repartirlos entre labradores pobres para su cultivo; abrió pozos artesianos para el riego y adquirió ganado merino fino para obtener, mediante el cruzamiento, lana de mejor calidad y renovar la confección de paños y casimires de Aguascalientes.
con el propósito de impulsar la minería y como contemporáneo de Lucas Alamán, de Gómez Farías y el doctor Mora, con quienes tuvo trato y amistad, Francisco García Salinas, más que como teórico o técnico como minero y liberal, organizó compañías con accionistas de la entidad; proyectó la construcción de un socavón de tres leguas para unir las mejores vetas de la región y desaguar las minas, aumentar su producción y favorecer el riego para la agricultura. Introdujo, también, las primeras máquinas de vapor en los tiros de las minas.
Concebida así la reforma liberal desde sus raíces económicas -minería, industria y agricultura-, la defensa del federalismo y de la soberanía de los estados, la libertad de imprenta y de pensamiento y la política educativa de la entidad, forzosamente concurrieron en el ideal liberal propuesto: la propagación de la educación primaria; la fundación de la primera biblioteca pública en el estado; la conversión de la cárcel colonial en teatro para el pueblo; la fundación de un colegio de enseñanza superior en Jerez, y la creación de una cátedra de dibujo en el colegio de San Luis Gonzaga. Todo eso a cargo del poder civil.
En Francisco García Salinas pues, llamado por sus coterráneos Tata Pachito, concurren sin complicaciones académicas ni retóricas liberales los pensamientos reformistas estrictamente económicos de Alamán, las concepciones políticas y educativas de Gómez Farías y el doctor Mora, sobre el escenario de la provincia mexicana, a doce años de la Independencia.
Más todavía, en 1831 en funciones de gobernador y por decreto de la legislatura local, convocó a un concurso nacional para seleccionar la mejor disertación acerca del Arreglo y aplicación de las rentas y los bienes eclesiásticos y, con ello, a más de remover la conciencia pública trasponiendo los límites de la provincia, descubrió para México al hombre que elaboró el documento liberal de más alta jerarquía: José María Luis Mora.

(Tomado de: Mejía Zúñiga, Raúl - Benito Juárez y su generación. Colección SepSetentas, núm. 30. Secretaría de Educación Pública, México, D.F., 1972)

sábado, 27 de julio de 2019

Jesús F. Contreras




Nació en Aguascalientes, Ags., en 1866; murió en la Ciudad de México en 1902. Estudió en la escuela del señor Plácido Jiménez, donde aprendió dibujo y sobresalió tanto, que a los 12 años de edad era ya litógrafo. Pasó a la ciudad de México y a los 14 años ingresó a la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde se consagró a la escultura y llegó a ser el discípulo predilecto de Manuel Noreña, a quien ayudó a fundir la estatua de Cuauhtémoc con destino al Paseo de la Reforma. En esa ocasión se le volcó un crisol lleno de bronce derretido, por cuya causa estuvo a punto de perder un pie. El monumento fue estrenado el 21 de agosto de 1887. Pensionado por el gobierno, se trasladó a París para estudiar en la Escuela de Bellas Artes al lado de Colinerte, con quien tomó parte en la Exposición Universal de 1889. A su regreso, estableció la Fundición Artística Mexicana, de la cual salieron, entre otras obras suyas y ajenas, las estatuas colocadas a ambos lados del Paseo de la Reforma; de él son las de Galeana, Primo de Verdad, De la Fuente y López Cotilla. Hizo también las de Benito Juárez, en la ciudad de Chihuahua; de Manuel Acuña e Ignacio Zaragoza, en Saltillo; de Ramón Corona, en Guadalajara; de Nicolás Bravo e Ignacio Zaragoza (1898); de Jesús González Ortega, en Zacatecas; y los relieves en bronce, con figuras de indígenas, actualmente colocados en el Monumento a la Raza de la Ciudad de México. Ya famoso y rico, volvió a Europa y a Egipto. A consecuencia de un cáncer fibroso, le amputaron el brazo derecho, pero adiestró tanto el izquierdo que antes de un año esculpió una cabeza de mujer, Inocencia, y después dos de sus mejores obras: 



Malgré tout y Desespoir, que se conservan en la Alameda Central de la capital de la República, y el Beato Casalanz y Almas Blancas. Magnífico escultor, sus obras de exaltación patriótica tienen gran dignidad, acentuada por el movimiento de los ademanes y en los cortes de atuendo; y las otras, esculpidas en mármol, un angustiado y aun estrujante estremecimiento que refleja la lucha interna del artista por no sentirse mutilado.

(Tomado de: Enciclopedia de México, S. A. México, D.F., 1977, volumen III, Colima - Familia)



sábado, 29 de diciembre de 2018

Francisco Primo Verdad y Ramos

 
 
 
Nació el 9 de junio de 1760 en la hacienda "Ciénega del Rincón" del Estado de Aguascalientes. Hizo sus estudios en el Colegio de San Ildefonso y después siguió la carrera de Derecho. Era uno de los más distinguidos miembros del Colegio de Letrados y por mucho tiempo fue abogado de la Real Audiencia. En 1808 ocupaba el cargo de Síndico del Ayuntamiento de la ciudad de México.

De acuerdo con su compañero el Lic. Azcárate, entrambos formularon el memorial presentado al virrey. Su prestigio como hombre de letras, su decidido carácter y su categoría de Síndico le hicieron tomar una participación más activa y plantear con mayor claridad el problema que ofrecía la situación lamentable de España y las consecuencias lógicas que de ella derivaban.

El 9 de agosto de 1808 se citó a una junta a todas las clases directoras de la Colonia; el Virrey, la Audiencia, los altos miembros del clero, los Inquisidores, los títulos de Castilla y los vecinos más notables. Entonces el Lic. Verdad, en un valiente discurso, expuso las condiciones porque atravesaba España y se atrevió a decir que, a falta de sus reyes, la soberanía recaía en el pueblo y que éste, por conducto de sus representantes legítimos, era el que debía conservar estos dominios para cuando Fernando VII recobrase su libertad.

El discurso del Lic. Verdad causó honda conmoción. El Inquisidor Decano declaró en alta voz que la idea de la "soberanía del pueblo" era herética. Los oidores impugnaron acremente la tesis sustentada por Primo Verdad y la junta se disolvió sin llegar a otro acuerdo que el de proclamar como rey a Fernando VII.

El virrey convocó a una nueva y acalorada junta simpatizando ostensiblemente con las ideas que el Ayuntamiento sostenía. Sin embargo, no se llegó en ella a ningún resultado práctico, aplazándose las cosas para una junta posterior que no llegó a celebrarse por la conspiración a que ya nos hemos referido apoyada por el partido español, por la Audiencia y encabezada por el rico hacendado, D. Gabriel Yermo que terminó con el asalto a Palacio y la aprehensión del virrey Iturrigaray.

El licenciado Verdad fue en seguida aprehendido y enviado a la cárcel del Arzobispado, instruyéndosele un proceso que no pudo terminar porque el día 4 de octubre de 1808 amaneció muerto, suponiéndose desde luego, con bastante fundamento, que fue asesinado.

La Comisión Nacional del Centenario, en memoria de este primer mártir de la Independencia, mandó colocar una placa de conmemoración e impuso su nombre a la calle que entonces fue Cerrada de Santa Teresa, donde estuvieron situadas las cárceles del Arzobispado.
 
(Tomado de: Felipe Servín - Próceres de la Independencia de América. Cuadernos de Lectura Popular #115, Secretaría de Educación Pública, México, D.F., 1968)

martes, 10 de julio de 2018

Antonio Arias Bernal

Antonio Arias Bernal


Nació en Aguascalientes, Ags., en 1913; murió en la ciudad de México en 1959.

Caricaturista, publicó sus primeros trabajos en la revista México al Día. Más tarde colaboró en Vea, Todo, Hoy, Mañana y Don Timorato, y en el diario Excélsior. Fue distinguido con el  Premio Marie Morse Cabot, de la Universidad de Columbia, por el tratamiento que dio a los temas de la Segunda Guerra Mundial. Al morir era portadista de la revista Siempre! V. Rafael Carrasco Puente: La caricatura en México (1953).


(Tomado de: Enciclopedia de México)

Winston Churchill

La Hermanita menor
 

viernes, 15 de junio de 2018

Ramón López Velarde

Ramón López Velarde



(Jerez, Zacatecas, 15 de junio de 1888 – México, 19 de junio de 1921)

Estudió en los seminarios de Zacatecas y Aguascalientes. Se recibió de abogado en San Luis Potosí. Pasó en la capital los siete últimos años de su vida. Fue profesor de literatura y colaboró en casi todas las publicaciones de la época. Al día siguiente de la Revolución, López Velarde descubre la “novedad de la patria”. Pero su nacionalismo es fruto de su estética y no a la inversa. Pugna por hallar un lenguaje único que lo exprese. Busca, en el desamparo, un trasmundo en que se concilien los elementos opuestos que lo desgarran.

Sus mejores poemas logran crear ese idioma propio, nacido del brusco encuentro entre el coloquio mortecino de las tardes provincianas y los últimos fuegos artificiales del modernismo.

Al lado de José Juan Tablada, Ramón López Velarde inicia entre nosotros la poesía contemporánea: la tradición de la ruptura. No utiliza las formas que heredó sino que corre el riesgo de inventar otras. Muy pocos después de él han logrado unir el movimiento de lo moderno universal con la inmóvil fidelidad a lo genuino mexicano. Pero su poesía es irrepetible; no podemos volver a ella porque es nuestro único punto de partida.

Libros de poesía:

La sangre devota (1916 y 1941).
Zozobra (1919).
El son del corazón (1943).
Poesías escogidas (1935).
El león y la virgen (1942).
Obras completas (1945).
Poesía, cartas, documentos e iconografía (1952).
Poesías completas (1953).


(Tomado de: Octavio Paz, Alí Chumacero, et al: Poesía en Movimiento, II)