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lunes, 13 de septiembre de 2021

Francisco Zarco

 


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Francisco Zarco (1829-1869)

"Del favor de la providencia y del patriotismo de los mexicanos, esperamos que al verse libres del yugo que los oprimía, sepan con cordura y con decisión salvar a su patria y acentuarse sobre bases sólidas la libertad", escribió al triunfo de la Revolución de Ayutla en el periódico En Siglo XIX, del cual  era editor. Tenía 26 años y era ya considerado una de las plumas más certeras de todo el país.

Su historia era admirable. Nacido en Durango, apenas había contado con algunos estudios durante su juventud en la Ciudad de México. Sin embargo, Francisco Zarco era un aguerrido autodidacta. Su memoria impactaba a quienes lo conocían y poseía un talento para los idiomas y las letras.

Tan sólo contaba con 14 años cuando entró a la Secretaría de Relaciones Exteriores como traductor -dominaba el inglés, francés e italiano-. Tres años más tarde, su inteligencia y erudición lo impulsaron a la secretaría del Consejo de Gobierno. Unos meses después, fue designado oficial mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Apenas cumplía la mayoría de edad y su carrera política ya era envidiable. Para Zarco, el cielo era el límite.

Pero su verdadera pasión fue siempre el periodismo. Desde muy joven comenzó a escribir en diversos periódicos del país. Creía en las ideas liberales y se convirtió en uno de los principales periodistas políticos de México. No hizo de menos la crónica, pero fue en la columna política donde impuso su estilo combatiente y veraz. Desde las páginas de El Demócrata y El Siglo Diez y Nueve promulgaba el liberalismo. En sus artículos emprendió la lucha contra el centralismo durante la Revolución de Ayutla, y contra el conservadurismo en tiempos de la Guerra de Reforma.

"Demos libertad en todo, para todo y para todos", señalaba Zarco cuando le tocó ser diputado en el Congreso Constituyente de 1856 y 1857. Su participación en la formulación de la Carta Magna resultó fundamental. Defensor de la educación popular, la libertad de prensa y expresión, la igualdad, la democracia y los derechos populares e indígenas, también hubo de sufrir persecución, encarcelamiento y torturas por sus escritos, aunque siempre salió fortalecido de estos trances. No obstante, su salud comenzó a deteriorarse con rapidez.

En los cuarenta años que vivió, Zarco se convirtió en el escritor liberal más importante del país. Su amor por la escritura le llevó a incluso renunciar a grandes puestos políticos. Benito Juárez lo invitó a formar parte de su gabinete en Gobernación y Relaciones Exteriores, pero rechazó ambos puestos para seguir con su labor periodística. El héroe de la pluma liberal murió muy pronto, pero sus escritos siguen siendo base fundamental para entender al México de aquel entonces.


(Tomado de: Tapia, Mario - 101 héroes en la historia de México. Random House Mondadori, S.A. de C.V. México, D.F., 2008) 

jueves, 19 de agosto de 2021

¿Qué opinaba Fernández de Lizardi acerca de la independencia?

 

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¿Qué opinión tuvo Fernández de Lizardi acerca de la Independencia?

José Joaquín Fernández de Lizardi, autor de El periquillo sarniento, la primera novela hispanoamericana, reprobó desde siempre la corrupción de las autoridades coloniales. En su periódico El Pensador Mexicano atacó ferozmente al gobierno virreinal de Venegas. En un artículo felicitó al virrey por su cumpleaños y le sugirió modificar una orden recién emitida. El virrey lo mandó encarcelar y prácticamente por él se suspendió la libertad de prensa.

Para el escritor, quien fue una de las figuras políticas y literarias más importante de la época, la insurrección de 1810 había sido una improvisación sin resultados sustanciales, aunque eso no quiere decir que rechazara las ideas del cura Hidalgo. Por el contrario, Fernández de Lizardi era partidario de la independencia y alababa la lucha de José María Morelos y Pavón. Esto se puede constatar en su artículo "Aviso patriótico a los insurgentes de la sordina". Dio su apoyo a las ideas proindependentistas de los representantes americanos que fueron a Cádiz. Al restaurarse la Constitución de 1812, analizó en detalle el documento político en otro de sus periódicos, El Conductor Eléctrico.

En 1821 el ejército español había logrado capturar a todos los insurgentes, con excepción de la guerrilla de Vicente Guerrero. Ese mismo año, en su panfleto Chamorro y Dominguín, publicó "Diálogo jocoserio sobre la Independencia de América", en donde dijo que el ejército realista era tan débil que la independencia se daría casi por sí misma.

Es muy conocida su novela El periquillo sarniento, producto precisamente de la censura, pues al no poder redactar sus notas periodísticas, su máxima especialidad, decidió volcarse en la narrativa. Nunca perdió la oportunidad de educar, pues estaba convencido de la extrema importancia que esto tenía para las personas y desde luego para forjar a la nueva nación en vísperas de emerger. Por eso su estilo adopta un estilo de sermón. Su principal preocupación no era hacer literatura, sino corregir los abusos que existían en esa época en la sociedad. Sin embargo, ninguna causa le preocupó más que la educación infantil, una herencia de José María Barquera, editor del primer periódico mexicano: El Diario de México.

Fernández de Lizardi terminó por unirse al partido de Agustín de Iturbide en esta lucha por la búsqueda de la independencia. En Tepotzotlán, donde creció, era director del periódico que leían las tropas del Ejército Trigarante. Antes de que Iturbide fuera coronado emperador, Fernández de Lizardi se proclamó a favor de un sistema republicano. Después prefirió adoptar la monarquía con un emperador local, pues de acuerdo con los Tratados de Córdoba existía la posibilidad de que un Borbón viniera a gobernar México. Aunque intentó influir en las decisiones de Iturbide para lograr la institución de la monarquía constitucional, no lo logró y tiempo después le rogó abdicar. Tras la muerte del emperador disculpó sus peripecias en una obra titulada "Unipersonal de don Agustín de Iturbide, emperador que fue de México".

En 1823, en su periódico El Hermano del Perico que Cantaba Victoria, Fernández de Lizardi advirtió que existía la posibilidad de una nueva conquista española. Entre los ideales reformistas de Fernández de Lizardi sobresale su creencia en la igualdad ante la ley, por supuesto en la libertad de prensa, en la elección directa de los legisladores y en la importación de tecnología con miras a acumular el capital en México.

(Tomado de: Pacheco, Cecilia - 101 preguntas sobre la independencia de México. Grijalbo Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F., 2009)


lunes, 31 de mayo de 2021

Tomás Garrido Canabal


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Existe en México un estado denominado Tabasco,

 y al cual la naturaleza colmó de tantos dones que

 un día los dioses se pusieron celosos... allí el árbol

 del bien y del mal apenas producía el primero, y

 los dioses hicieron que el árbol echara el segundo

 fruto, y como primer espécimen de la cosecha soltó

 a un bípedo humano... se decía llamar Garrido

 Canabal. Y el bípedo, por la ley de la cachiporra,

 del colmillo más fuerte y del zarpazo que mayor

 cantidad de sangre derrama, se encaramó sobre el

pavor de todas aquellas gentes buenas y sencillas,

 y se hizo Gobernador del Estado.

Luis C. Sepúlveda, El Informador,

13 de noviembre de 1931.

Tomás Garrido Canabal (1890-1943) fue Gobernador de Tabasco de 1919 a 1934 en periodos interrumpidos. Durante su gobierno mantuvo un cacicazgo de corte militar y tintes fascistas; promovió la persecución religiosa solapada por Plutarco Elías Calles; creó ligas de resistencia; "compartió" el poder con su familia; proscribió la libertad de prensa y de reunión; cambió la educación laica por la educación racionalista con libros de texto socialistas, y promulgó una serie de leyes absurdas en las que fueron sesgadas las libertades esenciales.

La persecución del mandatario local contra los católicos incluyó el asesinato de sacerdotes, o su obligación de casarse; el cierre de todas las iglesias y la destrucción de altares; además, orilló al pueblo a comer carne los días de vigilia, suprimió la Navidad, prohibió símbolos religiosos en las tumbas y proscribió la palabra "dios" y todas las que lo aludieran, como "adiós". El pasatiempo de los empleados públicos bajo su gobierno era formar en las calles filas de imágenes de santos y "fusilarlas".

Pero no sólo imágenes religiosas fueron pasadas por las armas: en noviembre de 1931, El Informador denunció en sus páginas la barbarie ejecutada por Garrido: "Confirmese la noticia de que el gobernador Garrido Canabal ordenó que fueran ahorcados ochenta y cinco campesinos de Villa Guerrero porque éstos en acción de justicia colectiva lincharon al alcalde Chables de ese pueblo, por haber estuprado y dado muerte a una niña de pocos años. Chables era uno de los secuaces mimados de Garrido Canabal [...] En salsas fuertes nadie puede superar al Garrido caníbal de Tabasco".

En 1933, el gobernador creó el Bloque de Jóvenes Revolucionarios conocido como los Camisas Rojas, "un grupo de choque que allanaba domicilios, destruía imágenes religiosas, humillaba a los bebedores y apaleaba a los políticos antigarridistas". Posteriormente, convertido en secretario de Agricultura durante la presidencia de Cárdenas, se trasladó a la ciudad de México.

El 30 de diciembre de 1934, al momento que los feligreses católicos salían de misa en la parroquia de Coyoacán, un grupo numeroso de Camisas Rojas atacó a los fieles. Fallecieron seis. Después de esta matanza, el presidente Cárdenas le pidió la renuncia y Tomás Garrido Canabal marchó al exilio a Costa Rica. Murió en Los Ángeles, California, en 1943.

(Tomado de: Molina, Sandra – 101 villanos en la historia de México. Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F. 2008).