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lunes, 13 de junio de 2022

Rubén Jaramillo


Mayo en la memoria

Es asesinado Rubén Jaramillo

23 de mayo de 1962


Aquel día un destacamento militar apoyado por policías judiciales sacó de su casa, en Tlaquiltenango, Morelos, al dirigente campesino Rubén Jaramillo, a su esposa Epifanía, que estaba encinta, y a sus hijos Enrique, Filemón y Ricardo. Dos horas después la familia fue acribillada en las cercanías de las ruinas de Xochicalco, consumándose así uno de los más atroces crimenes políticos del siglo XX mexicano.

Rubén Jaramillo nació en Tlaquiltenango hacia 1900. En 1914 se incorporó al Ejército Libertador del Sur del general Emiliano Zapata y se convirtió en un oficial apreciado y querido por los habitantes de Morelos y el sur de Puebla.

En 1918 Jaramillo reunió a los hombres que lo seguían y les explicó que la revolución zapatista había sido derrotada, por lo que valía más guardar las armas y retirarse para continuar la lucha en un momento más propicio.

Durante los años siguientes, trabajó en diferentes ranchos y haciendas, y conoció la cárcel en la que lo metieron los carrancistas luego del asesinato de Zapata. En los años veinte encabezó una lucha legal por la reforma agraria y consideró que el reparto prometido sólo era una bandera política y no un verdadero compromiso del gobierno. Al comenzar la década de los treinta, era el más conocido y respetado de los dirigentes campesinos del poniente de Morelos.

También apoyó decididamente la candidatura presidencial de Lázaro Cárdenas en 1934 y durante la campaña electoral preparó un estudio sobre la agricultura de la región que concluía con la petición de que el Estado construyera una gran central azucarera. Ese fue el origen del ingenio de Zacatepec, inaugurado por Cárdenas en 1938 y cuyo primer consejo de administración presidió Jaramillo.

En 1939, por expresa petición del general Cárdenas, Jaramillo y todos sus seguidores apoyaron la candidatura de Manuel Ávila Camacho, pero cuatro años después, considerando que el nuevo presidente había traicionado definitivamente los ideales de la Revolución, el dirigente llamó a sus compañeros a desenterrar las armas para recomenzar la lucha por la tierra y la libertad, reviviendo el zapatismo.

Pacificado gracias a la mediación de Cárdenas, Jaramillo siguió luchando por los derechos de los campesinos y colaboró con diversos movimientos nacionales. Pero desesperado por la corrupción de los políticos, las amenazas a los luchadores sociales y la imposibilidad de transformar las cosas por medios políticos, planeó levantarse en armas contra el gobierno por tercera vez.

Sin embargo ya no le dieron tiempo: fue asesinado y con él fueron sacrificados su esposa e hijos. Al día siguiente, sorteando el cerco militar que rodeaba el panteón de Tlaquiltenango, miles de campesinos acudieron a su entierro.

Luis A. Salmerón, historiador.

(Tomado de: Salmerón, Luis A. - Mayo en la memoria. Es asesinado Rubén Jaramillo. Relatos e historias en México. Año VII, número 81, Editorial Raíces, S.A. de C. V., México, D. F., 2015)

viernes, 22 de abril de 2022

Maximino Ávila Camacho


 101

En Puebla el mando lo tenía el gobernador del estado, general de división Maximino Ávila Camacho, digo el mando y no el gobierno, porque mandaba en la zona militar, en la jefatura de Hacienda, en los telégrafos, en el correo, en la superintendencia de los ferrocarriles y en el episcopado.

Gonzalo N. Santos

Maximino, el extravagante, ambicioso y soberbio hermano mayor de Manuel Ávila Camacho, se destacó en el movimiento revolucionario por su crueldad; militó en el constitucionalismo, pero en 1920 secundó la rebelión de Agua Prieta y en 1924 combatió en Morelia a las fuerzas delahuertistas. En contraste con el ánimo conciliador de su hermano Manuel durante la guerra cristera, Maximino combatió a los católicos con ferocidad y en 1930 estuvo involucrado en las torturas de los vasconcelistas que fueron asesinados en Topilejo.

Como gobernador de Puebla, cargo al que ascendió en 1937, reprimió y censuró los movimientos obreros, y acumuló una cuantiosa fortuna que provenía de la corrupción que acostumbraba el hermano del mandatario. Furiosamente antizquierdista, mantuvo al estado fuera de las transformaciones cardenistas y fundó un grupo político que mantuvo el poder en la entidad hasta 1975.

Cárdenas designó candidato oficial a la presidencia en 1939 a Manuel Ávila Camacho, quien resultó electo ante la furia de su hermano. Resignado, Maximino esperaba un puesto en el gabinete, pero Manuel lo instó a seguir al frente del gobierno poblano hasta que concluyera su mandato, dos meses después. La oportunidad de cumplir su capricho le llegó en 1941, cuando el general de la Garza, presentó su renuncia a la Secretaría de Comunicaciones "por motivos de enfermedad". Maximino tomó su lugar.

Al poco tiempo de haber tomado el cargo, quedó de manifiesto para todos que la intención del hermano del mandatario era usar el puesto como peldaño para la presidencia y para obstaculizar la candidatura presidencial de Miguel Alemán Valdés, a quien llamó facineroso y amenazó de muerte.

El 17 de febrero de 1945, durante la inauguración del Centro de Asistencia destinado a la Confederación Regional Obrera, en Atlixco, Maximino Ávila Camacho pronunció su último discurso: "Si la reacción presenta un candidato contrario a los postulados de la Revolución, militaré en las filas de la Revolución para defender los postulados de 1910". Poco después fue invitado a un banquete que las autoridades municipales de Atlixco ofrecían en su honor, pero sintiéndose indispuesto fue necesario trasladarlo a Puebla, donde murió pocos minutos más tarde a consecuencia de un síncope cardiaco. Así, la sucesión presidencial en 1946 quedó allanada para Miguel Alemán.


(Tomado de: Molina, Sandra – 101 villanos en la historia de México. Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F. 2008)




lunes, 28 de febrero de 2022

Último pago a compañías petroleras, 1943

 

Último pago a las compañías [petroleras norteamericanas]

* Con la entrega de millón y medio de dólares, hecha a la Sinclair Oil Corp., quedó arreglada la transacción.

United Press 

NUEVA YORK, 1° de octubre.- El embajador de México, general Castillo Nájera, hizo entrega hoy a Harry F. Sinclair, presidente de la Sinclair Oil Corp., de un cheque por la suma de 1.500,000 dólares que México se comprometió a pagar en partidas a todas las corporaciones subsidiarias que dicha empresa tenía en México.

El embajador Castillo Nájera estaba acompañado por el secretario de Hacienda, licenciado Eduardo Suárez, y por Salvador Martínez Duhart primer secretario de la embajada, con quienes hizo el viaje desde Washington habiendo llegado a las 3 de la tarde, yendo directamente al Hotel Waldorf-Astoria, de donde posteriormente se dirigieron a las oficinas de Sinclair, en el piso 28 de un edificio de la Quinta Avenida.

ANTE EL RETRATO DE WASHINGTON

La entrega del cheque ocurrió ante el famoso cuadro de Washington obra de Gilbert Stuart, en tanto que los fotógrafos de la prensa imprimían en sus cámaras el momento. Después de la ceremonia, el embajador declaró: "Con esta entrega, queda arreglado el asunto de la transacción petrolera acordada en mayo de 1940 en Washington. Este pacto sirvió para que se supiera que México podía pactar directamente con las compañías, lo cual implica un hecho político de innegable trascendencia".

Al acusar recibo de la última entrega de dinero, de acuerdo con los términos del pacto, Sinclair dijo que él había dicho, desde un principio, que el arreglo era satisfactorio y que tenía la seguridad de que sería cumplido de la mejor manera para ambas partes.

También recordó que la compañía había asumido una postura definida en el sentido de que aun cuando el arreglo era privado, se hallaba de acuerdo con el principio de que México tiene derecho soberano de expropiar cuando haga el ofrecimiento de hacer una justa compensación.

Dijo:

"Este compromiso ha sido ampliamente cumplido y es para mí una satisfacción, como un deber, señor embajador, reconocer esto tras darle las gracias a usted, al Presidente Ávila Camacho y a su gobierno por el exacto cumplimiento de las obligaciones fijadas en el acuerdo de 1940".

Aun cuando el embajador hizo entrega del cheque a Sinclair, la Standard Oil Co., de New Jersey, anunció igualmente la aceptación del arreglo y por lo tanto, recibirá la cantidad de 18.392,651 dólares, más los intereses, que ascienden a 3.940,843 dólares.

Dice la declaración: "Después de que agotamos todos los recursos legales para llegar a un arreglo satisfactorio, el Gobierno de Estados Unidos inició las negociaciones con el de México, con el fin de resolver todas las reclamaciones por las propiedades americanas afectadas por la expropiación".

CONFIANZA EN NUESTRO GOBIERNO

Habiendo aceptado ya la Standard Oil, es de esperarse que las demás compañías americanas hagan lo mismo. Posteriormente, el embajador y Sinclair manifestaron: "Esta ocasión es por demás afortunada para México y para la empresa que represento. Como muchas veces lo dije, siempre tuve confianza implícita en el Gobierno de México, confianza que se ha visto confirmada por la realidad". Después de la entrega del cheque, los tres funcionarios mexicanos permanecieron charlando con Sinclair y los otros altos funcionarios de la empresa. El embajador dijo que regresará mañana a Washington. Duhart permanecerá durante algunos días para completar todos los detalles del pago final.


(Tomado de: Hemeroteca El Universal, tomo 3, 1936-1945. Editorial Cumbre, S.A. México, 1987)