lunes, 30 de enero de 2023

El día que asesinaron a Cuauhtémoc, 1525

 

(Códice Vaticano A)

El día que asesinaron a Cuauhtémoc

Una historia de traición e intriga


Daniel Díaz

(Estudió Antropología Social y Arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Es investigador iconográfico de la revista Arqueología Mexicana).

No sabemos cuándo nació Cuauhtémoc -algunos señalan que alrededor de 1500- ni exactamente qué edad tenía el 1521. Tampoco se conoce con certeza quiénes fueron sus padres. Lo que sí se sabe es que era de linaje noble, que fue tlatoani de México-Tenochtitlan, que realizó rituales para tomar el gobierno de su pueblo, que no nació en Ixcateopan (Guerrero) como se ha dicho y, lo más relevante, que defendió su ciudad del embate de los conquistadores españoles y sus aliados mesoamericanos.

Se sabe que tuvo una esposa y por lo menos un descendiente de quien se conoce su nombre, Diego de Mendoza Austria y Moctezuma, porque está escrito en los documentos coloniales en los que reclama a la Corona española el otorgamiento de beneficios por ser descendiente de la nobleza mexica; entre otras peticiones solicita que le sean devueltas las tierras y edificios que su padre tuvo porque fue gobernante militar de Tlatelolco, la ciudad gemela de Tenochtitlán y donde vivían los comerciantes.

Difícil de rastrear

No hay ningún documento prehispánico que pueda avalar con certeza los datos genealógicos de Cuauhtémoc. Y no los hay porque seguramente se perdieron durante los combates para derrocar al imperio mexica, en los que se peleó tan duro que los edificios que rodeaban al recinto sagrado de Tenochtitlan, donde estaba "el gran Cu" -como llamaban los españoles al Templo Mayor-, fueron derrumbados por los proyectiles de los cañones de los bergantines y de los arcabuces. A ello se sumó, probablemente, la labor de zapa de los aliados mesoamericanos, es decir, su avance sobre la ciudad resguardados por las edificaciones del lugar, parte principal en la estrategia de sitio que empleo Hernán Cortés para derrotar a los mexicas.

En Tenochtitlan, como se relata en las crónicas, durante la guerra de conquista los extranjeros y sus huestes tomaron edificio por edificio, los cuales derrumbaban casi hasta los cimientos, aparte de que rellenaban los canales que los rodeaban. Por otra parte, sus aliados mesoamericanos, sobre todos los tlaxcaltecas, saqueaban e incendiaban las construcciones. En las crónicas también se habla de que había muchos libros "pintados a su modo" (los códices) que se resguardaban en edificios y fueron sometidos a las llamas.

La defensa de Tenochtitlan

Tras la muerte de Cuitláhuac, Cuauhtémoc fue nombrado tlatoani en 1521 y se encargó de la defensa militar de Tenochtitlan. Una de sus primeras instrucciones fue rodear la ciudad con estacas con punta afilada, pues ya estaba sitiada por agua y tierra. Los bergantines, armados y botados en el lago de Texcoco, impedían el paso de las canoas con guerreros defensores, pero estás finalmente desembarcaban en las calzadas que comunicaban a la isla donde estaba Tenochtitlan con la tierra firme y hacían retroceder a las tropas españolas y sus aliados.

los combates eran duros y los enemigos no podían avanzar. En la ciudad sitiada el agua dulce era escasa, pues los españoles cortaron la que llegaba desde los manantiales del cerro de Chapultepec y el lago de Chalco; de tal modo la que entraba era salina, pues los mexicas habían cortado el dique que impedía que el agua salobre se mezclara con la dulce, con la intención de que los españoles se ahogaran, lo que no ocurrió. Los alimentos también escaseaban.

Ante esta situación, Cuauhtémoc se reunió con sus capitanes de guerra y dijo que sería mejor hacer la paz, dado el sufrimiento de la población por la sed y el hambre. La petición no encontró eco entre sus hombres, quienes pensaron que sí claudicaban serían vasallos de los europeos y sus aliados, por lo que decidieron combatir hasta vencer o morir. El tlatoani contestó que, si más tarde alguno de ellos le pedía que capitularan, lo haría matar. Entonces decidieron, a finales de junio de 1521, ir a Tlatelolco y ahí resistir.

La captura del tlatoani

Los mexicas peleaban a diario e incluso se burlaban de los españoles, a quienes llegaron a ver como gente inculta y salvaje. De los aliados de los conquistadores, principalmente los tlaxcaltecas, decían que estaban perdidos, pues si los derrotaban los harían reconstruir la ciudad, y si resultaban vencedores los españoles, también los harían servirlos y construir casas para ellos.

Los combates continuaron, pero los mexicas estaban hambrientos y enfermos por beber el agua salina del lago, ahora putrefacta por los cadáveres que flotaban en ella. La situación era desesperada e incluso las mujeres pelearon, pero finalmente fueron derrotados y Cuauhtémoc hecho prisionero cuando intentaba salir de Tlatelolco acompañado por otros nobles para reorganizar la lucha, pues aún podía hacerlo, como lo sabían los aliados de los conquistadores. Por eso, cuando entraron finalmente a Tlatelolco, se distinguieron por su crueldad y dureza con los vencidos y mataban lo mismo a las mujeres y niños que a los guerreros que pese a estar debilitados por el hambre y la enfermedad, aún defendían la ciudad.

Los hombres de Cortés, al mando de Pedro de Alvarado, entraron a Tlatelolco el 13 de agosto de 1521 sin encontrar resistencia. Un bergantín, capitaneado por el español García Olguín, dio alcance a la canoa en donde navegaba Cuauhtémoc y la detuvo. Entonces el tlatoani fue llevado ante Cortés y, luego de un discurso pidió ser sacrificado como correspondía a todo guerrero mesoamericano que sabía que su destino sería acompañar diariamente al Sol cuando por las tardes se ocultara, a ese Sol dador de la vida y de todo lo bueno que había en el plano de la tierra, que era el primero de los 13 cielos y también el primero de los infiernos de esa gran construcción que era el universo.

¿Dónde está el oro?

Luego de la derrota de Tenochtitlan, los españoles se retiraron a Coyoacán. Llevaban consigo a Cuauhtémoc y a los nobles con quienes había sido capturado. El hedor de los muertos en la batalla y la destrucción de la ciudad no les permitieron la estancia. Ya en Coyoacán, Cortés se dio cuenta de que el tlatoani seguía mandando y sus órdenes aún se cumplían, además de que su situación como capitán general y conquistador no estaba todavía bien definida ante las autoridades españolas.

De inmediato se iniciaron las obras para la demolición de lo que quedaba en pie de Tenochtitlan para que pudiera hacerse una nueva traza de la ciudad. Mientras tanto, el ejército conquistador comenzó a pedir su parte de las riquezas tomadas como botín de guerra, a lo que Cortés daba largas; en demanda de la cantidad de oro que suponían había en Tenochtitlan, presionaron a su jefe, quien entonces consintió que se torturara a Cuauhtémoc junto con Tetlelpanquétzal, el rey de Tlacopan, (Tacuba).

Los españoles metieron los pies y las manos de los mandatarios en aceite caliente, pero ellos no dijeron lo que se les requería. Hubo la versión de que el oro ya lo habían tomado de las casas de Moctezuma II y que el requisado en la canoa de Cuauhtémoc era todo el que había. Se dice que este último dijo después a Cortés que había hecho que una parte del supuesto oro fuera arrojado en el sumidero de Pantitlán, un lugar del lago en donde se formaba un remolino y en el cual se hacían ofrendas al dios del agua, las cuales se creía eran recibidas por un mítico animal llamado ahuízotl, quién además era el encargado de ahogar a los niños que se ofrendaban y a quiénes pasaban cerca del lugar para que llegaran ante la deidad.

Cómo sea que fuere, la mayor parte de los estudiosos coinciden en que Cortés se quedó con gran parte del oro sin declararlo ante las autoridades. La cantidad de este metal que repartió entre su tropa fue tan poca que los hombres rechazaron lo que les correspondía. Entonces, para mantenerlos activos y evitar una rebelión, los mandó a explorar y colonizar otras regiones de Mesoamérica. Pese a ello, Cortés siempre se dijo pobre -incluso cuando vivía en España, tras la conquista- y se dolía de que el monarca no lo reconociera como el conquistador de una gran extensión de tierra que había puesto bajo su reinado.

La muerte sospechosa

En 1524 el conquistador español Cristóbal de Olid, que había sido enviado a Las Hibueras (Honduras), se rebeló a la autoridad de Cortés. Para someterlo, éste organizó una expedición a lo que llama la provincia de Acallan (en el actual Campeche) en sus Cartas de relación y también obligó a varios de sus antiguos compañeros de armas a que fueran con él. En ese viaje hizo que lo acompañaran Marina -la famosa mujer que la había dado como esclava cuando inició la guerra de conquista-, Cuauhtémoc y Tetlelpanquétzal, entre otros. A estos últimos los llevo porque sabía que, en su ausencia, el otrora tlatoani podia organizar una rebelión y matar a los españoles.

Marcharon el 12 de octubre de ese año. Atravesaron un territorio desconocido para ellos y quizá también para los mexicas, pues no se menciona en las crónicas que los acompañara algún antiguo pochteca o comerciante, personaje que debido a su actividad mercantil podía conocer los caminos hasta el actual territorio de Chiapas. La travesía debió haber sido muy penosa, ya que muchos de los expedicionarios murieron de hambre y -se dice- varios más mordidos por animales ponzoñosos o por las dificultades causadas por lo abrupto del terreno. Si hubiera ido un pochteca con la expedición, quizá no se hubieran perdido en la selva, ante el río Usumacinta, a su paso por el actual Tabasco.

La expedición logró reencontrar la ruta y arribar al pueblo de Tizatépetl, el primero de la provincia de Acallan. Más tarde llegaron a la localidad maya llamada Itzamkánac donde Pax Bolom Acha, hijo del gobernante del lugar, recibió a los españoles. Ahí les construyeron refugios en donde pudiesen descansar los poco más de cien hombres que viajaban con Cortés.

Las crónicas, entre las que está Papeles de Pax-Bolon-Maldonado -éste descendiente de los señores mayas de Itzamkánac-, así como los estudiosos, mencionan que en este pueblo o en uno cercano se dio muerte a Cuauhtémoc y al tlatoani de Tlacopan. Cortés, por su parte, dice que los ahorcaron el 28 de febrero de 1525. En los Papeles se menciona que se les dio muerte por decapitación, se les colgó por los pies de una ceiba y se clavó la cabeza de los dos en uno de los muros de la "casa principal de los ídolos" del lugar.

La decapitación ritual entre los mayas está documentada desde los tiempos del auge de esa civilización. Los indígenas que conocieron los españoles en Itzamkánac eran los descendientes de aquella grandeza, aunque para esta época era una cultura muy cambiada. Por otra parte, la ceiba entre los mayas era la representación del axis mundi, el eje del mundo por el que podían tener comunicación con los dioses del cielo y los del inframundo.

La muerte de Cuauhtémoc está representada en algunos códices. Por ejemplo, en la Tira de Tepechpan se le ve decapitado y amortajado, colgando de una ceiba; arriba de esta escena se ve su cuerpo amarrado como bulto mortuorio, tiene inscrito un grifo con su nombre y consigna el año 1525. En el Códice Vaticano A se le ve colgado, sin decapitar, junto al tlatoani de Tlacopan.

Por qué se dio muerte a Cuauhtémoc y Tetlepanquétzal no está muy claro. Hay versiones de que iban a tradicional a los españoles y, al saberse esto, se les ejecutó. Sin embargo, es muy probable que sólo fuera un pretexto para dar muerte al único hombre que podía organizar una rebelión para vencer o expulsar a los invasores europeos.

Luego de cuatro años de convivencia es muy probable que el tlatoani y los pocos guerreros mexicas sobrevivientes hubieran intuido y aprendido el modo de combatir de sus enemigos: quizá supieron muy pronto que lo álgido de la lucha retrocedían y se escondían entre "el fardaje" (el equipaje militar), pues incluso, cuando la toma de Tenochtitlán, Cortés había proclamado una ordenanza de que habría pena de muerte para quien se escondiera y no diera batalla.

En cambio, los guerreros mexicas habían hecho votos de no retroceder nunca y pelear hasta sucumbir en batalla, o bien, ser sacrificados en honor al Sol, lo cual era la muerte por excelencia para alguien educado en una sociedad que había sobrevivido luchando siempre. Por ello, bien podían ahora organizar un ataque, cuando los aliados de los españoles estaban ya en sus lugares de origen y entregados a la labores agrícolas, como la habían hecho por siglos.

El regreso de Cuauhtémoc

Hoy, en muchos lugares, lo mismo en el sur de México que en el Altiplano Central, hay personas que hacen eco de la tradición oral y afirman que el cuerpo amortajado de Cuauhtémoc estuvo por su pueblo y que se le rindieron honores. Quizá este recuerdo se deba a que los mayas preparaban así el cuerpo de sus gobernantes para honrarlos por varios días; los envolvían en lienzos y cubrían con de esencias y resinas aromáticas para evitar el hedor del cuerpo de quien, se afirmaba, era inmortal.

Asimismo, Cuauhtémoc era de cultura nahua, que acostumbraba incinerar a sus gobernantes y a quienes se habían distinguido en combate. Su cuerpo (si no estaba éste porque el guerrero había sido capturado, sacrificado y comido por el enemigo, se le hacía una representación en madera) se ataba como un bulto, el cual se adornaba con las posesiones de valor del difunto. Luego se le prendía fuego al conjunto y las cenizas se depositaban en una delicada urna, que luego se sepultaba en el arranque y las escalinatas de algún edificio importante, como el templo mayor del lugar.

Si el cuerpo del antiguo tlatoani recibió alguno de esos tratamientos mortuorios y quedó sepultado en una gran cripta maya, o sus cenizas terminaron dentro de un hermoso vaso depositado en un edificio de la zona arqueológica El Tigre, en Campeche -que se ha identificado como el Itzamkánac donde estuvo la mencionada expedición- no es muy relevante. Tampoco si su cuerpo fue llevado hasta Ixcateopan (en el actual estado de Guerrero), el remoto pueblo tepaneca, enemigo de los tenochcas, que además había sido sojuzgado y rendido tributo desde la época del tlatoani Itzcóatl (1427-1440), cuando la nación mexica se convirtió en un verdadero imperio. Lo importante es que tengamos memoria de los personajes que forman parte de la historia de nuestro país.


(Tomado de: Díaz, Daniel. El día que asesinaron a Cuauhtémoc. Relatos e historias en México. Año VIII, número 95, Editorial Raíces, S.A. de C. V., México, D. F., 2016)

jueves, 26 de enero de 2023

Rumberas: un meneíto na'má

 

(Margarita Mora)

El imaginario urbano asoció a las rumberas con la idea de lo "tropical por excelencia". Y fueron estos miles de fieles, quienes las transmutaron en objetos de culto y las obligaron -sin que ellas lo pretendieran- a encarnar en sus personajes y trascenderlos para que así, divinizadas, fueran codificadas más allá de la cosmogonía del siglo XX.

Mujeres inalcanzables, sólo poseídas por los hermanos Tito y Víctor Junco, Gustavo y Rubén Rojo, Fernando Soler, Pedro Armendáriz, David Silva, Fernando Fernández, Antonio Badú, Juan Orol, Víctor Manuel Mendoza, Germán Valdés "Tin Tán", Rodolfo Acosta, Miguel Inclán y Arturo Martínez. Siempre pedían a través de la pantalla que las salvaran, las rescataran de las garras del mal; si alguno lo lograba, quizá los honrarían durmiendo en una hamaca tropical y, por qué no, cantarles al oído cuando amaneciera: "Nosotros, que nos quisimos tanto, debemos separarnos, no me preguntes más. No es falta de cariño, te quiero con el alma: te juro que te adoro y en nombre de ese amor y por tu bien, te digo adiós".

Contigo a la distancia

El deseo suele ser un universo, por eso tiene tantas facetas y se manifiesta de múltiples maneras, brillando iridiscente. Una de ellas es el cine, ya que las representaciones son creadas para deleite y placer de quien las mira. De esta manera, se satisface su deseo de mirar y de llenarse de esas imágenes.

Tal vez ésta sea la razón por la cual los erotómanos del cine mexicano crearon el cine de rumberas para prolongar en el espectador el voluptuoso sueño adolescente de las caderas que se mueven acompasadamente al ritmo del tambor y las maracas; hombros que tiemblan con furor efervescente y muslos que danzan acariciados por la voz del guajiro o del mulatico de solar.

Las Reinas del Trópico llegaron del mar hasta la pantalla para dar vida a una serie de sueños acurrucados en el inconsciente, porque las rumberas son el ejemplo fehaciente de lo que la palabra "tropical" despertó en el imaginario de la industria cinematográfica nacional: batahola de caderas, sonrisas, plumas, lentejuelas, torbellino de pasiones acurrucadas bajo los abanicos de madera que tratan de cortar el humo de los cigarrillos, mientras que Toña "La Negra", Rita Montaner, Kiko Mendive, Yeyo, Beny Moré, Pedro Vargas, Ana María González, Olga Guillot y el trío Los Panchos, dan testimonio con sus voces del dominio del movimiento corporal, el placer por el baile, la sensualidad, el pecado que implica -en sociedades de doble moral- gozar del cuerpo, y la innegable belleza de estas mujeres que llenan toda una época de la historia de la cinematografía mexicana.

Dulce conga

Las rumberas primero llegaron al teatro y lo hicieron en el siglo pasado [XIX] cuando los cómicos o bufos cubanos llegaron a la capital del país, según narra el escritor Ignacio Manuel Altamirano, sin tener el éxito que se esperaba. Caso contrario a lo que sucedió en el puerto de Veracruz y en la ciudad de Mérida, la cual fue la primera plaza donde trabajaron las compañías.

A principios de siglo, la rumba estuvo de moda en los teatros frívolos, tanto de México como de Madrid. A propósito, la última película de Ninón Sevilla antes de su primer retiro se filmó en España. En dicha cinta, ella y Olga Guillot interpretaron a dos isleñas que, con todo y bata cubana, bailan y cantan rumbas; el título del filme fue Zarzuela 1900 (Juan de Orduña, 1958).

En los años 20 y 30 el teatro frívolo se llenó de coletas, arandelas y moños en la cabeza que oscilaban al son de los tambores. La revista Vea era el más brillante muestrario de las diosas rumberiles, entre las cuales resalta la belleza de Lolita Téllez Wood. 

La conga de Jaruco

Las rumberas llegaron a la pantalla de la mano del cine sonoro. Ya en ¡Viva México! (1931), Sergei M. Eisenstein plasma la figura de Maruja Grifell; Rita-, Montaner en La noche del pecado (Miguel Contreras Torres, 1933) canta "La bien querida", luciendo bata cubana y rodeada de rumberas; Consuelo Moreno baila con el gordo Saúl Zamora, conocido actor infantil de la época en El calvario de una esposa y en Honrarás a tus padres, ambas de 1936, donde se verá a la estrella de teatro, Lolita Téllez Wood bailar sobre una especie de bongó acompañada por la orquesta de Acerina. Las dos películas fueron dirigidas por Juan Orol, a quien puede considerarse el padre espiritual de la rumbera como estrella cinematográfica. En este breve recuento de los inicios no podemos olvidar a la bella Margarita Mora en Águila o sol (Arcady Boytler, 1937), ejecutando uno de los más hermosos y largos números del cine musical: "Mamá Oca".

Shampoo de cariño

Quien inventó las maracas en la cintura fue Estela, para que al mover la cadera su número fuera más espectacular. Otra bailarina importante para el desarrollo de la rumbera cinematográfica fue Celina -quien enseñó a Meche Barba bailar la rumba-, responsable de montar la coreografía en varias películas. Y para el archivo de la trivia, hay que anotar que la mexicana Luz Gil -quien trabajó varias temporadas con el isleño Arquímedes Pous y su compañía de bufos- es considerada por los cubanos como la mayor rumbera de todos los tiempos.

Las reinas del trópico

De todas las que bailaron música tropical en el cine, sólo cinco llegaron a la cima del gusto popular y crearon el género denominado de rumberas: María Antonieta Pons, Meche Barba, Amalia Aguilar, Ninón Sevilla y Rosa Carmina.

Es lugar común reconocer a María Antonieta Pons como quien consolida el género; sin embargo, fue Humo en los ojos en 1946 -cinta en la cual Meche Barba debutó como rumbera-, la que por su éxito en taquilla, hizo que los productores vieran en este tipo de filmes un filón de oro.

Durante más de una década se explotó en pantalla grande a las sensuales y seductoras Reinas del Trópico con cintas de sugestivos títulos como: Pasiones tormentosas (Juan Orol, 1945), La bien pagada (Alberto Gout, 1947), Tania, la salvaje (Juan Orol, 1947), Pecadora (José Díaz Morales, 1947), La Venus de fuego (Jaime Salvador, 1948) En cada puerto un amor (Ernesto Cortázar, 1948), Cabaret Shanghai (Juan Orol, 1949), Un cuerpo de mujer (Tito Davison, 1949), Perdida (Fernando A. Rivero, 1949), Amor perdido (Miguel Morayta, 1950), Sensualidad (Alberto Gout, 1950), Sandra, la mujer de fuego (Juan Orol, 1956).

Las Reinas del Trópico lo son porque ninguna se parece a la otra, ni en la forma de bailar, -diferente y personal - ni tampoco en la belleza física. Cada una tiene su propia dosis de sal y pimienta, revuelta con candela y sensualidad.

Se formó el rumbón

Los charros cantores y sus novias -cuyas blusas están perfumadas con alhucema y romero- así como las rumberas, son los dos géneros que nuestro país aporta al cine mundial.


(Tomado de: Muñoz, Fernando - Somos Uno, especial de colección, Las rumberas del cine mexicano. Mito rumbero, un meneíto na'má. Año 10, núm. 189. Editorial Televisa, S.A. de C.V., México, D.F., 1999)


lunes, 23 de enero de 2023

Crimen de Lomas Taurinas, 1994

 


Asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la presidencia de la República el 23 de marzo de 1994 en esa colonia popular de Tijuana, a manos de Mario Aburto. 

Fiscales especiales del caso Colosio:

* Miguel Montes García (24-mar. -14-julio de 1994). Homicida solitario.

* Olga Salas de González Mariscal (18-julio -16-diciembre 1994). Definió 31 líneas de investigación.

* Pablo Chapa Bezanilla (16-dic. 1994 - 31-agosto 1996). El homicidio fue producto de un complot. Detiene a Othón Cortés.

* Luis Raúl González Pérez (31-agosto 1996 - 1° Diciembre 00). Cerró el caso, presentó el Informe Colosio en octubre de 2000.


Asesinatos vinculados con el crimen de Lomas Taurinas:

*Federico Benítez López, director de Seguridad Pública de Tijuana, inició las primeras investigaciones, del caso. Fue acribillado desde un auto en movimiento en Tijuana, B. C. el 24 de abril de 1994.

* Rebeca Acuña Sosa, Ministerio Público que inició la averiguación previa del caso, fue balaceada en la puerta de su domicilio en Tijuana, B. C., el 26 de febrero de 1996.

* Arturo Ochoa Palacios, delegado de la PGR [Procuraduría General de la República] en el Estado, custodió a Mario Aburto desde su aprehensión hasta Almoloya. Acribillado a quemarropa mientras se ejercitaba en Tijuana, B. C. el 17 de abril de 1996.

* Sergio Moreno Pérez, delegado de la PGR en Tijuana en marzo de 1994. Fue asesinado junto con su hijo cerca de su domicilio en Naucalpan, Edomex, el 13 de marzo de 1996.

* Isaac Sánchez Pérez, jefe de seguridad del PRI durante la campaña del candidato Colosio que participó en las investigaciones. Fue ejecutado por varios individuos en Mexicali, B. C. el 19 de junio de 1996.

* Jesús Romero Magaña, agente del Ministerio Público en Tijuana que interrogó a Mario Aburto. Recibió 14 disparos en la puerta de su domicilio en Tijuana, B. C. el 17 de agosto de 1996.

* Rodolfo García Gaxiola, comandante de la policía judicial federal en Tijuana que encabezó las investigaciones del caso. Fue acribillado desde un auto en movimiento en Ciudad Obregón, Son., el 18 de mayo de 1998.


(Tomado de: Roldán Quiñones, Luis Fernando. Diccionario irreverente de Política mexicana. Con ilustraciones de Helguera. Grijalbo/Random House Mondadori, S.A. de C.V. México, D.F., 2006).


jueves, 19 de enero de 2023

El interés verdadero del burgués y del proletario

 

(Leopoldo Méndez, Libertad de prensa. Grabado en linóleo, 1947)

El interés verdadero del burgués y del proletario

Buscando la felicidad muchos individuos pasan el tiempo dedicando sus fuerzas a la defensa de intereses falsos, alejándose del punto objetivo de todos sus afanes y aspiraciones: el mejoramiento individual y convirtiendo la lucha por la vida en la guerra feroz contra el semejante.

Se oponen los privilegiados, con toda la fuerza que le expresa la ignorancia atemorizada, a la emancipación de los proletarios; la ven como una horrible desgracia, como una catástrofe, como el fin de la civilización -cuando apenas es el comienzo de ella-, como un peligro que debe ser combatido con el hierro y con el fuego, con todas las armas de la astucia y de la violencia, y se oponen, sencillamente, porque no comprenden sus intereses verdaderos, que son los mismos para cada entidad humana.

Robar a otro el pan es poner en peligro cierto el propio sustento. Arrebatar a otros la felicidad, es echarse cadenas. Destruir la ajena felicidad para fabricar la nuestra con sus despojos, es una necedad. Porque pretender levantar la dicha propia sobre la miseria y el dolor de los demás, es igual a querer fortificar un edificio, comenzando por destruir sus cimientos. Y sin embargo, la mayoría de las gentes, engañadas por la apariencia de sus falsos intereses, así caminan por el mundo en busca del bienestar, llevando por bandera este principio absurdo: hacer daño para obtener provecho.

En la satisfacción completa de las necesidades morales y físicas, en el disfrute de la vida, sin amenazas ni cargas que la amarguen, están radicados tanto el interés particular de los individuos, como el de la colectividad. Los que se opongan a ellos, rompiendo Los lazos de solidaridad que la naturaleza estableció entre los miembros de la especie, laboran en contra de sí mismos; hiriendo a los otros se hace imposible el bienestar, que no puede ser duradero ni cierto, en medio de una sociedad que duerme sobre espinas; de una sociedad donde el hombre pasea su rostro lívido frente a las puertas de los almacenes repletos; donde una parte de los hombres, trabajando hasta el agotamiento, sólo puede vestir mal y comer peor; donde otra parte de ellos arrebatan a los productores lo que sale de sus manos y de su inteligencia, para entregarlo a la polilla o al estancamiento inútil; en una sociedad desequilibrada, donde sobran riquezas y abundan miserias; donde el concepto justicia tiene tan inicua interpretación, que se mantienen instituciones bárbaras para perseguir y martirizar a las inocentes víctimas de las aberraciones del medio.

La herencia, la educación la desemejanza de las circunstancias de vida habrán creado diferencias profundas, morales y hasta físicas entre burgueses y proletarios; pero una ley natural los mantiene reunidos en una sola tendencia: el mejoramiento individual. Ahí radica el interés verdadero de cada ser humano. Conocido eso, precisa obrar racionalmente, sobreponiéndose a los prejuicios de clase y dando la espalda a los romanticismos. Ni la caridad y el humanitarismo, ni la abnegación, tienen poder bastante para emancipar la humanidad, como lo tiene el EGOÍSMO CONSCIENTE .

Allí, donde los burgueses sean bastante sabios para comprender que la transformación del sistema presente es inevitable y que vale más para sus propios intereses facilitar esa transformación que oponerle necia resistencia, el problema social que agita en estos momentos todos los rincones del mundo perderá su aspecto de tragedia y se resolverá blandamente en beneficio para todos. Aquéllos habrán ganado con la libertad el completo derecho a la vida; éstos habrán perdido con lo superfluo, el temor a perderlo todo. Y sin duda que los privilegiados de hoy serán los que mejor parte saquen. En lo general, y eso debería avergonzarlos, son incapaces para servirse a ellos mismos; hay algunos que hasta para comer y echarse a dormir necesitan la ayuda de un esclavo. Cuando éste les falte, adquirirán hábitos distintos, que harán de ellos seres útiles y activos, aptos para unir su impulso al esfuerzo colectivo que se aplicará entonces sobre las brusquedades y esperanzas de la naturaleza, no ya en la imbécil pugna del hombre contra el hombre.

pero si los intereses falsos siguen ejerciendo influencia dominante en el cerebro de los burgueses, y si una  parte de los trabajadores continúa como hasta hoy, oponiéndose con su pasividad o sus traiciones a la causa del trabajo, su causa,  el cambio se impondrá por la violencia aplastando a los obstruccionistas del progreso.


-Práxedis Guerrero.

[Artículos de Práxedis G. Guerrero en Revolución y Punto Rojo, 1907-1910]

(Tomado de: Armando Bartra (Selección) - Ricardo Flores Magón, et al: Regeneración, 1900-1918. Secretaría de Educación Pública, Lecturas Mexicanas #88, Segunda Serie, México, D.F., 1987)

lunes, 16 de enero de 2023

Miguel Canto, el pequeño ministro de la defensa

 

Miguel Canto, el pequeño ministro de la defensa

La década de los 70 del boxeo mexicano tuvo nombre y apellido: Miguel Canto. Durante más de 7 años no dejó de aparecer en los medios deportivos. Entre enero de 1975 y febrero de 1979 no hubo rival que pudiera arrebatarle su campeonato. Hizo 14 defensas de manera exitosa, un récord en el ámbito mexicano. Sin embargo, su falta de golpeo demoledor, conjuro mágico para la afición, lo colocó en una posición de mediano perfil en la atención de la prensa. Era más espectacular seguir a Carlos Zárate, Pipino Cuevas o Alfonso Zamora. También tenía otro factor en contra el pequeño Miguel Canto era de provincia, del estado más lejano del centro del país: Yucatán.

Desde que debutó como profesional el 5 de febrero de 1969, antes de buscar el campeonato sus sedes fueron cuadriláteros de Yucatán y Campeche. Y de pronto le llegó la noticia: tenía que viajar a Maracaibo para enfrentarse al venezolano Betulio González por el campeonato mundial de peso mosca que estaba vacante.

Canto se encontraba clasificado como sexto en la lista del CMB y no desaprovechó la oportunidad. Su viaje a Venezuela no género mayor expectación en nuestro país. Betulio ganó por decisión pero Canto se reveló, desde entonces, como un verdadero maestro de la defensa.

Miguel regreso sin hacer realidad su sueño de coronarse campeón y continuó boxeando en Mérida hasta que de nuevo surgió otra oportunidad. Esta vez tenía que volar hasta el Lejano Oriente, a Japón. En México nadie pronosticaba su triunfo, y menos en un país donde, tanto se comentaba, los jueces favorecían ampliamente a los locales. Si Canto ganaba, apuntó Fernando Marcos días antes del encuentro, sería "por buen boxeador y por hombre". Así fue, el yucateco obtuvo el cetro mundial de los pesos mosca ante el nipón Shoji Oguma en el frío invierno de 1975.

Canto no fue un peleador de pegada fulminante. Su boxeo era siempre ágil, rítmico y equilibrado. De 14 defensas exitosas que realizó, sólo una la ganó por nocaut. El deporte de los puños era para Canto el dominio, el control, el combate en su máxima pureza: la técnica del pugilismo.

Con 31 años a cuestas, Canto viajó a Corea para una defensa más, el 18 de marzo de 1979, ante el joven coreano Chan-Hee Park. En el Lejano Oriente el yucateco dejó la corona en una pelea que, como el acostumbraba, llegó  a 15 rounds. Dos meses más tarde regresó a Corea pero Chan-Hee Park contuvo a Canto en un combate que perdió por decisión.


(Tomado de: Maldonado, Marco A., y Zamora, Rubén A. - Cosecha de campeones. Historia del box mexicano II, 1961-1999. Editorial Clío Libros y Vídeos, S.A. de C.V., México, abril 2000)


jueves, 12 de enero de 2023

Dios omnipotente, y don Porfirio presidente... (II)

 


Un millón, los visitantes. Las festividades que el porfirismo auspiciaba año con año para conmemorar la iniciación de la independencia combinaron en 1910 con esplendor y entusiasmo inusitados. Desde los comienzos mismos del año se hicieron los cálculos más optimistas sobre el aluvión de visitantes que inundaría la capital: 100,000 extranjeros y 900,00 nacionales; total: un millón (¡) A fin de hospedar a los visitantes distinguidos algunos de los más conspicuos oligarcas del momento pronto ofrecieron sus residencias. el Club Político Patria propuso que a la Ciudad de México se trajeran indígenas de todos los rincones del país "para hacerlos partícipes de esa gloria, y mostrarles los grandes adelantos de la capital, encauzando de esta manera sus aspiraciones".


Un cronista del periódico El Imperial relata que:

Nunca había experimentado el reportero una impresión tan honda y emoción tan fuerte como la que lo sacudió ayer por la noche en la Plaza de la Constitución, a la hora solemne en que el primer Magistrado de la República, conmemorando el Grito de Dolores, repitió las palabras del Cura Hidalgo. El aspecto de la plaza era hermosísimo, inusitado, sorprendente ante el espectáculo deslumbrador de la plaza, iluminada por 200,000 focos incandescentes... Era increíble el número de gentes que de todas las clases sociales llenaban aquel inmenso recinto, encaramadas en los árboles, trepadas en las azoteas, los balcones, en las torres, en las cornisas de Palacio, en los salientes de los edificios... Exclamaciones de júbilo, gritos de protesta, olas humanas que se atropellaban en el Zócalo eran otros tantos caudalosos ríos cuyas corrientes se desenvolvían por el propio cauce en la imposibilidad de desembocar en aquel mar pleno hasta los bordes…


El 15 de septiembre, más de 10,000 personas desfilaron ante las urnas de los héroes de la Independencia. Ese mismo día, a las 11 de la mañana, el Presidente apareció en el balcón principal del Palacio Nacional acompañado de los representantes diplomáticos de EE.UU., Japón, Inglaterra, España y China.


Se inició entonces el desfile histórico, en el que no faltaron Moctezuma, Cortés, la Malinche y otros personajes de la Conquista. Frente a Palacio Nacional se representó el encuentro de Cortés con Moctezuma y, después, escenas del virreinato -Jura del Pendón, la Audiencia- y de la Independencia: la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México.


España devuelve banderas.- Medio millón de personas contempló regocijadamente este desfile. El entusiasmo llegó al delirio al paso de las reliquias y banderas devueltas por España. Se vitoreó a Hidalgo, a Morelos, a España y a la Virgen de Guadalupe.


No menos lucido fue el desfile militar del día 16: al lado de los soldados mexicanos participaron marinos y cadetes alemanes, franceses, argentinos y brasileños. El Batallón de Zapadores portó los fusiles Porfirio Díaz, con marrazo-cuchara invento -naturalmente- del señor Presidente Díaz. La tropa uso, por vez primera, saracoff y los rurales cerraron la columna. La prensa, emocionada, comentó que, "según opiniones extranjeras", el Colegio Militar y la Escuela de Aspirantes podrían figurar dignamente en una gran parada (desfile) europea. En la noche hubo una serenata en el Zócalo a cargo de las Bandas de Artillería y del Estado Mayor; se quemaron castillos con la imagen de Hidalgo, Héroe Inmortal, y de Morelos, Estratégico (sic) sagaz.


Ahora el Baile del Centenario.- Ningún festejo del porfiriato alcanzó tanto esplendor como el baile celebrado en Palacio Nacional durante las fiestas del centenario. No lo hubo más lujoso en el "Imperio" de Maximiliano.


Se repartieron 5,000 invitaciones con un plano anexo e instrucciones para la circulación. Los criados vestían calzón corto y casaca de color; 40,000 focos iluminaban, en espectáculo nunca visto, el alambicado plafond de seda instalado en Palacio.


A las 10 de la noche empezó el baile, después de que el general Díaz y la marquesa de Bugnano dieron una vuelta al salón. Esta fiesta, comentaba orgullosa y satisfecha la prensa oficiosa, manifestaba alto grado de cultura y buen gusto social, al mismo tiempo que los "vívidos deseos de la clase rica y media para relacionarse con las personalidades de otros países". Para el diario El Imparcial, dos aspectos fueron los más atractivos y sobresalientes: la abdicación a "nuestra personalidad en exaltación de la ajena", y "el enriquecimiento gradual de nuestra sociedad". En efecto, decía ebrio de euforia, 25 años antes no se habría dado una fiesta cómo ésta, en la que "alhajas y toilettes se valuaron en centenares de miles de pesos".


Digno colofón de las Fiestas del Centenario fue el baile celebrado en el Casino Español en honor de Porfirio Díaz. El elegante salón de las calles de Isabel la Católica lo iluminaban 9,000 focos eléctricos.



(Tomado de: Romero, Héctor Manuel. - "Dios omnipotente, y Don Porfirio presidente..." -La Ciudad de México (Delegación Cuauhtémoc) en 1910/1911-. Ediciones de la Delegación Cuauhtémoc, México, D. F., 1982.)

lunes, 9 de enero de 2023

Telenovelas I Su madre: el melodrama

 


Su madre: el melodrama 

La telenovela no sería lo que es sin dos siglos previos de melodrama: éste nació en el siglo XVIII haciendo honor a su nombre, es decir era un drama musical (melos drama). En el siglo siguiente perdió ese sentido, pero no el nombre; el melodrama se convirtió en teatro sólo hablado, "recitado", y al drama musical se le llamó ópera. El melodrama que conocemos desde entonces en nada ha variado: el amor obstaculizado pero al final victorioso, con sus eventuales mártires encabezadas por Marguerite Gautier, "La Dama de las Camelias".

En el siglo XX el melodrama tuvo una hija en blanco y negro, en medio de sufrimiento sin medida -como debe ser-, con la ventaja de que podían ser compartidos por millones de personas al mismo tiempo en todo el mundo. El melodrama cinematográfico inundó de llanto las salas, cuya oscuridad resultaba tan propicia para soltar la "furtiva lágrima" que provocaban Francesca Bertini, Tina Menichelli, Lillian Gish y Mimi Derba, con silencioso ademán, y después, con la llegada del sonido, Vivian Leigh, Joan Crawford y Marga López.

En los años cuarenta nació la nieta: fuerte, sonora, quejumbrosa y gimoteante, aunque sin más imagen que la provista por la imaginación del fiel auditorio adicto al nuevo y exitoso invento de la radio. Los mexicanos vivían las noches pegadas a la radio desde finales de los años treinta oyendo las aterradoras historias de El monje loco, las puntadas de Topillo y Planillas, las pequeñas anécdotas urbanas de Hogar, dulce hogar. México descubrió, sin aprovechar de inmediato, el impacto del melodrama radiofónico con las voces de Emma Telmo y Rita Rey, que dieron vida a Anita de Montemar desde 1941 hasta terminar la década. En cambio, el hallazgo no pasó inadvertido para la estación cubana CMCY.

De pronto, se empezó a notar la ausencia de transeúntes en la Habana; cafés y restaurantes se vaciaban al menos durante la media hora que duraba la radionovela del momento. Miles de oídos permanecían atentos al dolor ajeno, tan sencillo de compartir. Al final de los años cuarenta, todos, absolutamente todos estaban con la vida en un hilo por saber si "Mamá Dolores" diría o no a "Albertico Limonta" que el anciano al que acababa de salvar la vida era su despiadado abuelo, quien lo arrancó al nacer de los brazos de su amorosa y pecadora madre soltera, etcétera.

Con El derecho de nacer, Félix B. Caignet se convirtió en el primer ídolo latinoamericano de la literatura electrónica. Grabadas en discos de baquelita que sólo resistían cinco pasadas, las radionovelas cubanas invadieron el continente, obligaron a las mexicanas a adoptar sus recursos melodramáticos y compartieron su público durante los años cincuenta y sesenta (cuando se reciclaron muchas radionovelas cubanas previas a la revolución), pese a la presencia expansiva e incontenible de la recién llegada: la televisión.


(Tomado de: Reyes de la Maza, Luis - Crónica de la Telenovela I. México sentimental. Editorial Clío, Libros y Videos, S.A. de C.V., México, 1999)


jueves, 5 de enero de 2023

Leonardo Rodríguez Alcaine, "La Güera Rodríguez"



Secretario general de la CTM [Confederación de Trabajadores de México] (1988-05) y del SUTERM [Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana] (1975-05). También le apodan El Cuñado y El Periquín.

Frases célebres de La Güera Rodríguez

*Me dieron una hermana de usted, compañero. Respuesta a un reportero que le preguntó si había recibido línea de Los Pinos.

*Le rompió la madre a la democracia. Con motivo de la respuesta del diputado panista Carlos Medina Plascencia al quinto informe de gobierno del presidente Ernesto Zedillo.

*Yo soy mal hablado, pero no majadero. En alusión al slogan de campaña del precandidato del PRI, Roberto Madrazo: ¡Dale un madrazo al dedazo!

*Ojalá el señor presidente sea mi cuate. Cuando Vicente Fox fue declarado presidente electo de la República.

*Soy priísta, nací priísta y moriré priísta, le he dicho al presidente Fox que si estorbo me voy a mi casa, pero no le daré las nalgas. Después de saludar personalmente al presidente Fox.

*¡Sí, somos charros, pero charros mexicanos que montamos mulas y respondemos cuando nos pican! Ante representantes de las organizaciones de trabajadores en el 33° Congreso del Trabajo.


(Tomado de: Roldán Quiñones, Luis Fernando. Diccionario irreverente de Política mexicana. Con ilustraciones de Helguera. Grijalbo/Random House Mondadori, S.A. de C.V. México, D.F., 2006).


lunes, 2 de enero de 2023

Huehuetlatolli: palabras al hijo


(Códice Florentino)

 Libro Sexto

De la retórica y Filosofía moral y Teología de la gente mexicana, donde hay cosas muy curiosas, tocantes a los primores de su lengua, y cosas muy delicadas tocante a las virtudes morales.

[...]

Capítulo XX

 Del lenguaje y afectos que usaba el padre, principal o señor, para amonestar a su hijo a la humildad y conocimiento de sí mismo, para ser acepto a los dioses y a los hombres, donde pone muchas consideraciones al propósito con maravillosas maneras de hablar y con delicadas metáforas y propísimos vocablos.

1-"Hijo mío muy amado y muy querido, nota lo que te diré: Nuestro señor te ha traído en esta hora, donde te quiero hablar acerca de lo que debes guardar todos los días de tu vida; y esto hago porque eres mi hijo muy amado y muy estimado, más que toda piedra preciosa, más que toda pluma rica, que no tengo mas que a ti: tú eres el primero, el segundo y el tercero y el postrero.

2-He acordado, he pensado de decirte algunas cosas que te cumple, por la obligación que tengo que soy tu padre y madre (y) quiero hacer mi deber, porque mañana o ese otro día dios me llevará y quitará de sobre la tierra, porque es todopoderoso, porque estamos sujetos a la flaqueza humana y a la muerte y nuestra vida sobre la tierra es muy incierta.

3-Pues, hijo mío, nota y entiende lo que te diré. Vivas muchos días sobre la tierra en servicio de dios, y seas bienaventurado: Mira que seas avisado, porque este mundo es muy peligroso, muy dificultoso y muy desasosegado, y muy cruel y temeroso, y muy trabajoso y por esta causa los viejos con mucha razón dijeron: no se escapa nadie de las descendidas y subidas de este mundo, de los torbellinos y tempestades que en él hay; o de las falsedades y solazamientos, y dobleces, y falsas palabras que en él hay; muy engañoso es este mundo, ríese de unos, gózase con otros, burla y escarnece de otros, todo esta lleno de mentiras, no hay verdad en él, de todos escarnece.

4-Quiérote decir, hijo, lo que te conviene mucho notar y poner por obra, que es cosa digna de ser estimada y guardada como oro en paño, y como piedras preciosas en cofre, porque lo dejaron como tal los viejos y viejas, los canos y ancianos nuestros antepasados, que vivieron en este reino y señorío, conversaron entre la gente de este pueblo y tuvieron dignidad y principados.

5-Estos que fueron muy grandes señores y tuvieron la dignidad del reino y senado, no se ensoberbecieron ni se engrieron, mas antes se humillaron y anduvieron encorvados e inclinados hacia la tierra, con lloros y lágrimas y suspiros, no se estimaron como señores sino como pobres y peregrinos; estos nuestros antepasados, de quien descendemos, vivieron en grande humildad en este mundo, no vivían en presunción y soberbia y altivez y deseo de honras; 

6-y aunque vivieron en grande humildad, como está dicho, fueron reverenciados y tenidos en mucho y poseyeron las dignidades del reino, fueron señores y capitanes, y tuvieron autoridad para matar y para hacer guerras, y mantuvieron al sol y a la tierra, con carne y sangre de hombres; 

7-y aunque por la misericordia de dios fueron grandes y reinaron sobre la tierra y rigieron la república, que nuestro señor, que está en todo lugar, los encomendó, y juzgaron y trataron las causas de la república y consolaron, favorecieron a la gente popular, no por esc perdieron su humildad, ni se desvanecieron, ni hicieron cosas indignas de sus personas, 

8-y aunque eran ricos y poderosos y poseyeron muchos bienes que nuestro señor los dió, y gozaban de flores y de perfumes, y de mantas ricas de todas maneras, y tenían grandes casas, y gozaron de comeres y beberes de todas maneras, y poseyeron armas y atavios muy ricos y muy gloriosos, como son ricos barbotes, ricas borlas para la cabeza y orejeras muy ricas, de manera que hacian temblar a todos con S. M. ¿por esto perdieron, por ventura, algo de su humildad y gravedad? 

9-¿Por ventura desvaneciéronse, ensalzáronse? Por ventura, ¿por esto menospreciaron a los que eran inferiores o tuviéronlos en poco? ¿Por ventura por esta causa se les alteró el seso o perdieron el juicio? No por cierto; antes eran bien hablados y muy humildes y de gran crianza, y respetaban a todos, y se abajaban hasta la tierra y se tuvieron como nada, y cuanto mas eran honrados y estimados, tanto más lloraban y se entristecían, y suspiraban, y se inclinaban y se abajaban.

10-De esta manera, hijo mío, vivieron en el mundo los viejos de quien descendemos, tus abuelos y bisabuelos y tatarabuelos, que nos dejaron acá, de quien descendiste. 

11-Pon los ojos en ellos, mira sus virtudes, mira su fama y el resplandor y claridad que nos dejaron; mira el espejo y dechado que ellos dejaron y ponto delante de ti, y tenlo delante de tus ojos; mírate en él y verás quién eres; mira que tu vida la hagas semejante a la suya; mira que pongas su vida delante de tus ojos, y luego conocerás las faltas que tienes y las razas y manchas que hay en ti.

12-"Otra palabra quiero que oigas de mí, hijo muy amado, y nótala con gran diligencia: Sábete que has nacido en un tiempo muy trabajoso y en tiempo de mucha pobreza, porque yo, tu padre, estoy muy alcanzado, tengo mucha penuria; aunque nuestros antepasados fueron grandes y ricos, no heredamos de ellos aquella riqueza ni valor, mas antes tenemos gran falta de todas las cosas; la pobreza es la que se enseñorea, y tiene sobre nosotros su principado; somos tus padres ancianos y viejos, y muy necesitados.

13-Hijo mío, si quieres ver esto, sea así, mira el hogar de esta casa, mira donde se hace fuego y verâs que no hay sino pobreza y grande necesidad, que apenas alcanzamos abastanza de comida y bebida, y asimismo padecemos necesidad de vestuario y por todas partes padecemos frío, no tenemos con qué nos cubrir; míranos y verás que todos los huesos se nos parecen de flaqueza y necesidad de mantenimientos, y esto por la bondad de nuestro señor y por nuestros pecados: y mira a tus primos menores y a tus primas, mira si tienen abundancia, mira si estan gordos y recios y si tienen las cosas necesarias, y si les sobran los mantenimientos y las vestiduras ¿no los ves cuales andan, en suma pobreza?

14-Todos están llenos de cumplida miseria (y) en tal estado, en tanta pobreza, no hay oportunidad de levantar la cabeza ni tener brío, porque esto sería cosa de borrachos y de gente vil, tener presunción o altivez en tanta pobreza y miseria como hay dentro de esta casa,  y como la tienen los que en ella moran, es ocasión de humildad, y de tristeza, y de traerla cabeza baja, porque en tal tiempo has nacido. 

15-Y para que te lo diga todo, escúchame, que tu primo hermano, el cual es mayor que tú, N., no to ves, no tomas de él ejemplo de la manera que dios le ha humillado que ya usa del regimiento del pueblo, ya está en dignidad, ya tiene poder para juzgar las causas de la gente popular y de sentenciar y castigar a los delincuentes;

16-ya tiene autoridad para matar a los criminosos, ya tiene autoridad para reprender y castigar porque ya esta en la dignidad y estrado, ya tiene el principal lugar, donde le puso nuestro señor; ya le Ilaman por estos nombres tacatlato, tlacatecutli, por estos nombres le nombran todos los populares; éste está puesto en la dignidad por la falta de personas más prudentes y más sabias para regir este señorío o reino, o pueblo; no hay personas nobles y de gran caudal y de gran genealogía, ya todos han faltado. 

17-Si hubiera uno tan solamente de aquéllos, hubiera nuestro señor señalado uno de ellos, y alguno de ellos tomado de la república por rey y señor. No sé en que ha de parar aquel mancebillo que está llorando por el oficio que tiene. Por ventura en el se perderá, o por ventura le ha puesto nuestro señor hasta que parezca otro mejor que haga mejor el oficio. No tiene por cierto falta de amigos y conocidos nuestro señor. 

18-A este tu primo hermano antes que tomase el cargo, bien viste como vivía. ¿Andaba burlando o haciendo niñerías? ¿andaba como desvergonzado y desbaratado? ¿andaba muy erguido? ¿No era muy humilde ?¿No era muy reverente? Cierto, andaba inclinado y sin muestra de ninguna pompa, ni fantasía: oraba a nuestro señor dios con gran devoción, velaba de noche y se postraba de rodillas y de codos a la media noche a orar y a suspirar delante de dios, y asi esta ahora en esta costumbre. 

19-Levantábase luego de mañana y tomaba la escoba y barría, y limpiaba con el aventadero los oratorios; y ahora ¿qué te parece, cómo vive? ¿Cómo anda? ¿Anda soberbio o fantástico? ¿Acuérdase por ventura que es señoror? Tan humilde es ahora y tan obediente, y así llora y suspira y ora con gran devoción a nuestro señor no ves ahora que jamás dice: Yo soy señor, yo soy rey. Asi vela de noche ahora, y así barre, y así ofrece incienso como de antes. Aunque tu eres primero, hermano mayor, sobrepújate hijo mío (a) este tu primo hermano mayor en todas las buenas costumbres.

20-Nota, hijo, esta palabra, que lo que te tengo dicho te sea espina y aire frío, que te aflija para que te haga humillar y volver en ti; mira, hijo, que has nacido en tiempo de trabajos y aflicciones, y te ha enviado dios al mundo en tiempo de gran pobreza; mira que yo soy tu padre, mira qué vida pasamos yo y tu madre, que no somos tenidos en nada, ni hay memoria de nosotros, aunque nuestros antepasados fueron grandes y poderosos, ¿dejáronnos aquella grandeza y potencia? No por cierto.

21-Mira a tus parientes y afines que no tienen ser ninguno en la república sino que viven en pobreza y como desechados, y aunque tú seas noble y generoso y de claro linaje, conviene que tengas delante de tus ojos cómo has de vivir; 

22-nota, hijo, que la humildad y el abajamiento de cuerpo y de alma, y el lloro, y las lágrimas y el suspirar, ésta es la nobleza y el valer y la honra; mira, hijo, que ningún soberbio ni erguido ni presuntuoso, ni bullicioso, ha sido electo por señor; 

23-ningún descortés, malcriado, deslenguado, ni atrevido en hablar, ninguno que habla lo que se le viene a la boca, ha sido puesto en el estrado y trono real; y si en algún lugar hay algún senador que dice chocarrerías o palabras de burla, luego le ponían un nombre tecucuecuechtli, que quiere decir truhán;

24-nunca a ninguno fue dado algún cargo notable de la república que fuese atrevido, o disoluto en hablar, o en burlar, estos tales se Ilamaban quaquachictin, que es nombre de hombres alocados, pero valientes en la guerra; también los Ilamaban a estos otomi otlaotzonxintin, que quiere decir, otomis trasquilados y alocados. 

25-Éstos eran grandes matadores, pero teníanlos por inhábiles para cosa de regir. Aquellos que rigieron los tiempos pasados las repúblicas, y los ejércitos de las guerras, todos fueron gente muy dada a la oración y devoción, a las lágrimas y suspiros, muy humildes, obedientes, no erguidos ni presuntuosos, muy cuerdos y prudentes, muy pacíficos y reposados.

26-Ya sabes, hijo mío, bien tienes en la memoria que el señor es como corazón del pueblo. A este le ayudaban dos senadores para lo que toca al regimiento del pueblo; uno de ellos era pilli y otro era criado en las guerras. El uno de ellos se llamaba tlacatecutli, y el otro tlacochtecutli

27-Otros dos capitanes ayudaban al señor para las cosas de la milicia: el uno de ellos era pilli y criado en la guerra, y el otro no era pilli; el uno de ellos se Ilamaba tlacatécatl y el otro se llamaba tlacochcálcatl.

28-De esta manera, hijo mío, va el regimiento de la república, y estos cuatro ya dichos, tlacatecutli, y tlacochtecutli, y tlacatécatl y tlacochcálcatl, no tenían estos nombres y estos oficios por heredad o propiedad, sino que eran electos por la inspiración de nuestro señor dios, porque eran más hábiles para ello. 

29-Nota bien lo que te digo, muy amado hijo mio, muy estimado, que no te ensoberbezcas ni te altivezcas si por ventura fueres tomado para alguno de los oficios ya dichos. 

30-Por ventura dios te llamará para alguno de ellos, o por ventura te quedarás sin ninguno y vivirás como hombre común y popular; y si fueres llamado y elegido para alguno de estos oficios, otra y otra vez te encargo que no presumas de ti, ni te estimes por grande y valeroso y principal, porque esto es cosa con que dios mucho se enoja.

31-Si por ventura merecieres alguna dignidad, y por ventura merecieres ser algo, si por ventura merecieres ser electo para alguno de los oficios ya dichos, sé humilde, y anda muy humilde o inclinado y baja la cabeza, y recogidos tus brazos, y date al lloro y a la devoción y tristeza, y a los suspiros, y a la sujeciôn de todos; sé sujeto a todos y humilde a todos.

32-Y nota, hijo mio, que esto que te he dicho de la humildad y sujeción y menosprecio de ti mismo, ha de ser de corazón, delante de nuestro señor dios. 

33-Mira que no sea fingida tu humidad, porque entonces decirse ha de ti titoloxochton, que es hipócrita; decir se ha de ti también titlanixiquipile, que quiere decir hombre fingido. 

34-Mira que nuestro señor dios ve los corazones y ve todas las cosas secretas, por muy escondidas que estén, y oye lo que revolvemos en nuestro corazón todos nosotros, cuantos vivimos en este mundo; mira que sea pura tu humildad y sin mezcla de ninguna soberbia; mira que tu humildad delante de dios sea pura como una piedra preciosa muy fina; mira que no muestres una cosa de fuera y tengas otra de dentro."


(Tomado de: Sahagún, fray Bernardino de - Historia General de cosas de Nueva España. Numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K. Editorial Porrúa, S. A. Colección “Sepan Cuantos…” #300. México, D.F. 1982)