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jueves, 22 de junio de 2023

José María Arteaga

 


José María Arteaga 

1833-1865

Aguascalientes fue la cuna de José María Arteaga. Aunque algunas fuentes refieren que nació en la Ciudad de México y que aún siendo niño fue llevado a la capital hidrocálida donde hizo algunos estudios. En 1848 se trasladó a San Luis Potosí y sentó plaza de soldado. Ingresó en la carrera militar en 1852, alcanzó el grado de sargento y al año siguiente el de capitán. En 1854 marchó hacia el sur bajo las órdenes de Zuloaga, de tal manera que comenzó sirviendo en las filas conservadoras pero sus convicciones le llevaron al bando liberal desde 1855, después de la capitulación de Nuzco entre santanistas y partidarios del Plan de Ayutla. Ascendió a Comandante de Batallón. En Uruapan, con el grado de mayor y bajo las órdenes de Comonfort, intervino en la lucha de Jalisco y Colima; ascendió a coronel y se convirtió en gobernador de Querétaro.

Durante la Guerra de Reforma alcanzó el grado de capitán de brigada, combatiendo contra los conservadores. Realizó la campaña de Michoacán. Al terminar la lucha civil fue nombrado de nuevo gobernador de Querétaro, cargo que dejó para combatir a los franceses. Intervino militarmente en Barranca Seca y en Acultzingo, y fue herido en esta última batalla por lo cual se retiró algún tiempo a Morelia. Se reincorporó a la lucha; en 1864 se le nombró gobernador de Jalisco y tomó el mando de una División del Ejército del Centro. Ascendió a general de División por sus méritos contra los invasores y realizó con gran valor la campaña de Michoacán. Fue hecho prisionero por las fuerzas de Méndez en el pueblo de Santa Ana Amatlán. Merece ser conocida la carta que Arteaga escribió a su madre momentos antes de morir: "Hoy -dice- he caído prisionero y mañana seré fusilado. Muero a los treinta y tres años de edad. En hora tan suprema es mi consuelo legar a mi familia un nombre sin tacha. Mi único crimen consiste en haber peleado por la Independencia de mi país. Por esto me fusilan. Pero el patíbulo, madre mía, no infama, no al militar que cumple con su deber y con su Patria". Fue fusilado en Uruapan Michoacán el 21 de octubre de 1865.


(Tomado de: de Lara, María Eugenia, y Amparo Gómez Tepexicoapan - Liberales mexicanos del siglo XIX. Álbum fotográfico. Varia Gráfica y Comunicación, S. A. de C. V. México, D. F., 2000)

jueves, 8 de septiembre de 2022

Batalla de Cumbres de Acultzingo, 1862



Primer enfrentamiento contra los franceses, 28 de abril de 1862

El ejército francés, cuyos jefes y su emperador creían que podían conquistar México con poco más de cinco mil hombres en unas cuantas semanas y casi sin combate, se enfrentaron por primera vez con los patriotas mexicanos en un estrecho paso de la sierra llamado Cumbres de Acultzingo. 

Luego de romperse las negociaciones entre los representantes del emperador de los franceses y los del gobierno mexicano, el ejército francés, fuerte en seis mil hombres, había salido de sus campamentos en Orizaba y, rompiendo su promesa de regresar al puerto de Veracruz, avanzaron hacia la Ciudad de México, ocupando el pueblo de Acultzingo.

El gobierno mexicano había reunido precipitadamente un pequeño ejército para oponerlo al avance de los franceses, cuyo jefe era el general Ignacio Zaragoza, quien decidió esperar a los invasores en la ciudad de Puebla, hacia la que se retiró sin combatir, pero dejó en las Cumbres de Acultzingo -entrada natural al altiplano central- una parte de sus fuerzas a las órdenes del general José María Arteaga, con instrucciones de causar a los enemigos el mayor daño posible y retrasar su marcha. 

Cuando los franceses empezaron a escalar las cumbres, el día 28 de abril, los dos mil soldados de Arteaga se enfrentaron con los franceses que, por primera vez, se encontraban con resistencia armada en su camino. Luego de combatir durante tres horas, Arteaga ordenó a sus hombres retirarse hacia Palmar, pero el valiente general mexicano fue gravemente herido en las piernas; sus hombres estaban a punto de ser rodeados cuando llegó en su auxilio una fuerza de caballería mandada por el general Porfirio Díaz, que permitió que la División de Arteaga llegara sana y salva a Puebla, tal como había ordenado Zaragoza. Una vez que los soldados mexicanos se retiraron, los franceses pudieron avanzar, llegando al día siguiente al valle de Puebla.

Fue en Acultzingo donde los franceses tuvieron la primera muestra de la tenaz y heroica resistencia del pueblo mexicano que, apenas una semana después, se hizo más que evidente cuando el orgulloso y pretendidamente invencible ejército invasor fue derrotado en la ciudad de Puebla por las fuerzas de Ignacio Zaragoza.


(Tomado de: Salmerón, Luis A.  y Salmerón, Pedro Agustín - Cumbres de Acultzingo. Relatos e historias en México. Año III, número 29, Editorial Raíces, S.A. de C. V., México, D. F., 2011)

miércoles, 5 de agosto de 2020

Miguel Negrete

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Miguel Negrete (1824-1897)

La noticia corrió como reguero de pólvora. Una nueva rebelión estaba por azotar al país. Aquel junio de 1879, los periódicos publicaban: "Si las revoluciones de los pueblos no son más que la esperanza de sus necesidades legítimas no satisfechas, la revolución de México no llegará a su fin mientras no se dé un gobierno que conozca esas necesidades y sea capaz de satisfacerlas". Era la letra de Miguel Negrete. El mismo que había brillado en la victoria del 5 de mayo de 1862. De ahí su trascendencia.
Si alguien sabía de rebeliones, ése era el poblano. Después de enfrentar valerosamente a los estadounidenses entre 1846 y 1848, se había unido a la Revolución de Ayutla contra el régimen de Antonio López de Santa Anna. Tomó el llamado de las armas al inicio de la Guerra de Reforma, aunque lo hizo del lado de los conservadores bajo el mando de Miguel Miramón. Con él obtuvo victorias importantes y derrotas catastróficas como la del 22 de diciembre de 1860, que dio fin a la guerra a favor de los liberales.
Por sus servicios anteriores y sus conocimientos, fue amnistiado y desde entonces se mantuvo en las filas liberales. Fue por esos tiempos que la Intervención Francesa caló en el alma nacional. Desde el primer instante, Negrete defendió el honor patrio. Luchó contra el ejército galo en las Cumbres de Acultzingo el 28 de abril de 1862, donde a pesar de que las bajas del enemigo fueron muchas, hubo la necesidad de replegarse para esperarlo en mejor sitio: la ciudad de Puebla.
El 5 de mayo siguiente, Negrete fue encomendado para defender el Fuerte de Loreto. Era, sin duda, uno de los puntos principales por los que el ejército francés trataría de apoderarse de la ciudad. Tras un bombardeo tan fuerte como inútil, las tropas francesas decidieron comenzar su ataque. Negrete logró que sus hombres, después de algunas horas, replegaran al enemigo. A su lado, su antiguo enemigo, Felipe Berriozábal, apoyó la defensa. Ambos, unidos por la defensa de la patria, olvidaron cualquier enfrentamiento anterior. Negrete había convencido a todos de que su compromiso con la nación era superior a cualquier ideología. "Yo tengo patria antes que partido", había dicho alguna vez.
Después de aquella gloria, fue ministro de Guerra con Juárez. Sin embargo, unos años después se sublevó contra él en dos ocasiones sin éxito. En una de ellas, fue hecho prisionero y se ordenó su fusilamiento. Pero Porfirio Díaz lo perdonó por sus servicios anteriores. Más tarde, apoyaría el Plan de la Noria y de Tuxtepec junto al oaxaqueño.
Aquel 1879 la amistad estaba perdida. El levantamiento en contra de Díaz, sin embargo, no habría de durar mucho tiempo. Fue rápidamente derrotado y aunque continuó sublevándose, no llegó nunca más a ocupar un puesto de honor.

(Tomado de: Tapia, Mario - 101 héroes en la historia de México. Random House Mondadori, S.A. de C.V. México, D.F., 2008)