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lunes, 16 de diciembre de 2024

Insecto palo y mantis religiosa


Quauhmécatl y campamocha 


Sobre la manera segura de saber si se encontrará novio y otras cosas más (mixe, chontal, zapoteco del Valle) 


Cuando un joven encuentra uno de esos animalitos que se llaman zacatones, que parecen ramitas, debe tomarlo por el cuerpo y preguntarle: "¿Dónde voy a conseguir esposa?”.

El animal levanta entonces una de las patas y le señala el rumbo por donde debe buscarla. 


El majuis es un animalito parecido. Si se le pone el dedo en la frente y luego se le deja caminar, dice si la persona se va a casar o no. 

Si se sube al dedo, habrá boda; si se sigue de largo no habrá nada. Al poner la mano frente al mantis para que se suba, se canta:

Sube a mi mano, majuis. 

¿Me caso o no me caso? 

Sube a mi mano.

si no quieres, ¿qué hago?

Majuis, sube. ¿No quieres?


El xcontrabieli es la mantis o campamocha, engañó al mismo Arcángel Gabriel; es su contrario. Cuando el arcángel le pregunta por dónde se fue el diablo, el animalito señala con su patita en la dirección opuesta, para que el Maligno tenga tiempo de escapar. 

Elisa Ramírez Castañeda, No siempre fueron así, 2013, p. 172 


Del quauhmécatl. Es un animal reptante tan parecido a una ramilla seca, larga y con algunos apéndices, que apenas puede creerse cuando está en reposo, que sea un ser animado. No quisimos pintarlo porque nos fue traído sin cabeza, aunque es de un aspecto raro y admirable que nunca antes habíamos visto. 

Francisco Hernández, Historia natural de la Nueva España, tratado cuarto


A la mantis religiosa, Mantidae, también se le conoce como campamocha, santateresa, tatadiós, entre otros nombres. Llama la atención el hecho de que algunas hembras se comen a los machos después de aparearse y que aunque estos insectos no son venenosos, también se alimentan de aves.



(Tomado de: Vela, Enrique: Insectos en Mesoamérica. Usos y simbolismo, alimento y materia prima. Arqueología Mexicana, Edición especial #86. Editorial Raíces, México, 2019)

jueves, 7 de noviembre de 2024

Luciérnagas y cocuyos

 


Luciérnagas y cocuyos


[El arqueólogo se deslumbra, textualmente en Palenque] Estaba tan anonadado como yo; en cuanto al guía, no comprendió ni vio nada al principio, pero la poderosa aparición se apoderó pronto de él, quien se arrodilló y empezó a rezar. Cuando la luna desaparecía detrás de la montaña como una flama que se extingue, la selva entera parecía iluminarse por millones de luciérnagas que revoloteaban en todos sentidos. Entonces, atraídos por la luz de una rama encendida que agitábamos, acudían hacia nosotros de todos lados a la vez y yo llenaba con ellas un saco de gasa azul que, colgado de la bóveda de la galería daba un lustre de mágicos efectos...


Désiré Charnay, en Iturriaga [Iturriaga, José N., El medio ambiente de México a través de los siglos. Crónicas extranjeras (antología), UNAM/Fundación Miguel Alemán, México, 2013], 2013, p.373 


[Ahora escribe Aviraneta de los adornos de unas "jarochas", como él las llama]: Tenían además un cinturón y pulseras de cocuyos, que son unos escarabajos, cucarachas o correderas, que tienen una luz fosfórica, como los gusanos de luz en Europa, con la diferencia que los cocuyos tienen una luz tan resplandeciente y extensa que parecen exactamente esmeraldas de noche. Estos cocuyos tienen por la parte de la cola unos anillos naturales por los que se van ensartando en seda torzal a manera de cuentas de rosario y forman los adornos más caprichosos para las mujeres. De noche se les ve volar por los bosques como si fueran murciélagos y en un número infinito. 

Eugenio de Aviraneta, en Iturriaga, 2013, pp. 221-222 


Hay muchas maneras de luciérnagas en esta tierra, y a todas las llaman ícpitl. Hay unas dellas; llaman cóquitl. Son como langustas, un poco más larguillas, y andan en tiempos de las aguas. Y voelan de noche muchas dellas, y tienen luz, así como una candela en la cola, y algunas veces alumbran más que candela como hacha de tea cuando es la noche muy escura. Algunas veces van volando muchas en rencle, y algunos bobos piensan que son aquellos hechiceros que llaman tlahuipuchme, que andan de noche y echan lumbre por la cabeza o boca. 

Otra luciérnagas hay que son como mariposas, y tienen en la cola luz. 

Hay unos gusanos que también tienen luz en la cola y relucen de noche. 

Otras luciérnagas hay que llaman azcapapálotl. También tienen en la cola lumbre. 

Otras luciérnagas hay que llaman cópitl. Tienen alas. A trechos cubren la lumbre y a trechos la descubren. Todas éstas andan de noche, y relumbran volando eceto los gusanos, que no vuelan. 

Hay un escarabajuelo que se llama máyatl. Es muy hermoso. Relúcenle las conchas como esmeralda. Ningún daño hace. 

Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, t.11 2000, p. 1056 


Durante la noche los destellos están a cargo de varios animalillos que tienen órganos luminosos, intermitentes como en las luciérnagas o continuos, como las dos manchas que sobre el tórax del cocuyo (coleóptero del género pyrophorus) simulan ser los ojos de un felino. Todos estos bichejos luminosos se llaman en maya cocay.

Manrique y Manrique, 1988, p.40 


[Otro animalillo ayudaba al exótico embellecimiento de las indígenas]: Se entretejen el pelo con cintas de colores vivos, dejándolos caer por el cuello formando trenzas negras y brillantes, o lo recogen bonitamente alrededor de la parte de atrás de la cabeza, entrelazando de flores y lo sujetan con un peine semicircular; y cuando hay alguna fiesta, se iluminan el pelo con un escarabajo llamado cucullo, que arroja una luz fosfórica. 

J.J. Williams, en Iturriaga, 2013, p. 292


(Tomado de: Vela, Enrique: Insectos en Mesoamérica. Usos y simbolismo, alimento y materia prima. Arqueología Mexicana, Edición especial #86. Editorial Raíces, México, 2019)

domingo, 26 de mayo de 2024

Cabeza olmeca Colosal 3, San Lorenzo

 


Cabeza Colosal 3, San Lorenzo 

Esta cabeza, retrato de un gobernante de edad madura, tiene forma ovoide. El tocado está formado por un casquete hecho con un tejido y una banda horizontal compuesta por cuatro cuerdas torcidas y paralelas y los broches que las mantenían unidas, separadas entre sí por una franja rremetida, un espacio adecuado para recibir una incrustación. A cada lado de la cabeza cuelga una banda vertical hecha de cuatro cuerdas y broches, similar a la banda horizontal, que termina en una funda que evita el deshilachado de las fibras. Las cuerdas se relacionan con el nombre del jerarca y su linaje. Ambas orejas quedan cubiertas. Los ojos tienen forma almendrada y están hundidos, además de presentar estrabismo bilateral convergente. Tiene el ceño fruncido, la boca entreabierta y los pómulos altos. Esta cabeza se encuentra en un excelente estado de preservación salvo por la rotura del labio inferior y un golpe en la nariz, así como por los 27 barrenos practicados en el tocado. El dorso es plano y pulido.


Cabeza Colosal 3, San Lorenzo

(Monumento SL3)

1.78 m de alto, 1.63 m de ancho, 0.95 m de espesor.

Museo de Antropología de Xalapa, Veracruz.


(Tomado de: Cyphers, Ann. Cabeza Colosal 3, San Lorenzo. Arqueología Mexicana. Edición especial 94, Cabezas colosales olmecas. Editorial Raíces S. A. de C. V. Ciudad de México, 2020)

lunes, 13 de mayo de 2024

Pulque, tesgüino y levaduras

 


Las levaduras 


Nodo Hidalgo-Tlaxcala, red temática del Patrimonio Biocultural (Conacyt)


En el México antiguo, así como en el México contemporáneo las bebidas fermentadas, especialmente las autóctonas (pulque, Centro; y tesgüino, Sierra Tarahumara) han sido uno de los ejes culturales (mágico-religioso, alimenticio e incluso medicinal) de los distintos grupos humanos que han habitado estos territorios: nahuas y rarámuris (Arqueología Mexicana, números 78 y 114). Una rica variedad de sustratos ha sido la fuente de azúcares y almidones, procedentes del maguey y del maíz, respectivamente, que han permitido el proceso de la fermentación por la actividad enzimática de hongos microscópicos (especialmente levaduras), además de bacterias y algunos otros hongos, también microscópicos. Aunque no visibles al ojo humano, han sido manejados durante siglos por grupos que los incorporaron a su cultura, y realizaron una selección y reproducción continua de las cepas que han permitido una gama determinada en la calidad de esas bebidas. Estas cepas de levaduras continúan presentes, pues visto objetivamente producir pulque o tesgüino, por ejemplo, es en realidad llevar a cabo un cultivo y propagación de levaduras en un rico medio glucosado líquido, el aguamiel. Las levaduras han sido cultivadas en estos medios naturales (aguamiel para el pulque y mosto de maíz para el tesgüino) durante muchos siglos, quizás milenios: por consiguiente, constituyen parte del patrimonio biocultural de los pueblos que han mantenido estas prácticas, basadas en conocimientos locales múltiples, sobre las plantas que producen los sustratos, sobre los procesos y variables que inciden en la fermentación, además de una serie de prácticas asociadas a este interesante e importante fenómeno biocultural.

Lamentablemente, en las recientes décadas, la preferencia por estas bebidas ha declinado de manera considerable, aunado al crecimiento vertiginoso de la producción y consumo de cerveza a partir de cebada y de la industria vitivinícola, mezcalera y tequilera en el país, lo que ha traído relevantes consecuencias negativas de carácter cultural, social, ambiental, biocultural y político. En el Estado de Hidalgo, por ejemplo (productor ejemplar de buen y abundante pulque en otros tiempos), la producción y la cultura pulqueras han sido eclipsadas y casi asfixiadas por una poderosa industria cervecera extranjera, al grado de reemplazar significativamente el cultivo de maguey por el de cebada, en regiones como Apan, otrora región importante de la industria pulguera. Por fortuna, no obstante, recientemente parece haber iniciado un paulatino interés por la recuperación de la producción del maguey y prácticas culturales asociadas, como la elaboración de pulque.

El proceso de elaboración de pulque dio inicio, probablemente, ante la necesidad de obtener alimento en zonas áridas en situaciones de emergencia, recurriendo a desprender el corazón del maguey (meyólotl) el cual es suave y carnoso, además de altamente nutritivo. El maguey era abandonado pero posiblemente tiempo después el primero que lo vio, o alguien más, volvía para rascar en el sitio donde se había extraído el corazón, descubriendo que manaba agua dulce de las paredes de la cavidad, la cual pudieron haber bebido como aguamiel; si este fluido se dejaba algunos días más, al visitarle después se descubría que ahora era viscoso y turbio, y que al beberlo provocaba una sensación agradable, con lo cual se descubrió el pulque, al que se le atribuyó una especie de bendición por parte de los dioses: parte de este regalo o bendición lo constituyeron las levaduras. A partir de entonces, en un sistema biocultural complejo, inició la producción de pulque y, con ello, el manejo y la selección indirecta de las levaduras a lo largo de varios siglos En el caso del tesgüino, el fenómeno de la fermentación y de la participación de levaduras ocurrió tal vez a partir de maíz accidentalmente germinado pero que, en una situación difícil, fue tostado y quebrado para comerlo, tal vez con agua. Al olvidar parte de esta especie de atole rústico y consumirlo días después, los rarámuris o sus ancestros descubrieron la magia del tesgüino.

Vemos así que las levaduras, minúsculos hongos, han sido utilizadas por distintas culturas. Se les relaciona con dos bebidas que, utilizadas con moderación, tienen múltiples beneficios para quienes las consumen. Sería deseable que las políticas públicas del país fomentaran con un buen marco regulatorio, desde luego, su consumo entre la población, tanto de forma natural como con un posible valor agregado. A este respecto, el medio científico, especialmente el biotecnológico, y el empresarial tendrían una participación importante y la bioculturalidad se vería fortalecida.



(Tomado de: Las levaduras. Arqueología Mexicana. Edición especial 87, Hongos de México. Editorial Raíces S. A. de C. V. Ciudad de México, 2019)

jueves, 11 de abril de 2024

Tojolabales

 


Tojolabales

Representan 6.9% de los indígenas del estado y los principales pueblos donde habitan son Las Margaritas, La Independencia, Altamirano, Ing.  González de León, Saltillo, Ignacio Zaragoza y Comitán. Los tojolabales se dedican primordialmente al cultivo de la tierra, cuyos productos destinan en gran medida al consumo familiar. También tienen un amplio conocimiento de la tradición herbolaria, tanto alimentaria como medicinal. Además, crían borregos para la obtención de lana. Los tojolabales tejen en telar vertical de pedales -en todo México manejado por varones- mientras que las mujeres cardan e hilan la lada.

Como la mayoría de los mayas de las Tierras Altas, las mujeres hilan, tejen y bordan su propia ropa, y su indumentaria consta de falda de colores llamativos, decorada con encajes y listones de colores, blusa bordada también con listones y en la cabeza usan un pedazo de tela del mismo color que su falda. Las mujeres solteras pueden decorarse el cabello con listones de colores, las casadas sólo se peinan con dos trenzas. Esta indumentaria no se comercializa. Los hombres usan ropas contemporáneas, pues los materiales con que se elaboran los trajes típicos son muy costosos.


(Tomado de: Recorridos por Chiapas. Guía visual. Arqueología, Naturaleza e Historia. Arqueología Mexicana, Edición especial #20. Editorial Raíces, México, 2006)

lunes, 18 de marzo de 2024

Lacandones


Lacandones

Se nombran a sí mismos hach winik, que en su lengua significa "gente verdadera". Su cultura es impensable fuera de la selva y su origen no es claro, aunque se dicen descendientes de los mayas de Bonampak, Palenque y Yaxchilán. Un lacandón fue quien en 1946 guió al fotógrafo y cineasta norteamericano Giles Grevilly Healey hasta las ocultas ruinas de Bonampak.

Los lacandones conservan tradiciones, creencias religiosas, lengua, mitología, rituales y técnicas y agricultura semejantes a los de los mayas antiguos. Pero quizá más importante que lo anterior es su adaptación al entorno natural. Visten túnicas blancas hechas de fibra de jonote y algunas de algodón rústico aunque flexible. Están divididos en dos grupos: los del norte y los del sur y los principales pueblos lacandones son tres: Najá y Metzabok o Mensäbäk, en el norte, y Lacanjá Chansayab, en el sur. Najá y Metzabok están situados a orillas de lagos y ahí se desarrollan actividades relacionadas con la pesca. Lacanjá se encuentra en los límites de Montes Azules, cerca de Bonampak, en la mayor área de selva virgen.


(Tomado de: Recorridos por Chiapas. Guía visual. Arqueología, Naturaleza e Historia. Arqueología Mexicana, Edición especial #20. Editorial Raíces, México, 2006)

jueves, 18 de enero de 2024

Choles

 


Choles

Se llaman a sí mismos "winik", "hombre", "varón". Su lengua pertenece a la familia mayense del subgrupo yaxché, al que también pertenecen el tzotzil, el tzeltal, el chontal y el tojolabal. Sin embargo, incluso entre comunidades choles como Sabanilla y Salto del Agua hay variantes lingüísticas.

Los poblados choles se encuentran en la región noreste de Chiapas y representan 12.5% de la población indígena del estado Los principales municipios donde habitan son: Catazajá, Chilón Huitiupan, La Libertad, Salto del Agua, Tila, Tumbalá y Yajalón. La región tiene zonas montañosas, en las que se cultiva café, y valles, uno de los cuales, el de Tulijá, toma su nombre del río del mismo nombre, uno de uno de cuyos afluentes forma en su recorrido las cataratas de Agua Azul.

Además de dedicarse a la agricultura desempeñan diferentes actividades como la artesanía, en especial de bordados. Mientras los ancianos siempre usan la indumentaria tradicional, los más jóvenes solo la llevan en día de fiesta. El traje de los hombres es de manta y consta de calzón y camisa; las mujeres usan falda larga, de azul muy oscuro o negra y adornada con listones de colores a la altura de la cadera, y blusa con flores bordadas.


(Tomado de: Recorridos por Chiapas. Guía visual. Arqueología, Naturaleza e Historia. Arqueología Mexicana, Edición especial #20. Editorial Raíces, México, 2006)

jueves, 11 de enero de 2024

Cabeza olmeca Colosal 2, San Lorenzo

 


Cabeza Colosal 2, San Lorenzo 


La escultura ha sido mutilada con numerosos barrenos los cuales se hicieron durante el proceso detallado en el que se recicló un gran trono con nicho frontal para crear esta cabeza. La huella del nicho, un arco hundido que se observa arriba de la oreja derecha, no se borró por completo porque la cabeza es una obra inconclusa. Las oquedades rectangulares y las afiladuras también puede ser vestigios de la escultura previa. El tocado está compuesto por un tejido abierto y una banda horizontal apretada que produce el ceño fruncido: sobre ella yacen tres cabezas de ave con pico curvo, las cuales hacen referencia al nombre del personaje y a su linaje. Las orejeras son redondas. Los ojos, sesgados hacia abajo, están hundidos y presentan el estrabismo bilateral convergente. Tiene los pómulos altos y las mejillas flácidas. La boca entreabierta muestra barrenos sobre los labios. Corren líneas de edad entre la nariz y la boca, las cuales indican la edad madura del gobernante. La superficie parece tener mucho deterioro, lo cual se ha explicado por su antigüedad; no obstante, solamente ésta y otra cabeza (SL7) muestran esta característica, ambas en proceso de reciclaje, por lo que el deterioro no fue causado por intemperización, más bien debió ser el resultado del uso de una sustancia para ablandar la superficie por parte de los escultores.


Cabeza colosal 2, San Lorenzo 

(Monumento SL2) 

1.81 m de alto 1.43 m de ancho y 0.92 m de espesor.

Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México.



(Tomado de: Cyphers, Ann. Cabeza Colosal 2, San Lorenzo. Arqueología Mexicana. Edición especial 94, Cabezas colosales olmecas. Editorial Raíces S. A. de C. V. Ciudad de México, 2020)

jueves, 28 de diciembre de 2023

Cabeza olmeca Colosal 1, San Lorenzo

 


Cabeza Colosal 1, San Lorenzo 

fue llamada El Rey por ser la cabeza más alta de San Lorenzo. Las profundas líneas de expresión que corren entre la nariz y la boca, los ojos hundidos y las mejillas flácidas señalan que es el retrato de un gobernante longevo. Debajo de las orejas se observa un desnivel vertical, que pudiera indicar una cubierta o protección en la parte posterior de la cabeza o cabello largo. Porta un tocado compuesto por una banda horizontal, segmentada en tramos, y un casquete, separados entre sí por una franja arremetida. Sobre él descansa una insignia, un elemento alargado que tiene una orilla festoneada y un círculo. Porta orejeras rectangulares, posibles representaciones de las largas cuentas tubulares hechas de piedra verde. Los ojos están hundidos y tienen una forma muy distintiva, por estar sesgados hacia abajo. Además, muestra el estrabismo bilateral convergente, considerado una marca de belleza entre los olmecas. Tres barrenos la han mutilado, uno en cada lado de la nariz y otro debajo del ojo. Tiene la boca delineada entreabierta, el ceño fruncido y pómulos pronunciados. El dorso es plano y pulido.

Cabeza Colosal 1, San Lorenzo (Monumento SL1)

2.85 m de alto, 2.11 m de ancho y 0.87 m de espesor.

Museo de Antropología de Xalapa, Veracruz.


(Tomado de: Cyphers, Ann. Cabeza Colosal 1, San Lorenzo. Arqueología Mexicana. Edición especial 94, Cabezas colosales olmecas. Editorial Raíces S. A. de C. V. Ciudad de México, 2020)

jueves, 14 de diciembre de 2023

Tzeltales

 


Tzeltales

Se autonombran batzil k'op, "los de la palabra originaria" y pertenecen a la gran familia maya. Emigraron de los Altos Cuchumatanes, Guatemala, a los Altos de Chiapas y sus primeros asentamientos se remontan hacia 500 y 750 a.C.; habitan principalmente la parte central de los Altos.

Representan 34% de la población indígena de Chiapas y su mundo se constituye por el cosmos, chul chan, la madre tierra, lum balumilal, y el inframundo k'atimbak. Los principales pueblos tzeltales son: Tenejapa, Ocosingo, Oxchuc, Yajalón, Chilón, Tzimol, Soyatitán, Aguacatenango y Amatenango del Valle.


(Tomado de: Recorridos por Chiapas. Guía visual. Arqueología, Naturaleza e Historia. Arqueología Mexicana, Edición especial #20. Editorial Raíces, México, 2006)

lunes, 11 de diciembre de 2023

El cuitlacoche

 



El cuitlacoche 

El hongo doméstico de la milpa 

Raúl Valadez Azúa


El cuitlacoche es un hongo producto de una larga historia de asociación con el maíz y las milpas, lo que favoreció que en el siglo XX se convirtiera en un alimento tradicional de la cocina mexicana.

Los alimentos pueden ser tradicionales por dos razones: por su antigüedad o por su asociación con elementos propios de una cultura determinada; así, para México, el guajolote es un alimento tradicional porque su domesticación y uso tiene miles de años de antigüedad y, por otro lado, el guajolote en mole también lo es, por el empleo de elementos de la cocina mesoamericana, como el chile, el cacao y la propia ave, como parte de un guiso novohispano del siglo XVII.

El cuitlacoche (Ustilago maydis) es actualmente el hongo más ligado a la tradición culinaria mexicana. En los meses de lluvia buscamos en los mercados los elotes cubiertos por ese organismo, en parte para asegurar que son alimentos frescos, pero también por esa imagen donde maíz, hongo y milpa se funden.

Pero frente a esta realidad tenemos otra: como este hongo no posee partes duras no existe dato arqueológico alguno que sugiera su uso en Mesoamérica y tampoco hay nada en el aspecto iconográfico. Es en la obra de fray Bernardino de Sahagún (siglo XVI), Historia General de las cosas de Nueva España, donde al fin aparece pero no como alimento, sino como algo llamado cujtlacochi, que se describe como una suciedad que crece encima del maíz. Esto lleva a concluir que en tiempos prehispánicos no se consumía y sólo se veía como una condición indeseable de la milpa, por lo que es inevitable la pregunta: ¿cómo se convirtió este hongo en un alimento tradicional mexicano?

Para resolver esa incógnita regresaremos a la tríada milpa-maíz-cuitlacoche y veámosla desde la perspectiva evolutiva. Recordemos que el maíz (Zea mays) es una planta doméstica cuyo ancestro silvestre es un macollo llamado "teosinte" (Zea perennis). El proceso derivó en plantas altas de un solo tallo y, sobre todo, una espiga más y más grande, desde una con pocos grados hasta las mazorcas actuales.

Este proceso benefició al hombre y a otro personaje. Las gramíneas son parasitadas regularmente por hongos del género Ustilago, reconocible sólo cuando la espiga pierde su consistencia y se transforma en polvo negro, como ceniza, que son las esporas. En el caso del cuitlacoche, cuando invade la futura mazorca altera su desarrollo y transforma los granos del elote en cuerpos llamados soros, que al crecer se convierten en sacos y al madurar se rompen y sueltan algo como lodo, las esporas. El conjunto de soros es lo que reconocemos como cuitlacoche y sus dimensiones son resultado de la cantidad de alimento disponible, por lo que podemos asegurar que la evolución de la espiga de maíz y del tamaño del hongo fueron simultáneos, y así la gente enfrentó esta peculiaridad o, más bien, molestia, pues era una parte de alimento perdido. Aparentemente, esta condición fue lo usual durante todo el período prehispánico.

Entonces, ¿en qué momento Ustilago maydis dejó de ser molestia y se convirtió en comida? En la milpa tradicional coexisten numerosos organismos, unos cultivados o criados y otros que ocupan este ámbito, y el hombre es quien decide qué aprovecha y cómo. Quizá en momentos críticos los campesinos indígenas más humildes consumían el cuitlacoche, pero sólo ellos y sin ser parte de su tradición alimentaria.

Pero conforme pasó el tiempo, sobre todo dentro de la crisis social que vivió México en el siglo XIX, no hubo límite en la necesidad de buscar alimento, cualquiera que fuera, por lo que ese humilde hongo poco a poco se fue extendiendo en su empleo, pero siempre ligado a la pobreza y a la condición indígena, por tanto absolutamente marginado de los platos de cualquier otro grupo social o económico.

Y así llegamos al siglo XX, cuyos inicios están asociados a las hambrunas, y de nuevo todo lo que parecía comestible era bienvenido. En los veinte surgen algunos recetarios en los que se habla del cuitlacoche como ingrediente y también está presente en quesadillas y sopes en puestos de comida, con lo cual abandona el ámbito indígena y se coloca entre los alimentos de quienes prefieren comer a mantener su estatus social, acompañando a la quesadilla con un pulque en vez de un vino.

Aún así era un alimento del que no se debía hablar en una buena mesa, e incluso había la creencia de que su consumo provocaba pelagra. A mediados del siglo XX surge su empleo como ingrediente exótico de platillos elaborados según la concepción francesa, sobre todo crepas y es parte del menú de restaurantes y hoteles de primera clase en México, por lo que adquiere el nombre de "caviar mexicano". Este giro lo convierte en pocos años en alimento propio de la buena cocina y al buscarle un marco cultural digno súbitamente se le coloca, sin evidencia, como platillo de los gobernantes mexicas, mientras permanece en el imaginario colectivo alrededor de los comales, las salsas y las tortillas, manifestando así su origen y larga historia.

Como se indicó, aún no se dispone de evidencia arqueológica que relacione su consumo en algún periodo o relacionado con cierta cultura  prehispánica, algo que no podemos descartar. Desafortunadamente no se han construido metodologías para buscar sus esporas en espacios habitacionales o traspatios, aunque se dispone de imágenes de ellas para reconocerlas. Éste es el siguiente paso obligado para seguir construyendo la historia de ese interesante elemento de la cocina tradicional mexicana.


(Tomado de: Valadez Azúa, Raúl. El cuitlacoche. El hongo doméstico de la milpa. Arqueología Mexicana. Edición especial 87, Hongos de México. Editorial Raíces S. A. de C. V. Ciudad de México, 2019)

jueves, 16 de noviembre de 2023

Tzotziles

 


Tzotziles 

su nombre deriva de sots'il winik, que significa "hombre murciélago". Viven sobre todo en la región de Los Altos, alrededor de San Cristóbal, por el noreste hasta Simojovel y por el sureste rumbo al río Grijalva (Venustiano Carranza). Colindan al oriente con los tzeltales, al norte con los choles y al norte y poniente con los zoques. Hay una gran migración hacia las ciudades, principalmente a San Cristóbal, y a haciendas o fincas cafetaleras, sobre todo dentro de Chiapas, donde ofrecen su mano de obra, aunque están muy arraigados a su tierra y la migración es sólo temporal. Sus asientos principales son: San Juan Chamula, San Cristóbal de las Casas, Zinacantán, San Pedro Chenalhó, Simojovel, Chalchihuitán, El Bosque, Huixtán, Venustiano Carranza, San Andrés Larráinzar, Pantelhó e Ixtapa.


(Tomado de: Recorridos por Chiapas. Guía visual. Arqueología, Naturaleza e Historia. Arqueología Mexicana, Edición especial #20. Editorial Raíces, México, 2006)

jueves, 26 de octubre de 2023

Zoques

 


Zoques

Los hablantes de zoque representan el 9.1% de los indígenas de Chiapas y aunque su área de ocupación está cada día más restringida incluye los municipios de Amatán, Coapilla, Copainalá, Chapultenango, Francisco León, Ocotepec, Ostuacán, Pantepec Rayón, Solosuchiapa, Tapalapa, Tapilula y Tecpatán. La población zoque de Chicoasén. Tuxtla Gutiérrez, San Fernando y Ocozocouautla se ha reducido considerablemente y sólo se mantiene la identidad indígena en algunas fiestas y costumbres.

La lengua zoque pertenece al grupo mixe-zoque y tiene importantes variantes dialectales. Los zoques se dedican a actividades agrícolas, principalmente al cultivo de maíz, frijol, chile, calabaza, café y cacao; la ganadería, muy extendida en el área, es propia de los ladinos.



(Tomado de: Recorridos por Chiapas. Guía visual. Arqueología, Naturaleza e Historia. Arqueología Mexicana, Edición especial #20. Editorial Raíces, México, 2006)

viernes, 1 de septiembre de 2023

Los dioses de los mexicas

 


Los dioses de los mexicas


La religión, concebida como conjunto de creencias, no es una mera acumulación de éstas, sino un acervo sistematizado de pensamiento. Para lograr sus propósitos, el hombre desarrolla un sistema simbólico por medio del cual se establece el intercambio social de las ideas y se desarrolla colectivamente el pensamiento. Un componente fundamental de este sistema lo constituye el panteón, en el que confluyen un complejo conjunto de símbolos. Entre éstos se encontraban el maquillaje, las divisas y los atavíos de los dioses. Tales símbolos permitían a los fieles no solo identificar a los dioses, sino entender algunas de sus funciones.

El rico y complejísimo panteón del México central no es una creación súbita o espontánea sino el producto de largo siglos de tradición: gran parte de los dioses, de sus ritos y la mayoría de sus mitos son comunes a toda Mesoamérica y se remontan al período Clásico. Esto es cierto para dioses como Quetzalcóatl, Tláloc, Xipe, los dioses del fuego y de la muerte, y resulta probable para otros muchos.


*COATLICUE. "La de la falda de serpientes". Fue una de las diosas madre en la cosmogonía mexica. Coatlicue, a quien quiso matar su hija Coyolxauhqui, diosa de la Luna, fue madre de Huitzilopochtli, dios principal de los mexicas. Huitzilopochtli mata a Coyolxauhqui y la arroja desde lo alto del Coatépetl.


*HUITZILOPOCHTLI. "Colibrí zurdo o colibrí del sur". Era dios de la guerra y patrono de los mexicas, y se le dedicaban rituales diariamente. En varios mitos aparece como uno de los dioses creadores de los humanos, aunque destaca su papel de guía durante la peregrinación mexica desde Aztlan hasta Tenochtitlan. Se le representaba con un yelmo con forma de colibrí, ave asociada con el Sol.


*TLÁLOC. Dios de la lluvia y patrono de los campesinos. Era uno de los dioses más antiguos e importantes de Mesoamérica; se le representaba con una especie de anteojos formados por dos serpientes entrelazadas, cuyos colmillos se convertían en sus fauces. Su cara estaba pintada de negro y azul y a veces de amarillo, y su ropa estaba manchada de gotas de hule que simbolizaban gotas de lluvia. Se le ofrecían en sacrificio, en el mes de atemoztli, niños, hombres y perros.


*COYOLXAUHQUI. "La del afeite facial de cascabeles". Diosa de la luna. Era hermana mayor de Huitzilopochtli. Coyolxauhqui se enteró del embarazo de su madre, Coatlicue, y por eso trató de matarla ayudada por sus hermanos los cuatrocientos huitznahua. Huitzilopochtli salió del vientre de Coatlicue y, armado con una xiuhcóatl, dio muerte a Coyolxauhqui, desmembrándola.


*TEZCATLIPOCA. "Espejo humeante". Dios que daba y quitaba la riqueza; también era protector de los esclavos. Fue uno de los dioses que gobernaba el destino de los hombres y quien, transfigurado con los atributos de Quetzalcóatl, obligó al Sol a mantener su diario recorrido.


Tomado de: Dossier: La religión mexica. Los mexicas. Arqueología Mexicana, Vol.XVI núm. 91. Editorial Raíces, México, 2008)

jueves, 6 de julio de 2023

La religión mexica

 


La religión mexica

Una religión mesoamericana

La religión es un producto de la actividad cotidiana del hombre. Es el resultado de la necesidad práctica de entender y manejar una realidad compleja compuesta por el medio natural, la sociedad y su propia interioridad. En la construcción de la religión mexica predomina la herencia de una milenaria actividad agrícola, procesada y transformada a lo largo del tiempo.

Fuentes para su estudio

La comprensión de una realidad histórica remota, como lo es la religión mexica, es producto de una ardua labor científica. En ese sentido, está condicionada por el enfoque particular y muy diverso de los investigadores que a lo largo del tiempo se han dedicado a su estudio. Así, el entendimiento de la cosmovisión mexica se ha ido enriqueciendo a la par de los avances en el estudio de las numerosas fuentes indígenas y españolas, y en especial de los numerosos hallazgos arqueológicos.

La vida ritual

La religión es básicamente una acción regida por la práctica inveterada. Como la creencia, constituye un sistema. En este caso fundamentalmente desemboca en una técnica, en un sistema de comunicación con las sobrenaturaleza. La acción cultural tiene como uno de sus ejes la adecuación de la voluntad de los dioses al tiempo-espacio mundano, con el propósito de que el agente pueda satisfacer sus necesidades de subsistencia. En este sentido, los rituales eran fundamentales y en el caso de los mexicas, un conjunto de ellos tenía gran importancia: las fiestas de los meses del año solar.

Los templos

La cosmovisión de los pueblos mesoamericanos se reflejó en la cultura material, como la arquitectura y la disposición de las ciudades. En los centros de los sitios se localizaban templos cuya forma, decoración y función se correspondían con el papel que las deidades a que estaban dedicadas tenían en el entramado mítico y ritual 

El Templo Mayor de los mexicas estaba dentro de un espacio sagrado, aislado del mundo profano por un muro. Ese espacio reproducía el concepto cosmogónico mexica del quincunce: cuatro rumbos y un centro. En el centro se elevaba el Templo Mayor, que simbolizaba el Coatépetl, la montaña sagrada, que almacenaba la lluvia, los rayos, las semillas multiplicadoras de la vida.

Situado en el centro del espacio sagrado, el Templo Mayor se convertía en el axis mundi, centro del mundo, para los mexicas. Era la morada de los dioses y el lugar por excelencia en que los hombres podían descender a los nueve niveles del inframundo o ascender a los 13 niveles de los cielos.

Era el lugar donde los seres humanos hacían ofrendas y pedimentos a las divinidades, y donde renovaban con ellas los pactos de reciprocidad. Ahí, en las dos capillas ubicadas en la cima de Coatépetl, los mexicas donaban sangre y corazones, lo más preciado por los hombres, para que los dioses se alimentaran y recuperaran fuerzas para que pudieran, a su vez, dar alimentos y vida a los seres humanos.


(Tomado de: Dossier: La religión mexica. Los mexicas. Arqueología Mexicana, Vol.XVI núm. 91. Editorial Raíces, México, 2008)

jueves, 23 de marzo de 2023

Los mexicas

 


Los mexicas

Según sus propios relatos los mexicas provenían de un legendario lugar llamado Aztlán, "lugar de la blancura", presuntamente situado en el noroeste de Mesoamérica. De ahí habrían partido en 1111 d.C. -junto con otros grupos de los que posteriormente se separarían-, en la búsqueda de un sitio donde asentarse. Reconocerían este lugar porque, como se los había indicado Huitzilopochtli, su dios tutelar, allí encontrarían un águila posada sobre un nopal y devorando una serpiente. Casi dos siglos de peregrinación les tomó a los mexicas encontrar ese lugar. En un islote en el lago de Texcoco fundaron, en 1325 d.C., México-Tenochtitlan, ciudad que llegaría a ser en apenas un siglo la más importante de Mesoamérica. Como consecuencia de ese acelerado desarrollo y del crecimiento de la población, el pequeño islote pronto fue ocupado en su totalidad por templos y casas, lo que ocasionó que el área de tierra firme se aumentara artificialmente, y que áreas próximas del lago se rellenaran con grandes cantidades de piedra y lodo. Casi dos siglos después de su fundación, en la época de la conquista, Tenochtitlan era una gran ciudad organizada en cuatro grandes calpullis o barrios; se encontraba unida con los pueblos ribereños mediante extensas calzadas, tenía una población de 150,000 o 200,000 habitantes y ocupaba un área cercana a los 15 km cuadrados.

La Triple Alianza

A poco más de un siglo de la fundación de Tenochtitlan, los mexicas habían logrado prosperar a tal grado, que fueron capaces de enfrentar con éxito a la ciudad tepaneca de Azcapotzalco, entonces el asentamiento dominante de la Cuenca de México. En 1430, los mexicas crearon una entidad que sustituiría a la que lidereaban los tepanecas. La nueva estaba formada por Tenochtitlan, Tlacopan y Texcoco, y es conocida como la Triple Alianza. A partir de ese momento, los tlatoque mexicas comenzaron un ciclo de conquista sucesivas que, en poco menos de cien años, los llevaría a dominar diversas regiones mesoamericanas, cuyos pueblos estaban obligados a entregar periódicamente una amplia variedad de bienes y materias primas. Durante su máximo esplendor, la Alianza controlaba un territorio que comprendía más de 400 pueblos y señoríos subordinados.

La guerra

La supremacía mexica se fundaba en su extraordinaria capacidad militar y en una eficaz estrategia de demostración pública de su poderío, la que incluía ceremonias con sacrificios humanos a las que debían acudir los señores de los pueblos sojuzgados. Sin embargo, existían varios factores que impedían un control estable de las zonas conquistadas, como las grandes distancias que en ocasiones separaban a las provincias del corazón del imperio.

Los señoríos independientes

Pese al indudable poderío de la Triple Alianza, algunos señoríos lograron mantenerse independientes. Ello era debido a diversos factores, entre los que se cuenta que la capacidad militar era tal, que su sometimiento implicaba más gasto que beneficio, o simplemente que su independencia resultaba conveniente para asegurarse la disponibilidad permanente de prisionero de guerra para el sacrificio. Entre esos señoríos independientes se encuentran Metzitlan, Tlaxcala, Cholula, Teotitlán del Camino y Yopitzinco. Mencion aparte merecen los tarascos, tal vez los únicos enemigos imbatibles de los mexicas.

Las provincias tributarias 

Para la administración del vasto territorio que se encontraba bajo su control, la Triple Alianza estableció un sistema basado en la división en provincias tributarias, cada una de las cuales contenía varios pueblos que canalizaban el tributo por intermedio de una capital. Tan sólo en un año, los registros del imperio contabilizaban decenas de miles de mantas de algodón, miles de vestidos, cientos de trajes guerreros, grandes cantidades de fardos de plumas y aves vivas, pieles, colchas, cacao, piedras preciosas y miles de toneladas de alimentos. También se exigía la tributación de la fuerza de trabajo necesaria para la construcción de los numerosos edificios y templos de la capital del imperio.

El comercio

El destino de los productos obtenidos por medio del tributo era diverso. Se les utilizaba para las fiestas religiosas; para el pago de la administración del imperio; para sostener a las poblaciones urbanas, y para cubrir los gastos de la guerra. Otra parte regresaba a la circulación por medio del comercio. El ámbito en el que los mexicas desarrollaban sus actividades comerciales rebasaba los límites del imperio. Algunos productos se obtenían por intercambio con regiones distantes.


(Tomado de: Dossier: La religión mexica. Los mexicas. Arqueología Mexicana, Vol.XVI núm. 91. Editorial Raíces, México, 2008)

jueves, 24 de noviembre de 2022

Códices mixtecos prehispánicos

 


Códices mixtecos prehispánicos 

Manuel A. Hermann Lejarazu


Los códices mixtecos prehispánicos conforman un importante grupo de documentos cuya temática principal es la narración histórica y genealógica de los diversos linajes que gobernaron en el Posclásico. Los que sobrevivieron a la conquista española son los códices Bodley, Nuttall, Vindobonensis, Selden y Colombino-Becker. En vez de hablar únicamente de seis códices, en realidad se trata de ocho relatos histórico-pictográficos, elaborados en distintas épocas y por diversos autores, pues muchos se componen de una parte anversa y otra reversa que no constituyen una unidad.


Códice Bodley (anverso)

Registro completo sobre la historia y genealogía de Tilantongo desde el siglo X hasta el XVI. Este documento fue terminado hacia 1519 o 1521 y muestra un estilo que perduró en diferentes regiones de la Mixteca hasta principios del siglo XVII.

Códice Bodley (reverso)

Relato sobre los orígenes míticos de los señores de Lugar de Bulto de Xipe hasta la biografía de 4 Viento. Reconstruye parte de las genealogías de Tlaxiaco y Achiutla y se vincula con Tilantongo en su parte final. Elaborado antes que la sección anversa.


Códice Nuttall (anverso lado 2)

Narración mítico-histórica sobre los orígenes del señorío de Suchixtlán hasta el advenimiento de la segunda dinastía de Teozacoalco, con varios datos sobre el origen de Tilantongo como centro de poder. Abarca desde el siglo X hasta el XIV y quizá fue concluido hacia esta época.

Códice Nuttall (reverso lado 1)

Biografía de 8 Venado realizada en una época anterior al lado anverso, pero posterior a la vida del personaje. Tal vez fue elaborado a principios del siglo XIV y quizá sea contemporáneo del Códice Colombino-Becker.


Códice Vindobonensis (anverso)

Conforma un relato sagrado sobre los orígenes míticos del universo mixteco y los rituales que llevaron a su ordenamiento por los dioses creadores. Se desconoce su época de elaboración, pero guarda similitudes estilísticas e iconográficas con el Códice Nuttall.

Códice Vindobonensis (reverso)

Relación sucinta sobre la genealogía de Tilantongo desde el siglo X hasta el siglo XIV. Manuscrito quizá realizado hacia el siglo XVI, pero con una tradición pictórica diferente a la del anverso.


Códice Colombino-Becker

Biografía de  8 Venado (1063-1115) y breve biografía de 4 Viento (1092-1164). Según los estudios de Nancy Troike (1974), ambos códices formaban un mismo documento que fue separado en los primeros años que siguieron a la Conquista. Pudo haber sido elaborado en el siglo XIV. 


Códice Selden

Historia y genealogía de todas las dinastías de Jaltepec desde el siglo X hasta el siglo XVI. Aunque en rigor el Códice Selden fue terminado a mediados del siglo XVI, hacia 1556, se considera de origen prehispánico debido a que no existe ninguna influencia española en su elaboración.


(Tomado de: Hermann Lejarazu, Manuel A. Códices mixtecos prehispánicos. Dossier. Tres mil años de cultura en Oaxaca, Puebla y Guerrero . Arqueología Mexicana, Vol.XV núm. 90. Editorial Raíces, México, 2008)


jueves, 27 de octubre de 2022

Cultura mixteca


La cultura mixteca

Es una de las regiones mesoamericanas de mayor profundidad histórica. A lo largo de aproximadamente 3,000 años, en ese territorio se desarrollaron varias tradiciones culturales, dos de las cuales, la mixteca y la zapoteca, se encuentran entre las más importantes de Mesoamérica, por su longevidad y el alcance de sus aportaciones. Hoy en día, esa extraordinaria diversidad cultural se refleja en los numerosos grupos étnicos que aún pueblan la entidad, en lo que de hecho constituye el conglomerado indígena más numeroso del país, con una notable variedad de lenguas, así como de costumbres y creencias con raíces prehispánicas.


La Mixteca 

Los mixtecos habitaron una extensa región que abarca la parte occidental del actual estado de Oaxaca y parte de los estados de Guerrero y Puebla. Aunque en su mayoría es montañosa, la Mixteca comprende tres zonas ecológicas: la Mixteca Alta -escenario del desarrollo de los principales poblados de esta cultura, como Tilantongo -, la Mixteca Baja -o Ñuiñe ("Tierra Caliente")- y la Mixteca de la Costa.


Los mixtecos: la Gente de la Lluvia

La cultura mixteca es una de las más relevantes de Mesoamérica. Se distingue no sólo por su profundidad y continuidad histórica, sino por ser la fuente de algunos de los códices prehispánicos más importantes que se conocen, y por la extraordinaria calidad de su arte.las exploraciones en las distintas áreas de la región han mostrado que la Mixteca, al igual que la de sus vecinos zapotecos, era una sociedad compleja. En la época prehispánica, la región se encontraba dividida en señoríos independientes inmersos en una complicada red de relaciones económicas y políticas, que lo mismo incluían alianzas por medio de matrimonios entre miembros de la clase gobernante que enfrentamientos bélicos.


Arte mixteco

Los mixtecos se cuentan entre los mejores artesanos del México prehispánico, y sus creaciones fueron apreciadas en muchos otros lugares. Esta maestría creativa se encuentra plasmada en obras de todo tipo y realizada con diferentes materiales: figuras y herramientas de obsidiana y cristal de roca; cerámica polícroma, decorada con un sinfín de motivos geométricos, simbólicos y religiosos; grabados en hueso y madera con representaciones de escenas semejantes a las de los códices; adornos en jade, concha y turquesa, así como artículos de orfebrería, rama en la cual eran considerados los mejores de Mesoamérica. Con el empleo de diversas técnicas como el martillado, la cera perdida, la filigrana y las aleaciones, elaboraron entre otros objetos: collares, pectorales, anillos, orejeras y narigueras. El mejor ejemplo de la maestría de esta cultura en la fabricación de objetos de oro, lo constituye la rica ofrenda depositada en honor de un señor mixteco, en algún momento del Posclásico, en la famosa tumba 7 de Monte Albán, cuando esa gran ciudad zapoteca ya había sido abandonada y era también considerada un lugar sagrado para otros pueblos.


Cronología de la Mixteca


Fase Cruz

(Preclásico)

1600-500 a.C.

*Hay docenas de pueblos sedentarios en la Mixteca.

*Se construyen edificios públicos y comienza la estratificación social.


Fase Ramos/Flores

(Preclásico -Clásico)

500 a.C.-950 d.C.

*Apogeo del urbanismo en la Mixteca.

*La estratificación social está bien definida.


Fase Natividad

(Posclásico)

950-1520 d.C.

*La cultura mixteca alcanza su máximo desarrollo.


Periodo colonial 

1521-1810

*La Mixteca se adapta a la cultura europea 


Los mixtecos en la actualidad

Los hablantes de mixteco ascienden a 359 119: en Oaxaca hay 242 050, en Puebla 6 694 y en Guerrero 110 375. Cantidades significativas de hablantes de mixteco se encuentran en Distrito Federal: 12 337; estado de México: 21 278; Baja California: 12 843; Baja California Sur: 1 524; Sinaloa: 3 101 (INEGI, 2005). Sin contar a los miles de mixtecos que viven en Estados Unidos, cuya población hablante de este idioma ascendía en 2005 a 410 202 personas.


(Tomado de: Dossier: La Mixteca. Tres mil años de cultura en Oaxaca, Puebla y Guerrero . Arqueología Mexicana, Vol.XV núm. 90. Editorial Raíces, México, 2008)

jueves, 29 de septiembre de 2022

Los jumiles, xotlinilli



Los jumiles de Taxco se desarrollan sobre los tallos y entre las hojas secas de los encinos pequeños. En el cerro del Huixteco el insecto es tan abundante que llaman jumileros a los nativos. Ellos, por su parte, celebran el día del jumil el 5 de noviembre. Estos insectos abundan de noviembre a febrero y desaparecen con las primeras lluvias, despiden un olor fuerte que se intensifica al tocarlos.

Cuando los recolectan, los guardan en canastones cubiertos con mantas ralas de algodón y se los rocían con agua para mantenerlos vivos, pues mueren pronto fuera de su ambiente. En el mercado los venden envueltos en hojas verdes de cucharillo (Quercus urbani), bien atadas para que no se escapen.

Los jumiles morelenses (Euchistus zopilotensis) son más pequeños, se encuentran en Cuachichinola y en Jamiltepec, donde se crían entre la humedad de las peñas del cerro. Se venden en los mercados de Cuautla y Cuernavaca. Para conservarlos, los echan en ollas de barro tapadas con hojas de maíz y les ponen una rama de laurel para entretenerles el hambre. Abundan durante el invierno.

Los jumiles también se comen tostados, acompañados de limón y sal, o en salsa de tomate de cáscara y chile guajillo. Asimismo, se preparan tostados y molidos con chile para espolvorear los alimentos y no falta quien se los coma vivos, en la creencia de que curan la dispepsia y las erupciones de la piel.


[Tomado de: Castelló-Yturbe, Teresa (texto y recolección), Presencia de la comida prehispánica. Fomento Cultural Banamex, México, 1986.]


(Tomado a su vez de: Vela, Enrique: Insectos en Mesoamérica. Usos y simbolismo, alimento y materia prima. Arqueología Mexicana, Edición especial #86. Editorial Raíces, México, 2019)

 

viernes, 19 de agosto de 2022

Los insectos comestibles

 


Muchas especies de insectos son extremadamente valiosas para el hombre, entre otras razones porque son comestibles. Los insectos son consumidos en todo el mundo por muchos grupos étnicos y forman parte de sus tradiciones y de sus hábitos alimenticios.

La mayoría de las especies se comen en estado inmaduro, aunque en algunos casos la ingestión incluye todos los niveles de desarrollo.

En México las especies aprovechadas han sido numerosas, y ello ha tenido mucho que ver con la diversidad de ecosistemas en que esas especies se asientan. Generalmente la ingestión de insectos está asociada a aquellas especies cuyas poblaciones son elevadas, que se encuentran en gran número, cuya localización y recolección son simples y cuya presencia, aunque intermitente, es constante. Por ello, los que más se consumen son aquellos insectos denominados sociales (abejas, avispas, hormigas y termitas); los que presentan algún tipo de gregarismo (mariposa monarca, chapulines y chinches); algunas especies de insectos acuáticos, o los que se encuentran en sitios de agregación; aquellos que se desarrollan en conjunto porque los padres ahí dejaron los huevecillos (gusano de los palos, gusano del nopal, gusano del maguey, los pescaditos), o incluso aquellas especies que constituyen plagas (gusanos de maíz, chapulines).

La disponibilidad de los insectos comestibles depende de la estación del año, del lugar de que se trate y de la gente que ahí habite. Hay una economía de la energía en su búsqueda, y aquellos factores se correlacionan con otros ciclos naturales como son las fases de la Luna, la floración de una determinada especie o la migración de algún animal, etc.

El gusto es, sin duda, el principal factor que determina la elección de los insectos comestibles pero, desde luego, éste es diferente entre los habitantes de las áreas rurales y los de las ciudades; además, de uno u otro modo la gente sabe cómo incrementar su palatabilidad. Aun así, la ingesta diaria no es suficiente para suplir las necesidades.

Existe también una desigualdad en la ingesta proteínico-calórica entre las diferentes familias de un lugar, y aun dentro de una misma familia, lo que depende del número de personas que la integran, de las edades y de la actividad de cada uno de sus miembros. Son importantes también el status social de los diferentes alimentos, así como los hábitos y las tradiciones de la localidad.

Hasta ahora hemos registrado 531 especies de insectos comestibles tan sólo para México, y 3169 especies para todo el mundo, pertenecientes a diferentes grupos, entre ellos: chapulines, libélulas, moscas de mayo, chinches acuáticas y terrestres, cigarras, periquitos, escarabajos acuáticos y terrestres, mariposas diurnas y nocturnas, tricópteros, moscas, moscos, abejas, hormigas, avispas y termitas, los cuales son, en su mayoría, ingeridos en estado inmaduro. Esto es importante, ya que los insectos constituyen un recurso natural renovable que incluso se puede cultivar en desechos o esquilmos, tanto de origen vegetal como animal.

Podemos decir que los insectos desempeñan una función importante, tanto cualitativa como cuantitativamente, en la nutrición de grupos culturales. Muchos insectos comestibles son preservados, almacenados y comercializados, y de esta manera la gente puede tener alimento durante los tiempos de escasez. Además, es interesante señalar que en todo el mundo existen temporadas y métodos semejantes de explotación, así como de colecta, consumo, preservación y mercadeo.

[Tomado de: Ramos-Elorduy, Julieta, "Insectos comestibles", Arqueológica Mexicana, núm. 35, enero -febrero de 1999, pp. 68-73.]


(Tomado a su vez de: Vela, Enrique: Insectos en Mesoamérica. Usos y simbolismo, alimento y materia prima. Arqueología Mexicana, Edición especial #86. Editorial Raíces, México, 2019)