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viernes, 9 de octubre de 2020

El Real Seminario de Minería


En el mes de febrero de 1774, los señores Joaquín Velázquez Cárdenas y León y Juan Lucas de Lassaga, en nombre de la minería de la Nueva España, solicitaron del rey Carlos III, se fundara un Tribunal que administrara y fomentara los negocios del ramo.
En 1777 fue creado el "Tribunal de Minería" asignándole como contribución, ocho gramos de plata por cada marco que era introducido a la Casa de Moneda y con lo que producía al año, se destinaba una parte para gastos del Tribunal y otra para el sostenimiento de un colegio de minas.
El primer edificio que ocupó el Colegio Nacional de Minería fue en el número 19 de la calle del Hospicio de San Nicolás (hoy 3a. calle República de Guatemala).
En 1786 fue nombrado Director General el señor Fausto Elhuyar, que había hecho su carrera en las universidades de Alemania y Francia. 
Por carecer de lugares adecuados para los hornos de ensaye de minerales, de clases para estudio y sitio para el Tribunal de Minería, el señor Elhuyar obtuvo del virrey Conde de Revillagigedo levantar el edificio en las calles de San Andrés (hoy calle de Tacuba).
En 1791 había llegado a México el escultor Manuel Tolsá, a quien se le encomendó la formación de los planos del Colegio, y después de haber sido aprobados inició las obras el 6 de mayo de 1799 sin interrupción hasta dejarla totalmente concluida el 3 de abril de 1813. 



El Palacio de Minería tiene en la entrada principal un pórtico con columnas dóricas, con tres grandes arcos; el bellísimo patio principal se compone de veinte arcos almohadillados, con columnas dóricas empotradas; los altos también tienen veinte arcos y en lugar de machones hay dos columnas pareadas con balaustrada; la escalera es verdaderamente monumental así como la capilla son obras de arte.
El Colegio de Minería como muchos edificios de la capital, han estado amenazados por el desigual hundimiento. En 1824 estuvo a punto de derrumbarse y en 1830 le fue encomendado al arquitecto francés don Antoine Villas la cimentación logrando ser salvado.
Los primeros alumnos que ingresaron al Real Colegio de Minería fueron veinticinco entre españoles y mestizos, dándoles preferencia a los hijos de mineros; se les instruyó en todo lo relativo en los trabajos de minas, en el beneficio de los metales, a construir y manejar maquinarias y después a la práctica en los reales minerales.
Tanto la dirección como los maestros eran personas útiles y conocedoras del ramo.
Posteriormente a don Fausto Elhuyar, continuaron en la dirección del Colegio Nacional de Minería, don Andrés del Río, que había adquirido en Europa grandes conocimientos, los que impartió a sus alumnos, haciendo de ellos hombres que han dado gloria al colegio y a sus maestros.

Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)

viernes, 18 de septiembre de 2020

El alumbrado público y el servicio de rondas colonial

Sereno, litografía por Claudio Linati.

La ciudad de México presentaba durante la época de la colonia un aspecto lúgubre, las calles parecían boca de lobo, oscuras y con hoyancos llenos de lodo en tiempos de lluvias, los robos eran frecuentes, las riñas más y los autores quedaban impunes.
Desde 1585, se dictó un auto acordando la institución de rondas alguaciliscas y portación de armas de los vecinos que tenían la necesidad de salir de sus casas durante la noche, después del toque de queda que daba la iglesia Catedral.
Las justicias, el Corregidor y el Alcalde, autorizaban a sus lugartenientes los Alguaciles Mayores, para que acompañaran a las personas que deseaban trasladarse dentro y fuera de la capital.
No obstante todas estas medidas de precaución, los robos eran frecuentes, las riñas se sucedían casi a diario y las aventuras callejeras se efectúan al amparo de la oscuridad.
En 1762 el virrey por conducto del Corregidor don Tomás de Rivera Santa Cruz, mandó publicar un bando en el cual se mandaba a los habitantes de la ciudad, colocaran un farol de vidrio en el balcón y puerta de cada casa, con suficiente luz que durara hasta las once de la noche. Muy pocos cumplieron con el bando y los que aceptaron llevarlo a efecto, se notó entre otras cosas, la desigualdad de los faroles y la escasez del alumbrado.
No faltaron proyectos para alumbrar la ciudad, entre estos, don Pedro José Cortés propuso se colocaran teas en las calles y como no fue aceptada su proposición, después dijo que se compraran faroles de cristal mediante una contribución impuesta a las mercancías que entraban a la capital.
Llegó el segundo conde de Revillagigedo y estableció el servicio de alumbrado con un Guarda Mayor, un teniente y un Guardia Farolero, por cada doce faroles, los cuales habían de estar provistos de chuzo, pito, linterna, escalera, alcuza y paños con la obligación de "pasar la palabra" o lo que es lo mismo anunciar la hora y reunirse cuando necesitaran auxilio.
Así nació el sereno, guarda o gendarme, tipo popular que resistía estoicamente el frío, el calor, la lluvia, las impertinencias de los borrachos y útil para los enamorados que ofrecían su escalera para llegar al balcón de su amada.
Los habitantes hubieron de acostumbrarse al grito monótono y necesario: "¡las doce y sereno!" "¡las doce y media y lloviendo!".
El 15 de abril de 1790 se publicó un bando en el cual se prevenía al que rompiera un farol lo pagaría o sufriría la pena de trabajos forzados; el que atentara contra el sereno, doscientos azotes y cinco años de prisión y si el delincuente era español, la pena de tres años en Ulúa o destierro veinte leguas de la ciudad.
A fines del año, el alumbrado se puso por cuenta del Ayuntamiento, sin que los habitantes pagaran contribución. Para el año siguiente, la capital del virreinato contaba con noventa y tres serenos y el costo del alumbrado establecido por Revillagigedo fue de 35,429 pesos más seis reales.

Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)

viernes, 11 de septiembre de 2020

Nueva España dividida en Intendencias, 1786

Nueva España dividida en Intendencias (imagen de Wikipedia)

En 1548 había en la Nueva España dos Reales Audiencias: la de México y la de Guadalajara.
Las atribuciones de estas Audiencias eran las de vigilar la recaudación de las rentas, promover expediciones de descubrimientos, nombrar gobernadores de las provincias, alcaldes mayores, conocer todas las causas y apelación contra los actos del virrey. Los fallos de la Audiencia eran inapelables, solamente el Consejo de Indias los resolvía.
Por la conquista de nuevos territorios, la Nueva España estaba dividida así: Reino de México, con la jurisdicción (de lo que hoy son Estados) de México, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala, Oaxaca, Morelos, Guerrero, Veracruz, Tabasco, Yucatán, Michoacán, Guanajuato, parte de San Luis Potosí, Jalisco y Colima. Reino de Nueva Galicia con la jurisdicción territorial de Jalisco, Aguascalientes, Zacatecas y parte de San Luis Potosí.
Nuevo Reino de León; colonia Nuevo Santander (Tamaulipas); provincia de Texas, provincia de Nueva Extremadura (Coahuila; Nueva Vizcaya (Durango); y la provincia de Chihuahua; provincia de Sonora, hasta Sinaloa; provincia de Nuevo México; provincia de California la Alta y la Baja. Cada provincia o Reino estaba dividido en alcaldías mayores y menores.
Los municipios eran controlados por los ayuntamientos o cabildos, los regidores, unos eran electos y otros hereditarios.
En 1786, el virrey conde de Gálvez dividió al país en Intendencias con mando político y hacienda. La Intendencia de México, tenía como jurisdicción territorial lo que son hoy los Estados de México, Querétaro, Hidalgo, Morelos y Guerrero. Intendencia de Puebla con la provincia de Tlaxcala. Intendencia de Guanajuato. Intendencia de Valladolid (Michoacán), Intendencia de Guadalajara con las provincias de Aguascalientes, Colima y casi todo Jalisco, Intendencia de Zacatecas, Intendencia de Oaxaca, Intendencia de Mérida con la provincia de Campeche, Intendencia de Veracruz con la provincia de Tabasco. Intendencia de Potosí con las provincias de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Texas. Intendencia de Durango con la provincia de Chihuahua, Intendencia de Sonora con la provincia de Sinaloa, provincia de Nuevo México, y las provincias de la Vieja y la Nueva California.
Cada Intendencia se dividía en Partidos y cada Partido en Municipalidades. En el nuevo régimen político, los gobernadores eran sustituidos por los intendentes y los alcaldes por los subdelegados.
En 1795, durante el virreinato de Branciforte, se formalizó el arreglo de los límites entre México [sic] y la Nueva Nación independiente de los Estados Unidos de Norte América.

(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)

sábado, 17 de noviembre de 2018

La Real Lotería



Desde que llegaron los conquistadores a las tierras de Anáhuac, el vicio por el juego fue muy apasionado en todas las clases sociales.

Los naipes, los dados, los gallos y otras artimañas envenenaron el ambiente.

Jugaba el gran señor, jugaba el plebeyo, jugaba la dama, jugaba la tropa y jugaban también los niños.

En muchas ocasiones, los desplumadores terminaban en grandes escándalos, y el vicio cundía por todas partes dejando huellas difíciles de exterminar.

Así pasaron tres siglos expidiéndose cédulas reales, bandos y decretos muy severos y ni leyes terminantes sirvieron para atenuar el arraigado vicio por el juego.

En el año de 1767, don Francisco Javier de Sarria presentó un proyecto al virrey marqués de Croix y al visitador general don José de Gálvez, para establecer una lotería que abarcara todos los dominios de la corona española y para todas las clases sociales.

El proyecto fue enviado al rey Carlos III, quien lo transmitió a su ministro don Miguel de Muzquiz para su estudio. Se tomaron datos sobre las loterías oficiales de Londres y Holanda, concluyendo en aceptar el proyecto del virreinato de la Nueva España, llegando tal noticia en abril de 1770 a la ciudad de México.
Después se formularon planes y reglas sobre el manejo del nuevo giro, la impresión de billetes, la habilitación de un edificio para ponerlo en movimiento y el 7 de agosto de 1770 el virrey marqués de Croix por bando manda a publicar el decreto en el cual se establece la Lotería Real.

(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)

martes, 9 de octubre de 2018

Catedral de Guanajuato



En lo que fuera la primera iglesia parroquial -ya desaparecida-, fue construido otro templo que llegó a llamarse de De Bracho.

Al crecimiento de la población, se acordó en el año de 1567 erigir un templo más al centro, escogiéndose el lugar donde actualmente existe.


Se comenzó a construir con los fondos de las cofradías, concluyéndola el 8 de septiembre de 1625. Sus habitantes, habiéndola encontrado muy pobre e indigna de su ciudad, acordaron derribarla para edificar la que ahora es la Catedral, habiendo sido solemnemente inaugurada con el acostumbrado boato y suntuosidad el 15 de agosto de 1752.


La torre que mira a la plaza fue concluida el 5 de enero de 1782. Todo el edificio es una maravilla de la orfebrería arquitectónica mexicana.


(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)



martes, 25 de septiembre de 2018

El transporte en la colonia


Calesa, mediados del siglo XIX

Fray Sebastián de Aparicio a mediados del siglo XVI introdujo en la colonia el transporte por medio de carretas tiradas por bueyes mansos.

Anteriormente desde la época de los aztecas, existían las andas, las que continuaron utilizando los conquistadores con las "hamaquillas de redes" y la "silla a la espalda", todos estos conducidos por indios y negros esclavos.

Bombe

Carro convoy

Con el transcurso de los años llegaron los carruajes: el Bombe, la Estufa, la Litera de mulas, la Calesa, los Simones, el Cupé, los Farlones, las Carrozas, y las Diligencias, tiradas por briosos corceles y dirigidas por lacayos portando lujosas libreas.

Los carruajes de la nobleza estaban forrados de terciopelo carmesí, guarniciones de plata, colgaduras de seda blanca, algunos revestidos de carey, pero siempre abundando los adornos y las ricas pedrerías.

La Estufa del Divinísimo se veía con devoción y respeto. A su paso los transeúntes se hincaban de rodillas, la guardia batía marcha y presentaban armas.

Coche simón

La carroza del virrey

Algunos carruajes en lugar de tener portezuela tenían vistosas cortinas. Las Carrozas tenían elevado el pescante.

Los carruajes de la clase media tenían que sufrir la falta de muelles y no tenían más ventila que la portezuela.

Se prohibió el exceso de velocidad de los caballos, el no colocar en las banquetas los farlones ni las acémilas, porque impedían el paso de los transeúntes, se multaban a los cocheros por lanzar chiflidos y palabrotas.

La estufa del Virrey

La estufa del Divinísimo

El 20 de junio de 1793 el virrey conde de Revillagigedo dio la concesión a don Antonio Valdés Murguía y Saldaña, para establecer los coches de alquiler, los que llegaron a llamarse "Coches de Provincia", estableciendo su sitio en el Portal de Mercaderes para satisfacer la demanda de los habitantes de la colonia.

Litera de mulas

Ómnibus

(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)





miércoles, 5 de septiembre de 2018

Catedral de San Cristóbal



En la población llamada Ciudad Real, hoy San Cristóbal de las Casas, en el año de 1528 se levantó un templo que más tarde llegaría a ser la Catedral.

Primeramente fue dedicado a la gloriosa Virgen y Madre de Dios, después se le cambió por el de san Cristóbal. En 1536 cambió el nombre de Ciudad Real por el de San Cristóbal de los Llanos.

El papa Paulo III por bula expedida el 14 de abril de 1538 fue eregida en obispado, señalando al licenciado Juan Arteaga para que fuera a ocuparla, pero antes de llegar a su sede, murió en Puebla, siendo designado para sustituirlo en el año de 1543 fray Bartolomé de las Casas.

Este nuevo obispo en muy poco tiempo mejoró notablemente la arquitectura de la modesta iglesia que tenía categoría de Catedral, colocándole tres naves, bellos decorados y una fachada estilo barroco.

(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)



martes, 31 de julio de 2018

Iglesia del Salto del Agua



El 19 de marzo de 1750 fue colocada la primera piedra para edificar la iglesia del Salto del Agua, en el barrio de los indios por don Francisco Navarijo.

En el año de 1761 fue destinada para auxiliar a la parroquia de la Santa Veracruz, por estar en su jurisdicción bajo el nombre de iglesia parroquial de la Purísima.


Después el arzobispo Lorenzana hizo en el año de 1772 la división de 14 parroquias quedando ésta como independiente.




(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)



martes, 24 de julio de 2018

Casa del Conde de San Mateo de Valparaíso (Palacio de Iturbide)



El sitio que ocupa este palacio, en un principio fue de la familia de don Francisco de Córdoba, descendiente de los conquistadores; después pasó a ser propiedad de las monjas de Santa Brígida quienes pensaron edificar su convento, con el transcurso del tiempo fue comprado por el conde del Jaral de Berrio, casado con la condesa de San Mateo de Valparaíso.

 
Dice la leyenda que el conde mandó construir una hermosa residencia con derroche de lujo, para que su fortuna no fuera a parar a manos del pretendiente de su hija, que era un consumado derrochador, le ordenó al arquitecto Antonio Guerrero y Torres no se parara en gastos, el que llegó a terminar una de las residencias más altas de la Muy Noble y Leal ciudad de México, ubicada en la calle de san Francisco (avenida Madero 17).



Llama la atención esta maravilla de la arquitectura colonial, la escultura de dos hombrones que coronan la puerta principal; los adornos rococó de sus entrepaños, el mirador del último piso; el patio de magníficas proporciones y la esbelta arquería de sus corredores.

Al consumarse la independencia de México, pasó a ser residencia del emperador don Agustín de Iturbide, la que fue testigo de sucesos importantes relacionados con la historia. A la caída del imperio, el edificio fue destinado a los alumnos de la Escuela de Minas, después a oficinas públicas hasta que la adquirió don Anselmo Zaratuza para establecer un hotel con el nombre del consumador de la independencia.



Esta es la historia de la casa del Marqués del Jaral de Berrio, del Marqués de Moncada y del Conde de San Mateo de Valparaíso.

(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)





sábado, 14 de julio de 2018

Parroquia de San Juan de los Lagos



A mediados del siglo XVI, los padres Antonio de Segoviano y Miguel de Bolonia fundaron en el pueblo de San Juan Bautista, ahora conocido por San Juan de los Lagos.

Estos frailes traían desde España una imagen de la Virgen María y la colocaron en una ermita que edificaron en la reciente población.


Con el transcurso del tiempo se deterioró la Imagen, la que fue retirada, pero una india llamada Lucía pidió fuera llevada a la pública veneración. Corría el año de 1623 cuando ocurrió el primer milagro: la hija de unos cirqueros había fallecido durante un accidente propio de su oficio. Sus atribulados padres se disponían a conducirla al panteón, cuando llegó Lucía con la Imagen de la Virgen ordenándoles fuera colocada sobre el cadáver de la niña. Así lo hicieron y ante la admiración de todos los presentes, la niña volvió a la vida. La familia agradecida llevó la Imagen a Guadalajara para que fuera restaurada y volverla a su sitio de la ermita.


La fama de este milagro corrió por todas partes, lo que obligó a que se procediera a edificar en el año de 1651 un templo.


En 1666 el arzobispo Francisco Verdín de Molina dispuso que la imagen fuera venerada bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, pero la costumbre se impuso al dogma y hasta nuestros días se le sigue llamando la Virgen de San Juan de los Lagos.


El 30 de noviembre de 1752 el arzobispo Nicolás Gómez de Cervantes colocó la primera piedra para la construcción del actual templo, el que reemplazó al anterior, siendo concluido el 30 de noviembre de 1769.


El 17 de enero de 1836 fue incorporada a la Basílica de San Juan de Letrán de Roma.


(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)





miércoles, 27 de junio de 2018

Catedral de Oaxaca



El sitio que actualmente ocupa la Catedral de Oaxaca existía un templo llamado San Juan de Dios, en el que residía el primer obispo don Juan López Zárate.

El presidente de la Segunda Audiencia, fray Sebastián Ramírez Fuenleal, pidió al rey de España la erección del obispado de Oaxaca, señalando este lugar.


En 1533 se inició la construcción de la Iglesia Catedral, en 1696 un terremoto destruyó lo ya construido y fue mandada reparar por el obispo Maldonado y el rico hacendado don Juan Gómez Marqués.


En 1752 le fue colocado en el muro izquierdo un reloj donado por el rey de España.
En el trono le fue colocado un alto monumento de plata con adornos de oro, en la cúpula una imagen de la Asunción.


(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)



lunes, 18 de junio de 2018

Catedral de Puebla





El 29 de agosto de 1536, el virrey don Antonio de Mendoza y el obispo de Tlaxcala, fray Julián de Garcés, colocaron la primera piedra para edificar uno de los templos más artísticos y ricos de la América: la Catedral de Puebla de los Ángeles.

El 18 de abril de 1649 fue solemnemente inaugurada, bendecida y consagrada, a la Inmaculada Concepción de la Purísima Virgen María.


El templo se compone de cinco naves: tiene 14 capillas con bellos lienzos y esculturas; el Ciprés del Altar Mayor, es obra del arquitecto valenciano Manuel Tolsá; las campanas tienen fama en el país por sus concertadas voces. La campana llamada María pesa 185 quintales.


Los arquitectos, maestros de obras, pintores y escultores que ejecutaron esta obra fueron: Claudio de Arciniega, Francisco Becerra, Miguel de Estangas, Francisco Xirón, Pedro García Ferrer, Jerónimo de la Cruz, Juan Martínez de Montañez, Juan Herrera, Manuel Tolsá y otros más.


(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)


domingo, 17 de junio de 2018

La estatua de Carlos IV



Para congraciarse con la Corte,  el virrey don Miguel de la Grúa Talamanca y Branciforte, pidió permiso para erigir en México una estatua en honor del rey Carlos IV, cuyo costo no sería de los fondos reales, sino particulares del virrey y la contribución de altas personalidades de la colonia.

Obtenida la autorización, se comisionó al escultor valenciano don Manuel Tolsá, director de la escuela de Bellas Artes de San Carlos, para que ejecutara la obra.

Mientras se continuaba la construcción, el 18 de julio de 1796, se colocó provisionalmente en la Plaza Mayor, una estatua ecuestre de madera y yeso.

El 31 de mayo de 1798, Branciforte terminó su gestión y la fundición de la estatua continuaba en los talleres de Tolsá ubicados en la huerta del colegio de San Gregorio. Encendidos los hornos para proceder la fusión, colaborando con el director de la Academia de San Carlos, el español don Salvador de la Vega y 27,615 kilogramos de metal, los que se vaciaron sobre el molde, necesitándose catorce meses para cincelar y pulir, esta estatua de cuatro metros setenta y cinco centímetros de alto.

El 19 de noviembre de 1903, la estatua fue colocada en un carro de seis ruedas de bronce y salió por la puerta que daba al Puente del Cuervo (3ª. De Colombia) hasta su destino, el día 28 a las once de la mañana, al día siguiente terminó la maniobra y se procedió a hacer los preparativos para la solemne inauguración.

El 9 de diciembre con motivo del cumpleaños de la reina María Luisa, después de la misa de gracias, el virrey don José de Iturrigaray acompañado de los Tribunales, los Oidores, Regidores, el Cabildo, la nobleza y una gran concurrencia, se descubrió la estatua echándose a vuelo las campanas y los saludos de la artillería y fusilería, reunidos en la Plaza Mayor de la ciudad de México.

El barón de Humboldt que se encontraba en México en esta época digo: “Es la estatua mejor que las existentes en Europa, a excepción de la de Marco Aurelio en Roma…”.
Después de la consumación de la Independencia de México, esta joya de arte estuvo en peligro de desaparecer, por lo que fue trasladada en el año de 1822 al patio de la Universidad ubicada atrás del mercado del Volador.

Fue destruido también, el conjunto arquitectónico que servía de marco a la estatua, así como la glorieta; los balaustres fueron llevados a formar bancas en la Alameda.

(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)






Corrido de Carlos IV
 Anónimo

Ya con cabeza de bronce
lo tenemos en la plaza,
venga y lo tendremos con
cabeza de calabaza.
dicen que de gobernante
no tiene más que el bastón,
más, le falta de hombre un poco
ya lo asustó Napoleón.
Si vienes, es un disparate;
quédese en su madriguera,
no queremos ya mandones
vestidos de hojas de higuera.
Si hubiera Revolución
en la tierra de Colón
fuera una desproporción
la venida del panzón.

En esta composición satírica se hacía alusión a la estatua ecuestre de Carlos IV, conocida como El Caballito y al propio Rey español Carlos IV, en el momento en que las tropas de Napoleón invadieron España en 1808, y en la Nueva España se corrió el rumor de que Carlos IV, abdicado del trono por la presión de Napoleón Bonaparte, se refugiaría en la Colonia.

(Tomado de: Antonio Avitia Hernández- Corrido Histórico mexicano (1810-1910) Tomo I)




domingo, 3 de junio de 2018

Templo de Loreto, cd. de México



En el año de 1675, el padre Juan Bautista Zapata, trajo de Italia la venerada imagen de Nuestra Señora de Loreto, tocada de la original como ha sido costumbre hacer copias de los cuadros o esculturas célebres.

En un solar propiedad de don Alonso de Villaseca, ubicada en el barrio de Xacalteopan, levantó una modesta capilla para venerarla. Poco después el padre jesuita Juan Manuel de Salvatierra, mandó a construir una capilla (lugar que después fue  el baptisterio) siendo inaugurada en 1680.


El templo de Loreto fue construido rápidamente gracias a los donativos del capitán Juan de Chavarría y Valero, Caballero de la Orden de Santiago, la que fue terminada en el año de 1691.


Durante la epidemia del "matlazahuatl" que ocasionó millares de víctimas, la imagen fue llevada al templo de la Profesa.



Con el transcurso del tiempo, el templo se envejeció y amenazaba con venirse a tierra, el Conde de Boscoso a sus expensas se dedicó a reconstruirlo, habiéndole encargado la dirección de las obras a los arquitectos Tolsá y Paz, los que edificaron una hermosa cúpula.
Como el Conde había gastado $217,194.00 y las obras no se habían terminado, le encargó a su esposa la Marquesa de Castañiza que concluyera la obra, la que fue dedicada y consagrada el 29 de agosto de 1816.


Un error se había cometido en la construcción del edificio, el que se inclinó hacia el oriente, motivo por el cual estuvo cerrada desde 1832 hasta 1850, en que los ingenieros declararon que la obra en su desnivelación había encontrado su centro de gravedad y estaba segura, reanudándose los servicios públicos.



Nuestra Señora de Loreto, de origen italiano, es patrona de los navegantes. Refiere la leyenda que hace muchos años varios marinos sufrieron un naufragio, quedando abandonados en el mar sobre una frágil barquichuela. Los marineros quisieron dirigirse a tierra  a fuerza de remar con los brazos, pero a los pocos días les faltaron las fuerzas y los ánimos. Elevaron sus plegarias a la Virgen de Loreto, quien los oyó y les presentó sus propios brazos para que siguieran remando, gracias a lo cual continuaron remando y pudieron llegar a tierra sanos y salvos.

De acuerdo con esta leyenda se explica la razón por la cual Nuestra Señora de Loreto se ve sin brazos.


(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)

martes, 29 de mayo de 2018

Catedral de Morelia



Michoacán ha tenido cinco Catedrales: la primera, por Cédula real del 20 de septiembre de 1537, al disponer la reyna de España que se construyera la Catedral a juicio del virrey Antonio de Mendoza y de don Vasco de Quiroga, habiendo elegido la población de Tzinzunzan, un lugar muy habitado.

La segunda por cédula Real del 26 de agosto de 1539, fue trasladada a la ciudad de Pátzcuaro, que en aquella época, era un barrio de Tzinzunzan a la vez recreo de los reyes tarascos y por haber encontrado mejores condiciones.


La tercera el rey Carlos V expidió una Cédula Real el 11 de marzo de 1550, para edificar un gran templo, el cual quería Vasco de Quiroga tuviera suficiente espacio para recibir a los fieles, pero fue suspendida la obra al saberse lo falso del terreno por la proximidad de las aguas.


La cuarta, al ser trasladado el obispado a la ciudad de Valladolid en 1579, se escogió uno de los templos para sede del obispado.


La quinta, la actual Catedral se inició en 1640 y quedó terminada en 1744, destacándose majestuosamente en la bella y próspera ciudad.


(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)



domingo, 6 de mayo de 2018

Francisco Javier Mina

Francisco Javier Mina


La muerte del extraordinario caudillo de la insurgencia, José María Morelos y Pavón vino a desmoralizar a las fuerzas insurgentes; se redujo considerablemente el número de tropas; los jefes se encontraban aislados, divididos y sin autoridad; el general Manuel Mier y Terán disolvió el Congreso Constituyente y lo sustituyó por un “Directorio Ejecutivo”. El que prácticamente ni llegó a funcionar ni nadie lo tomó en cuenta.

Así estaban las cosas, cuando se supo que Fernando VII había vuelto a España, lo que alentó a los realistas a detener el progreso de los insurgentes. A esto había que agregar la llegada de más de dos mil soldados españoles, lo que parecía tocaba a su fin la guerra de Independencia, cuando un inesperado suceso vino a dar un hálito de vida a la revolución, al desembarcar el 15 de abril de 1817 en Soto la Marina Francisco Javier Mina.

Este famoso guerrillero dejó sus estudios en la Universidad de Zaragoza, España, para combatir a la invasión francesa. Después se sublevó en contra del absolutismo de Fernando VII y tuvo que abandonar su patria y exiliarse en Londres, donde conoció a fray Servando Teresa de Mier, quien le sugirió fuera a México a pelear por su independencia.


Mina y su expedición compuesta por trescientos hombres desembarcó en la Nueva Santander (Tamaulipas) y se dirigió rumbo al sur. El 24 de mayo llegó a la hacienda del “Cojo” y se apoderó de 700 caballos con los que montó a su gente y se internó en la sierra. El 8 de junio derrota al capitán Villaseñor en Valle del Maíz, San Luis Potosí. El día 15 el coronel realista Benito Armiñán al frente de dos mil hombres sufre una terrible derrota. Sin detenerse, se apodera el día 19 de Real de Pinos, rico mineral perteneciente a la Intendencia de Zacatecas.


Desde este lugar, Mina logra ponerse en comunicación con el jefe insurgente Pedro Moreno, quienes se reúnen en el Fuerte del Sombrero, la mañana del 24 de junio.


Al tener conocimiento de que el coronel realista Cristóbal de Ordóñez, comandante de las fuerzas en Guanajuato iba a combatirlos, Mina sale a su encuentro y le ocasiona una terrible derrota en la que murieron 300 soldados y el coronel Castañón y dejando 22 prisioneros. Esta acción se efectuó el 28 de junio.


Otra de las salidas de Mina, fue a la hacienda del Jaral, del riquísimo coronel Moncada, derrotando a los 400 realistas y apoderándose de un rico botín en barras de plata y efectivo.


Mientras tanto, el gobierno virreinal formó un poderoso ejército al mando del mariscal Pascual de Liñán con órdenes de terminar con Mina y sus compañeros expedicionarios.


La tercera salida del Fuerte que hizo Mina fue sobre la población de León, la que creía desguarnecida, siendo rechazado con grandes pérdidas y viéndose obligado a replegarse hasta el Fuerte del Sombrero, en la sierra de Comanja, donde se encontraban fortificados Pedro Moreno, Encarnación Díaz y otros insurgentes.


El 31 de julio, Liñán sitia a los insurgentes en el Fuerte del Sombrero, quienes logran resistir dos semanas antes de abandonarlo por falta de víveres, agua y elementos de guerra. El 19 de agosto logran romper el sitio, perdiendo mucha gente, hasta llegar a fortificarse en el Fuerte de los Remedios, cerca de Pénjamo, que estaba defendido por el padre Torres.


Mina sale del Fuerte de los Remedios y ataca la Hacienda del Bizcocho, la que ocupa sin resistencia y fusila a 31 de los prisioneros. Al saberlo el mariscal Liñán va a sitiar el fuerte.


Mientras tanto, Mina efectúa una expedición por San Luis de la Paz y otros lugares del Bajío. Intentó socorrer a los defensores del Fuerte de los Remedios y fue rechazado. El coronel Orrantia es comisionado para dedicarse exclusivamente a perseguir a Mina. El 27 de octubre Pedro Moreno muere peleando y Francisco Javier Mina es hecho prisionero y fusilado con lujo de fuerza el 11 de diciembre de 1817.


(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)
(Moneda conmemorativa del Bicentenario de la Independencia de México, Acuñada por Banco de México)
Canción patriótica
Que al desembarcar el general Mina y sus tropas en la Barra de Santander, compuso Joaquín Infante, auditor de la división.
Acabad, mexicanos,
de romper las cadenas
con que infames tiranos
redoblan vuestras penas.
De tierras diferentes
venimos a ayudaros
y a defender valientes
derechos los más caros.
En vuestra insurrección
todo republicano
toma gustoso acción,
quiere daros la mano
Acabad y &c.
Mina está a la cabeza
de un cuerpo auxiliador
el guiará nuestra empresa
al colmo del honor
Si españoles serviles
aumentan vuestros males.
también hay liberales
que os den lauros a miles
Acabad y &c.
Venid pues, mexicanos
a nuestros batallones
seamos todos hermanos
bajo iguales pendones
Forzad con noble zaña
ese yugo insolente
que os impone la España
tan indebidamente
Acabad y &c.

Nuestra gloria ciframos
en que estais exaltados:
veros, pues procuramos
libres y emancipados.
De nuestros sacrificios
no queremos más apremio
los sucesos propicios
serán si hacemos gremio.
Acabad y &c.
Abajo los partidos
y toda vil pasión:
estando siempre unidos
formaremos nación.
Independencia, gloria,
religión, libertad,
grávense en vuestra historia
por una eternidad.
Acabad y &c.
Los mozos, los ancianos,
las mujeres también
esfuerzos sobrehumanos
hagan hoy por su bien
Y si los opresores
no huyeren arredrados
por vuestros defensores
serán exterminados.
Acabad y &c.
El liberal español Francisco Javier Mina, convencido de que podía luchar contra el absolutismo del rey Fernando VII, apoyando la lucha por la independencia de las colonias de América, patrocinado por comerciantes ingleses y estadounidenses y junto con Fray Servando Teresa de Mier, unió a varios partidarios de la independencia mexicana, de diversas nacionalidades, en una expedición de varios buques, que se autonombró Ejército Auxiliador de la República Mexicana y que desembarcó en Soto la Marina, en la desembocadura del río Santander, Tamaulipas.

Utilizando su propia imprenta, el Ejército Auxiliador publicó, entre otras cosas, esta canción patriótica, del cubano Joaquín Infante, en los primeros días de su estancia en territorio mexicano. La canción de Infante, aun cuando no es un corrido, expresa las intenciones del Ejército Auxiliador.


El desembarco del general Mina y sus tropas tuvo lugar el 15 de abril de 1817.


(Tomado de: Antonio Avitia Hernández- Corrido Histórico mexicano (1810-1910) Tomo I)


jueves, 3 de mayo de 2018

Manuel Tolsá

Manuel Tolsá


Nació en Enguerra, Valencia, en 1757, llegó a México en 1791 para hacerse cargo de la dirección de la Academia de San Carlos. Entre las grandes y monumentales obras que dejó este arquitecto, y escultor, se encuentran la estatua de Carlos IV,


el edificio del Colegio de Minería,


el Ciprés de la catedral de Puebla,


la conclusión del exterior de la catedral de México, la casa del Marqués del Apartado, la casa del Conde de Buenavista y


 muchas otras más.

Tolsá contrajo matrimonio en esta capital con una mexicana, la señora Luisa Sáenz, de quien tuvo cinco hijos. Murió el 24 de diciembre de 1816 ostentando el título de Escultor de Cámara del Rey de España, Ministro de la Junta de Comercio, Moneda y Minas y Director General de la Real Academia de San Carlos de Nueva España.


(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)