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jueves, 14 de junio de 2018

La Herbolaria

La Herbolaria



Dentro de los mercados hay jardines en primavera y bosques antiguos en perpetuo invierno. Estos bosques son los de las yerbas, que vienen del tiempo indígena en que la gente, sin complicaciones presuntuosas, se curaba con la sencilla hechicería de la naturaleza.

La yerbera -herbolaria dicen los diccionarios- es la durmiente de un bosque de mil años; raíces y ramas petrificadas, hojas y flores de ceniza. Cuachalate para la úlcera; doradilla para la vescícula; cola de caballo para los riñones; boldo, un té en ayunas, para la bilis; flores de azahar y naranjo para los nervios; semillas de sulemán para las reúmas, los calambres y el dolor de huesos por el frío; grangel para la vejiga; tumbavaquero para el insomnio; polvo de culebra para la sangre…


Ay, marchanta! ¿Qué haré con mi muchacho?  No puedo quitarle lo empachado.

Y la yerbera:


-¡Um! Para el empacho no hay como la lengua de vaca con una cortecita de viuchito; tres cogollitos de guayaba y de Durazno; una cascarita de lo blanco del mesquite y una rama de yerbabuena. Se hierve todo y se toma en ayunas. Eso y con untarle al muchacho manteca con flor de ceniza. Luego le jala el cuerito de la rabadilla, y cuando truena, ya salió el empacho….¡Ah, y no deje de ponerle su ojo de venado con un collarcito, pa’que no vuelvan a hacerle mal de ojo!...


Hay que ver a la yerbera, perdida en su follaje y breñal milagroso, entre canastos, paquetes, haces de ramas y montes de raíces y flores secas. “Concha nácar para las cicatrices; flor de yoloxóchitl para el corazón”…


(Tomado de: Ricardo Cortés Tamayo (Texto) y Alberto Beltrán (Dibujo) – Los Mexicanos se pintan solos)




viernes, 13 de abril de 2018

Dr. Agustín Andrade y Pastor

Dr. Agustín Andrade y Pastor



Nació en París, Francia, en 1836, hijo de un diplomático mexicano; murió en la Ciudad de México en 1886. Estudió en el Seminario de León, Guanajuato, en el Colegio de San Gregorio y en la Facultad de Medicina de París. Se tituló en 1859 y revalidó su grado, en México, en 1860. Dirigió el servicio de cirugía de mujeres en el Hospital de san Andrés y más tarde en Hospital Valdivieso; fundó el primer dispensario oftalmológico; modificó e inventó instrumentos; introdujo el tratamiento del glaucoma por iridectomía y el uso de la ligadura elástica; aplicó, acaso el primero, las inyecciones intravenosas de suero fisiológico; enseñó medicina legal a partir de 1871); publicó 12 trabajos en La Gaceta Médica y fue presidente de la Academia Nacional de Medicina en 1876, 1878, 1883 y 1885. Murió a consecuencia de una “erisipela flegmonosa” contraída mientras practicaba una histerectomía vaginal.

(Tomado de: Enciclopedia de México)