lunes, 28 de junio de 2021

Federico Gamboa


Nació y murió en la Ciudad de México (1864-1939). Desempeñó varias misiones diplomáticas. De 1908 a 1911 fue subsecretario de Relaciones Exteriores, y ministro del ramo en 1913, con Victoriano Huerta, por lo cual fue desterrado, regresando al país en 1923. Fue compilador de documentos relativos a la reclamación del Fondo Piadoso de las Californias. Miembro de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Academia Española, y su director de 1924 a 1939. Colaboró en distintos periódicos nacionales y extranjeros. Autor de las novelas Santa (1903), que se ha llevado a la pantalla varias veces, y La llaga (1910). Para el teatro escribió La última campaña (1894), La venganza de la gleba (1904) y Entre hermanos (1928). Sus memorias, publicadas con el título de Mi diario (cinco vols., 1907-1938), son documento interesante lleno de datos útiles para la historia del país y de las letras mexicanas. Representante del realismo español, recientemente se ha iniciado su revaloración. Hay una recopilación de sus principales trabajos novelísticos: Novelas, 1965, con prólogo de Francisco Monterde. Su labor periodística espera una investigación que sería de múltiple interés.

Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen V, - Gabinetes - Guadalajara)

jueves, 24 de junio de 2021

Plan de Ayutla 1854

 


Plan de Ayutla 1854

La dictadura de Santa Anna propició que el viejo insurgente Juan Álvarez, con Florencio Villarreal e Ignacio Comonfort, iniciara una rebelión que alcanzó los propósitos expuestos en el plan que la animaba. Pero más que haber quitado del mapa político a Santa Anna, el Plan de Ayutla fue fundamental para el establecimiento de las instituciones liberales en México. Gracias al gobierno de él emanado se reunió el Congreso Constituyente de 1856-1857, y con él, un cambio radical en la historia de México.


Plan de Ayutla, de 1°. de marzo de 1854


Los jefes, oficiales e individuos de tropa que subscriben, reunidos por citación del señor Coronel don Florencio Villarreal, en el Pueblo de Ayutla, Distrito de Ometepec, del Departamento de Guerrero:

Considerando: 

Que la permanencia de don Antonio Lopez de Santa Anna en el poder es un amago constante para las libertades publicas, puesto, que con el mayor escándalo, bajo su gobierno se han hollado las  garantias individuales que se respetan aún en los países menos civilizados;

Que los mexicanos, tan celosos de su libertad se hallan en el peligro inminente de ser subyugados por la fuerza de un Poder absoluto, ejercido por el hombre a quien tan generosa como deplorablemente confiaron los destinos de la patria;

Que bien distante de corresponder a tan honroso llamamiento, sólo ha venido a oprimir y vejar a los pueblos, recargándolos de contribuciones onerosas sin consideración a la pobreza general, empleándose su producto en gastos superfluos y formar la fortuna, como en otra época, de unos cuantos favoritos;

Que el Plan proclamado en Jalisco y que le abrió las puertas de la República, ha sido falseado en su espíritu y objeto, contrariando el torrente de la opinión, sofocada por la arbitraria restricción  de la imprenta;

Que ha faltado al solemne compromiso que contrajo con la Nación al pisar el suelo patrio, habiendo ofrecido que olvidaría resentimientos personales, y jamásas se entregaría en los brazos de ningún Partido;

Que debiendo conservar la integridad del territorio de la República, ha vendido una parte considerable de ella, sacrificando a nuestros hermanos de la frontera del Norte, que en adelante serán extranjeros en su propia patria, para ser lanzados después, como sucedió a los californios;

Que la Nación no puede continuar por más tiempo sin constituirse de un modo estable y duradero, ni dependiendo su existencia política de la voluntad caprichosa de un solo hombre;

Que las instituciones republicanas son las únicas que convienen al pais  con exclusión absoluta de cualquier otro sistema de Gobierno;

Y por último, atendiendo a que la Independencia nacional se halla amagada, bajo otro aspecto no menos peligroso, por los conatos notorios del partido dominante levantado por el General Santa Anna; 

Usando de los mismos derechos de que usaban  nuestros padres en 1821, para conquistar la libertad, los que subscriben proclaman y protestan sostener hasta morir, si fuere necesario, el siguiente Plan: 

1º. Cesan en el ejercicio del poder público don Antonio López de  Santa Anna y los demas funcionarios que, como él hayan desmerecido la confianza de los pueblos, o se opusieren al  presente Plan.

2º. Cuando éste haya sido adoptado por la mayoría de la Nación, el General en Jefe de las fuerzas que lo sostengan, convocará un representante por cada Estado y Territorio, para que reunidos en el lugar que estime conveniente, elijan al Presidente interino de la República, y le sirvan de consejo durante el corto periodo de su encargo.

3º. El Presidente Interino quedará desde luego investido de amplias facultades para atender a la seguridad de independencia del Territorio Nacional, y a los demás ramos  de la Administración Pública.

4º. En los Estados en que fuere secundado este Plan politico, el Jefe Principal de las Fuerzas adheridas, asociado de siete personas bien conceptuadas, que eligirá el mismo, acordará y promulgará al mes de haberlas reunido, el Estatuto provisional que debe regir en su respectivo Estado o Territorio, sirviéndole de base indispensable para cada Estatuto, que la Nación es y será siempre una sola,  indivisible e independiente.

5º. A los quince días de haber entrado en sus funciones el Precidente interino convocará el Congreso extraordinario conforme a las bases de la ley que fue expedida con igual objeto en el año  de 1841, el cual se ocupe exclusivamente de constituir a la Nación bajo la forma de República representativa popular, y de revisar los actos del Ejecutivo Provisional de que se habla en el art. 2º.

6º. Debiendo ser el Ejército el apoyo del orden y de las garantías sociales, el Gobierno Interino cuidará de conservarlo y atenderlo, cual manda su noble instituto, así como de protejer la  libertad del comercio interior y exterior, expidiendo a la mayor brevedad posible los aranceles que deben observarse, rigiendo entre tanto para las aduanas marítimas el publicado bajo la administración del señor Ceballos.

7º. Cesan desde luego los efectos de las leyes vigentes sobre sorteos y pasaportes y la gabela impuesta a los Pueblos con el nombre de ”Capitación”.

8º. Todo el que se oponga al presente Plan, o que prestare auxilios directos a los poderes que en el se desconocen, será tratado como enemigo de la independencia nacional.

9º. Se invita a los Excmos. señores Generales don Nicolás Bravo, don Juan Álvarez y don Tomás Moreno, para que puestos al frente de  las fuerzas libertadoras que proclaman este plan, sostengan y  lleven a efecto las reformas administrativas que en él se consignan, pudiendo hacerle las modificaciones que crean  convenientes para el bien de la Nación.

Ayutla, marzo 1° de 1854.- El Coronel Florencio Villarreal Comandante en Jefe de las fuerzas reunidas.- Esteban Zambrano, Comandante de Batallón.- José Miguel Indar, Capitán de Granaderos.- Martín Ojendiz, Capitán de Cazadores.- Leandro Rosales, Capitán.- Urbano de los Reyes, Capitán.- José Jijón, Subteniente.- Martín Rosa, Subteniente.- Pedro Bedoya, Subteniente.- Julián Morales, Subteniente.- Dionisio Cruz, Capitán de Auxiliares.-  Mariano Terrazas, Teniente.- Toribio Zamora, Subteniente.- José Justo Gómez, Subteniente.- Juan Diego, Capitán.- Juan Luesa, Capitán.- Vicente Luna, Capitán.- José Ventura, Subteniente.- Manuel Monblán, teniente ayudante de S.S. - Por la clase de Sargentos, Máximo Gómez.- Teodoro Nava.- Por la clase de Cabos, Modesto Cortés.- Miguel Pereas.- Por la clase de Soldados, Agustín Sánchez.- El Capitán, Carlos Crespo, secretario.


Plan de Ayutla reformado en Acapulco, el 11 de marzo de 1854.

En la ciudad de Acapulco, a los 11 días del mes de marzo de mil ochocientos cincuenta y cuatro, reunidos en la fortaleza de San Diego, por invitación del señor Coronel don Rafael Solís, los jefes, oficiales, individuos de tropa permanente, guardia nacional y matrícula armada que suscriben, manifestó el primero: que había recibido el señor Comandante principal de Costa Chica, coronel don Florencio Villarreal, una comedida nota en la cual le excitaba a secundar, en compañía de esta guarnición, el plan político que había proclamado en Ayutla, al que enseguida se dio lectura. Terminada ésta, expuso S. S. que aunque sus convicciones eran conformes en un todo con las consignadas en ese Plan, que si llegaba a realizarse, sacaría pronto a la Nación del estado de esclavitud y abatimiento a que por grados la había ido reduciendo el poder arbitrario y despótico del Excmo. señor general don Antonio Lópezde Santa Anna. Sin embargo, deseaba saber antes la opinión de sus compañeros de armas a fin de rectificar la suya y proceder con más acierto en un negocio tan grave,y que en tan alto grado afectaba los intereses más caros de la Patria. Oída esta sencilla manifestación, expusieron unánimes los presentes, que estaban de acuerdo con ella, juzgando oportuno al mismo tiempo, que ya que por una feliz casualidad se hallaba en este Puerto el señor Coronel don Ignacio Comonfort, que tantos y tan buenos servicios ha prestado al sur, se le invitara también para que en el caso de adherirse a lo que esta junta resolviera, se encargase del mando de la plaza, y se pusiera al frente de sus fuerzas; a cuyo efecto pasará una comisión a instruirle de lo ocurrido: encargo que se confió al comandante de batallón, don Ignacio Pérez Vargas, al capitán don Genaro Villagrán y al de igual clase don José Marín, quienes inmediatamente fueron a desempeñarlo. A la media hora regresaron exponiendo: que en contestación les había manifestado el señor Comonfort, que supuesto que en el concepto de la guarnición de esta plaza, la Patria exigía de él el sacrificio de tomar una parte activa en los sucesos políticos que iban a iniciarse, lo haría gustoso en cumplimiento del deber sagrado que todo ciudadano tiene de posponer su tranquilidad y sus intereses particulares, al bienestar y felicidad de sus compatriotas; pero que a su juicio, el plan que trataba de secundarse, necesitaba algunos ligeros cambios, con el objeto de que se mostrara a la Nación con toda claridad, que aquellos de sus buenos hijos que se lanzaban en esta vez los primeros a vindicar sus derechos tan escandalosamente conculcados, no abrigaban ni la más remota idea de imponer condiciones a la soberana voluntad del país, restableciendo por la fuerza de las armas el sistema federal, o restituyendo las cosas al mismo estado en que se encontraban cuando el plan de Jalisco se proclamó; pues todo lo relativo a la forma en que definitivamente hubiere de constituirse la Nación, deberá sujetarse al Congreso, que sé convocará con ese fin, haciéndolo así notorio muy explícitamente desde ahora. En vista de esas razones, que merecieron la aprobación de los señores presentes, se resolvió por unanimidad proclamar y en el acto se proclamó el Plan de Ayutla, reformando en los términos siguientes:


Considerando:

Que la permanencia del Excmo. señor General don Antonio López de Santa Anna, en el Poder, es un constante amago para la independencia y la libertad de la Nación, puesto que bajo su Gobierno se ha vendido sin necesidad una parte del Territorio de la República, y se han hollado las garantías individuales, que se respetan aun en los pueblos menos civilizados;

Que el mexicano, tan celoso de su soberanía, ha quedado traidoramente despojado de ella y esclavizado por el poder absoluto, despótico y caprichoso de que indefinidamente se ha investido a sí mismo el hombre a quien con tanta generosidad como confianza llamó desde el destierro a fin de enmendarle sus destinos;

Que bien distante de corresponder a tan honroso llamamiento, sólo se ha ocupado de oprimir y vejar a los pueblos recargándolos de contribuciones onerosas, sin consideración a su pobreza general, y empleando los productos de ellas, como en otras ocasiones lo ha hecho, en gastos superfluos y en improvisar las escandalosas fortunas de sus favoritos;

Que el plan proclamado en Jalisco, que le abrió las puertas de la República, ha sido falseado en su espíritu y objeto con manifiesto desprecio de la opinión pública, cuya voz se sofocó de antemano, por medio de odiosas y tiránicas restricciones impuestas a la imprenta;

Que ha faltado al solemne compromiso que al pisar el suelo patrio contrajo con la Nación, de olvidar resentimientos personales y no entregarse a partido alguno de los que por desgracia la dividen;

Que ésta no puede continuar por más tiempo sin constituirse de un modo estable y duradero, ni seguir dependiendo su existencia política y su porvenir de la voluntad caprichosa de un solo hombre;

Que las instituciones son las únicas que convienen al país con exclusión absoluta de cualesquiera otras; y que se encuentran en inminente riesgo de perderse bajo la actual administración, cuyas tendencias al establecimiento de una monarquía ridícula y contraria a nuestro carácter y costumbres, se han dado a conocer ya de una manera clara y terminante con la creación de órdenes, tratamientos y privilegios abiertamente opuestos a la igualdad republicana. Y por último: considerando que la independencia y libertad de la Nación se hallan amagadas también bajo otro aspecto no menos peligroso, por los conatos notorios del partido dominante que hoy dirige la política del General Santa Anna; usando los que suscribimos de los mismos derechos de que usaron nuestros padres para conquistar esos dos bienes inestimables, proclamamos sostener hasta morir si fuese necesario, el siguiente:

Plan:

1° Cesan en el ejercicio del poder público, el Excmo. señor General Antonio López de Santa Anna y los demás funcionarios que como él hayan desmerecido la confianza de los pueblos, o se opusieran al presente plan.

2° Cuando éste hubiera sido adoptado por la mayoría de la Nación, el general en jefe de las fuerzas que lo sostengan, convocará un representante de cada Departamento y Territorio de los que hoy existen, y por el Distrito de la capital, para que reunidos en el lugar que estime oportuno, elijan Presidente interino de la República, y le sirvan de Consejo durante el corto periodo de su cargo.

3° El Presidente Interino, sin otra restricción que la de respetar inviolablemente las garantías individuales, quedará desde luego investido de amplias facultades para reformar todos los ramos de la Administración Pública, para atender a la seguridad e independencia de la Nación, y para promover cuanto conduzca a su prosperidad, engrandecimiento y progreso.

4° En los Departamentos y Territorios en que fuere secundado este plan político, el jefe principal de las fuerzas que lo proclamaren, asociado de cinco personas bien conceptuadas, que elegirá él mismo, acordará y promulgará al mes de haberlas reunido, el Estatuto provisional que debe regir a su respectivo Departamento o Territorio, sirviendo de base indispensable para cada Estatuto, que la Nación es y será una, sola, indivisible e independiente.

5° A los quince días de haber entrado a ejercer sus funciones el Presidente Interino, convocará un Congreso extraordinario, conforme a las bases de la ley que fue expedida con igual objeto en diez de diciembre de 1841, el cual se ocupará exclusivamente de constituir a la Nación bajo la forma de República representativa popular, y de revisar los actos del actual Gobierno, así como también los del Ejecutivo Provisional de que habla el artículo 2°.. Este Congreso Constituyente deberá reunirse a los cuatro meses de expedida la convocatoria.

6° Debiendo ser el Ejército el defensor de la independencia y el apoyo del orden, el Gobierno Interino cuidará de conservarlo y atenderlo, cual demanda su noble instituto.

7° siendo el comercio una de las fuentes de la riqueza pública, y uno de los más poderosos elementos para los adelantos de las naciones cultas, el Gobierno Provisional se ocupará de proporcionarle todas las libertades y franquicias que a su prosperidad son necesarias, a cuyo fin expedirá inmediatamente el arancel de aduanas marítimas y fronterizas que deberá observarse, rigiendo entre tanto el promulgado durante la Administración del señor Ceballos, y sin que el nuevo que haya de substituirlo pueda bastarse bajo un sistema menos liberal.

8° Cesan desde luego los efectos de las leyes vigentes sobre sorteos, pasaportes, capitación, derecho de consumo y los de cuantas se hubieren expedido, que pugnan con el sistema republicano.

9° Serán tratados como enemigos de la independencia nacional, todos los que se opusieren a los principios que aquí quedan consignados, y se invitará a los Excmos. señores generales don Nicolás Bravo, don Juan Álvarez y don Tomás Moreno, a fin de que se sirvan adoptarlos, y se pongan al frente de las fuerzas libertadoras que los proclaman, hasta conseguir su completa realización.

10° Si la mayoría de la Nación juzgare conveniente que se hagan algunas modificaciones a este plan, los que suscriben protestan acatar en todo tiempo su voluntad soberana.

Se acordó, además, antes de disolverse la reunión, que se remitieran copias de este Plan a los Excmos. señores generales don Juan Álvarez, don Nicolás Bravo, y don Tomás Moreno, para los efectos que expresa el artículo 9° que se remitiera otra al señor Coronel don Florencio Villarreal, Comandante de Costa Chica, suplicándole se sirva adoptarlo con las reformas que contiene; que se circulara a todos los Excmos. señores Gobernadores y Comandantes Generales de la República, invitándoles a secundarlo: que se circulará igualmente a las autoridades civiles de ese Distrito, con el propio objeto; que se pasará al señor coronel don Ignacio Comonfort, para que se sirva firmarlo, manifestándole que desde este momento se le reconoce como Gobernador de la fortaleza y levantará la presente acta para la debida constancia. -Ignacio Comonfort, coronel retirado. -Idem, Rafael Solís. - Idem, teniente coronel Miguel García, Comandante del Batallón, Ignacio Pérez Vargas. - Idem, de la Artillería, Capitán Genaro Villagrán. - capitán de milicias activas, Juan Hernández. - Idem, de la Compañía de Matriculados, Luis Mallani. - Idem, de la 1a. Compañía de Nacionales, Manuel Maza. - Idem, de la 2a., José Marín. - teniente, Francisco Pacheco. -Idem, Antonio Hernández. -Idem, Rafael González. -Idem, Mucio Tellechea. -Idem, Bonifacio Meraza. -Alférez, Mauricio Frías. -Idem, Tomás de Aquino. -Idem, Juan Vázquez. -Idem, Gerardo Martínez. -Idem, Miguel García. -Por la clase de sargentos, Mariano Bocanegra. -Jacinto Adame. -Concepción Hernández. -Por la de cabos, José Marcos. -Anastacio Guzmán. -Marcelo Medrano. -Por la de soldados, Atanasio Guzmán. -Felipe Gutiérrez. -Rafael Rojas.

(Tomado de: Matute, Álvaro - Antología. México en el siglo XIX. Fuentes e interpretaciones históricas. Lecturas Universitarias #12. Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección General de Publicaciones, México, D.F., 1981)

martes, 22 de junio de 2021

Bernardo de Gálvez

 


49° virrey de la Nueva España (1785-1786), nació en Macharavialla, España, en 1746; murió en la ciudad de México, en 1786. Militar de carrera, conde de Gálvez e hijo de Matías de Gálvez -48° virrey-, llegó al país en 1765, con el cargo de capitán, destinado a las campañas de la frontera norte. En 1772 regresó a España en compañía de su tío José de Gálvez y en 1775 tomó parte en la expedición a Argel; en 1776 regresó a Nueva España con el puesto de coronel de regimiento de Luisiana, provincia que llegó a gobernar en 1777. Durante esta época practicó una política antibritánica, persiguió el contrabando inglés y favoreció el comercio con Francia, estableció el libre tráfico con Cuba y Yucatán, y fomentó la colonización de Nueva Iberia y Gálveston, llamada así en su honor. Se preparó secreta y activamente para la guerra con Gran Bretaña y obtuvo notables triunfos como los de Manchac, Baton Rouge y Panmure, en 1779; de Mobila, en 1780, y de Panzacola, en 1781, que le valieron los grados de mariscal de campo y teniente general de Luisiana y Florida -segregadas de Cuba-, el mando del ejército expedicionario en América y el título de conde de Gálvez (1783). En 1785 se le confió a Gálvez el gobierno de Cuba e inmediatamente el virreinato de México, por fallecimiento de su padre; entró a la capital de Nueva España el 17 de junio de ese mismo año. Su virreinato fue breve y llegó a despertar sospechas en la corte por su popularidad. Durante su gobierno ocurrieron dos grandes calamidades: la helada de 1785 -año del hambre- y su consecuencia, la epidemia de 1786 -año de la peste-.

(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen V, - Gabinetes - Guadalajara)

jueves, 17 de junio de 2021

Semana del 09 al 16 de marzo de 2001

 

(Zapatour en el Zócalo)

Viernes 13

El EZLN toma la capital.

Desde Anenecuilco, donde hace casi 100 años se inició la revuelta zapatista, el subcomandante Marcos rindió un tributo a Emiliano Zapata, el icono de la Revolución Mexicana, y al frente de 23 comandantes del EZLN, retomó la marcha hacia la ciudad de México, a donde llegó anoche, siete años después de haberle declarado la guerra al Estado mexicano.

Para el EZLN es una victoria política y moral al cumplir su promesa de llegar a la ciudad de México, y convertir una marcha que se inició en la selva Lacandona hace 12 días, recorriendo 3 mil kilómetros por 12 estados, en el hecho más insólito que haya ejecutado guerrilla alguna en el mundo y cuyo contexto ubica el acto bizarro en una acción sin precedente.

El EZLN, a diferencia del inicio de su alzamiento, llegó sin armas, acompañado por un ejército de organizaciones civiles y no gubernamentales y vitoreado por miles de personas que lo recibieron en Milpa Alta, la delegación más urbana y rural del Distrito Federal, y custodiado por efectivos de seguridad del Estado contra el cual se alzó para combatirlo.


Sábado 10

Los primeros 100 días.

El desempeño del presidente Vicente Fox en el primer trimestre de su gobierno es calificado sin titubeos por el 89 por ciento de los encuestados y el resultado le es muy favorable: Bien 59 por ciento, Mal 15 por ciento, Muy bien 12 por ciento, No sabe 11 por ciento, Muy mal 3 por ciento.


Domingo 11

No soy sparring de Marcos: Fox.

Algo inquieto, en mangas de camisa, Vicente Fox reconoce que mucha gente les quiere "poner los guantes y amarrar navajas" a él y al líder zapatista, pero advierte: "¡No soy sparring de Marcos..., ni para mí es el sparring Marcos!". Su deseo por encontrarse con el subcomandante no lo oculta: "Quiero verlo a los ojos", dice; y se pregunta por qué no habría de aceptar su invitación a Los Pinos: "¿Por qué no, qué puede tener contra eso...?" Pero por si hubiera alguna duda, subraya que sería un encuentro "sin condiciones". A unas horas del arribo de la marcha zapatista al Zócalo, el Presidente de la República dijo en entrevista con MILENIO Diario que "nadie debe preocuparse".


Lunes 12

Marcos en el Zócalo.

"Es hora que nos escuchen".

Miles de personas llenan el Zócalo capitalino para recibir al EZLN. En la plaza de la Constitución, el subcomandante Marcos planteó la disposición de buscar la solución al conflicto en Chiapas, pero sin doblegarse, y reiteró la exigencia máxima del movimiento: El reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas. Los comandantes del EZLN hicieron escuchar con fuerza su voz en la plaza principal del país, con una convicción: "Es innegable nuestra existencia". Una exigencia: "Que se quite Fox la cerilla de los oídos, la carnosidad de los ojos, nos vea y nos escuche". Una advertencia: "No les toleraremos más la burla y el desprecio. Nos defenderemos en cada rincón del país".

Los comandantes recibieron la bienvenida de representantes de los pueblos originarios de Anáhuac, quienes le hicieron una limpia a cada uno. Y fue David el último de los comandantes en hablar, con su sentencia: "Paz con justicia y dignidad o guerra con los pueblos indios".


Martes 13

Rompen la cerrazón.

El EZLN y la Comisión de Concordia y Pacificación retomaron ayer, luego de cinco años de su último encuentro, las pláticas para destrabar el conflicto.

Esta reunión fue precedida por una difícil negociación entre la Cocopa y los coordinadores parlamentarios de las dos cámaras en la que -según legisladores participantes- el protagonismo de los senadores Diego Fernández de Ceballos, del PAN, y Enrique Jackson, del PRI, se erigió en el principal obstáculo para los acuerdos con los alzados en armas.


Jueves 15

Emergencia mundial ante la fiebre aftosa.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) aseguró ayer que ningún país puede considerarse a salvo de la fiebre aftosa, ya que el virus ha demostrado su capacidad de afectar vastas zonas geográficas y llegar a países donde ya se creía eliminado. En México, donde la enfermedad fue erradicada desde 1954, las autoridades estrechan los cercos sanitarios, sobre todo en los aeropuertos del DF y Cancún.


Viernes 16

Políticos, detrás del aeropuerto de Texcoco.

Al igual que hace 30 años, el cambio del aeropuerto internacional de la ciudad de México está inmerso en el lodo de la especulación, de los intereses creados, de la desinformación y manipulación de la información.

Las presiones políticas a favor de la opción Texcoco, que de hecho se fortalecieron desde 1981, cuando se rechazó la construcción de una tercera pista en lo que ahora es la zona de Hangares, son encabezadas por políticos y empresarios, entre ellos el mítico profesor Carlos Hank González. Allí están los tres Alfredos que, casualmente, también ocuparon en diferentes épocas la dirección general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA). Ellos son: Alfredo del Mazo, Alfredo Baranda y Alfredo Elías Ayub.

(Tomado de: Milenio 5 años, 2000-2005. Milenio Diario S.A. de C.V., Monterrey Nuevo León, 2005)

martes, 15 de junio de 2021

José Ángel 'Mantequilla' Nápoles

 


"Mantequilla" Nápoles: la paciente espera.


Los primeros años de la década del setenta se concentrarían en una división sin mucho éxito en nuestro país: el peso wélter. El dueño de este peso provenía de Cuba pero adoptó México como residencia y lugar de su consagración. Su nombre era José Ángel Nápoles, "Mantequilla", o "Mantecas" para abreviar. Llegó a México junto con un puñado de excelentes pugilistas isleños que hicieron época en nuestros escenarios. "Mantequilla", sin embargo, se quedó un poco a la zaga de las grandes peleas de sus connacionales. Esto no se atribuía a su boxeo-descomunal y soberbio- ni a su carácter -dicharachero y bromista-. Sencillamente, los campeones del mundo no querían darle la oportunidad.

Nápoles hizo lo debido: boxear, noquear y no ser presa de la desesperación. Durante cuatro años fue el eterno retador en los pesos ligero y wélter junior. Los poseedores de estos títulos siempre le dijeron "no". Entonces, se decidió a ir por el wélter.

En México debutó en 1962 y su primer encuentro de campeonato mundial se programó para el mes de abril de 1969. Había pasado siete largos años esperando esa oportunidad. El campeón wélter era el norteamericano Curtis Cokes, dueño de un temible y rotundo contragolpe, sin una técnica depurada pero capaz de decirle adiós al "Mantequilla" con un solo golpe.

Hacía años que en nuestro país no se levantaba tanto revuelo por una pelea. Pronosticar el resultado del combate Nápoles vs. Cokes era tema en todos los ámbitos sociales de la ciudad de México. El norteamericano era favorito. De Nápoles se decía que era un gran boxeador pero que había llegado tarde a su intento por conquistar una corona mundial. Tenía 29 años.

Durante la pelea, "Mantequilla" exhibió las razones por las cuales los campeones del mundo le habían rehuido: hizo polvo a Cokes. Fue un gran maestro en el ring, demostró cómo atacar, defenderse, esquivar, usar los pies. Manejó a su antojo la pelea. Con la cara tumefacta, casi sin poder ver, el campeón simplemente no salió de su esquina para el round 14. José Ángel, se dijo entonces, dejaba de ser el campeón sin corona.

"Quisiera pelear cada 15 días pues la juventud se va y hay que coger todo el dinero que venga", dijo Nápoles después de obtener el cetro. Las cosas son así, sólo el campeonato da billetes y "Mantequilla" conquistaba el cinturón con pocos años de ardua vida profesional por delante.

En su cuarta defensa del título, el 3 de diciembre de 1970, un error táctico permitió a su adversario, Billy Backus, quedarse con el cetro mundial. "Mantequilla" había sido noqueado en el cuarto. Pero fiel a su carácter, Nápoles sólo tomó esa derrota como un préstamo del título al boxeador neoyorquino. Así fue. Seis meses después lo recuperaba. Volvió a dar muestras de su admirable maestría en el cuadrilátero. Nápoles fue un "dechado de inteligencia, de dominio del boxeo como arte y fue también un alarde precioso de coraje", dirían las crónicas al día siguiente.

El "Mantecas" dio excelentes exhibiciones de su boxeo durante cinco años más. Diez veces defendió con éxito su corona. Y, como si lo hubiera planeado, vino a entregar el cinturón en su país adoptivo. El 6 de diciembre de 1975, al enfrentar a John Stracey en la Plaza de Toros México, el gran José Ángel "Mantequilla" Nápoles dejaba el campeonato por la misma vía que tantas veces les hizo recorrer a sus oponentes: el nocaut.


(Tomado de: Maldonado, Marco A., y Zamora, Rubén A. - Cosecha de campeones. Historia del box mexicano II, 1961-1999. Editorial Clío Libros y Vídeos, S.A. de C.V., México, abril 2000)

viernes, 11 de junio de 2021

El Caracol y el Sable II

 


EL CARACOL Y EL SABLE II

Los clubes liberales

La confesión del obispo Montes de Oca en el Congreso Internacional de Obras Católicas en París, de que en México, a pesar de sus leyes, la situación de la Iglesia y la pacificación era diferente, “gracias a la sabiduría y al espíritu superior del hombre ilustrado que nos gobierna en perfecta paz, hace más de veinte años”, fue objeto de una valiente respuesta en las páginas de la convocatoria del ingeniero Camilo Arriaga para organizar el Partido Liberal. Los clubes que se formaron en el país: un renacimiento del espíritu cívico, no alarmaron al gobierno; pero un año después las resoluciones del Primer Congreso Liberal, celebrado en San Luis Potosí el 5 de febrero, contenían demandas políticas para devolver al pueblo la libertad de expresión; juicio de responsabilidad para las autoridades que fueron demandadas más de cinco veces, por violación de las garantías individuales; fomento de sociedades mutualistas y limitación del clero por sobre toda otra actividad, en la educación. El delegado de Puebla, Ramírez Ramos, señaló la conveniencia de que los liberales se reunieran, ante la proximidad de las elecciones, expedición de las leyes, etcétera. La persecución policiaca se desató contra los afiliados a dichos clubes.

Del anticlericalismo se pasó a un examen más lúcido de las condiciones sociales del país. El temario del segundo Congreso –5 de febrero de 1902- contenía siete temas:

1.- Manera de complementar las leyes de Reforma y de hacer más exacta su observancia.

2.- Medidas encaminadas a hacer efectiva la libertad de imprenta.

3.- Manera de implantar prácticamente y de garantizar la libertad de sufragio.

4.- Organización y libertad municipales y supresión de los jefes políticos.

5.- Medios prácticos legales para favorecer y mejorar las condiciones de los trabajadores en las fincas de campo y para resolver el problema agrario y el del agio.

6.- Medios de afirmar la solidaridad, defensa y progreso de los clubes liberales.

7.- Temas no especificados que los clubes propongan.

El congreso no llegó a celebrarse. La policía aprehendió a los reunidos en una sesión de lectura pública, golpeó a los que acudían, cateó sus domicilios y dio término a las órdenes recibidas, haciendo desfilar a los aprehendidos por las calles de San Luis, bajo escolta militar. Uno de ellos se puso un rótulo a la espalda: “Por liberales”.


Los dominadores


A medida que la represión era más violenta –hubo varios asesinados en los estados y en los pueblos- eran más firmes las demandas políticas y mayor el esclarecimiento de las condiciones del país. En el manifiesto de 1903, escrito por Santiago de la Hoz, se decía respecto de las clases sociales: “El capitalista, el fraile y el alto funcionario, ya sea civil o militar, no son tratados en México igual que el obrero humilde o cualquier otro miembro del pueblo, oscuro en la sociedad, pero brillante en las epopeyas de la nación. Los empleados arrastran una vida de humillación y miseria...” De las libertades, se afirmaba: “...esos infelices que desfallecen en las haciendas bajo el látigo del mayoral y explotados en las tiendas de raya; esos infelices que son transportados al Valle Nacional, a Yucatán y a otros puntos y que a veces no representan más valor que el de diez o veinte pesos. El magnate –sentenciaban- ha llegado a considerar la cárcel como una propiedad suya.” El comercio era próspero para dos o tres propietarios extranjeros: las inversiones extranjeras, “los trusts, esos titanes del monopolio, sin freno que los contenga, hacen subir los precios de los artículos de primera necesidad y hacen bajar los salarios de los que confeccionan esos artículos”. La situación de los trabajadores dependía de una “administración corrompida, del concesionario, del banquero, del ferrocarrilero, del contratista de obras, del representante de compañías de navegación, del funcionario que improvisa fortunas”. La situación de la agricultura –párrafo que recuerda el testimonio de los viajeros- es el del campo deshabitado, “heredados por mexicanos indolentes o adquiridos por españoles refractarios al progreso, o por testaferros del clero que necesitan que el yanquee venga a nuestro país con iniciativa y con trabajo, están cercados e inaccesibles a la mano del agricultor, hasta que una compañía americana viene a aumentar la peligrosa cantidad de propiedades que tiene Estados Unidos en México, debido a la imprudencia del gobierno”. Esos campos, que desde las líneas ferroviarias se veían poblados por seres que arrastraban una vida inhumana, habitando chozas, eran los sitios de los indios, extrayendo de los magueyes el aguamiel, o abandonados para emigrar a las granjas norteamericanas “a consumir sus energías en algún campo explotado por el yanquee o en la modorra embrutecedora de los cuarteles”. El pueblo analfabeto; las escuelas, muchas de ellas clausuradas por falta de presupuesto, y la enseñanza, en manos de los jesuitas, era un peligro para la conciencia cívica que, al ejercerla en actos públicos, era calificada de sediciosa.

(Tomado de: García Cantú, Gastón - El Caracol y el Sable. Cuadernos Mexicanos, año II, número 56. Coedición SEP/Conasupo. México, D.F., s/f)

martes, 8 de junio de 2021

Fray Tomás Gage

 


Nació en Inglaterra en 1597; murió en Jamaica en 1656. En 1625, con el nombre de fray Tomás de Santa María, formó parte de un grupo de misioneros que se dirigía a las Filipinas con escala en Nueva España; en vez de continuar el viaje se fugó a Chiapas, luego pasó a Guatemala, Nicaragua y Costa Rica para retornar a Inglaterra hacia 1637. En 1648 publicó A new Survey of the West-Indies (Nueva descripción de las Indias Occidentales), en donde relata su viaje a Nueva España, describe los fenómenos físicos y geográficos de los lugares que visitó y su estancia en Guatemala, y censura la ciega superstición de los indios. Las luces que esta obra suministró acerca de las riquezas de las posesiones españolas y su estado de debilidad, sugirieron a los ingleses la idea de emprender expediciones que les ofrecían la perspectiva de fácil y buen éxito. Gage mismo se embarcó en una flota que, no obstante haber fracasado en sus tentativas contra Veracruz y La Habana, logró apoderarse de Jamaica en 1655.

La primera edición inglesa del libro de Gage está dedicada a Cromwell, y la segunda a Fairfax, a quien le ofrece un nuevo mundo por conquistar. La obra tuvo un enorme éxito porque se trataba del primer testimonio de un extranjero respecto de territorios que los españoles guardaban celosamente. Colbert mandó hacer una traducción al francés, publicada en París en 1677, y luego en Amsterdam en 1680, 1699, 1720 y 1722. La obra se editó en holandés en 1681. La traducción al español data de 1838.


(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen V, - Gabinetes - Guadalajara).

jueves, 3 de junio de 2021

Plaza fuerte de Campeche

Por la riqueza que encerraba el puerto de Campeche, debido a la exportación maderera, durante la época virreinal constituyó un objetivo para los piratas, quienes en el curso del s. XVII, lo ocuparon y saquearon 5 veces.

La primera obra fortificada que existió en Campeche fue una torre que al poco tiempo se convirtió en el Castillo de San Benito, lugar que defendió heroicamente el capitán Alcalá en 1597. Nuevos ataques piratas obligaron al gobierno a fortificar debidamente la ciudad, según proyecto del Ing. Martín de la Torre. Para finales del s. XVIII la organización defensiva comprendía: un recinto fortificado constituido por una muralla de trazo hexagonal irregular que rodeaba al caserío (muro de unos 6 m de altura media y de 2 m de espesor), con un desarrollo aproximado de 2,500 m; contenía 8 baluartes (3 en el frente de mar y el resto en los tres frentes de tierra) en cuyo interior había almacenes de pólvora y municiones. La muralla estaba coronada por un adarve que servía de camino de ronda, con un parapeto para el tiro de la fusilería. El recinto tenía una puerta en el frente del mar, que daba acceso al muelle de carga y descarga y 3 puertas en los frentes de tierra, una en cada frente (la más interesante es la llamada Puerta de Tierra, pues tenía un rediente y otras obras defensivas). La construcción de esta muralla se inició en 1686 y se terminó en 1704. Además, a fines del s. XVIII, para ampliar el radio de acción de la plaza, se construyeron en la costa, a unos 1,500 m de la plaza, una batería baja al norte y otra al sur y también, a unos 3 mil de la plaza, dos baterías más al norte y otras tantas al sur (una alta y otra baja).

El primer asedio que sufrieron estas defensas ocurrió en 1824, durante la llamada Guerra sin Lágrimas; el segundo en 1839, cuando la plaza fue tomada por los federalistas tras un asedio de más de 40 días.

En 1842 los separatistas no lograron ocupar la plaza fuerte.

Para permitir el crecimiento de la ciudad, en 1893 se derribó parte de la muralla, pero actualmente quedan en pie todos los baluartes y algunos lienzos, así como la Puerta de Tierra.

(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen IV, - Familia - Futbol).