jueves, 17 de septiembre de 2020

Claudio Fox


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Claudio Fox 1886-¿?

Los asesinatos monstruosos de la carretera de
Cuernavaca constituyeron una de las páginas 
 más patéticas y sombrías de nuestra turbulenta
 Historia Patria.

Miguel Alessio Robles

Claudio Fox fue Jefe de operaciones del estado de Guerrero, lugar donde consumó diversos actos criminales que le valieron la baja durante el mandato de Emilio Portes Gil. Pero su carácter sanguinario vio su clímax cuando perpetró el asesinato del candidato a la presidencia Francisco R. Serrano y trece acompañantes en Huitzilac, Morelos, el 3 de octubre de 1927.
Ya a fines de septiembre de ese año Serrano sabía que no tenía posibilidad de ganar las elecciones contra Álvaro Obregón, así que se alió al general Arnulfo R. Gómez, decididos ambos a evitar la reelección del general por medio de las armas si era preciso; su intención era aprehender a Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Joaquín Amaro el 2 de octubre, durante una exhibición de maniobras militares en los llanos de Balbuena. Consumado el golpe, designarían a un presidente interino y convocarían a elecciones. Confiado, Gómez salió con destino a Veracruz para movilizar tripas en caso de que el golpe en la ciudad de México fallara, y Serrano informó a la prensa que iría a Cuernavaca a festejar su santo.
El 2 de octubre, Serrano esperaba ansioso en la ciudad morelense las noticias de lo acontecido en el Distrito Federal. Al inicio del día siguiente se enteró de que el golpe había fracasado y, unas horas más tarde, él y sus acompañantes fueron aprehendidos. Joaquín Amaro había desarticulado rápidamente el intento de golpe mientras, en el Castillo de Chapultepec, Calles y Obregón decidían el destino de los prisioneros.
"¿Para qué traerlos a México, si de todos modos se ha de acabar con ellos? Es preferible ejecutarlos en el camino" expresó Obregón; Calles y Amaro consintieron. Joaquín Amaro mandó llamar a Claudio Fox, quien se presentó en el castillo de Chapultepec y recibió la orden por escrito:
"Sírvase marchar inmediatamente a Cuernavaca acompañado de una escolta de 50 hombres para recibir a los rebeldes Francisco R. Serrano y personas que lo acompañan, quienes deberán ser pasados por las armas sobre el propio camino a esta capital por el delito de rebelión contra el gobierno constitucional de la República". La orden estaba firmada por el presidente Plutarco Elías Calles y llevaba la bendición de Álvaro Obregón.
A Cuernavaca llegó  el mandato de trasladar a los prisioneros a Tres Marías, donde debían ser entregados al general Claudio Fox. Serrano y sus acompañantes fueron obligados a subir a los automóviles con las manos atadas con alambre de púas. La carretera fue cerrada entre Tres Marías y Huitzilac, donde los presos descendieron de los automóviles y fueron obligados a caminar a orillas de la carretera.
Serrano estaba acompañado por los generales Carlos A. Vidal, Miguel A. Peralta y Daniel Peralta; por los licenciados Rafael Martínez de Escobar -ex diputado constituyente- y Otilio González, el ex general Carlos V. Araiza y los señores Alonso Capetillo, Augusto Peña, Antonio Jáuregui, Ernesto Noriega Méndez, Octavio Almada, José Villa Arce y Enrique Monteverde. Fox ordenó su ejecución al coronel Marroquín, quien con una pistola en una mano, una ametralladora en la otra y la boca colmada de insultos no dejó a ninguno de los prisioneros con vida. 
Los cuerpos fueron trasladados al Castillo de Chapultepec, donde Álvaro Obregón, al llegar frente al cadáver de Serrano, dijo: "Pobre Panchito, mira cómo te dejaron", y señaló: "a esa rebelión ya se la llevó la chingada". Al día siguiente los diarios publicaron la versión oficial de los hechos: "El general Francisco R. Serrano, uno de los autores de la sublevación, fue capturado en el estado de Morelos con un grupo de sus acompañantes por las fuerzas leales que guarnecen aquella entidad y que son a las órdenes del general de brigada Juan Domínguez. Se les formó un consejo de guerra y fueron pasados por las armas. Los cadáveres se encuentran en el Hospital Militar de está capital".
Serrano fue sepultado en el Panteón Francés; tiempo después, casi de manera clandestina, catorce cruces fueron colocadas a un costado de la carretera vieja a Cuernavaca que dan testimonio, hasta nuestros días, del lugar donde Claudio Fox ejecutó la matanza de Huitzilac.

(Tomado de: Molina, Sandra – 101 villanos en la historia de México. Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F. 2008)

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