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viernes, 8 de febrero de 2019

Importancia del Magonismo en la Revolución



Una corriente política e ideológica: el magonismo. Una organización partidaria que llega a ser de masas: el Partido Liberal. Una publicación que a lo largo de 18 años instrumenta periodísticamente una política: Regeneración. Son estos tres aspectos inseparables y complementarios, los que definen la tendencia política de masa más radical, más deslindada y más coherente de las que confluyen en la revolución de 1910-1917.

El magonismo, el Partido Liberal y Regeneración son los que lanzaron en 1903, por primera vez masivamente, las consignas antirreeleccionistas que serían la bandera de la revolución maderista 7 años después. Fue el magonismo, a través de la Junta Organizadora del Partido Liberal, el que organizó los levantamientos armados de Cananea, Río Blanco, Orizaba y Puebla. El programa del Partido Liberal de 1906 fue la plataforma de reivindicaciones que formuló el contenido social del proceso revolucionario de 1910-17 e inspiró los principios fundamentales de la Constitución de 1917.

Desde 1900 hasta 1910, la conciencia antiporfirista de las masas iba cristalizando y sistematizándose en torno a las denuncias, la propaganda y las posiciones políticas de esta corriente, alrededor de la cual giraron decenas de periódicos de oposición y cientos de grupos que denunciaban y combatían por todos los medios a la tiranía. La participación del magonismo, su partido y su prensa, en la creación de las condiciones subjetivas que antecedieron a la insurrección de 1910, fue fundamental tanto ne el terreno de la conciencia como en el de la organización.

También el estallido de la revolución y los primeros años de lucha estuvieron marcados por el magonismo. A pesar del exilio y persecución de Ricardo Flores Magón y sus colaboradores –que significaba el exilio de la Junta Organizadora del Partido Liberal y de la redacción de Regeneración- los primeros meses del combate se definieron por la presencia en el campo revolucionario de dos fuerzas y dos políticas: el maderismo con su bandera estrechamente antirreeleccionista y el magonismo enarbolando el programa liberal de 1906.

En los años posteriores, a pesar de que los grupos de combate directamente controlados por la Junta Organizadora del Partido Liberal se redujeron, desintegraron o sumaron a otras corrientes o facciones, la influencia ideológica de las posiciones del magonismo se extendió y consolidó y sus banderas programáticas y reivindicaciones se transformaron en patrimonio común de todo el campo revolucionario. Frecuentemente, cuando un planteamiento del Partido Liberal era hecho suyo por las principales facciones revolucionarias, el magonismo había pasado ya a posiciones más avanzadas y radicales.

A partir del triunfo y consolidación en el poder del carrancismo, la corriente de Flores Magón se vio reducida casi exclusivamente a la denuncia política a través del periodismo revolucionario. Casi sola, se levantó todavía por unos años la voz de Regeneración, desenmascarando lo que para el magonismo fuera la traición a los intereses y a la lucha de las masas campesinas y obreras durante casi 10 años. La revolución por la que propugnaba el Partido Liberal había sido conducida a la claudicación y a la conciliación con la burguesía y los terratenientes; las masas, que no vieron cumplidas sus demandas fundamentales, se encontraban insatisfechas y en algunos casos se mantenían en lucha. Pero sólo el magonismo fue capaz de racionalizar este descontento, y en Regeneración se esbozaron los primeros análisis políticos de lo que significaba el curso adoptado por el proceso revolucionario.

Forjador, primero, de la política y las banderas programáticas de la insurrección que habría de estallar en 1910, el magonismo se encargó después, en 1917 y 1918, de hacer un primer balance de la lucha y declarar que la revolución se había quedado a medio camino. Los últimos números de Regeneración, en 1918, se dedicaron a mostrar la necesidad e inclusive la inminencia de un nuevo proceso revolucionario. La nueva insurrección, sin embargo, se cuadraba entonces en el marco del ascenso de la revolución mundial, a la que el octubre rojo de Rusia en 1917 había abierto las puertas. A la tarea de bosquejar los caminos de esta nueva revolución y a señalar sus síntomas en todo el mundo, dedicó Regeneración las páginas de sus postreros números.


(Tomado de: Armando Bartra (Selección) - Ricardo Flores Magón, et al: Regeneración, 1900-1918. Secretaría de Educación Pública, Lecturas Mexicanas #88, Segunda Serie, México, D.F., 1987)




sábado, 12 de enero de 2019

Aquiles Serdán

 
 
Laureles y gloria al Mártir de la Democracia Aquiles Serdán
 
Marciano Silva
 
Hijos de Puebla, de rodillas ofrecedles
un homenaje con el más crecido afán,
a los obreros y estudiantes que, como héroes,
llenos de gloria sucumbieron con Serdán.
 
Hagan recuerdos del 18 de noviembre,
año por gracia de mil novecientos diez,
cuando con sangre se escribió en páginas breves
una epopeya muy gloriosa en honra y prez.
 
Cuando Madero bajó a hacer su propaganda
se adhirió en Puebla mucha gente a su favor
los que sinceros exigían en su demanda
otro gobierno que no fuera dictador.
 
Varios obreros y estudiantes se afiliaron
al candidato, con el más crecido afán,
y como jefe del Partido designaron
al invencible señor Aquiles Serdán.
 
Mucio Martínez cuando tuvo la noticia,
hizo sobre ellos una cruel persecución,
porque el gobierno: crerical y porfirista,
había triunfado en su burlesca reelección.
 
El día 18, al nacer el nuevo día,
Miguel Cabrera, con una orden imperial,
llegó a la casa de Serdán y le exigía
que le abriera, pues traía orden de catear.
 
Carmen Serdán, al oír las amenazas
abrió la puerta, más la entrada le negó,
y entonces él, como un esbirro de Tetrarca,
sin respetar el bello sexo, la golpeó.
 
En ese instante salió Aquiles iracundo,
y al darse cuenta, que su hermana maltrataba,
le pegó un tiro, y a Fragoso su segundo
preso en un cuarto ordenó se le dejara.
 
Pocos minutos después de aquella escena
llegaron tropas federales y gendarmes
para entrar a aquella casa tan famosa
donde se hallaba un conjunto de Titanes.
 
Quince patriotas mexicanos se aprestaban
para luchar contra dos mil ¡Oh, qué heroísmo!
los que en lucha desigual no se fijaban
ni los llenaba de pavor su cruel destino.
 
En un balcón hacia la calle apareció
Carmen Serdán portando un fusil con firmeza.
la que ante un grupo de curiosos se expresó
de esta manera, con un acto de nobleza.
 
“¡Vengan esclavos a pelear su libertad
que aquí en casa tengo parque y carabinas!”,

sublime herencia que a sus hijos dejarán
de bienestar, no de baldón ni de ignominia.
 
Diciendo esto, y haciendo el primer disparo,
y abrióse fuego sobre aquel bello edificio,
tomando luego las alturas los sicarios
para poder bien dominarlos a toditos.
 
La primera víctima fue Máximo Serdán,
y así siguieron sucumbiendo uno a uno,
hasta que el fuego extinguióse, porque a par
de los patriotas no quedaba ya ninguno.
 
Al penetrar la soldadesca a aquella casa
solo encontraron los despojos inmortales
que sucumbieron en defensa de una causa
como esforzados y valientes liberales.

Luego pusieron una estrecha vigilancia,
y un gendarme cerca ya de la oración,
vio una figura y sin tardanza,
sin ver quién era, quiso hacer la ejecución.
 
Era Serdán, el bravo Aquiles que salía
de su escondite, buscando una salvación
era un apóstol que más tarde se uniría
a su Partido contra su reelección.
 
Salud, obreros, y esforzados estudiantes,
que en unión del bravo Aquiles sucumbieron,
como coplero, permitidme que les cante
esta epopeya donde de gloria se cubrieron.
 
Duerman en paz, en sus tumbas silenciosas,
caros hermanos, estudiantes y obreros,
glorificados como Ignacio Zaragoza
y ensalzados por un hijo de Morelos.
 
Carmen Serdán que igual que Leona Vicario
te hiciste grande por tu arrojo sin igual,
a ti vendrán llenas de lauros y de hinojos
las mexicanas vuestro nombre a venerar.

Entre octubre y noviembre de 1910, el comerciante poblano Aquiles Serdán, como jefe del Club Liberal Luz y Progreso, afiliado al Partido Antireeleccionista; junto con sus adeptos, hermanos y amigos; principalmente los hermanos Rousset, comenzaron el acopio de armas y parque para la revolución del 20 de noviembre de 1910. En el ámbito regional, la promulgación del Plan de San Luis había agudizado la represión y vigilancia por parte del gobernador del estado de Puebla, Mucio Martínez, y del jefe militar de la zona Joaquín Pita; así, a mediados de noviembre, los planes de Serdán y sus correligionarios fueron descubiertos y lo que siguió después fue cantado en la composición de Marciano Silva: Laureles de Gloria al Mártir de la Democracia Aquiles Serdán.

El sacrificio de los hermanos Serdán es considerado como el inicio de la Revolución Mexicana.

(Tomado de: Antonio Avitia Hernández- Corrido Histórico mexicano (1910-1916) Tomo II)





miércoles, 18 de abril de 2018

Salvador Alvarado



Nació en Sinaloa en 1880; murió en la hacienda de La Hormiga, Chiapas, en 1924. Pasó muy joven a Sonora: trabajó en una farmacia en Guaymas, abrió después un comercio en Pótam, en 1910 se afilió al Partido Antireeleccionista y en 1911 se alistó en las fuerzas del general Juan G. Cabral. Al triunfo de la revolución maderista, se le otorgó el grado de mayor. En 1912, al frente del Cuerpo Auxiliar Federal, formó parte de la columna que marchó de Sonora a Chihuahua, a través de la Sierra, para combatir a Pascual Orozco. En 1913 desconoció al gobierno de Victoriano Huerta, ascendió a coronel y se le nombró jefe de la zona militar del centro de Sonora; subordinado a Álvaro Obregón, tomó parte en los combates de Naco (marzo), Santa Rosa (13 mayo) y Santa María (27 junio), y sostuvo durante un año el sitio puesto a Guaymas a cuya plaza entró en julio de 1914. En agosto siguiente fue detenido por sus propias tropas, seducidas por el gobernador Masytorena, pero en octubre fue puesto en libertad por órdenes de la Convención de Gobernadores y Generales Revolucionarios. Reincorporado al constitucionalismo, fue comandante militar de la plaza de México (fines de 1914), lanzó un manifiesto contra la infidencia de Francisco Villa, recuperó Puebla y el 18 de febrero de 1915 fue nombrado gobernador y comandante militar de Yucatán. Desembarcó en Campeche al mando de7 mil hombres, entre ellos la Brigada Ocampo del general Heriberto Jara. Derrotó a las fuerzas del coronel Abel Ortiz Argumedo en los combates de Pocboc, Blanca Flor y Halachó, y el 19 de marzo entró a Mérida.


Puso en vigor los decretos de su antecesor Eleuterio Ávila (1914) extinguiendo para siempre las deudas de los campesinos con los hacendados y prohibiendo que los préstamos futuros que éstos hicieran a aquéllos fueran pagados con trabajo personal; y consagró la libertad de los siervos con otras disposiciones: suprimió los azotes, abolió las tutelas, y curatelas (que se prestaban a sujetar a los indios mediante la retención de sus hijos), permitió a los peones cambiar de domicilio sin previo aviso o permiso y casarse sin el consentimiento del amo, declaró libre la asistencia a la iglesia y acabó con la obligación de besar la mano a los patrones.



El 24 de abril prohibió también la servidumbre doméstica sin retribución, sin contrato y por tiempo indefinido; en junio dispuso que se asignara un salario a los sirvientes y que se indemnizara a las domésticas cuando hubieran sido seducidas por el amo. Procuró persuadir a las mujeres de que ejercieran con plenitud sus derechos y convocó a un Congreso Feminista. El 26 de mayo expidió la ley que creó la escuela rural, cuya enseñanza debía ser “gratuita, laica, obligatoria y hasta donde sea posible integral”; creó colegios civiles en las cabeceras de partido para formar a los maestros, fundó las escuelas Vocacional, de Agricultura y de Bellas Artes; las cajas de ahorro, las huertas y los almacenes escolares; la Ciudad Escolar de los Mayas y las juntas de Educación; bajo la presidencia del profesor Rodolfo Menéndez de la Peña, convocó al Congreso Pedagógico que se celebró en el Teatro Peón Contreras; y durante su mandato, instaló más de mil escuelas. El 11 de diciembre de 1915 expidió la Ley del Trabajo, creando las juntas de conciliación y el tribunal de arbitraje, y reglamentando la actividad de los menores. Fundó en Mérida, además, la Casa del Obrero Mundial. Reglamentó la Ley del 6 de enero de 1915, pero poco pudo hacer en materia agraria porque el presidente Carranza lo obligó a derogar aquella disposición. Paralelamente a estas acciones, cerró prostíbulos, cantinas e iglesias. Sancionada la Constitución Política de 1917, convocó a elecciones y entregó el poder el 1° de enero de 1918. Previamente, en junio anterior, se había formado el Partido Socialista del Sureste. Siendo ya general de División, se sumó  se sumó a la Rebelión de Agua Prieta y fue secretario de Hacienda del 3 de junio al 20 de noviembre de 1920, en el gabinete del presidente Adolfo de la Huerta. En diciembre de 1923 se sublevó en Jalisco, en apoyo de éste, y sostuvo la línea de trincheras de Ocotlán hasta el 9 de febrero de 1924, en que el ejército de Obregón venció su resistencia. Poco después fue aprehendido en Colima, pero gracias a la intervención solidaria de algunos masones (agradecidos con él por haber respetado la vida del general Lázaro Cárdenas) logró huir por Manzanillo y presentarse en Nueva York a De la Huerta, quien lo nombró jefe de la rebelión que ya estaba militarmente derrotada. Reapareció en Tabasco en marzo de ese año y el 10 de junio cayó en una emboscada, cerca del lugar llamado El Hormiguero, en la selva contigua a Palenque. Lo asesinó el teniente coronel Diego Zubiaur, segundo de Federico Aparicio, un general de 27 años.



Alvarado es autor de: Mi actuación revolucionaria en Yucatán (1918), La reconstrucción de México, Un mensaje a los pueblos de América (2 tomos, 1919), Carta al pueblo de Yucatán y Mi sueño. Estos dos últimos textos fueron escritos el 5 de mayo de 1916 y publicados, con prólogo de Antonio Mediz Bolio, en 1955.


(Tomado de: Enciclopedia de México)

miércoles, 28 de marzo de 2018

Vito Alessio Robles

Vito Alessio Robles



Nació en Saltillo, Coahuila, en 1879; murió en la Ciudad de México en 1957. Hijo de padre italiano y madre tlaxcalteca, estudió en el Colegio Militar, en donde se graduó de ingeniero. Como oficial del ejército federal combatió contra los yaquis y los maderistas. Al triunfo de la revolución desempeñó varios cargos públicos y fue encarcelado por el gobierno usurpador de Huerta. Se adhirió al constitucionalismo y tuvo una intensa vida política, como diputado federal, senador y presidente del Partido Antireeleccionista. Desterrado en 1929, se dedicó en Austin, Texas, a los estudios históricos.

Ejerció la enseñanza en el Colegio Militar y en la Universidad Nacional, y colaboró en los principales diarios de la capital. Entre sus numerosas obras históricas, biográficas y literarias están: Bibliografía de Coahuila (1927), Francisco de Urdiñola y el Norte de la Nueva España (1931), Cómo se ha escrito la historia de Coahuila (1932), Acapulco (1932), Saltillo (1934), Monterrey (1936), Desfile sangriento (1936), Los Tratados de Bucareli (1937), Coahuila y Texas en la época colonial (1938), Mis andanzas con nuestro Ulises (1938) y Bosquejos históricos (1938).



(Tomado de: Enciclopedia de México).