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jueves, 11 de mayo de 2023

José Pipino Cuevas, la naturaleza indómita

 

José Pipino Cuevas: la naturaleza indómita.

En la selecta aristocracia de los monarcas mundiales, a José Pipino Cuevas bien se le pudo haber llamado Pipino El Breve por el tiempo que necesitaba para batir a sus oponentes. A fines de los años setenta, Pipino se colocó en el horizonte de los pesos wélter donde solo brillaba una cuarteta de luminarias a nivel mundial, era el póquer de ases de los 66.678 kilogramos: Sugar Ray Leonard, Wilfredo Benítez, Roberto "Mano de Piedra" Durán y el mexicano Pipino Cuevas.

El ascenso de José Pipino Isidro Cuevas González a los primeros sitios del pugilismo mundial fue meteórico. Para sorpresa de todos, Cuevas, de 18 años, noqueó en dos  asaltos al boricua Ángel Espada para obtener el título mundial wélter, versión AMB, en julio de 1976. Desde entonces, el punch -bendito tesoro- fue la firma de Pipino Cuevas. Su pacto con el nocaut era infernal aunque el dominio de la técnica dejaba mucho que desear. Todavía en 1980 salía a los encordados a convencer -sobre todo a los mexicanos- de su buen boxeo, aunque en la región californiana sus fanáticos lo apodaban el "Toro" por la forma en que, con decisión inquebrantable, siempre iba hacia adelante hasta arrollar a sus adversarios.

Su carencia de técnica la suplía con poderío, aguante y juventud, En sus primeras defensas del título todos los retadores acabaron en la lona. A principios de 1980, Cuevas era considerado el más salvaje y demoledor de los pesos wélter. Era capaz de aniquilar todo lo que le ponían enfrente; parecía la naturaleza misma cuando deja escapar sus fuerzas recónditas y avasalladoras. Pipino se encargó de despachar en el primer round a Billy Backus en 1978, el mismo que, tres años atrás, le arrebató la corona al Gran "Mantequilla" Nápoles.

Para mediados de agosto de 1980, Cuevas acudió a su cita más trascendente: su duodécima defensa ante el norteamericano Thomas Hearns. Acerca de la mayor altura y alcance de Hearns sobre Pipino, éste sólo dijo: "Los boxeadores son como las mujeres, cuando están en la cama (nosotros en el cuadrilátero) todas tienen el mismo tamaño".

Pero el encuentro no fue cuestión de tamaño sino de poder. La afición mexicana no daba crédito a lo que veía en sus pantallas de televisión aquel día: un Pipino Cuevas completamente destrozado, con los codos y puños en el piso, apenas en el segundo asalto.

La división wélter tenía nuevos dueños. Pipino sostuvo algunas peleas más, pero esa naturaleza indómita que lo caracterizaba en el cuadrilátero había sido dominada. Hearns fue el encargado de hacerlo.


(Tomado de: Maldonado, Marco A., y Zamora, Rubén A. - Cosecha de campeones. Historia del box mexicano II, 1961-1999. Editorial Clío Libros y Vídeos, S.A. de C.V., México, abril 2000)


martes, 15 de junio de 2021

José Ángel 'Mantequilla' Nápoles

 


"Mantequilla" Nápoles: la paciente espera.


Los primeros años de la década del setenta se concentrarían en una división sin mucho éxito en nuestro país: el peso wélter. El dueño de este peso provenía de Cuba pero adoptó México como residencia y lugar de su consagración. Su nombre era José Ángel Nápoles, "Mantequilla", o "Mantecas" para abreviar. Llegó a México junto con un puñado de excelentes pugilistas isleños que hicieron época en nuestros escenarios. "Mantequilla", sin embargo, se quedó un poco a la zaga de las grandes peleas de sus connacionales. Esto no se atribuía a su boxeo-descomunal y soberbio- ni a su carácter -dicharachero y bromista-. Sencillamente, los campeones del mundo no querían darle la oportunidad.

Nápoles hizo lo debido: boxear, noquear y no ser presa de la desesperación. Durante cuatro años fue el eterno retador en los pesos ligero y wélter junior. Los poseedores de estos títulos siempre le dijeron "no". Entonces, se decidió a ir por el wélter.

En México debutó en 1962 y su primer encuentro de campeonato mundial se programó para el mes de abril de 1969. Había pasado siete largos años esperando esa oportunidad. El campeón wélter era el norteamericano Curtis Cokes, dueño de un temible y rotundo contragolpe, sin una técnica depurada pero capaz de decirle adiós al "Mantequilla" con un solo golpe.

Hacía años que en nuestro país no se levantaba tanto revuelo por una pelea. Pronosticar el resultado del combate Nápoles vs. Cokes era tema en todos los ámbitos sociales de la ciudad de México. El norteamericano era favorito. De Nápoles se decía que era un gran boxeador pero que había llegado tarde a su intento por conquistar una corona mundial. Tenía 29 años.

Durante la pelea, "Mantequilla" exhibió las razones por las cuales los campeones del mundo le habían rehuido: hizo polvo a Cokes. Fue un gran maestro en el ring, demostró cómo atacar, defenderse, esquivar, usar los pies. Manejó a su antojo la pelea. Con la cara tumefacta, casi sin poder ver, el campeón simplemente no salió de su esquina para el round 14. José Ángel, se dijo entonces, dejaba de ser el campeón sin corona.

"Quisiera pelear cada 15 días pues la juventud se va y hay que coger todo el dinero que venga", dijo Nápoles después de obtener el cetro. Las cosas son así, sólo el campeonato da billetes y "Mantequilla" conquistaba el cinturón con pocos años de ardua vida profesional por delante.

En su cuarta defensa del título, el 3 de diciembre de 1970, un error táctico permitió a su adversario, Billy Backus, quedarse con el cetro mundial. "Mantequilla" había sido noqueado en el cuarto. Pero fiel a su carácter, Nápoles sólo tomó esa derrota como un préstamo del título al boxeador neoyorquino. Así fue. Seis meses después lo recuperaba. Volvió a dar muestras de su admirable maestría en el cuadrilátero. Nápoles fue un "dechado de inteligencia, de dominio del boxeo como arte y fue también un alarde precioso de coraje", dirían las crónicas al día siguiente.

El "Mantecas" dio excelentes exhibiciones de su boxeo durante cinco años más. Diez veces defendió con éxito su corona. Y, como si lo hubiera planeado, vino a entregar el cinturón en su país adoptivo. El 6 de diciembre de 1975, al enfrentar a John Stracey en la Plaza de Toros México, el gran José Ángel "Mantequilla" Nápoles dejaba el campeonato por la misma vía que tantas veces les hizo recorrer a sus oponentes: el nocaut.


(Tomado de: Maldonado, Marco A., y Zamora, Rubén A. - Cosecha de campeones. Historia del box mexicano II, 1961-1999. Editorial Clío Libros y Vídeos, S.A. de C.V., México, abril 2000)