martes, 30 de noviembre de 2021

Gregorio Cárdenas

 


Un eslabón más se agregó a la cadena de fugas registradas en los años cuarentas y tocó a Gregorio Cárdenas Hernández escenificarlo y, como en los inmediatos anteriores, tampoco hubo ninguna violencia que lamentar.

Este reo no se escapó del Palacio Negro, sino del manicomio de La Castañeda, en el cual es alojado por instrucciones del juez de su causa, Carlos Espeleta Torrijos, traslado que se realiza muy poco después de que el acusado es aprehendido.

Hasta el momento de la evasión, efectuada el 24 de diciembre de 1947, Cárdenas vivió más tiempo de sus años de reclusión en la Castañeda que en Lecumberri.

La explicación de esto es que el reo debía ser estudiado por los siquiatras y demás especialistas que tenían que dictaminar si Cárdenas estaba loco o no, o si sufría algún otro trastorno.

Con él escapa su amigo Carlos Burgos Montalvo, quien a su vez fungía como su secretario en el manicomio, en donde también era un enfermo recluido para exámenes médicos.

Sabido es que Gregorio Cárdenas, a quien todo el mundo conoció como "Goyo", dio muerte a cuatro mujeres, estrangulándolas y a la postre enterrándolas en el patio de su propia casa, en la célebre dirección de Mar del Norte 17, en Tacuba.

Las muertes provocadas por este sujeto causaron un verdadero pánico en la sociedad, que exigía un ejemplar castigo para el responsable de ellas.

Sólo que para resolver con plena justicia, el juez necesitaba saber si estaba frente a un demente y únicamente los especialistas podían determinar tal cosa.

Ante esa situación el proceso quedó suspendido después del auto de formal prisión y Gregorio fue enviado a La Castañeda, en donde los médicos se aventaron la pelota y nunca dictaminaron la verdad.

Solamente el doctor Alfonso Quiroz Cuarón mantuvo la tesis de que"Goyo" no estaba en sus cabales.

Después de transcurrir algunos años en Mixcoac, el reo decidió que había llegado el momento de"tomar unas vacaciones", como él mismo lo confesó a la policía cuando lo recapturaron, y el 24 de diciembre, fecha tan especial, les dio comienzo fugándose del manicomio.

Confesó que acercó una mesa a la ventana que tenía en su celda y se subió a ella para romper la malla que la protegía, una vez ante la oquedad libre de obstáculos brincó hacia un pasillo, el cual comunicaba directamente con la muralla del establecimiento, pero que podía ser franqueable con cierta facilidad.

Y eso fue lo que hizo el reo, quien seguía los pasos de Burgos, su cómplice y amigo que ya lo esperaba en ese punto.

Ambos se ayudaron hasta que alcanzaron la calle, sin que ninguno de los vigilantes se percatara de su hazaña. Con 250 pesos que el"estrangulador" había ahorrado, decidió irse a Veracruz, llevando con él a su "secretario", pero llegaron hasta Oaxaca, en donde un policía que antes estuvo comisionado en La Castañeda, lo reconoció y avisó al D. F. lo que había visto, saliendo agentes hacia allá para recapturarlo.

La tarea no resultó fácil, porque el prófugo "brincó" por diversos sitios logrando burlar a sus perseguidores, temporalmente.

A pesar de todo los detectives dieron con él, acompañados por el propio "secretario" del prófugo.

Ya en el Palacio Negro se le confinó en una "jaula" de la circular uno, en donde se le mantuvo por largo tiempo sin darle mayores facilidades, ante la posibilidad de que pudiera intentar una nueva fuga.

El tiempo transcurrió y él se dedicó a estudiar leyes, haciéndose de una gran cantidad de libros que le ayudaron en ese objetivo, y cuando adquirió conocimientos comenzó a ayudar a muchos reclusos que carecían de una forma de defensa real y a otros que fueron victimados por inmorales seudoabogados que únicamente los despojaron del poco dinero que tenían, con el pretexto de "tramitarles su libertad", lo cual jamás hicieron.

Al mismo tiempo "Goyo" trataba de ayudarse él mismo con su caso, ya que el proceso estaba suspendido por haberlo trasladado a Mixcoac, y tampoco podía considerársele legalmente como un loco por no existir dictámenes al respecto.

Volvió a caminar el reloj y así transcurrieron 34 años, poco menos de lo que el juez Espeleta Torrijos pudo haberle impuesto como condena, si el juicio no se suspende.

En ese momento aparece una nueva legislación, incluyendo la Ley de Normas Mínimas que abrió las puertas de la prisión a muchos reclusos.

Se buscó ahí la forma de beneficiar a Cárdenas, mientras las puertas del lóbrego Palacio Negro se cerraban definitivamente.

Dos semanas después de esto, habiendo sido enviado al Reclusorio Oriente mientras tanto, "El Estrangulador de Mujeres" recuperó la libertad.


(Tomado de: Aquino, Norberto Emilio de - Fugas. Editora de Periódicos, S. C. L., La Prensa. México, D. F., 1993)

jueves, 25 de noviembre de 2021

El hombre que quiso pagar la deuda

 


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El hombre que quiso pagar la deuda

Aunque nadie lo crea, hasta hace un par de décadas no era común ser un narco famoso. Aunque ya se les adoraba en los pueblos abandonados del norte de México, tanto por sus gestos caritativos como por su condición de grandes empleadores, sus figuras no eran las de los actuales personajes mediáticos. Antes los narcos no tenían corridos ni hacían alarde de su agitado tren de vida.

Rafael Caro Quintero fue uno de los primeros grandes narcotraficantes, y como sucedía con todos estos personajes, su vida fue también motivo de un sinnúmero de rumores. En el imaginario colectivo la figura del líder del cártel de Guadalajara, junto a Ernesto Fonseca, don Neto, es la primera en venir a la mente cuando de nombrar a un narco se trata. Segundos después se remata, en honor a él y al rumor que lo hizo famoso, señalando que ese compa ofreció pagar la deuda externa, ¿será?

Hombre inmensamente rico, Caro Quintero supo leer como nadie los huecos de la corrupción del sistema. En realidad, tuvo que ser detenido por la Policía de Costa Rica, que pensaba que estaba cometiendo un secuestro, pues en nuestro país era intocable. Sólo al ser informados por el gobierno mexicano, la Policía tica supo que había detenido al tercer hombre más buscado por la DEA.

Caro Quintero fue arrestado el 4 de abril de 1985. Se encontraba con su novia, hija del entonces gobernador de Jalisco, Sara Cossío. Su desgracia no fue la ley en México sino los excesos de algunos de sus lugartenientes que decidió matar a un agente de la DEA. Al poco tiempo, sus protectores se vieron obligados a desampararlo.

Orador magnífico, Quintero otorgó una genial entrevista al reportero Pérez Verdugo, en tu que aclaró que en efecto era narcotraficante, pero que no sabía por qué cargo se le había detenido. Aseguró, además, que era parte de una red que cruzaba en línea vertical hasta el Negro Durazo y López Portillo. Dijo que, por favor, los mexicanos no fuéramos doble cara y que mejor lo dejáramos trabajar en paz; si lo hacíamos, juró, pagaría la deuda externa.

Dijo: "Aléjenme de esos pinches ratas del gobierno y en unos años yo pago la deuda".

Por desgracia ganó la doble cara. Nunca sabremos si el rumor de que Caro podía pagar la deuda era cierto, pero si lo hubiéramos dejado, por lo menos le hubiera dado una buena abonadita.


(Tomado de: Marcelo Yarza - 101 Rumores y secretos en la historia de México, Editorial Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F., 2008)


lunes, 22 de noviembre de 2021

José Gaos

 


Nació en Gijón, España, en 1900; murió en la Ciudad de México en 1969. Hizo sus estudios en el Colegio de Santo Domingo en Oviedo y en las universidades de Valencia, Madrid y Montpellier. De 1933 a 1936 fue director del período preparatorio de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, y rector de ésta de 1936 a 1938, en que llegó a México. Fue catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y miembro de El Colegio de México. Sus obras: La filosofía de Maimónides y Dos ideas de la filosofía (junto con F. Larroyo) (1940); Antología filosófica (1941); El pensamiento hispanoamericano (1944); Pensamiento español, Pensamiento de lengua española, Antología del pensamiento de lengua española y Dos exclusivas del hombre (1945); Filosofía de la filosofía y Tratados de Gamarra (1947); Filosofía del entendimiento de Bello (1948); Un método para resolver los problemas de nuestro tiempo y Escritores místicos españoles (1949); Introducción a Heidegger (1951); En torno a la filosofía mexicana (1952-1953); Filosofía mexicana en nuestros días (1954); La filosofía en la Universidad (1956-1957); Sobre Ortega y Gasset (1957); Confesiones profesionales y Discurso de filosofía (1958); Introducción a la fenomenología, Sobre enseñanza y educación, Museo de filósofos y Orígenes de la filosofía y de su historia (1960); Las críticas de Kant, Filosofía contemporánea y De la filosofía (1962).

Tradujo, además, obras fundamentales de R. Odebrecht, M. Scheler, E. Husserl, B. Grothuysen, W. Dilthey, W. Jaeger, J. Wahl, H. Heidegger, K. Jaspers, L. Levelle, N. Abagnano, y N. Hartmann. Gaos fue discípulo de Ortega y Gasset y de Manuel García Morente. Tuvo, a su vez, distinguidos discípulos mexicanos e influyó profundamente en la enseñanza de la filosofía. La UNAM y el Fondo de Cultura Económica le rindieron un homenaje póstumo en Dianoia, Anuario de Filosofía, 1970. Escribieron Augusto Salazar Bondy, Alain Guy, Udo Rukser, José Luis Abellán, Bernabé Navarro, Justino Fernández, Vera Yamuni, Luis Recaséns Siches y Patrick Romanell. En 1971, El Colegio de México publicó Nuestra idea del mundo.


(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen V, - Gabinetes - Guadalajara)

jueves, 18 de noviembre de 2021

Desafío a los muralistas

 


Suponga usted, por un momento, que lograse reunir a un grupo de los mejores pintores conocidos y les planteara su deseo: "Quiero que me hagan una pintura extraordinaria, con simbolismos capaces de narrar una historia en cada figura. Quiero ver hombres y animales dibujados con trazos simples y completos que transmitan una positiva sensación de poderío. Quiero que los hombres midan unos tres metros de alto y que haya borregos de cuatro metros, y ciervos enormes. Sólo quiero dos colores en las pinturas: un ocre rojizo y un negro bien oscuro. No deben utilizar brochas ni pinceles y tampoco pinturas líquidas de ninguna clase. Quizás les cueste un poco de trabajo realizar su obra artística porque lo que van a decorar es un lienzo casi horizontal, un techo rocoso. ¿La superficie? Digamos unos cuatrocientos cincuenta metros cuadrados. El techo está bastante alto pero no usarán escaleras ni andamios. Y una última recomendación: las pinturas han de durar unos mil años a pesar de estar expuestas a la intemperie porque en el salón no habrá puertas de ninguna clase."

A estas alturas, ¿qué clase de reacciones habría en los pintores famosos? Trate de imaginarlo y pensar en los problemas que le plantearían como respuesta. ¿Quién sería el bravo que aceptara la misión, sabiendo, además de todo, que no percibiría dinero a cambio, que su remuneración habría de ser puramente sentimental? Finalmente, ni siquiera su firma aparecería en la pintura.

¿Imposible hallar a ese hombre? Tal vez lo sea en la dimensión general de nuestra época, pero no en los tiempos y espacios del México existente tras los velos de muchos siglos atrás.

Los geniales artistas que satisficieron todos los requisitos arriba mencionados, dejaron para asombro y curiosidad y desconcierto de generaciones enteras, verdaderas obras murales que hoy en día todavía hacen vibrar al espectador. Sus galerías de exposición están abiertas, día y noche, tanto al público como al viento y la arena del desierto, al calor y al frío. Tales galerías son dos cuevas situadas en ese país interminablemente sorprendente que es Baja California Sur.

Una, la del Coyote, se localiza a unos cincuenta kilómetros al oeste de San Ignacio, un diminuto poblado en el centro mismo de la península, aproximadamente a la misma altura geografía que Guaymas, Sonora. El lugar es también conocido como Cueva de la Serpiente, porque una de las pinturas es justamente un larguísimo reptil con orejas que recuerdan las de la liebre. Hace tiempo que se ha tratado de establecer si -por diseño o trazo- tendría alguna asociación con la serpiente emplumada y cabeza con tocado que corresponde que corresponde al universo mitológico mexicano.

Y cerca de otro lugar también llamado Coyote, al sur de Mulegé, en tierras del rancho San Baltazar, está la cueva de San Borjita, con las figuras pintadas en el techo. La escena general parece reproducir una batalla puesto que abundan hombres con flechas en las manos y algunos tienen el cuerpo atravesado por los dardos. Para añadir problemas a la interpretación de las pinturas, éstas aparecen en muchos casos sobrepuestas entre sí. Para completar el testimonio, a poco que usted rasque en el suelo hallará puntas de flecha.

Desde luego, no son estas las únicas grandes pinturas rupestres que hay en el Territorio bajacaliforniano; la lista de lugares es muy grande y quizás las mejores no se conocen todavía; después de todo se trata de un lugar donde el misterio lo es todo.

Algún día, cuando usted decida conocer el "otro México" que decía el genial Fernando Jordán, llegue a San Ignacio y Mulegé; lo que ahí verá y sentirá corresponde a otra dimensión de la vida.


(Tomado de: Möller, Harry. México Desconocido. INJUVE, México, D. F., 1973)


martes, 16 de noviembre de 2021

Agustín Lara y el cine


En 1931, el cine sonoro hizo su aparición en México con la película Santa, cuya dirección musical estuvo a cargo de Miguel Lerdo de Tejada. El tema musical de la película fue la célebre canción Santa con la que Lara inició una serie de redituables contribuciones románticas al arte fílmico nacional. Numerosas películas y varias actuaciones (no muy notables), pero que contribuyeron a acrecentar su figura pública, son el resultado de esta relación con el celuloide.

Los filmes Novillero (1936), Noche de ronda (1942), Mujer (1946), Humo en los ojos (1946), Revancha (1948), Perdida (1949), Coqueta (1949) debieron mucho de su éxito taquillero al aura de las canciones de Lara y a sus letras "plenas de significado" para un público dispuesto a conmoverse hasta las lágrimas.

Lara donó al cine mexicano algo más que canciones; le proporcionó argumentos sacados con tirabuzón de los títulos de sus canciones o trozos mitologizables de su agitada y atribulada vida. En el año 1946, su canción Noche de ronda en la voz de Elvira Ríos, sirvió como tema musical para la película Esos hombres, interpretada por Arturo de Córdova y Marina Tamayo.

Ese mismo año, Lara debutó como actor en la película Novillero al lado de Lorenzo Garza y Luz Ma. Bautista, siendo el tema musical el paso doble del mismo nombre. En 1937, se estrenaron otras dos películas: Adiós Nicanor con la canción del mismo nombre, y La gran cruz también con canciones del compositor.

Dentro de la filmografía lariana cabe destacar algunas películas como Distinto amanecer considerada clásica del cine en México, con la actuación de Andrea Palma, en la cual se estrenó la canción Cada noche un amor.

Ese año de 1943, se realizó otra versión de Santa, dirigida por el norteamericano Norman Foster, y de nuevo se utilizó la canción de Lara. Es curioso que la melodramática novela de don Federico Gamboa fuera utilizada tan reiteradamente y que precisamente Coqueta (1949), otra de las películas en que Lara intervino como actor, haya sido un refrito más de ese tema que en cursilería dejó corto al bueno de don Federico. Rociada abundantemente con una buena dotación de canciones de todas las épocas y estilos de Lara: Siempre te vas, Oye la marimba, Escarcha, Noche de ronda, Madrid, Amor de mis amores, es un buen ejemplo de lo que se esperaba de la presencia del músico-poeta en la pantalla. Lara hace el papel de Rubén, un músico ciego que mata loco de celos a la inefable Ninón Sevilla. Perdida, también de 1949, es otro ejemplo interesante. Esta vez, Agustín representa a Agustín y es naturalmente un músico famoso que acoge a Ninón Sevilla en su casa y se enamora de ella, sin poder evitar que al final de la folletinesca cinta, ésta se suicide. La música de la película proporciona además un muestrario de lo que entonces estaba de moda. Arreglos de Pérez Prado, Miseria de Miguel Ángel Valladares, Perdida de Chucho Navarro, El bobo de la yuca de Marcos Perdomo y Tú, sólo tú de Valdés Leal. Lara participaba con su presencia y dos viejos éxitos: Oración caribe y Talismán.

La mujer que yo amé (1950) nos presenta otra vez a Agustín como Agustín, el pianista del cabaret costeño Los Siete Mares que esta vez salva con sus canciones a Elsa Aguirre de una cojera esquizofrénica, para terminar con la cara marcada por un rival celoso. Finalmente, logra huir a México con "Toña la Negra" para poder cantar Oración caribe en el Politeama de los años treinta, donde los dos alcanzan la gloria artística.

Una nueva biografía titulada La vida de Lara, se filmó en 1958 con las canciones más conocidas del compositor y, naturalmente, el argumento se basó más en dichas canciones que en la verdadera vida del músico-poeta.

Lo importante, por supuesto, en toda la filmografía lariana, no era propiamente el argumento, sino la representación visual del "artista". Lara había venido a simbolizar al músico por antonomasia, al cancionero sensible y al poeta inspirado. Curiosamente, todos estos filmes que contribuyeron a convertir a Lara en el estereotipo más falso y convencional del compositor inspirado, coincidieron con la disminución real de su producción de canciones.

En 1958, Lara vivía de su producción ya hecha, de sus melodías una y otra vez repetidas y acomodadas a los nuevos ritmos y estilos de moda. En todos estos filmes, las viejas canciones de Lara representaban la "intemporalidad y la inmanencia" de la inspiración, y por extensión, la "sensibilidad romántica a la mexicana".

(Tomado de: Moreno Rivas, Yolanda - Historia de la Música Popular Mexicana. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Alianza Editorial Mexicana. México, D.F., 1989)

jueves, 11 de noviembre de 2021

Juan A. Mateos

 


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Juan A. Mateos (1831-1913)

Guardaba cada batalla en su memoria o en los papeles sueltos en donde siempre escribía algún comentario o recuerdo que no quería se perdiera con el tiempo. En el campo de guerra se batía como si el fuego y el coraje dieran sentido a su vida. Pero el capitalino Juan Antonio Mateos era mucho más. Aquel 1854 había interrumpido su carrera de Leyes en el Colegio San Juan de Letrán de la Ciudad de México para luchar a favor de sus ideas liberales. El deber le había llamado a las armas, pero estaba seguro de que regresaría a la senda del conocimiento.

Así lo hizo en el momento en que la guerra se intensificaba. Aunque su participación en los campos liberales había sido trascendental, el destino le tenía marcadas nuevas y más importantes tareas. No por ello dejó de participar en grandes batallas, más aún después de enterarse de que su hermano Manuel había sido fusilado por órdenes del general conservador Márquez. Mateos no encontró consuelo hasta terminada la Guerra de Reforma, cuando por fin tuvo tiempo de escribir lo que había vivido como combatiente.

Sin embargo, aquella tranquilidad le duraría poco, pues la Intervención Francesa lo obligó a enfrentar a un nuevo enemigo. Esta vez su trinchera sería las de las letras. Por medio de varios artículos atacó la ocupación francesa y al llamado Segundo Imperio. Fue por uno de sus artículos, publicado en La Orquesta, que Mateos fue encarcelado.

La prisión no lo hizo cambiar de ideas. Una vez en libertad, volvió al ataque, esta vez criticando duramente el proyecto de colonización de Sonora. Ésta vez su castigo fue el destierro en San Juan de Ulúa y, meses más tarde, en Yucatán. Fue entonces que Mateos decidió volver a las armas. Con algo de fortuna logró ponerse a las órdenes de Porfirio Díaz, a cuyo lado luchó exitosamente en contra de las tropas invasoras. Mateos fue testigo y partícipe de la derrota final del imperio de Maximiliano y vio al poder republicano y progresista, en la figura de Benito Juárez, tomar las riendas del país. El capitalino no podía más que enorgullecerse de ello.

No descansó y siguió escribiendo, contando sus recuerdos de lo que había sucedido en el país y dejando crónicas fidedignas para la posteridad. Juárez le reconoció su aporte nombrándolo ministro de la Suprema Corte de Justicia. El abogado fue además diputado y director de la Biblioteca del Congreso, pero fue el soldado y el escritor el que ha pasado para siempre a la historia.


(Tomado de: Tapia, Mario - 101 héroes en la historia de México. Random House Mondadori, S.A. de C.V. México, D.F., 2008) 

lunes, 8 de noviembre de 2021

Superstición: de las embarazadas

 


 LIBRO QUINTO 

Que trata de los agüeros y pronósticos, que estos naturales tomaban de algunas aves, animales y sabandijas para adivinar las cosas futuras.


[...]

Apéndice

XIX De la mujer preñada

Otra abusión dejaron los antiguos; y es, que la mujer preñada se debía de guardar de que no viese a ninguno que ahorcaban, o daban garrote, porque si le veía decían que el niño que tenía en el vientre nacería con una soga de carne a la garganta.

También decían que si la mujer preñada miraba al sol, o a la luna cuando se eclipsaba, la criatura que tenía en el vientre nacería mellados los bezos, y por esto las preñadas no osaban mirar al eclipse, y, para que esto no aconteciese, si mirase el eclipse poníase una navajuela de piedra negra en el seno, que tocase a la carne. También decían que la mujer preñada, si mascaba aquel betún que Ilaman tzictli, la criatura cuando naciese, que le acontecería aquello que llaman motentzoponiz, que mueren de ello las criaturas recién nacidas, y cáusase de que cuando mama la criatura, si su madre la saca de presto la teta de la boca, lastímase en el paladar y luego queda mortal. 

También decían que la mujer preñada, si anduviese de noche, la criatura que naciese sería muy llorona; y si el padre andaba de noche y veía alguna estantigua, lo que naciese tendría mal de corazón, y para remedio de esto, la mujer preñada, cuando andaba de noche, poníase unas chinas en el seno, o un poco de ceniza del hogar, o unos pocos de ajenjos de esta tierra que llaman iztáuhyatl; y también los hombres se ponían en el seno chinas, o pícietl, para excusar el peligro del hijo que estaba en el  vientre de la madre y si esto no hacían, decían que la criatura nacería con una enfermedad que Ilaman ayomama, o con otra  enfermedad que llaman cuetzpaliciuiztli, o con lobanillos en las ingles.

(Tomado de: Sahagún, fray Bernardino de - Historia General de cosas de Nueva España. Numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K. Editorial Porrúa, S. A. Colección “Sepan Cuantos…” #300. México, D.F. 1982)

jueves, 4 de noviembre de 2021

Nueva España: Fronteras distantes



A finales del siglo XVIII, la superficie de la Nueva España rebasaba los cuatro millones de kilómetros cuadrados. En el norte, abarcaba los actuales estados norteamericanos de California, Arizona, Nuevo México, Texas y Florida. En el sur, el virreinato se extendía hasta la península de Yucatán y Chiapas. El viaje de la capital a las lejanas minas de Santa Bárbara y Parral duraba entre tres o cuatro meses en época de secas.
El paisaje novohispano se fue transformando a través de los siglos con la introducción de nuevas especies de plantas, animales y técnicas de producción. La combinación de diversos recursos naturales y la desigual distribución geográfica creó un paisaje variado. Se pueden distinguir cinco áreas principales: el México central, la vertiente del Golfo y la del Pacífico, la zona norte y la zona sur.
El México central se ha caracterizado por la presencia de sierras ásperas, clima templado y valles fértiles. Ya que las tierras están situadas en diferentes altitudes, las regiones que forman esta área tienen diversos climas. Esos contrastes climáticos permitieron la producción de múltiples productos en distancias relativamente cortas. El maíz y el frijol se daban bien en casi todas partes, y se criaban vacas, cerdos y pollos. El cultivo de trigo y la cría de ganado lanar, en cambio, se concentraban en las regiones templadas. Los cultivos tropicales, como la caña de azúcar, el algodón y el tabaco, florecieron en la tierra caliente cercana y en las vertientes del Golfo y del Pacífico.
Hacia el norte, la tierra se va haciendo cada vez más árida y agreste. Esta región dilatada tuvo poca población, pero fue muy rica en minas y ganados, y abasteció al centro de materias primas: lana, algodón, mulas, caballos, vacas, cueros y plata. La novedad del siglo XVIII es la ampliación de la frontera norte. El temor a la penetración de los rusos en la costa del Pacífico, y de los franceses en el golfo de México, obligó a una expansión defensiva en esos territorios. California, Nuevo México y Texas se poblaron entonces de misiones y presidios.
En el sur, las dos cadenas de montañas que limitan el altiplano se unen y forman un paisaje de montes altos salpicados por pequeños valles. La Sierra Madre del Sur, los macizos de la Mixteca y las montañas de Oaxaca tienen un clima similar al de las mesetas altas. En las tierras bajas de Tabasco abunda el agua y la vegetación es exuberante. En Chiapas se combinan las tierras altas y boscosas con zonas de bosque tropical, mientras que Yucatán se caracteriza por planicies cálidas, escasa vegetación y aguas subterráneas.
La región del sur estuvo poco integrada al centro del virreinato. Allí la economía se dedicó a satisfacer la demanda local, con escasas excepciones: la grana cochinilla de Oaxaca y el cacao de Tabasco lograron acceder al comercio de ultramar. Un caso de aislamiento más acusado es el de Yucatán. Esta región prefirió extender sus redes comerciales hacia el Caribe español, y sólo hasta el siglo XIX comenzaría a insertarse en la economía nacional. La rica geografía sureña creó una diversidad regional que se distinguía por los rasgos étnicos, la vestimenta, la comida, las fiestas y tradiciones locales, del resto de la Nueva España.


(Tomado de: Florescano, Enrique y Rojas, Rafael - El ocaso de la Nueva España. Serie La antorcha encendida. Editorial Clío Libros y Videos, S.A. de C.V. 1a. edición, México, 1996)

lunes, 1 de noviembre de 2021

Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación

 


CNTE, Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Corriente sindical creada en el primer Foro Nacional de Trabajadores de la Educación celebrado el 17-18 de diciembre de 1979 en Tuxtla Gutiérrez, Chis., para articular las demandas de los maestros del interior de la República y coordinar las acciones de resistencia contra el control corporativo de Vanguardia Revolucionaria.

El 30 de enero de 1981 fue asesinado en Tulpetlac, Edomex., uno de sus principales promotores, el profesor Misael Núñez Acosta, crimen que permanece hasta ahora impune.

La CNTE tiene su columna vertebral en las secciones 22, 47, 18 y 9 que se localizan en Oaxaca, Chiapas, Michoacán y D.F., respectivamente.

La Coordinadora ha organizado innumerables marchas en la ciudad de México y las capitales estatales durante el mes de mayo, de cada año, y su tradicional plantón frente al edificio de la SEP y lleva a cabo negociaciones con las autoridades por sus demandas, al margen de la dirigencia formal de su sindicato, en particular por incrementos salariales.


(Tomado de: Roldán Quiñones, Luis Fernando. Diccionario irreverente de Política mexicana. Con ilustraciones de Helguera. Grijalbo/Random House Mondadori, S.A. de C.V. México, D.F., 2006).