lunes, 14 de septiembre de 2020

Campanas coloniales


Con la edificación de iglesias desde el siglo XVI surgió la construcción de campanas. Para ese entonces habían sido detectadas por Hernán Cortés, minas de estaño y cobre, que en aleación se empleaban para fundir cañones, y también en la manufactura de estos instrumentos.
Las campanas constan de cuatro partes principales que en algunas partes de México se denominan "badajo", a una especie de martillo cilíndrico suspendido en el interior de la campana que funciona como percutor; "casquillo" o "bóveda" la parte superior por donde se sujeta la campana; "corona" el cuerpo del instrumento que configura una especie de recipiente boca abajo; y "panza", parte cónica que constituye la boca del instrumento la cual percute el "badajo". La configuración general de las campanas fue variada, a lo largo de la Colonia, las versiones más antiguas se caracterizan por tener una forma más alargada que las actuales; ejemplares de este tipo y periodo existen en varias partes del país como las magníficas del convento de Santiago Cuilapan, Oaxaca.
Las campanas por sus dimensiones reciben nombres; se llaman "mayores" a las más grandes; "esquilones" a las medianas y "esquilas" y "tiples" a las más pequeñas. En la dimensión va implícito la forma de ejecución, ya que por lo general las campanas grandes son ejecutadas mediante el sacudimiento del badajo y en las chicas la campana es sacudida o hecha para dar vueltas. Son bendecidas antes de ser puestas en función y se les asigna el nombre de un santo. Un documento de 1796 referido por Manuel Toussaint en su libro Arte Colonial en México, en el capítulo XIII, ilustra acerca de las campanas que se construyeron desde el siglo XVI en la Catedral de México.
Al conjunto de campanas dispuestas de manera concertada se denomina carillón; éstas pueden ser ejecutadas por uno o más músicos, o como sucede en el mayor de los casos de los carillones dispuestos en iglesias; son ejecutados de manera programada mediante los mecanismos de un reloj.

(Tomado de: Contreras Arias, Juan Guillermo. Atlas Cultural de México. Música. SEP, INAH y Grupo Editorial Planeta. México, 1988)

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