La Historia de Mexico y de los mexicanos como se ha escrito: a través de diarios, de proclamas, de actas, de folletos, de libros. Los testimonios, los datos fríos, los análisis, las letras espontáneas de los corridos. Finalmente, nuestra historia. ¡No nos pierdas la pista!
Se trata de una de las tradiciones más distintivas y originales del área mesoamericana. Se caracteriza por las pequeñas esculturas portátiles cuya característica más notable es la esquematización de los rasgos. El origen de esta cultura puede situarse en el periodo posterior al apogeo olmeca en el estado de Guerrero. La fecha más antigua que se conoce, entre 700 y 230 a.C., se asocia a una ofrenda de figurillas tipo Mezcala, localizada en Ahuináhuac.
(La Organera-Xochipala, Guerrero)
A partir de entonces, los objetos de ese estilo fueron particularmente apreciados por las élites de otras regiones, como la teotihuacana, con la que los asentamientos de la zona mantuvieron una relación fincada en el intercambio de figurillas y máscaras producidas por los artesanos locales. incluso este tipo de objetos se han encontrado en lugares tan lejanos como Xcambó, en la zona maya. El apogeo de la cultura Mezcala tuvo lugar tras la caída de Teotihuacan, en el Epiclásico (700-900 d.C.). En ese entonces, varios de los sitios asociados a la cultura Mezcala se ubicaron en posiciones defensivas y se dio un incremento notable en la actividad constructiva. El mejor ejemplo de esto es La Organera-Xochipala, único sitio de esa cultura en Guerrero que ha sido explorado arqueológicamente. El aprecio por los objetos estilo Mezcala perduró tras la desaparición de sus grandes centros, como lo muestran las ofrendas del Posclásico Tardío del Templo Mayor de Tenochtitlan.
(Tomado de: Vela, Enrique - Culturas prehispánicas de México. Arqueología Mexicana, Edición Especial #34. Editorial Raíces/Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, D.F., 2010)
En el Preclásico Tardío (400 a.C.-200 d.C.) se consolidó en varias regiones la práctica de elaborar esculturas de gran formato cuyo fin esencial era la exhibición pública de temas relacionados con la religión y el gobierno. El ejemplo más notable es la cultura de Izapa, un sitio en el que, además de una abundante arquitectura pública, hay un numeroso conjunto de esculturas que marcan el inicio de la tradición del complejo estela-altar, antecesor del que fue común entre los mayas del Clásico. De hecho, algunos autores consideran que la cultura de Izapa es una transición entre las culturas olmeca y maya.
(Zona arqueológica de Izapa, Chiapas)
El apogeo de Izapa ocurrió entre 500 a.C. y 100 d.C., cuando se construyeron la mayoría de los edificios y plazas y se esculpieron más de 50 monumentos. Al parecer, el surgimiento de Izapa está relacionado con el pródigo ambiente en que se encuentra; además estuvo situada en un lugar que le permitió controlar la red de comercio regional que existió en el periodo olmeca. Después de este apogeo, Izapa permaneció como un asentamiento menor por cerca de 1400 años, hecho que parece estar asociado a que los monumentos de Izapa siguieron siendo apreciados y que el sitio, de algún modo, era lugar de peregrinación. Las estelas de Izapa fueron grabadas con complejas escenas simbólicas, en un estilo que preludia el de los mayas, aunque prácticamente no contienen numerales o glifos. El motivo más usual en las escenas son seres humanos y animales. En algunas se muestran gobernantes ataviados como deidades realizando actividades rituales, como el ofrecimiento de sangre o incienso, en otras se observan escenas míticas que serían comunes en el arte de épocas posteriores.
(Tomado de: Vela, Enrique - Culturas prehispánicas de México. Arqueología Mexicana, Edición Especial #34. Editorial Raíces/Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, D.F., 2010)
Con este nombre se conoce al periodo en el que se consolidan varios de los rasgos que serían característicos de las culturas mesoamericanas hasta la conquista española. Con frecuencia se ve a este periodo como uno en el que no se habían alcanzado los grados de complejidad de las sociedades de los periodos posteriores, aunque no es así. El Preclásico es una época plena de logros y con una notable variedad en cuanto a expresiones culturales. En el Preclásico Temprano (2500-1200 a.C.) se dieron cambios fundamentales en la vida de los grupos humanos y que tendrían repercusiones en prácticamente todos los ámbitos. Entre esos cambios están la adopción de la agricultura como medio de subsistencia principal y el establecimiento de aldeas. Seguirían después prácticas como la fabricación de cerámica y el desarrollo de rasgos asociados a la organización social, la que paulatinamente sería cada vez más compleja. Esta creciente complejidad alcanzaría altos niveles en el Preclásico Medio (1200-400 a.C.). principalmente con la cultura olmeca. En ese entonces cristalizan las tendencias en curso durante los más de mil años de la época previa. La estratificación social, el gobierno legitimado por ritos públicos y la cosmovisión, entre otros aspectos, adquieren las características esenciales que se encontrarán entre las sociedades mesoamericanas en adelante.
(Teopantecuanitlán, Guerrero)
Tras la decadencia de la cultura olmeca, en el Preclásico Tardío (400-a.C.-200 d.C.), gran parte de Mesoamérica vivió una dinámica en la que nuevamente se consolidan procesos en curso desde el periodo anterior, como la escritura, el calendario y ritos como el del juego de pelota. Los rasgos más distintivos de este periodo son un notable crecimiento poblacional y el surgimiento de asentamientos de gran tamaño, muchos de ellos con construcciones monumentales, alrededor de los cuales se conforman sistemas regionales que les aseguraban el mantenimiento de sus crecientes poblaciones.
(Tomado de: Vela, Enrique - Culturas prehispánicas de México. Arqueología Mexicana, Edición Especial #34. Editorial Raíces/Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, D.F., 2010)
¿Cuáles fueron las principales culturas mesoamericanas?
Para responder se debe establecer que el lapso que va de la aparición de las primeras comunidades agrícolas hasta la conquista por parte de los españoles se ha dividido en tres grandes períodos:
Preclásico (2500 a.C. a 200 a.C.). Se caracteriza por la aparición de la vida sedentaria y, con ello, el establecimiento de comunidades agrícolas, así como por el desarrollo de la primera civilización mesoamericana: la olmeca.
(Cabeza olmeca)
El núcleo de la cultura olmeca se encuentra en la actual frontera de los estados de Veracruz y Tabasco, desde allí irradió un conjunto de características culturales compartidas por otros grupos contemporáneos suyos en diversas áreas de Mesoamérica ( el Altiplano, Oaxaca, las tierras bajas centrales del área Maya, etc.) pero que también pervivieron para constituir buena parte de los rasgos que Kirchhoff enumeró como la agricultura del maíz, la construcción de centros ceremoniales, la escultura monumental, la escritura y el calendario, entre los más importantes. Por ello, la olmeca es considerada la “cultura madre”.
Clásico (200 a.C. a 800 d.C.). Este periodo se caracteriza por la organización gradual de asentamientos humanos en torno de complejos político-religiosos, por el desarrollo de la vida urbana a la cual se supeditaba la vida rural y por una clara diferenciación social de carácter teocrático.
(Vista aérea de Teotihuacan)
En el Altiplano central dominó la cultura teotihuacana durante la mayor parte del período; Teotihuacan se convirtió en el núcleo religioso, político y económico más importante de Mesoamérica y de allí nacieron los modelos estéticos del arte indígena clásico.
(Templo de las Inscripciones, Palenque, Chiapas)
La cultura maya vivió en estos momentos su mayor esplendor en ciudades como Uaxantún, Tikal, Palenque, Piedras Negras, Yaxchilán y Copán.
(Monte Albán)
En los valles centrales de Oaxaca se desarrolló la cultura zapoteca que tuvo su capital en Monte Albán.
(Pirámide de los Nichos; Tajín, Veracruz)
En el golfo de México tuvieron gran importancia hacia el final del período la cultura totonaca (Remojadas, Yohualinchan y El Tajín) y la huasteca (El Ébano, Tancanhuitz y Tamuín).
Posclásico (siglos IX d.C. a XVI d.C.). La estabilidad política y económica con el consecuente florecimiento de las artes que vivió Mesoamérica durante el periodo clásico llegó a su fin alrededor del siglo IX de nuestra era. Son varias las hipótesis que se han adelantado para explicar este fenómeno, pero posiblemente haya sido la conjunción de un aumento demográfico combinado con una crisis de producción, así como la invasión de grupos venidos del norte. En la primera parte del posclásico se nota un dinamismo inusual en los movimientos migratorios que favorece la mezcla de rasgos culturales y étnicos; particularmente son significativas las migraciones de cazadores nómadas provenientes del norte (llamados genéricamente chichimecas) que penetran al territorio mesoamericano y producen ciertos modelos culturales caracterizados por la mezcla de tradiciones del clásico y prácticas militaristas propias de los invasores, al tiempo que se hace más complejo el catálogo de dioses y cultos. Se produce el establecimiento de pequeños señoríos independientes y emergen caudillos militares que favorecen la expansión de los grupos militarmente más poderosos.
(Tula, Hidalgo)
En el altiplano, la cultura tolteca, con su capital en Tula, se desarrolla en estas circunstancias al igual que la maya-tolteca itzáe en la península de Yucatán fundamentalmente en ciudades como Chichén Itzá y Mayapán, y la mixteca en Oaxaca con su capital en Mitla.
(Mayapán)
(Mitla, Oaxaca)
Conforme se acentúan tales características surgen otros grupos que las heredarán y las desarrollarán, tal es el caso de los mexicas o aztecas en el Altiplano en Tenochtitlan.
(Templo Mayor, Ciudad de México)
(Yácatas, Tzinzunzan, Michoacán)
En occidente, durante este período se consolida la cultura tarasca o purépecha en torno al lago de Pátzcuaro, mientras que en Oaxaca la mezcla de grupos nos permite hablar del desarrollo de la cultura mixteco-zapoteca. Este último será el escenario cultural que encontrarán los españoles a su llegada a estas tierras.
(Tomado de: Silva, Carlos - 101 preguntas de historia de México. Todo lo que un mexicano debería saber. Random House Mondadori, S. A. de C. V., México, D. F., 2008)