sábado, 12 de enero de 2019

Aquiles Serdán

 
 
Laureles y gloria al Mártir de la Democracia Aquiles Serdán
 
Marciano Silva
 
Hijos de Puebla, de rodillas ofrecedles
un homenaje con el más crecido afán,
a los obreros y estudiantes que, como héroes,
llenos de gloria sucumbieron con Serdán.
 
Hagan recuerdos del 18 de noviembre,
año por gracia de mil novecientos diez,
cuando con sangre se escribió en páginas breves
una epopeya muy gloriosa en honra y prez.
 
Cuando Madero bajó a hacer su propaganda
se adhirió en Puebla mucha gente a su favor
los que sinceros exigían en su demanda
otro gobierno que no fuera dictador.
 
Varios obreros y estudiantes se afiliaron
al candidato, con el más crecido afán,
y como jefe del Partido designaron
al invencible señor Aquiles Serdán.
 
Mucio Martínez cuando tuvo la noticia,
hizo sobre ellos una cruel persecución,
porque el gobierno: crerical y porfirista,
había triunfado en su burlesca reelección.
 
El día 18, al nacer el nuevo día,
Miguel Cabrera, con una orden imperial,
llegó a la casa de Serdán y le exigía
que le abriera, pues traía orden de catear.
 
Carmen Serdán, al oír las amenazas
abrió la puerta, más la entrada le negó,
y entonces él, como un esbirro de Tetrarca,
sin respetar el bello sexo, la golpeó.
 
En ese instante salió Aquiles iracundo,
y al darse cuenta, que su hermana maltrataba,
le pegó un tiro, y a Fragoso su segundo
preso en un cuarto ordenó se le dejara.
 
Pocos minutos después de aquella escena
llegaron tropas federales y gendarmes
para entrar a aquella casa tan famosa
donde se hallaba un conjunto de Titanes.
 
Quince patriotas mexicanos se aprestaban
para luchar contra dos mil ¡Oh, qué heroísmo!
los que en lucha desigual no se fijaban
ni los llenaba de pavor su cruel destino.
 
En un balcón hacia la calle apareció
Carmen Serdán portando un fusil con firmeza.
la que ante un grupo de curiosos se expresó
de esta manera, con un acto de nobleza.
 
“¡Vengan esclavos a pelear su libertad
que aquí en casa tengo parque y carabinas!”,

sublime herencia que a sus hijos dejarán
de bienestar, no de baldón ni de ignominia.
 
Diciendo esto, y haciendo el primer disparo,
y abrióse fuego sobre aquel bello edificio,
tomando luego las alturas los sicarios
para poder bien dominarlos a toditos.
 
La primera víctima fue Máximo Serdán,
y así siguieron sucumbiendo uno a uno,
hasta que el fuego extinguióse, porque a par
de los patriotas no quedaba ya ninguno.
 
Al penetrar la soldadesca a aquella casa
solo encontraron los despojos inmortales
que sucumbieron en defensa de una causa
como esforzados y valientes liberales.

Luego pusieron una estrecha vigilancia,
y un gendarme cerca ya de la oración,
vio una figura y sin tardanza,
sin ver quién era, quiso hacer la ejecución.
 
Era Serdán, el bravo Aquiles que salía
de su escondite, buscando una salvación
era un apóstol que más tarde se uniría
a su Partido contra su reelección.
 
Salud, obreros, y esforzados estudiantes,
que en unión del bravo Aquiles sucumbieron,
como coplero, permitidme que les cante
esta epopeya donde de gloria se cubrieron.
 
Duerman en paz, en sus tumbas silenciosas,
caros hermanos, estudiantes y obreros,
glorificados como Ignacio Zaragoza
y ensalzados por un hijo de Morelos.
 
Carmen Serdán que igual que Leona Vicario
te hiciste grande por tu arrojo sin igual,
a ti vendrán llenas de lauros y de hinojos
las mexicanas vuestro nombre a venerar.

Entre octubre y noviembre de 1910, el comerciante poblano Aquiles Serdán, como jefe del Club Liberal Luz y Progreso, afiliado al Partido Antireeleccionista; junto con sus adeptos, hermanos y amigos; principalmente los hermanos Rousset, comenzaron el acopio de armas y parque para la revolución del 20 de noviembre de 1910. En el ámbito regional, la promulgación del Plan de San Luis había agudizado la represión y vigilancia por parte del gobernador del estado de Puebla, Mucio Martínez, y del jefe militar de la zona Joaquín Pita; así, a mediados de noviembre, los planes de Serdán y sus correligionarios fueron descubiertos y lo que siguió después fue cantado en la composición de Marciano Silva: Laureles de Gloria al Mártir de la Democracia Aquiles Serdán.

El sacrificio de los hermanos Serdán es considerado como el inicio de la Revolución Mexicana.

(Tomado de: Antonio Avitia Hernández- Corrido Histórico mexicano (1910-1916) Tomo II)





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