lunes, 30 de septiembre de 2019

Menonitas



Para 1921 ya se habían formalizado las gestiones para la inmigración menonita. Procedentes de Canadá, obtuvieron una fracción del latifundio de Bustillos y un Pliego de garantías del presidente Álvaro Obregón:

1.- No estarán obligados al servicio militar.

2.- En ningún caso se les obligará a prestar juramento.
3.- Tendrán el más amplio derecho de ejercitar sus principios religiosos y practicar las reglas de su iglesia, sin que se les moleste o restrinja para nada.
4.- Quedan ampliamente autorizados para fundar sus escuelas con sus propios maestros, sin que el gobierno los obstruccione para nada.
5.- Podrán disponer de sus bienes en la forma que estimen más conveniente y el gobierno no presentará objeción alguna a que los colonos establezcan entre ellos el régimen económico que voluntariamente se proponen adoptar.
Pertenecen a la secta protestante encabezada por Simón Menon, sacerdote católico que originalmente abrazó el luteranismo y más tarde se aproximó a los anabaptistas, rechazando lo que de ofensivo hubiera para las demás comunidades cristianas.
Los primeros colonos llegaron a la jurisdicción de Cusihuiriachi a partir de febrero de 1922. Se organizaron en dos colonias, Manitoba y Swint Curent, subdivididas en campos numerados desde el 1 en la primera y desde el 101 en la segunda. 
Cada colonia está gobernada por un obispo y en los asuntos generales los dos obran conjuntamente. Desde entonces se han multiplicado considerablemente; de las colonias chihuahuenses se han desprendido otros núcleos que se han establecido en Durango y Guanajuato, y en Belice y Bolivia. Muy trabajadores, no crean problemas a las autoridades, pero son reacios a mezclarse con la población nativa. El Art. 30 de la Constitución previene: “Son mexicanos los que nazcan en el territorio de la República, sea cual fuere la nacionalidad de sus padres.” Sin embargo, los inmigrantes menonitas de 1922 consideran que el Pliego de garantías se extiende a sus descendientes.

(Tomado de: Enciclopedia de México, Tomo III, Colima-Familia; art. Cuauhtémoc (Municipio del Edo. De Chihuahua). México, D.F. 1977.)

sábado, 28 de septiembre de 2019

Luis de Onís, informe de la expansión territorial de los Estados Unidos, 1812


Informe de Luis de Onís acerca de la expansión territorial de los Estados Unidos. 1812


La expansión territorial de los Estados Unidos preocupó al gobierno español desde que ella comenzó a manifestarse con la compra de la Louisiana a Napoleón, por parte de Jefferson. La idea del presidente norteamericano está en relación estrecha con las postuladas por los fisiócratas franceses a fines del siglo XVIII.
***
Luis de Onís al virrey, sobre el plan de gobierno de los Estados Unidos, para anexar el territorio que adquieran. Abril 1° en Filadelfia.
Excelentísimo señor: muy señor mío. Cada día se van desarrollando más y más las ideas ambiciosas de esta República y confirmándose sus miras hostiles contra la España: Vuestra Excelencia se haya enterado ya por mi correspondencia, que este gobierno no se ha propuesto nada menos que el de fijar sus límites en la embocadura del río Norte o Bravo, siguiendo su curso hasta el grado 31 y desde allí tirando una línea recta hasta el mar Pacífico, tomándose por consiguiente las provincias de Texas, Nuevo Santander, Coahuila, Nuevo México y parte de la Provincia de Nueva Vizcaya y la Sonora. Parecerá un delirio este proyecto a toda persona sensata, pero no es lo menos seguro que el proyecto existe, y que se ha levantado un plan expresamente de estas provincias por orden del gobierno, incluyendo también en dichos límites la isla de Cuba, como una pertenencia natural de esta República. Los medios que se adoptan para preparar la ejecución de este plan, son los mismos que Bonaparte y la República romana adoptaron para todas sus conquistas; la seducción, la intriga, los emisarios, sembrar y alimentar las disensiones en nuestras provincias de este continente, favorecer la guerra civil, y dar auxilios en armas y municiones a los insurgentes: todos estos medios se han puesto en obra y se activan diariamente por esta administración contra nuestras posesiones. Suscitóse como Vuestra Excelencia sabe, por estos americanos, la revolución en la Florida occidental; se enviaron emisarios para hacer que aquellos incautos habitantes formasen una constitución y declarasen su independencia; y verificado esto, hicieron entrar tropas bajo el pretexto de que nosotros no estábamos en estado de apaciguarlos, y se apoderaron de parte de aquella provincia, protestando en virtud de mis representaciones y de los papeles que hice publicar bajo el nombre de “un celoso americano”, que no por eso dejaría de ser la Florida objeto de negociación: trataron de corromper al brigadier Folck, gobernador de Panzacola, y a otros jefes, sin fruto; dieron posteriormente órdenes al general Mathews, gobernador de la Georgia, para que sedujese a los habitantes de la Florida oriental y a la tropa, ofreciendo cincuenta fanegadas de tierra a los que se declarasen por este gobierno, pagarles sus deudas y conservarles sus sueldos. En virtud de mis oficios, se ha calmado un poco este medio inicuo, pero no se ha abandonado: se protege abiertamente por la administración a todo español descontento, y al paso que en el país se le desprecia, y aun se rehúsa su admisión en toda sociedad, sin distinción de clase ni partido, se le estimula por aquélla para que se sirva de todas sus conexiones en los países españoles a fin de fomentar la independencia. No hay paraje quizás en nuestras Américas, en donde no haya emisarios napoleónicos y de este gobierno: éstos se unen en todas partes para fomentar la guerra civil y la independencia, pero con distintas miras; pues Napoleón quiere que le sirvan estos americanos para su proyecto, y ellos fingiendo que trabajan por él obran para sí; son infinitos los socorros en armas que han enviado a Caracas y Buenos Aires, y es sabido que la independencia de Cartagena fue de resultas de un armamento de fusiles que llevaron de aquí los diputados cartagineses Omaña y La Lastra, y verosímilmente de las instrucciones que les sugirió este gobierno. En el día, ha comisionado esta administración a un abogado de Nueva Orleans, de mucha fama, para que se ponga en relación con los insurgentes de ese reino; les ofrezca todo género de auxilios en dinero, armas y oficiales, para hacer la guerra a las tropas del rey, y entre la caterva de emisarios que tiene sembrados por aquel país, ha pasado ya uno hacia Natchitóchez, para escoger el punto donde pueda hacerse con seguridad el depósito de todos estos auxilios.
Al paso que este gobierno emplea todos estos ardides para conseguir el objeto de revolucionar la América, acaba de consagrarse por un acto del Congreso, la reunión a la provincia o Estado de Nueva Orleans, de la parte de Florida que media entre el Misisipi al río Perla, y para salvar en cierto modo un hecho tan escandaloso y la representación que hice en nombre del rey, cuando supe que iba a tratarse de ello, han añadido otra vez la cláusula de que no por eso dejará de ser objeto de negociación; bien que indicando bastante claro que la negociación nunca podría versar sobre devolución de territorio, sino sobre compensación. Para dar un aspecto de la mejor inteligencia con la España, y de sus deseos de conservar con ella la paz y buena armonía que existe, afectan dar la mayor atención a las repetidas representaciones que he hecho contra los corsarios que se arman en estos puertos, y se han dado efectivamente las órdenes más ejecutivas, para que se cele el abuso que se hace de estas costas para introducir los géneros robados, y para aprovisionarse para el corso; se han hecho ya algunos ejemplares contra los corsarios franceses, y ha habido una presa española conducida a estos puertos devuelta al propietario, deduciendo los derechos del pleito y la mitad de su valor, que se ha dado a los apresadores, pero en medio de esto, no debe perderse de vista que los decretos del Congreso, para levantar setenta y cinco mil hombres de tropa, con el pretexto de tomar el Canadá, son real y verdaderamente destinados para fomentar nuestras disensiones y para aprovechar las circunstancias que se presenten, a fin de ir ejecutando el plan que he manifestado a Vuestra Excelencia con respecto a nuestras posesiones, ya sea por medio de conquista, ya sea por el de inducirlas a que entren en esta confederación.
 He creído de mi deber dar a Vuestra Excelencia todas estas noticias, para que no perdiendo de vista unas ideas tan perjudiciales a la seguridad de ese precioso reino, confiado al celo de Vuestra Excelencia, se sirva adoptar las medidas de precaución que le dicte su ilustrado talento, para destruir tan infernales tramas, hijas de la política de Bonaparte y connaturalizados ya en este suelo republicano, más que en ninguno otro de la Europa.
El consuelo que podemos tener contra tan perversos designios es, que esta administración falta de medios para armar y mantener el ejército que ha decretado, y amenazada de una guerra contra la Inglaterra, retrocederá de sus proyectos siempre que en su ejecución halle la más mínima resistencia, y que sólo se contentará con emplear el medio bajo de la intriga, seducción, y fomento de nuestras disensiones, fácil de contener con una bien meditada energía, para castigar severamente a los que empleasen en estos manejos, y con una actividad infatigable para descubrirlos.
Dios guarde a Vuestra Excelencia su vida muchos años. Filadelfia, 1° de abril de 1812.-Excelentísimo Señor.-Besa la mano de Vuestra Excelencia su más atento servidor.- Luis de Onís.- Excelentísimo Señor Virrey de Nueva España.


(Tomado de: Matute, Álvaro - Antología. México en el siglo XIX. Lecturas Universitarias #12. Universidad Nacional Autónoma de México. Dirección General de Publicaciones, México, D.F., 1981)

viernes, 27 de septiembre de 2019

Martín Luis Guzmán


La figura máxima de la década 1920-1930 es Martín Luis Guzmán (Chihuahua, 1887- [Ciudad de México, 1976]). Domina a todos con El águila y la serpiente (1928) y La sombra del caudillo (1929). La primera es una obra maestra que entreteje los fundamentos del género: relatos, crónicas, impresiones, memorias, que forman un libro clásico en cuanto a fondo y forma, y proporciona la clave para entender lo que fue la Revolución en su período agudo y no solamente como el canto épico que es Los de abajo. Las ficticias Memorias de Pancho villa corresponden al periodo siguiente y aún al último, ya que empezaron a publicarse en 1938 y fueron terminadas hace relativamente poco. También son ejemplo, aunque estrictamente apegadas a la historia y publicadas mucho más tarde, sus Muertes históricas.
[...]
Martín Luis Guzmán nació en Chihuahua; su infancia la pasó en Tacubaya y en el puerto de Veracruz, antes de regresar a la capital a estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria. Es decir, que conoció desde su niñez el Norte, el Golfo y el Altiplano. Todo eso se reflejará en su obra de novelista y quizá por ello no hay escritor mexicano que dé esa sensación de conjunto, de totalidad como él. Los compañeros de la adolescencia de Martín Luis Guzmán, los del Ateneo, bajo la égida de Pedro Henríquez Ureña, eran muchachos serios para quienes la literatura y el liberalismo no constituían sólo palabras: tomaron el estilo en serio. Naturalmente depende de a qué se le ata y confunde. El hecho de que Martín Luis Guzmán viviera los años de su formación de hombre en plena Revolución y ajustara su manera de ser y de escribir a los hechos que vivió, hacen de él el escritor más agudo y certero que “nos deja sorprendidos con el dominio perfecto del oficio” -tal como quiere Azuela. Los de abajo tendrá otro tipo de fuerza, de novelista ya hecho; los cuentos de Rafael Muñoz o de JUan Rulfo jugarán más con la memoria; ninguno de ellos coincide con la sazón de Martín Luis Guzmán. Vasconcelos fue otra cosa, quiso y jugó un papel de dirigente político y pagó sus culpas. En cambio el novelista chihuahuense supo ver y retratar y transmitir con “habilidad, arte y hondura ese perfume de honda tristeza de aquellos días amargos que seguimos respirando en esas páginas imperecederas los que tuvimos la dicha inenarrable de haberlo vivido en toda su intensidad”.
El gran arte de Martín Luis Guzmán es, todo, el de retratista. Sobrarían ejemplos para compararle con los mayores. Es tan buen dibujante como colorista; sabe componer, figurar, interesar progresivamente. Para decirlo de una vez, es a la novela de la Revolución Mexicana lo que pudo ser Velázquez a la pintura española. Sus personajes secundarios se recortan y agrandan pintados con la misma seguridad que deforma a los protagonistas del gran retablo. Su ideología literaria le salva de ciertos sectarismos que pueden achacarse a los pintores mexicanos de su época. Su estilo, todo él hecho de gravedad, no cae en el fácil pintoresquismo de otros. De algún tiempo a esta parte, La sombra del caudillo ha venido gozando de un mayor renombre que El águila y la serpiente. Es injusto darle a la primera mayores virtudes novelísticas por el solo hecho de que no da los nombres exactos de los personajes, aunque él mismo se haya encargado de dejar muy en claro quiénes fueron sus modelos:


-El Caudillo es Obregón, está descrito físicamente. Ignacio Aguirre -ministro de la Guerra- es la suma de Adolfo de la Huerta y del general Serrano; en el aspecto externo su figura no corresponde a ninguno de los dos. Hilario Jiménez -ministro de Gobernación- es Plutarco Elías Calles. El general Protasio Leyva -nombrado por el Caudillo, tras la renuncia de Aguirre, jefe de las Operaciones en el Valle, y partidario de Jiménez- es el general Arnulfo Gómez. Emilio Oliver Fernández -”el más extraordinario de los agitadores políticos de aquel momento, líder del Bloque Radical Progresista de la Cámara de Diputados, fundador y jefe de su partido, ex alcalde de la ciudad de México, ex gobernador”- es Jorge Prieto Laurens. Encarnación Reyes -general de división y jefe de las Operaciones Militares en el Estado de Puebla- es el general Guadalupe Sánchez. Eduardo Correa -presidente municipal de la ciudad- Jorge Carregha. Jacinto López de la Garza -consejero intelectual de Encarnación Reyes y jefe de su Estado Mayor- es el general José Villanueva Garza. Rivalde -líder de los obreros partidarios de Jiménez- es Luis N. Morones. López Nieto -líder de los campesinos, como el anterior, del ministro de Gobernación- es Antonio Díaz Soto y Gama.
En cambio en El águila y la serpiente los personajes principales de la Revolución ostentan su nombre, aunque los hechos engarcen según la mejor manera de despertar el interés del lector no solamente llevado por la realidad histórica. Es una superioridad evidente ya que deja al autor con la libertad necesaria para exponer sus ideas y fraguar el relato sin ninguna atadura. El águila y la serpiente viene así a ser el fresco más importante de toda la narrativa revolucionaria, aunque Los de Abajo le superen pero sólo en un aspecto determinado, más reducido.
Dejando aparte otras obras menores, que no por ello dejan de ser excelentes, su tercera obra mayor: Memorias de Pancho Villa, la más voluminosa, es, en cierto aspecto, la más ambiciosa.


“Siempre me fascinó -dice- el proyecto de trazar en forma autobiográfica la vida de Pancho Villa, siempre y por varias razones. Me lo exigían móviles meramente estéticos -decir en el lenguaje y con los conceptos y la ideación de Francisco Villa lo que él hubiera podido contar de sí mismo, ya en la fortuna, ya en la adversidad- móviles de alcance político -hacer más elocuentemente la apología de Villa frente a la iniquidad con que la contrarrevolución mexicana y sus aliados lo han escogido para blanco de los peores desahogos-, y, por último, móviles de índole didáctica, y aún satírica -poner más en relieve cómo un hombre nacido de la ilegalidad porfirista, primitivo todo él, todo él inculto y ajeno a la enseñanza de las escuelas, todo él analfabeto, pudo elevarse, proeza inconcebible sin el concurso de todo un estado social, desde la sima del bandolerismo as que lo había arrojado su ambiente, hasta la cúspide de gran debelador, de debelador máximo, del sistema de la injusticia entronizada, régimen incompatible con él y con sus hermanos en el dolor y en la miseria.”


Es comprensible el interés del escritor pero también la imposibilidad de que uno tan bueno pueda auténticamente integrarse en un personaje “todo él analfabeto”. Hubiera sido un milagro y, desgraciadamente, los milagros no son de nuestro mundo. Si en vez de querer “meterse” dentro del prodigioso personaje, Martín Luis Guzmán hubiera escrito su biografía, como lo hizo con Mina, el mozo, seguramente podría compararse a sus dos libros fundamentales; así sólo quedó en un intento extraordinario.
Toda la obra de Martín Luis Guzmán tiene que ver con la Revolución; sus antecedentes o consecuencias nunca pierden interés, aun cuando se atiene a la verdad  histórica, hasta donde ésta cabe en lo humano; Filadelfia, paraíso de conspiradores, por no hablar de la primera edición de La querella de México; Muertes históricas: tránsito sereno de Porfirio Díaz, e ineluctable fin de Venustiano Carranza; Febrero de 1913, relatado tantas veces por otros, demuestran su superior calidad literaria.


(Tomado de: Aub, Max – Guía de narradores de la Revolución Mexicana. Lecturas Mexicanas #97, 1a serie. Fondo de Cultura Económica, México, D.F.,1985)

jueves, 26 de septiembre de 2019

El teatro en ciudad de México, de 1821 a 1823

(Teatro Nacional)

Durante los largos años que duró la guerra de Independencia, el teatro de la capital se sostuvo con variable fortuna, y el 1821, fecha trascendental, lo es también para la historia de nuestro teatro, ya que en ese año encontramos la primera noticia de una obra de Shakespeare montada en México. Ésta fue, tenía que ser, el Hamlet. Pocas noches después, el 27 de octubre de 1821, día de la proclamación y jura solemne de la Independencia, fue ofrecida en el Coliseo una magna función en honor del Ejército Trigarante y de su jefe, Agustín de Iturbide, en la que se representó una obra de autor nacional intitulada, precisamente, México libre, pero con sorpresa vemos que los personajes eran Marte, Palas Atenea y Mercurio, luchando con La Libertad en contra del Despotismo, la discordia, el Fanatismo y la Ignorancia. No tenía, pues, nada de mexicano este México libre
Iturbide, casi enloquecido por el triunfo, la gloria y el incienso, se proclama emperador, pero su corte dura muy poco tiempo y al caer surgen en la conciencia del pueblo sus derechos, e inspirándose en la Revolución Francesa todos los habitantes de la recién nacida República se hacen llamar “ciudadanos”, costumbre que hasta la fecha perdura con una ridícula C antepuesta al nombre en los escritos oficiales. El teatro, que siempre estaba, está y estará listo para adaptarse a la moda del momento, recoge la nueva costumbre y en 1823 así eran los programas: “Se cantará una aria por la ciudadana Mariana Gutiérrez; un concierto de violín por el ciudadano profesor Francisco Delgado; una aria bufa por el ciudadano empresario Victorio Rocamora.”
Por esa misma época el Coliseo Nuevo tiene su primer competidor al inaugurarse un nuevo teatro: el Provisional, situado en lo que fue un palenque de gallos, hecho de madera y sin techo, por lo que en los programas se tenía que anunciar: “La hora de comenzar será a las siete y media si el tiempo lo permite”. Este teatro fue mejorado después, techado y acondicionado, y funcionó por largos años con modestas compañías hasta que fue destruido por el fuego en 1884.
En mayo de 1823 se estrenan dos comedias de autor mexicano del que por desgracia ignoramos su nombre. La primera se tituló El liberal entre cadenas, y la segunda El despotismo abatido. Era El liberal una loa a quienes hicieron posible la Independencia, y constaba de cinco pequeños actos. En el primero veíase a una mujer abrazando a su hijo y llorando a mares porque su esposo había sido encarcelado por sus ideas liberales y por su ardiente amor a la patria. En el segundo acto la esposa es consolada (no sabemos de qué manera) por un amigo de su marido. En el tercero vemos al liberal encadenado pero muy orgulloso de su estado. En el cuarto llega el amigo a decirle que pronto estará libre porque ha triunfado la buena causa, y en efecto, entra un carcelero y lo libera. Y por fin, en el quinto se entona una marcha patriótica por toda la tropa liberal. Sólo que al director de escena se le olvidó cambiar la escenografía para el quinto acto, y así resultó que los liberales entonaban su marcha de libertad dentro de un calabozo. A pesar de tan enorme despropósito, la obra gustó y fue aplaudida, no así la segunda, o sea El despotismo abatido, que fue rechazada por el público porque aparecía Iturbide víctima del escarnio del autor, y el público mexicano jamás ha permitido que se haga burla de un caído, como volvió a demostrarlo años después con Maximiliano y Carlota, y mucho más tarde con Porfirio Díaz.


(Tomado de: Reyes de la Maza, Luis - Cien años de teatro en México. Colección ¿Ya LEISSSTE?. Biblioteca del ISSSTE. México, 1999)

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Arturo Tolentino


(1888-1952) Nació en Sierra Mojada, Coahuila, el 13 de septiembre de 1888, donde estudió y recibió el título de tenedor de libros y contador. Desempeñó cargos públicos en el estado de Chihuahua y en la capital de la república como representante del pueblo chihuahuense. En 1941 fue nombrado director de la Biblioteca Municipal de la ciudad. Ese mismo año, junto con el periodista Heriberto García Rivas, fundó la Academia de Artes y Literatura de Chihuahua. Sin haber tenido una preparación musical formal compuso hermosísimas obras; entre ellas, el vals Ojos de juventud, Sonrisas de primavera, La dama blanca y Tus ojos. Falleció en la ciudad de Chihuahua el 3 de febrero de 1952.

(Tomado de: Moreno Rivas, Yolanda - Historia de la Música Popular Mexicana. Colección Los Noventa, #2. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Alianza Editorial Mexicana. México, D. F., 1989)




martes, 24 de septiembre de 2019

Exhortación de los diputados a la unión por equidad y justicia, 1810


Exhortación de los Diputados 

Para las Cortes a los habitantes de Nueva España.
[En la que se llama a la unión para luchar por la equidad y la justicia].

Discretos, juiciosos y fieles habitantes de las provincias de este hermoso y felicísimo reyno: quando impedidos del zelo por la religión, del amor a la patria y del deseo de la futura permanente felicidad de estos países privilegiados, estaban vuestros Representantes en cortes alegres en el sacrificio que hacían de su comodidad y quietud, por que iban en vuestro nombre a procurar la mayor gloria del Señor, el cabal esplendor y lustre de la heroica nación española, la libertad de un Príncipe tan digno como desgraciado, la universal prosperidad de ambas Españas, y que quedarán indeleblemente escritas en los fastos de la historia las demostraciones de la religiosidad, patriotismo, fidelidad y heroísmo de este venturoso terreno: quando impacientes por el logro de tan sublimes é importantes fines, sin embargo del dolor natural de alejarse de vosotros, llevaban con amargura los precisos moemntos de dilación en su marcha, por lo que retardaban el instante de presentarse en Europa la representación Americana, despues de vencidos trabajos y peligros de tierra y mar, como un exemplar de fidelidad, de patriotismo, de cristiandad y de nobleza: los detestables movimientos con que algunos, mal aconsejados y temerarios, han perturbado, en muy pocos lugares la tranquilidad y órden público, los estrechan a comenzar las funciones de su alto encargo, dirigiéndose a vosotros mismos.
No es esto suponer en vosotros aún el mas ligero principio del mal, que todos detestamos es sí solo confortaros para que gloriosamente perfeccioneis el bien tan santamente comenzado: es pediros que con la constancia en vuestros procederes generosos y nobles, hagais ver al universo, que el yerro detestable de unos pocos solo sirve para acrisolar y hacer que brille mas la fidelidad y virtud general de la Nueva España, como ha servido á la de la antigüa el no haber imitado a los que desgraciadamente prevaricaron; y finalmente que vigoriceis la voz de nuestra representación con la conservación de vuestro empeño por la santa causa, y que hagais lo que pide de todos la religión, la pátria, el honor y vuestro verdadero interes.
Solamente la soberbia puede hacer creer al hombre que sus pensamientos y medidas son capaces de mejorar las cosas por los caminos mismos que la esperiencia ha acreditado, propios únicamente para empeorarlas, y ofuscándole la razón lo precipiten á abismos de males. Emprende con arrogancia; pero esta sirve solo para dañar á innumerables y hacer víctima de la desgracia aún al soberbio mismo.
La santa religión, obrando dulcemente sobre nuestros espíritus, es la que conduce al hombre por principios siempre justos, siempre benéficos, siempre saludables. El amor y respeto á Dios, y el amor y compasión á sus hermanos, son sus dos bases, y sobre ellas se levanta sólidamente el admirable edificio de la sociedad cristiana y civil. Con solo estos principios afirma la autoridad y protexe la justicia: une á hombres y los hace obrar unidos en bien de todos. Sin ella la autoridad no se respeta, y el vicio triunfa: sin ella no reyna el amor paciente, generoso y de caridad, y una pequeña chispa abrasa y devora el hermoso campo de una sociedad floreciente. Ella fundada en la verdad no tolera pretextos para obrar el mal con disimulo a los ojos de los hombres, y eternamente condena toda transgresión de sus santas é inalterables máximas.
Exige con imperio, por el respecto á Dios, la fiel observancia de los juramentos prestados en su santo nombre, y de quanto necesita su cabal cumplimiento: demanda el aborrecimiento de toda acción pecaminosa, y mas la del escándalo; y clama por el origen de la felicidad comun, que es la santa union entre los hombres. ¿Y todo esto no se ve conculcado si no tomais empeño en impedir el progreso de aquellos movimientos : si no lo tomais en sufocar la perversa semilla de la discordia?
Ella es la que ha hecho buscar pretextos para levantar estandarte en que consta escrito lo contrario de lo que se obra. Se dice que viva la religión, al mismo tiempo que se violan su moral y sus preceptos: que viva el deseado Fernando, al mismo tiempo que se ponen medios para debilitar la fuerza de sus armas, la defensa de sus estados: y que muera el mal gobierno, á el mismo tiempo que se quiere vivir sin ninguno, por que jamas lo tiene la asonada y confusion. Solo sirve esta para facilitar al tirano universal de la religion y del estado lo que tanto ha deseado, y es dividir la antigüa de la Nueva España, para que aquella sucumba sin los socorros de esta; esta no se sostenga sin las armas de aquella, y ambas sean presa de su tirania, ó del poder de otra nación armada y poderosa. Unidas ambas triunfarán por fin con el favor del cielo, y lograrán la corona de sus fatigas; pero separadas, hoy será la una causa de la desgracia de la otra, para que mañana esta misma coopere á la ruina de aquella, y queden para siempre sepultadas la gloria y la libertad de ambas.
esta es la verdad, y engaño lo contrario, y por tanto la pátria exige que por todos los arbitrios se procure la conservación de la tranquilidad y de la union. Por medio de ésta se tributará á Dios el culto pacífico y solemne que la ennoblece, se cuidará de las buenas costumbres, que hacen a los estados florecientes y respetables: se formará el nudo indisoluble, que tanto irrita al enemigo comun, por impenetrable a su traidora espada: y se conservará terso y sin mancha el honor de estos fidelísimos y cristianos reynos.
Ellos debieron la felicidad del cristianismo á los religiosos esfuerzos de los Monarcas españoles: ellos han progresado baxo sus sabias leyes, y de España recibieron la sangre y la nobleza los españoles americanos, quienes hasta los días presentes han correspondido á su metrópoli con su amor, su docilidad y sus arbitrios, resultando de esta hermandad y alianza la felicidad general. Tamaño bien no puede desatenderse sin ignonimia y deshonor. Por bienes de menos consideracion pide la prudencia conservar la union y despreciar quejas, que pueden gloriosamente disiparse en tiempos mas oportunos. Defender a los padres de la opresion y servidumbre: socorrerlos en su necesidad, y acreditar siempre la gratitud es loable en los hijos, á mas de ser obligacion, como lo es en los padres procurar las ventajas de estos, y en el protector las del cliente, y en todos defender lo que forma su esplendor y su gloria. Son tan estrechos los vínculos que la naturaleza y las leyes han establecido entre ambos, que es imposible imaginar honor ó ignominia en uno que no sea trascendente á los otros. Asó cooperar con todos sus arbitrios los españoles de ambos mundos á la laudable union que los ha conservado, es timbre de la nación entera, y de la santa religion, que hoy mas que nunca pide la conservacion de los estrechos lazos de la caridad en beneficio de ella misma y del interes sólido de quantos tenemos la dicha de profesarla.
Desgraciada la Nueva España si en ella llegáran a dominar las divisiones. Se ofuscarán sus glorias: se frustrarán sus esperanzas: y se acabará su interes. No son predicciones funestas de ánimos afligidos: son doctrinas sentadas en el libro magistral de la esperiencia. Es demasiado grande para referir quanto contiene: pero alguna cosa de las recientes podemos traer á la memoria para convencimiento. Mirad á Francia, á esta nacion, á la qual sus ciencias, sus artes sus industrias y sus armas habian hecho casi árbitra del mundo, y decidnos ¿hasta quando duraron sus glorias, y qual fué la época en que se vio privada con ignominia de ellas? ¿No es verdad que duraron mientras que se conservó unida, respetando las potestades, venerando las leyes, manteniéndose tranquila, y siendo sábia hasta los términos que decía San Pablo, esto es, los de la justa sobriedad? ¿No es evidente que desde que abrazó el partido de la division y novedad se convirtió en objeto de detestacion, y que por querer mostrarse mas sábia de lo que conviene, solo causó á si y á otras naciones muerte de millones de hombres (triste consecuencia de toda revolucion), devastacion de providencias, ruina de estados, y que por último el decantado proyecto de una libertad imaginaria lo concluyeron con hacerle vilmente esclava del hombre mas aborrecible, por que ya no podia sufrir los males que le causaba el fermento de su division, y porque tarde y á costa suya conoció que no es posible que los hombres puestos en movimiento, y exaltada la ambicion de cada uno puedan poner fin a la rebelion y desconcierto, como confesó a su pesar uno de los faccionarios mismos? Esta es verdad de hecho, y que nadie puede negar si observa con humildad la miseria del hombre. En su retiro, y preocupado piensa facil y sujetable á órden un movimiento popular que transtorna un sistema social ya establecido, y si por precipitacion lo emprende, despreciando los medios que sirvieran para una pacífica racional reforma de abusos y defectos, viene á hallarse implicado en males sin remedio, sin conseguir su fin, y quedando por autor de mayores excesos. La soberbia del hombre y sus pasiones una vez sueltas no se sujetan a la misma razon que antes servia de freno, y resistiendo toda sujecion la subordinacion falta por grados. como ya se oye de esos hombres que se han revuelto, y viene á resultar de la imaginacion de reforma el universal transtorno.
Pocos son los lugares á donde ha llegado la llama que se desea apagar; pero en ellos se observan lagrimas, vejaciones, opresion y ruinas, y á otros amenaza la necesidad y la hambre, consiguiente á la destrucion de los sembrados que ya han consumido los bagages de los revoltosos, y en que como en la dilapidacion de otros bienes, serán perjudicados muchos hijos del pais por el derecho de suceder á sus padres, los que conservando sus riquezas pudieran proporcionarles una suerte mas ventajosa y brillante. ¿Y no será interes de todos procurar con viva diligencia extinguir esa maldita discordia que lo causa todo, que ofende la religion, que destruye la pátria y favorece á su enemigo, que mancha el honor y destruye nuestro verdadero interes?
Sí, sí, y por tanto todos cooperamos á tan importante objeto segun nuestros arbitrios. Sacerdotes, anunciad con vigor la ley de Jesucristo, ley toda de amor y de caridad, ley que por lo mismo prescribe no el amor que tienen aun los Etnicos, sino tambien el de los enemigos, que pide evitemos hasta las palabras que ofenden, por que son dice San Pablo, útiles solo para la subversion. Repetid el ejemplo del Señor sufrido y perdonando injurias y manso y suave aún en las palabras de correccion. Inspirad en todas partes el amor mutuo. Jueces, Padres y Rectores inculcadlo tambien con discrecion. Súbditos, prestad vuestros oidos con docilidad á los consejos de la religion y la sabiduria, que os lo piden para vuestro provecho.
Tomemos todo empeño en olvidar y desterrar sobrenombres que nos dividan. Suene solo la amable voz de cristiano español, que nos dice quanto nos interesa. España es una aunque tenga diversas provincias, unidas ó distantes: la religion es una, aunque haya en ella diferentes estados: y por lo mismo todos somos hermanos por religion y por origen: todos hijos de la Iglesia y de Jesucristo, para quien no hay distincion de judio ni de griego, y todos vasallos de un mismo Soberano; en cuyo vinculo nos enlaza, ademas de las razones insinuadas de la naturaleza y la política, la del religioso juramento que como tales hemos presentado.
No es justo ni prudente por medio de convulsiones peligrosas buscar remedio á quejas que lo tienen expedito en la paz y hermandad, útil á la religion, necesaria á la pátria, conveniente al honor e indispensable para nuestro verdadero interes, hoy especialmente que la Providencia nos ha puesto al frente un Gefe que tendrá, nos atrevemos á asegurarlo, una dulce satisfacción de extender hasta donde pueda la clemencia con los arrepentidos.
No cerreis, pues, los oidos fidelisimos habitantes de estas provincias, á la voz de vuestros Representantes: vuestra docilidad dará mas eficacia á nuestra representacion, y ella junta en las córtes con la de las otras provincias, hará que se vean triunfantes con devida igualdad los derechos de todas las partes que componen la monarquía: que todos queden sin motivo de queja gobernados por leyes sábias, en que solo resplandezca la equidad, justicia é imparcialidad, que son los fines de la congregación de ellas, decretada para gloria de Dios y de su santa religion, bien de la pátria, honor de la nacion entera, y firmeza del sólido interés de todos. México, y Octubre 3 de 1810.       
      


(Tomado de: Briseño Senosiain, Lillian; Ma. Laura Solares Robles y Laura Suárez de la Torre (investigación y compilación) - La independencia de México: Textos de su historia. Tomo I Antecedentes. La lucha por la libertad. Coedición SEP/Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. México, D.F., 1985)

lunes, 23 de septiembre de 2019

Jorge Cuesta

Nació en Córdoba, Veracruz, en 1903; murió en la Ciudad de México en 1941. Ingeniero (1927) por la Escuela Nacional de Ciencias Químicas, aunaba al ejercicio de su profesión un acendrado amor a las letras. Escribió varios ensayos para la revista Ulises de Salvador Novo y Xavier Villaurrutia (1927-1928) y editó una Antología de la poesía mexicana moderna (1928). Se afilió al grupo de Contemporáneos (1928-1931) de Jaime Torres Bodet, Carlos Pellicer, Octavio G. Barreda, Bernardo Ortiz de Montellano, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia y otros, y colaboró en las principales publicaciones literarias de su tiempo. Dispersa en revistas y periódicos, su obra poética fue reunida por Elías Nandino en Poesías (1942), poco después de haber perdido la razón y de quitarse la vida. Su obra de creación y crítica literaria y artística fue compilada y publicada por la UNAM, bajo el título de Poemas y ensayos (4 vols., 1964). v. José Luis Martínez: Literatura mexicana del siglo XX. 1910-1949 (1950); y Carlos González Peña: Historia de la literatura mexicana (21a. ed., 1975).




(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen III, Colima - Familia)

sábado, 21 de septiembre de 2019

Ley de Nacionalización de los Bienes de la Iglesia, 1859



El Clero utilizaba para fomentar la guerra los recursos que obtenía de la venta de sus bienes raíces, en lugar de invertirlos en acciones de empresas agrícolas e industriales como indicaba la Ley de 25 de junio. Entonces el Gobierno liberal de Benito Juárez, obligado por las circunstancias, expidió la Ley de Nacionalización de los Bienes de la Iglesia, el 12 de julio de 1859. En consecuencia, desde esa fecha el producto de los inmuebles de “manos muertas” debía ser entregado a las oficinas recaudadoras del Gobierno. No era posible ni razonable continuar permitiendo que el adversario, el Clero en abierta rebelión, empleara el dinero proveniente de los efectos de una ley para combatir a la autoridad legítima que la había expedido.
Lo peor de todo consistió, al fin de cuentas, en que los resultados de las leyes referidas fueron contrarios a los propósitos de sus autores, quienes pensaron que al desamortizar las propiedades eclesiásticas se crearía la pequeña propiedad y se estimularía el desarrollo agrícola e industrial de la República. Por desgracia no fue así; lo que sucedió puede resumirse en la forma siguiente:


1° Las propiedades rústicas y urbanas del Clero fueron efectivamente nacionalizadas.


2° Las propiedades no fueron a dar a manos de los arrendatarios, sino a las de los denunciantes, en su mayor parte ricos propietarios territoriales, que de esa manera agrandaron sus ranchos y haciendas.


3° Las tierras comunales y los ejidos fueron en buen número de casos fraccionados, entregando las parcelas a los indígenas en plena propiedad; pero como éstos no estaban preparados por su grado evolutivo para ser propietarios, bien pronto vendieron sus predios a vil precio a los ricos hacendados vecinos.


En resumen, se fortaleció el latifundismo en México y en consecuencia se llevó a cabo una mayor concentración de la propiedad territorial.


(Tomado de: Silva Herzog, Jesús - Breve historia de la Revolución Mexicana. *Los antecedentes y la etapa maderista. Colección Popular #17, Fondo de Cultura Económica; México, D.F., 1986)

viernes, 20 de septiembre de 2019

Manuel Gutiérrez Nájera


Ciudad de México, 1859-1895. La importancia de Gutiérrez Nájera en la renovación modernista se debe sobre todo a las crónicas que empezó a escribir al lado de su gran amigo [José] Martí en 1876 y continuó hasta la víspera de su muerte. Esta inmensa labor, que aún no termina de recopilarse, opaca hasta cierto punto el mérito de su poesía. Uno de los rasgos que la hacen fascinante para el lector actual es ver desplegarse en ella la dialéctica de lo nuevo y lo viejo. “La Duquesa Job” (1884) es el primer poema resuelta e inequívocamente urbano y modernista (cinco años antes de que Darío emplee la palabra “modernismo”) escrito en Hispanoamérica. En él se muestran tanto el proceso de la transformación literaria como la idea de sí mismo que se forjó un sector de la sociedad mexicana.
Para su autor “La Duquesa Job” abrió y cerró un camino. Después la lírica de Gutiérrez Nájera expresó ante todo la angustia de una conciencia religiosa en el siglo del ateísmo, y la desesperación de un artista que ve sus capacidades diariamente consumidas por las exigencias periodísticas. Gutiérrez Nájera se sorprendería al ver hasta qué punto apreciamos hoy las magistrales crónicas que escribió a vuelapluma en la redacción misma de los periódicos. “Literatura de urgencia”, sí, pero en primer término excelente literatura. Dio nuevos tonos, colores, matices y ritmos a la prosa española. Algo aprendieron de ella cuantos llegaron después.


Compilaciones: Poesía (edición de Justo Sierra, 1896, hay reedición facsimilar de 1969). Poesías completas (edición de Francisco González Guerrero, 1953)


Antología: Los cien mejores poemas de M.G.N. (edición de Antonio Castro Leal, 1969).


(Tomado de: Pacheco, José Emilio (Selección, prólogo, notas y cronología) - Poesía modernista, una antología general. Coedición: Dirección General de Publicaciones y Bibliotecas/SEP y Coordinación de Humanidades/UNAM. México, D.F., 1982) 

jueves, 19 de septiembre de 2019

El monstruo doblegado, Chiapas



Vamos a conocer al monstruo más antiguo de nuestra cultura. Un monstruo que hace dos décadas apenas fue dominado. Su edad se calcula entre los 18 y los 40 millones de años. Se tragó durante siglos a muchos seres humanos que se aventuraron a desafiarlo en sus aguas, en sus acantilados, en sus profundidades, en su terreno. Se quedó con todo aquel que intentó navegar en sus aguas.
A 23 kilómetros al norte de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, nos encontramos con él, con sus impresionantes muros de más de mil metros de altura. con su vegetación que se aferra y crece amarrando sus raíces al viento, con su fondo por donde corre un río que oculta su magia: el río Grijalva. Todo impone, todo resulta majestuoso, es en realidad, un bello monstruo de la naturaleza.
El monstruo no con todos se portó mal: respetó la vegetación y los alimentos, la fauna que desde hace siglos compartía su imponencia y que durante siglos se reprodujo hasta que el hombre llegó a despojarlos el uno del otro.
El Cañón del Sumidero fue, hasta hace dos décadas, impenetrable. Legendario por sus animales, sus acantilados y sus aguas, que se unificaban para proteger su territorio, magia que atrajo a varios grupos de científicos a internarse parcialmente en el cañón a partir de 1915.
La historia que envuelve a este cañón, llevaría horas y horas de relatos. Baste decir que fue lugar de sacrificios de docenas de indígenas de Chiapa de Corzo que se resistieron a los conquistadores españoles. Se narra que en 1527, el capitán Diego de Mazariegos atacó a los habitantes de Chiapa en el cañón de Tepechia, dentro del Sumidero, y los indígenas, lejos de rendirse, prefirieron la muerte en garras del cañón, de su cañón, y no de los conquistadores. 
Este monstruo fue creado por una falla tectónica, es decir, un acomodamiento de las capas de la corteza terrestre, un fenómeno que pudo haber ocurrido hace unos 18 o 40 millones de años.
Los fósiles encontrados en la materia rocosa de los precipicios del cañón, han hecho pensar a los científicos que, en un pasado muy remoto, esta zona fue un lecho marino.
Durante siglos este cañón fue el dominador, pero, al fin, no pudo contra el avance técnico, contra la máquina y los explosivos que lo dominaron. La primera excursión exitosa fue a lo largo de su río: el Grijalva.
Su derrota total se debió a la construcción de la presa de Chicoasén, una de las más grandes e importantes del país. Su sumisión se inició en el año de 1980, cuando la apertura de la presa causó sensación por su tamaño y por el trabajo que tuvo que hacerse para ganarle la batalla al monstruo. Solo que la lucha fue desigual, a traición: no hubo aviso.
Así, miles de víctimas, los antiguos aliados del cañón se vieron perdidos frente a la detención del agua, frente al líquido que subió de nivel hasta cubrirlo todo. Algunos animales fueron rescatados pero la mayoría perecieron. Su selva, sus muros inexpugnables, se volvieron en contra de ellos y no pudieron salir. No se les dio tiempo de hacerlo, sólo uno que otro logró escapar escalando los muros o volando, pero los nidos y las crías, las orquídeas silvestres, mágicas, que surgían de los acantilados, perecieron.
Así, ese día de aquel año, la historia registró el hecho mágico, la derrota del cañón del Sumidero, el triunfo de la generación de la electricidad, el funcionamiento de la reserva de agua en Chicoasén, el vaso de 20 kilómetros de longitud.
Ya domesticadas las aguas, se puede navegar en ellas y encontrarse con los vestigios de su imponencia. Lo que sirvió de tumba para los indígenas de Chiapa de Corzo y para cientos de especies, ahora sirve de camino para llegar hasta la presa misma. Sigue siendo impresionante, sigue siendo misterioso, visto desde arriba o desde abajo, como quiera que sea.
Sigue guardando algo de su magia. Se está adaptando a su nueva vida, una que atrae turistas de todas partes del mundo, para admirar, sobre todo, al árbol más grande del mundo, resultado de formaciones caprichosas que durante millones de años se han ido esculpiendo en el muro del cañón.
Nuevas plantas y animales se están asentando en sus paredes y en sus aguas, bastante más altas que antes. Ya tiene un uso productivo, no sólo es bello. Ya se exhibe ante todos como una parte más de lo que tenemos de mágico en nuestro país, en nuestro Estado de Chiapas. Donde todavía hay mucho más, El Estado de Chiapas que doblegó al monstruo del Sumidero.


(Tomado de: Sendel, Virginia - México Mágico. Editorial Diana, S.A. de C.V., México, D.F., 1991)