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jueves, 22 de septiembre de 2022

Gran Logia Valle de México

 


Sociedad de masones que declara tener propósitos de ayuda mutua y de defensa de ideologías laicas y liberales, que opera en la ciudad de México y municipios conurbados.

El lema de la Gran Logia es: Nada con la fuerza, todo con el derecho y la razón.

Sus principales postulados son: 

*Separación entre el Estado y la Iglesia.

*Educación laica, gratuita y obligatoria.

*Libertad absoluta de cultos.

*Liberalismo ideológico y político.


(Tomado de: Roldán Quiñones, Luis Fernando. Diccionario irreverente de Política mexicana. Con ilustraciones de Helguera. Grijalbo/Random House Mondadori, S.A. de C.V. México, D.F., 2006).


miércoles, 18 de diciembre de 2019

Francisco García Salinas


[1786-1841] Oriundo de Zacatecas, inició sus estudios en el convento de Guadalupe y los continuó en el Seminario Conciliar de Guadalajara. En el primero se preparaban entonces las misiones religiosas para todo el norte de la Nueva España y en el segundo los sacerdotes para el culto cristiano. En éste estudió latín, filosofía y teología pero, sin vocación para el sacerdocio, retornó a Zacatecas y se dedicó a los trabajos de la minería, como empleado algunas veces y como minero otras.
Con 35 años al consumarse la Independencia, se inició en las actividades políticas como miembro del ayuntamiento; más tarde como diputado al congreso constituyente de 1823; senador y ministro de Hacienda durante el gobierno de Guadalupe Victoria, y gobernador de su estado natal que era ya baluarte del federalismo. Eran los tiempos en que España intentaba la reconquista de México con la expedición de Barradas -1829-; en que la conjura de Alamán, Bustamante y Facio consumó el asesinato de Vicente Guerrero, y en que la lucha entre conservadores y liberales se presentaba en todos los campos de la actividad humana.
Pero entre los nubarrones que ensombrecían el porvenir de la Independencia, en la provincia zacatecana un hombre se empeñaba en plasmar en hechos el pensamiento liberal que ya se anunciaba en el horizonte de México: Francisco García Salinas. Minero de profesión y liberal por patriotismo, promovió como gobernante la creación de un Banco Agrícola para “proteger, a los agricultores pobres, por medio de la adquisición de terrenos que serían rentados perpetuamente a personas que carecieran de propiedad raíz”.
El fondo del banco debían formarlo: “La tercera parte de los productos líquidos de la renta del tabaco; la tercera parte de los diezmos que correspondían al Estado, y el valor de las obras pías consistentes en fincas rústicas bienes muebles y terrenos de cualquier clase.” Con ello pretendían “proporcionar trabajo a numerosas familias para combatir la vagancia y el bandolerismo… fomentar la enseñanza y evitar la dilapidación de los bienes o legados en favor de las obras pías, que eran entonces mal administradas”.
No es necesario indicar que de esta manera García Salinas se anticipó a la esencia misma de la Reforma que más tarde, en 1833, había de conformar Gómez Farías y consumar la generación liberal de 1857. “Con multitud de textos Bíblicos, doctrinas de Santos Padres, sentencias de príncipes y autores católicos y reglas canónicas”, el cabildo eclesiástico de Guadalajara se opuso a la ley, pero, no obstante, la legislatura de Zacatecas respondió decretando la prohibición para que los eclesiásticos fueran electos diputados, en virtud de que el ministerio espiritual de ellos era incompatible con las funciones legislativas.
Por conducto del Banco Agrícola, el gobierno de García Salinas compró algunas haciendas para dividirlas en lotes y repartirlos entre labradores pobres para su cultivo; abrió pozos artesianos para el riego y adquirió ganado merino fino para obtener, mediante el cruzamiento, lana de mejor calidad y renovar la confección de paños y casimires de Aguascalientes.
con el propósito de impulsar la minería y como contemporáneo de Lucas Alamán, de Gómez Farías y el doctor Mora, con quienes tuvo trato y amistad, Francisco García Salinas, más que como teórico o técnico como minero y liberal, organizó compañías con accionistas de la entidad; proyectó la construcción de un socavón de tres leguas para unir las mejores vetas de la región y desaguar las minas, aumentar su producción y favorecer el riego para la agricultura. Introdujo, también, las primeras máquinas de vapor en los tiros de las minas.
Concebida así la reforma liberal desde sus raíces económicas -minería, industria y agricultura-, la defensa del federalismo y de la soberanía de los estados, la libertad de imprenta y de pensamiento y la política educativa de la entidad, forzosamente concurrieron en el ideal liberal propuesto: la propagación de la educación primaria; la fundación de la primera biblioteca pública en el estado; la conversión de la cárcel colonial en teatro para el pueblo; la fundación de un colegio de enseñanza superior en Jerez, y la creación de una cátedra de dibujo en el colegio de San Luis Gonzaga. Todo eso a cargo del poder civil.
En Francisco García Salinas pues, llamado por sus coterráneos Tata Pachito, concurren sin complicaciones académicas ni retóricas liberales los pensamientos reformistas estrictamente económicos de Alamán, las concepciones políticas y educativas de Gómez Farías y el doctor Mora, sobre el escenario de la provincia mexicana, a doce años de la Independencia.
Más todavía, en 1831 en funciones de gobernador y por decreto de la legislatura local, convocó a un concurso nacional para seleccionar la mejor disertación acerca del Arreglo y aplicación de las rentas y los bienes eclesiásticos y, con ello, a más de remover la conciencia pública trasponiendo los límites de la provincia, descubrió para México al hombre que elaboró el documento liberal de más alta jerarquía: José María Luis Mora.

(Tomado de: Mejía Zúñiga, Raúl - Benito Juárez y su generación. Colección SepSetentas, núm. 30. Secretaría de Educación Pública, México, D.F., 1972)

viernes, 13 de diciembre de 2019

Santos Degollado

Nació en la ciudad de Guanajuato en 1811. En 1828 llegó a Morelia, donde trabajó de escribiente en la Haceduría de la Catedral. Autodidacto ejemplar, llegó a formarse una vasta cultura. En 1835 se suma al movimiento liberal. Siendo gobernador de Michoacán don Melchor Ocampo (1846), fue designado secretario de la Dirección de Estudios del Estado; también había sido presidente de la Junta Directiva de Fomento de Artesanos; al reabrirse el Colegio de San Nicolás fue nombrado secretario del plantel, al que dio gran prestigio.  
Actuó en el Bajío, como uno de los principales sostenedores de la Revolución de Ayutla. Por riguroso escalafón pasó de soldado raso a general. Al triunfo del movimiento liberal, Comonfort le nombró gobernador y comandante general de Jalisco; participó en el Congreso Constituyente de 1856; en marzo de 1858 fue nombrado ministro de Guerra y Marina y general del Ejército Federal. Fue uno de los más esforzados paladines de la causa progresista; participó en múltiples batallas con espíritu denodado, aunque casi siempre con suerte desafortunada, por lo que se le llamó el Héroe de las derrotas y el Santo de la Reforma.
Destituido de su alto cargo, en 1860, y sometido a proceso, por entablar pláticas para pacificar el país, con el encargado de negocios de Inglaterra, George W. Mathew, en las que se planteó el reemplazo de Juárez como presidente y la reunión de un nuevo congreso.
Al ser fusilado Melchor Ocampo en Tepeji del Río, el 4 de junio de 1861, solicitó y obtuvo de la Cámara de Diputados que se le permitiera, a fin de salir al mando de una columna militar a batir a los conservadores y vengar la muerte de su hermano, el ilustre reformador. El 15 de junio de 1861, en el Monte de las Cruces, al trabar el primer combate con las fuerzas de Márquez, halló la muerte.

(Tomado de:  Tamayo, Jorge L. (Introducción, selección y notas) - Antología de Benito Juárez. Biblioteca del Estudiante Universitario #99. Dirección General de Publicaciones, UNAM, México, D. F. 1993)


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(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S.A. México, D.F. 1977, volumen III, Colima-Familia)

lunes, 10 de diciembre de 2018

La litografía en México

 
(Claudio Linati. Museo de la Caricatura, Cd. de México)
 
La litografía llegó a México en 1826 fuera de las instituciones educativas de las artes. Se introdujo a instancias de Claudio Linati, quien vio en ella el medio para expresar su desacuerdo con la situación política del momento, razón por la cual fundó el periódico El Iris. Por inmiscuirse en asuntos de la política local, debido a su filiación como Carbonari, Linati fue expulsado del país, alegándose como pretexto su nacionalidad italiana y El Iris fue clausurado. Debe quedar claro que no fue el lenguaje formal usado por Linati el que se consideró subversivo, sino el contenido. Con su desaparición el carácter crítico y combativo de la litografía se perdió temporalmente. La prensa litográfica traída por Linati fue incautada por el gobierno mexicano quien le había conferido un préstamo para hacer llegar la maquinaria a territorio nacional. Así, la única prensa litográfica que existía en la ciudad de México, fue llevada a la Academia de San Carlos, institución encargada de la promoción oficial de las artes. Sin embargo, la litografía no se desarrolló en esa institución debido a la visión decimonónica que consideraba a la litografía como un arte menor, más unido al trabajo artesanal y de producción industrial que al de creación intelectual, y por lo tanto descartado de las academias, no sólo de la de México.

Esta primera máquina litográfica permaneció en la Academia de San Carlos de 1823 a 1839, usándose para imprimir unas cuantas ilustraciones de libros a petición del ministro del interior Lucas Alamán. Esta imprenta no se prestó a particulares por considerárseles sujetos peligrosos; así, Patiño Ixtolinque, director de la Academia, negó en 1828 el permiso para usar la prensa litográfica a Adriano Fournier y Pedro Robert por sus ligas con los Carbonari italianos, quienes habían sostenido vínculos con las logias hermanas enemigas de las escocesas, con las que simpatizaban algunos miembros de la Academia. Finalmente la prensa fue trasladada al Colegio Militar donde se la utilizó para imprimir planos de tácticas militares.

En la Academia de San Carlos se estableció en este período tan sólo una clase de litografía en el año de 1865. Dado que su duración se limitó a este año, se emplearon desde 1847 los servicios de talleres privados y más tarde los de la Escuela Nacional de Artes y Oficios para la impresión de catálogos y de las muestras más representativas de pintura y escultura, que como deferencia se repartían a los patrocinadores de las bienales académicas.


La Orquesta, tomo 2, núm 43. Constantino Escalante. La carrera de baquetas. Sufrimiento continuo a que ha sido condenada nuestra República desde su Independencia hasta nuestros días. Museo de la Caricatura, Cd. de México.

Al no tener acceso a la única prensa litográfica que existía en el país, el naciente empresario empezó a importar la maquinaria necesaria para la impresión de litografía, la cual al suplir al grabado por su facilidad y economía era un medio más eficaz para reforzar los valores de clase de un público más amplio. En estos talleres persistieron las antiguas estructuras gremiales: el aprendizaje de la técnica se hacía por la práctica y la división del trabajo en el taller. Múltiples son los ejemplos de aprendices que al cabo de los años lograron acumular el capital y la experiencia necesaria para tener su taller propio.

Los talleres que se fueron estableciendo a partir de la década de los 40 produjeron estampas para consumo interno, así como para la exportación de imágenes. Las estampas producidas para el interior del país variaron según el público al que fueron dirigidas, siendo éstas de carácter religioso o costumbrista; llegaron a un público más amplio por ser su precio más bajo que el de una obra de arte original. En cambio, para el extranjero se hicieron álbumes sobre los diferentes aspectos geográficos y costumbristas de México, con la idea de presentar una imagen de civilización, progreso y seguridad, que promovieran la inversión de capitales extranjeros en un país rico en materias primas y pobre en industrialización. Estos trabajos ejemplifican cómo se pretendía difundir la vida y el ambiente mexicano; en ellos el mexicano aparece mitificado, mostrado como tipo curioso, y el campesino o el indígena aparecen como presencias típicas pero no con sujetos en acción. Otros álbumes fueron hechos por artistas europeos que visitaron estas tierras en busca de lo primitivo y de lo exótico, recreando paisajes y costumbres en ilustraciones llenas de folklorismo para el consumo europeo.


La Orquesta, tomo 3, núm 84. Amigos míos, la paz pública no tiene nada que temer de un inocente como yo. Museo de la Caricatura, cd. de México.

Estuvieron encargados de estas producciones impresores como Ignacio Cumplido, Vicente Heredia, Julio Michaud, Manuel Murguía, Escalante, Massé, Decaen, y Labadie, quienes, como empresarios, no estuvieron desvinculados de la Academia ya que contribuían como accionistas en las exposiciones anuales de ésta y mantenían relaciones comerciales con la institución; como miembros del sector empresarial urbano se identificaron con la cultura dominante de carácter oficial difundida en estas exposiciones.

Las imprentas donde se publicaron algunos de los periódicos dependieron de las casas litográficas para la producción de caricaturas y fueron pocas las que tuvieron máquinas de litografía propias. Fueron principalmente cuatro talleres donde se produjeron las caricaturas de este período: el de Manuel Castro, el de Nabor Chávez, el de Hesiquio Iriarte y el de Francisco Díaz de León. Del primer taller salieron las siguientes publicaciones: Guillermo Tell 1861; El Títere 1861; La Orquesta 1861-1863; El Buscapié 1865 y Don Folias 1865. Del taller de Nabor Chávez encontramos publicada por orden cronológico El Títere 1861; El Palo de Ciego 1862; Fray Trápala 1862; El Boquiflojo 1869-1870; Fray Diávolo 1869 y El Jarocho 1869. De la casa tipográfica de Hesiquio Iriarte -uno de los principales productores de litografías- salieron San Baltazar en los años de 1869 y 1870 y La Orquesta a principios de 1870. Del taller de Francisco Díaz de León salieron La Orquesta, a mediados de 1870, El Ahuizote de 1874 a 1876 y la Gaceta de Holanda en 1877. A pesar de que los talleres de Iriarte y Díaz de León produjeron gran número de litografías, que circularon en la ciudad de México, los periódicos con caricatura que publicaron fueron pocos; esto indica que la prensa ligada con la caricatura por lo general fue manejada en talleres pequeños, muchas veces de corta duración debido al carácter polémico de la publicación.
 
 

La Orquesta, tomo 3, núm 100. -¿A cómo paga V. la libra de papel? -A como corra en las tiendas... aunque es mejor el de estraza. Museo de la Caricatura, Cd. de México.
 
 
Hacen falta trabajos que vinculen los diferentes talleres con los dueños de los periódicos y con las diversas alianzas establecidas entre las facciones del partido liberal difundidas a través de esta prensa. Las diferencias más obvias de estas facciones aparecen cuando los periódicos proponen a uno u otro candidato para la presidencia o para algún cargo de elección popular. Sin embargo todas ellas sustentaron las mismas proposiciones de desarrollo para el país. En diferentes momentos de la historia, los periódicos se oponen a la reelección de Juárez, o a la de Lerdo. En el año de 1877 La Gaceta de Holanda enfilaba sus baterías en contra de Lerdo y a favor de Porfirio Díaz, mientras La Orquesta en el mismo año previene a sus lectores en uno de sus editoriales que la figura de Díaz es la de un dictador.
 
(Tomado de: Esther Acevedo de Iturriaga - La caricatura como lenguaje crítico de la ideología liberal 1861-1877. Historia del arte mexicano, fasc. #75, Arte de la afirmación nacional; Salvat Mexicana de Ediciones, S.A. de C.V., México, D.F., 1982)