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lunes, 7 de julio de 2025

Frente a Puebla 22 de abril de 1863


 

Frente a Puebla, 22 de abril de 1863. 


“Su vigorosa resistencia hace el mayor honor a los mexicanos y prueba que una guerra de partidos puede volverse una guerra nacional. Los doce cientos de aliados del principio eran una intervención y bien hubieran podido llegar a México, pero nuestros veinte mil hombres son una invasión extranjera y todos los patriotas se levantan para rechazarla. Venceremos porque tenemos que hacerlo y porque así acabamos siempre, pero ¿a qué precio? Lo que no tiene par es la vanidad francesa. La primera vez, el 5 de mayo de 1862, nos preguntamos si ir a Puebla antes o después de tomar el café y subimos rifle al hombro a Guadalupe, un fuerte casi inexpugnable. La segunda vez, la nuestra pues, se sabe que habrá un sitio, se quiere el sitio para dar satisfacción a las tres armas y sabe a cuántas ambiciones y se llega con 50 piezas de artillería, de las cuales solamente doce son adecuadas para el sitio contra una plaza defendida por una docena de fuertes y doscientos cañones. ¿Se vio alguna vez un sitio paralizado por la falta de pólvora? Duramos varios días sin poder explotar ni una pobre mina. Nos quedaban apenas trescientos kilos de pólvora.”


Médico mayor Jules Aronssohn a su familia.


(Tomado de Meyer, Jean - Yo, el francés. Crónicas de la Intervención francesa en México, 1862-1867, Maxi Tusquets Editores S.A. de C.V., México, Distrito Federal, 2009)

jueves, 30 de noviembre de 2023

La increíble historia de la China Poblana

 


Catalina de San Juan 

La increíble historia de la china poblana 


Antonio Rubial García

Doctor en Historia de México por la UNAM y doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla (España). Se ha especializado en historia social y cultural de la Nueva España (siglos XVI y XVII), así como en cultura en la Edad Media. Entre sus publicaciones destacan: La Justicia de Dios. La violencia física y simbólica de los santos en la historia del cristianismo. (Ediciones de Educación y Cultura/Trama Editorial, 2011). El paraíso de los elegidos. Una lectura de la historia cultural de Nueva España (1521-1804). (FCE/UNAM, 2010), Monjas, cortesanos y plebeyos. La vida cotidiana en la época de sor Juana (Taurus, 2005), La santidad controvertida (FCE/UNAM, 1999), La plaza, el palacio y el convento. La Ciudad de México en el siglo XVII (Conaculta, 1998).

[Este estudio fue elaborado en el Seminario de Historia de la Vida Cotidiana del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, dirigido por la Dra. Pilar Gonzalbo Aizpuru]


En 1621, llegaba a Acapulco en la Nao de China una joven esclava vestida de hombre que no hablaba ni una palabra de castellano. Como todos los años por el mes de enero, los barcos de la flota que la traía venían cargados con productos y con esclavos del Asia, los cuales habían salido de Manila cuatro meses antes. Desde hacía medio siglo, este puerto se había convertido en la entrada del comercio español en el "Lejano Oriente" y en el punto estratégico desde donde se esperaba que el cristianismo se expandiría hacia China, Japón, indochina y todo el sureste de Asia. Manila, además, tenía comercio con las ciudades portuguesas de Macao en China y de Goa y Kochi en la India, donde la esclavita había sido comprada.

La joven iba destinada a la casa de una familia de Puebla y, cuando aprendió un poco de castellano, les contó que se llamaba Catalina de San Juan, que era una princesa del Gran Mogor y que había sido raptada por unos piratas en las costas de su tierra natal. Narró como había sido bautizada por los jesuitas en Kochi y vendida como esclava en Manila. Relató también como Dios le había librado de ser violada por los piratas que la capturaron y cómo había transformado su atractiva belleza en fealdad para protegerla. No sabemos qué partes de esa narración fueron verídicas y cuáles inventadas, pero sin duda sus relatos despertaron en los oyentes una gran compasión que la esclava supo usufructuar muy bien.

Cuando su amo murió, su ama entró al convento de las carmelitas descalzas de Puebla y su nuevo dueño, el clérigo Pedro Suárez, desposó a Catalina con un esclavo chino, quien nunca pudo consumar el matrimonio pues, como contaba ella misma, una fuerza celestial se lo impedía. Su marido murió y una vez viuda consiguió que su amo le diera la libertad, lo cual le permitió dedicarse al servicio del templo de la Compañía de Jesús en Puebla. En ese tiempo, Catalina se pasaba muchas horas de oración en las iglesias y se vio influida por los sermones de los jesuitas, en los cuales los predicadores pintaban escenas de las almas torturadas en el infierno por feroces demonios y de los sufrimientos de aquellos que penaban en el fuego del purgatorio y que pedían ser rescatadas por medio de misas y oraciones.

En los retablos cuajados de oro pudo admirar a los santos y santas con sus miradas extasiadas y sus ricos vestidos y escenas donde Cristo y la Virgen se manifestaban cubiertos de luz en medio de nubes luminosas y coros de ángeles. En las procesiones observó las imágenes de Cristo cubierto de llagas sangrantes y cargando con una cruz, que se paseaban por las calles rodeadas de dolorosos lamentos, cirios y olor a incienso. Esa religión de contrastes unida a una poderosa imaginación y a un pasado lleno de sufrimiento forjaron en la joven hindú una serie de visiones exaltadas. Según contaba, tenía tiernos coloquios con Cristo, quien la trataba como esposa, y con la Virgen que le prestaba al niño Dios para que lo cargara. También se le mostraba el Demonio de distintas maneras para hacerla caer en pecado.

A su muerte en 1688, tres de sus confesores, dos de ellos jesuitas, escribieron su vida con los materiales que la "beata" les facilitó. En estas biografías, Catarina (como también ha sido llamada) era presentada como una persona contradictoria. Despreciándose y humillándose a sí misma, se mostraba siempre como la elegida predilecta de Cristo y de la Virgen. Esclava y princesa, virgen y casada, hermosa y fea, analfabeta y sabia, Catalina era un producto de la cultura barroca que exaltaba los opuestos. La sociedad que la acogió, amante de lo exótico y de lo contrastante, debió estar fascinada al escuchar que estos hechos prodigiosos ocurrían en su tierra.

La prodigiosa vida de Catalina de San Juan estuvo marcada por los cambios y movilidades que se produjeron cuando Nueva España se convirtió en el centro de las rutas que comenzaron a rodear el planeta desde Europa, Asia y África. Como Catalina, a este territorio llegaron personas y productos procedentes de todo el mundo: mercaderes y esclavos, piratas y religiosos, obispos, virreyes y mendigos, hombres y mujeres de todos los estados y condiciones se movieron atravesando los mares y arribaron a destinos que hacía cien años nadie hubiera siquiera soñado.


(Tomado de: Ruibal García, Antonio. Catalina de San Juan. La increíble historia de la China Poblana. Relatos e historias en México, año 12, número 135. Ciudad de México, 2019)

jueves, 7 de septiembre de 2023

Juan de Dios Arias

 

Juan de Dios Arias

1828-1886

Periodista, militar y poeta poblano que nació en 1828. Desde adolescente se ganó la vida por medio de ocupaciones mercantiles, las cuales no le privaron de escribir artículos llenos de ingenio e ironía. Ocupó uno de los primeros puestos en el periodismo mexicano al iniciarse en 1844, escribiendo para El Centinela y otros periódicos liberales. En 1856 publicó el periódico satírico La Pata de Cabra. Luego colaboró en La Orquesta y en La Sombra. Su participación en la política como liberal lo llevó a ocupar una curul como diputado varias veces, incluso en el Congreso Constituyente de 1856-1857.

Ingresó al ejército y alcanzó el grado de coronel. En la campaña contra los franceses fue secretario del general Mariano Escobedo durante el sitio de Querétaro. Sirvió en los cargos de oficial mayor de la Secretaría de Relaciones y desempeñó la Secretaría de la Legación Mexicana en los Estados Unidos. Después fue subsecretario de Estado en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Escribió la Reseña Histórica del Ejército del Norte durante la Intervención Francesa, publicada en México en 1867. Colaboró en la magna obra México a Través de los Siglos. Murió en la Ciudad de México. 


(Tomado de: de Lara, María Eugenia, y Amparo Gómez Tepexicoapan - Liberales mexicanos del siglo XIX. Álbum fotográfico. Varía Gráfica y Comunicación, S. A. de C. V. México, D. F., 2000)

jueves, 27 de octubre de 2022

Cultura mixteca


La cultura mixteca

Es una de las regiones mesoamericanas de mayor profundidad histórica. A lo largo de aproximadamente 3,000 años, en ese territorio se desarrollaron varias tradiciones culturales, dos de las cuales, la mixteca y la zapoteca, se encuentran entre las más importantes de Mesoamérica, por su longevidad y el alcance de sus aportaciones. Hoy en día, esa extraordinaria diversidad cultural se refleja en los numerosos grupos étnicos que aún pueblan la entidad, en lo que de hecho constituye el conglomerado indígena más numeroso del país, con una notable variedad de lenguas, así como de costumbres y creencias con raíces prehispánicas.


La Mixteca 

Los mixtecos habitaron una extensa región que abarca la parte occidental del actual estado de Oaxaca y parte de los estados de Guerrero y Puebla. Aunque en su mayoría es montañosa, la Mixteca comprende tres zonas ecológicas: la Mixteca Alta -escenario del desarrollo de los principales poblados de esta cultura, como Tilantongo -, la Mixteca Baja -o Ñuiñe ("Tierra Caliente")- y la Mixteca de la Costa.


Los mixtecos: la Gente de la Lluvia

La cultura mixteca es una de las más relevantes de Mesoamérica. Se distingue no sólo por su profundidad y continuidad histórica, sino por ser la fuente de algunos de los códices prehispánicos más importantes que se conocen, y por la extraordinaria calidad de su arte.las exploraciones en las distintas áreas de la región han mostrado que la Mixteca, al igual que la de sus vecinos zapotecos, era una sociedad compleja. En la época prehispánica, la región se encontraba dividida en señoríos independientes inmersos en una complicada red de relaciones económicas y políticas, que lo mismo incluían alianzas por medio de matrimonios entre miembros de la clase gobernante que enfrentamientos bélicos.


Arte mixteco

Los mixtecos se cuentan entre los mejores artesanos del México prehispánico, y sus creaciones fueron apreciadas en muchos otros lugares. Esta maestría creativa se encuentra plasmada en obras de todo tipo y realizada con diferentes materiales: figuras y herramientas de obsidiana y cristal de roca; cerámica polícroma, decorada con un sinfín de motivos geométricos, simbólicos y religiosos; grabados en hueso y madera con representaciones de escenas semejantes a las de los códices; adornos en jade, concha y turquesa, así como artículos de orfebrería, rama en la cual eran considerados los mejores de Mesoamérica. Con el empleo de diversas técnicas como el martillado, la cera perdida, la filigrana y las aleaciones, elaboraron entre otros objetos: collares, pectorales, anillos, orejeras y narigueras. El mejor ejemplo de la maestría de esta cultura en la fabricación de objetos de oro, lo constituye la rica ofrenda depositada en honor de un señor mixteco, en algún momento del Posclásico, en la famosa tumba 7 de Monte Albán, cuando esa gran ciudad zapoteca ya había sido abandonada y era también considerada un lugar sagrado para otros pueblos.


Cronología de la Mixteca


Fase Cruz

(Preclásico)

1600-500 a.C.

*Hay docenas de pueblos sedentarios en la Mixteca.

*Se construyen edificios públicos y comienza la estratificación social.


Fase Ramos/Flores

(Preclásico -Clásico)

500 a.C.-950 d.C.

*Apogeo del urbanismo en la Mixteca.

*La estratificación social está bien definida.


Fase Natividad

(Posclásico)

950-1520 d.C.

*La cultura mixteca alcanza su máximo desarrollo.


Periodo colonial 

1521-1810

*La Mixteca se adapta a la cultura europea 


Los mixtecos en la actualidad

Los hablantes de mixteco ascienden a 359 119: en Oaxaca hay 242 050, en Puebla 6 694 y en Guerrero 110 375. Cantidades significativas de hablantes de mixteco se encuentran en Distrito Federal: 12 337; estado de México: 21 278; Baja California: 12 843; Baja California Sur: 1 524; Sinaloa: 3 101 (INEGI, 2005). Sin contar a los miles de mixtecos que viven en Estados Unidos, cuya población hablante de este idioma ascendía en 2005 a 410 202 personas.


(Tomado de: Dossier: La Mixteca. Tres mil años de cultura en Oaxaca, Puebla y Guerrero . Arqueología Mexicana, Vol.XV núm. 90. Editorial Raíces, México, 2008)

viernes, 22 de abril de 2022

Maximino Ávila Camacho


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En Puebla el mando lo tenía el gobernador del estado, general de división Maximino Ávila Camacho, digo el mando y no el gobierno, porque mandaba en la zona militar, en la jefatura de Hacienda, en los telégrafos, en el correo, en la superintendencia de los ferrocarriles y en el episcopado.

Gonzalo N. Santos

Maximino, el extravagante, ambicioso y soberbio hermano mayor de Manuel Ávila Camacho, se destacó en el movimiento revolucionario por su crueldad; militó en el constitucionalismo, pero en 1920 secundó la rebelión de Agua Prieta y en 1924 combatió en Morelia a las fuerzas delahuertistas. En contraste con el ánimo conciliador de su hermano Manuel durante la guerra cristera, Maximino combatió a los católicos con ferocidad y en 1930 estuvo involucrado en las torturas de los vasconcelistas que fueron asesinados en Topilejo.

Como gobernador de Puebla, cargo al que ascendió en 1937, reprimió y censuró los movimientos obreros, y acumuló una cuantiosa fortuna que provenía de la corrupción que acostumbraba el hermano del mandatario. Furiosamente antizquierdista, mantuvo al estado fuera de las transformaciones cardenistas y fundó un grupo político que mantuvo el poder en la entidad hasta 1975.

Cárdenas designó candidato oficial a la presidencia en 1939 a Manuel Ávila Camacho, quien resultó electo ante la furia de su hermano. Resignado, Maximino esperaba un puesto en el gabinete, pero Manuel lo instó a seguir al frente del gobierno poblano hasta que concluyera su mandato, dos meses después. La oportunidad de cumplir su capricho le llegó en 1941, cuando el general de la Garza, presentó su renuncia a la Secretaría de Comunicaciones "por motivos de enfermedad". Maximino tomó su lugar.

Al poco tiempo de haber tomado el cargo, quedó de manifiesto para todos que la intención del hermano del mandatario era usar el puesto como peldaño para la presidencia y para obstaculizar la candidatura presidencial de Miguel Alemán Valdés, a quien llamó facineroso y amenazó de muerte.

El 17 de febrero de 1945, durante la inauguración del Centro de Asistencia destinado a la Confederación Regional Obrera, en Atlixco, Maximino Ávila Camacho pronunció su último discurso: "Si la reacción presenta un candidato contrario a los postulados de la Revolución, militaré en las filas de la Revolución para defender los postulados de 1910". Poco después fue invitado a un banquete que las autoridades municipales de Atlixco ofrecían en su honor, pero sintiéndose indispuesto fue necesario trasladarlo a Puebla, donde murió pocos minutos más tarde a consecuencia de un síncope cardiaco. Así, la sucesión presidencial en 1946 quedó allanada para Miguel Alemán.


(Tomado de: Molina, Sandra – 101 villanos en la historia de México. Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F. 2008)




jueves, 2 de septiembre de 2021

Laboratorios vegetales

 

(Foto: Invernadero Quinta Schmoll)

En el extraño mundo vegetal creado por la Naturaleza para vivir del aire y soportar más de cincuenta grados de cambio en la temperatura (del calor del sol en el cenit al frío de la madrugada), sobresale el cacto, asombroso laboratorio químico natural.

Y de los sitios de la Tierra abundantes en estos monstruos amables, sobresale México, aparante lugar de origen, y poseedor del más vasto catálogo de variedades.

Espinosos, grotescos y a veces hostiles, los cactos fueron durante mucho tiempo el patito feo de la jardinería -extraño en cierto modo, pues de cuantas plantas llevó Colón a Europa, éstas fueron las que más impresionaron- hasta que, nadie sabe dónde, empezaron a ser descubiertos los valores estéticos de estas plantas. De a una destacada estima como elemento ornamental sólo hubo un rápido paso.

Las variedades existentes en México parecen no tener límite en su número. Carl Schumann escribió hace tiempo un tratado que los entendidos estiman como obra clásica, y en él consignó seiscientas setenta especies. Pero de entonces a 1973 la lista ha seguido creciendo sin cesar. Helia Bravo, eminencia internacional en esta área científica, descubrió una nueva variedad: la Ferocactus lindayi, en la proximidad de la Presa del Infiernillo, en la costa michoacana, en 1965. Ese mismo año, en la Sierra de la Giganta, Baja California Sur, Anetta Carter descubrió otra especie más de Lophocereus schottii, cuyo tallo lo forman costillas creciendo en forma espiral "como una vela cuadrada que hubiese sido retorcida".

Ha cobrado tal importancia esta rama de la Botánica, que existen diversas organizaciones científicas internacionales consagradas al estudio. En México, por ejemplo, funciona una Sociedad Mexicana de Cactología (calle Juárez No. 14, Col. San Álvaro, México 17, D. F.), dedicada al trabajo -no lucrativo- de promover el estudio científico de estas plantas. Para probar su descomunal interés en el asunto, estos especialistas cactólogos llegan a rifarse entre ellos mismos algunos ejemplares de cactos.

El país que se extiende entre Tehuacán, Pue., y Huajuapan de León, Oax., está considerado por muchas autoridades científicas como "el mayor y más diversificado campo de cactus en todo el mundo".

Ahí, entre las arrugas de la tierra -vieja millonaria en años- y sobre las crestas y valles del inmóvil oleaje que fingen sus descarnados lomeríos, están esparcidos los hermosísimos ejemplares en tales formas y diseños y dimensiones que sorprenden inevitablemente.

El área de Zapotitlán, Chilac, la montaña de Tetitlán y su ladera opuesta, por San Luis Atototitlán, están cerca de Tehuacán y sirven de botón de muestra de lo que guarda la región de más sierra arriba. Chollas (el cacto esférico, sinónimo festivo de la cabeza humana) que alcanzan dos metros de diámetro; biznágas igualmente monstruosas, con frutos que alcanzan la dimensión del plátano dominico. Otros cactos son increíbles miniaturas, y otros más presentan raíces horizontales que miden hasta quince metros. Son verdaderos prodigios de la Naturaleza, máquinas vegetales creadas para vivir y desarrollarse virtualmente sin agua, expuestas al cambio brutal de los cincuenta grados centígrados en el mediodía, hasta varios grados bajo cero en la helada noche. Aferradas angustiosamente a una reseca roca caliza, sin humedad siquiera, sin humus vegetal del cual nutrirse, ¿cómo viven y se multiplican las células de estos gigantes?, ¿cómo -de la nada- producen su pulposa sustancia generosa en almidón, mucílagos, gomas, ácidos orgánicos, cristales de sílice, alcaloides y un sinfín de etcéteras? Algún día los nuevos hombres de ciencia del México nuevo descubrirán y aprovecharán los maravillosos procesos bioquímicos del cacto, prodigioso laboratorio que extrae de la atmósfera los elementos químicos, los transforma, desintegra y recombina a través de la milagrosa fotosíntesis.

Entre tanto, y si usted no quisiera o no pudiera viajar hasta Puebla-Oaxaca para conocer el más variado jardín de espinas en el mundo, entonces tome usted nota de un lugar bastante más cercano: Cadereyta, Qro., a 37 km de San Juan del Río, sobre la carretera que sube hasta Tamazunchale, S.L.P. El lugar se llama "Quinta Schmoll" y queda a cosa de 25 minutos de Tequisquiapan y sus baños termales. En tal lugar, además de contemplar un estupendo escaparate de actividades, puede adquirir, por pocos pesos, una colección de 50 plantas cactáceas, todas distintas, de 2 a 3 años de edad. Y (quién lo sabe) bien pudiera suceder que se uniera usted al más o menos un millón de personas que, en el mundo, están haciendo del cultivo y colección de cactos una de sus más amables diversiones.


(Tomado de: Möller, Harry. México Desconocido. INJUVE, México, D. F., 1973)

jueves, 15 de abril de 2021

Maria Elena Velasco, La India María

 


Nació y creció en el estado de Puebla, pero al morir su padre se trasladó a la ciudad de México. Allí intentó estudiar la carrera de Medicina pero, ante la imposibilidad de hacerlo, ingresó como corista a los Teatros Tívoli, Marco e Iris y a los cabarets El Burro, Las Mil y Una Noches y El Satélite, propiedad de Germán Valdés "Tin-Tán".

A fines de 1968 interpretó por primera vez a "La India María", personaje inspirado en los indígenas mazahuas que emigran a la ciudad de México; sin embargo, su nombre y mote artístico aparecieron en los créditos de la cinta El bastardo (1965), de Arturo Martínez.

Obtuvo gran popularidad con sus actuaciones en el programa de televisión Domingos espectaculares (1969) que, conducido por Raúl Velasco, primero se transmitió por Canal 8 y después por el 2, donde alcanzó la fama.

Gracias a la popularidad de su personaje -inédito y marginal pero gracioso-, le ofrecieron su primer película: Tonta, tonta, pero no tanto (1971), dirigida por Fernando Cortés. A ésta le siguieron Pobre pero honrada (1972), La madrecita (1973), El miedo no anda en burro (1973), Algo es algo dijo el diablo, La presidenta municipal, Duro pero seguro (las tres de 1974), y La comadrita (1975), todas realizadas por Fernando Cortés; Sor Tequila (1977), de Rogelio A. González; Okey Míster Pancho (1979), y El que no corre, vuela... (1980), ambas de Gilberto Martínez Solares, entre otras.

Actriz de enorme popularidad en teatro y televisión, ha pasado a la historia del cine mexicano por ser la primera y única cineasta del siglo XX de origen cómico al dirigir sus películas El coyote emplumado (1983), Ni Chana ni Juana (1984), Ni de aquí ni de allá (1987), y Se equivocó la cigüeña (1992).

Casada con el coreógrafo ruso-argentino-mexicano Vladimir Lipkies, conocido como Julién de Meriche, procreó a María Goreti y a Alejandro Lipkies, quienes en la década de los noventa se convirtieron, respectivamente, en productora y director de su cinta, Las delicias del poder (1998).

Tomado de: Ceballos, Edgar - Somos Uno, especial de colección, Las reinas de la risa. Año 12, núm. 216. Editorial Televisa, S.A. de C.V., México, D.F., 2002).

jueves, 18 de febrero de 2021

Hortensia Clavijo y Josefina Olguín, Las Kúkaras

 


El dueto formado por Hortensia Clavijo y Josefina Olguín debutó con este chusco nombre el 4 de octubre de 1950 en el Teatro-Salón Petit.

Hija de artistas del circo Beas, la primera de ellas nació en Atlixco, Puebla, pero se estableció en la ciudad de México donde, luego de intentar estudiar para partera, terminó actuando en teatrillos populares. En sus inicios hizo pareja con Déborah Zita para debutar en el Teatro-Salón Noris.

Josefin Olguín, por su parte, nació en Chihuahua en el seno de una prolífica familia formada por 13 hermanos. Empezó su carrera artística como acróbata en la Compañía de Revistas de Carlos Gómez "Don Chema", y más adelante se unió a Hortensia Clavijo para presentarse como Las Kúkaras.

Después de su debut teatral, la mancuerna participó en la industria radiofónica -de 1951 a 1959- y en la cinematográfica. En esta última en películas como Estoy taaan enamorada (1954), de Jaime Salvador; El Águila Negra contra los enmascarados de la muerte, de Ramón Peón; Al compás del rock'n roll (ambas de 1956), de José Díaz Morales; Bajo el cielo de México, de Rafael Baledón, La esquina de mi barrio, de Fernando Méndez; Rebelde sin casa (las tres de 1957), de Benito Alazraki, y Pancho Villa y la Valentina (1958), de Ismael Rodríguez.

El dueto se desintegró en 1959, y Hortensia Clavijo hizo mancuerna con Lucha Palacios, hermana del actor cómico Manuel Palacios "Manolín".

(Tomado de: Ceballos, Edgar - Somos Uno, especial de colección, Las reinas de la risa. Año 12, núm. 216. Editorial Televisa, S.A. de C.V., México, D.F., 2002)



miércoles, 5 de agosto de 2020

Miguel Negrete

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Miguel Negrete (1824-1897)

La noticia corrió como reguero de pólvora. Una nueva rebelión estaba por azotar al país. Aquel junio de 1879, los periódicos publicaban: "Si las revoluciones de los pueblos no son más que la esperanza de sus necesidades legítimas no satisfechas, la revolución de México no llegará a su fin mientras no se dé un gobierno que conozca esas necesidades y sea capaz de satisfacerlas". Era la letra de Miguel Negrete. El mismo que había brillado en la victoria del 5 de mayo de 1862. De ahí su trascendencia.
Si alguien sabía de rebeliones, ése era el poblano. Después de enfrentar valerosamente a los estadounidenses entre 1846 y 1848, se había unido a la Revolución de Ayutla contra el régimen de Antonio López de Santa Anna. Tomó el llamado de las armas al inicio de la Guerra de Reforma, aunque lo hizo del lado de los conservadores bajo el mando de Miguel Miramón. Con él obtuvo victorias importantes y derrotas catastróficas como la del 22 de diciembre de 1860, que dio fin a la guerra a favor de los liberales.
Por sus servicios anteriores y sus conocimientos, fue amnistiado y desde entonces se mantuvo en las filas liberales. Fue por esos tiempos que la Intervención Francesa caló en el alma nacional. Desde el primer instante, Negrete defendió el honor patrio. Luchó contra el ejército galo en las Cumbres de Acultzingo el 28 de abril de 1862, donde a pesar de que las bajas del enemigo fueron muchas, hubo la necesidad de replegarse para esperarlo en mejor sitio: la ciudad de Puebla.
El 5 de mayo siguiente, Negrete fue encomendado para defender el Fuerte de Loreto. Era, sin duda, uno de los puntos principales por los que el ejército francés trataría de apoderarse de la ciudad. Tras un bombardeo tan fuerte como inútil, las tropas francesas decidieron comenzar su ataque. Negrete logró que sus hombres, después de algunas horas, replegaran al enemigo. A su lado, su antiguo enemigo, Felipe Berriozábal, apoyó la defensa. Ambos, unidos por la defensa de la patria, olvidaron cualquier enfrentamiento anterior. Negrete había convencido a todos de que su compromiso con la nación era superior a cualquier ideología. "Yo tengo patria antes que partido", había dicho alguna vez.
Después de aquella gloria, fue ministro de Guerra con Juárez. Sin embargo, unos años después se sublevó contra él en dos ocasiones sin éxito. En una de ellas, fue hecho prisionero y se ordenó su fusilamiento. Pero Porfirio Díaz lo perdonó por sus servicios anteriores. Más tarde, apoyaría el Plan de la Noria y de Tuxtepec junto al oaxaqueño.
Aquel 1879 la amistad estaba perdida. El levantamiento en contra de Díaz, sin embargo, no habría de durar mucho tiempo. Fue rápidamente derrotado y aunque continuó sublevándose, no llegó nunca más a ocupar un puesto de honor.

(Tomado de: Tapia, Mario - 101 héroes en la historia de México. Random House Mondadori, S.A. de C.V. México, D.F., 2008) 

miércoles, 15 de enero de 2020

China poblana

Mujer que viste un traje derivado tal vez de la maja andaluza o de la lagarterana; castor rojo bordado de lentejuela, blusa que deja adivinar la opulencia del seno, medias blancas, zapatillas y rebozo. Los de china y charro se consideran atuendos nacionales. Antonio Carrión, historiador de fines del siglo XIX, identificó arbitrariamente a Catarina de San Juan, mística poblana del siglo XVII, con la "china poblana". La primera fue una esclava que procedía de Filipinas, como la nao de Manila, también llamada "de China", y vivió en la Puebla de los Ángeles. Según advierte Manuel Toussaint: "Nada tiene que ver este traje de nuestra china poblana de hoy, con la indumentaria paupérrima que Catarina usó para cubrir su desnudez... Como esclava, ningún lujo o gala puede haberse permitido y, ya mujer, en Puebla, esclava de sus amos y esclava de Dios ante todo, su indumento se reducía, como dice así confesor y biógrafo, a saya, manta y toca." "China" es voz quichua y significó en su origen hembra de cualquier animal; luego pasó a denominar una sirvienta, una india o mestiza, una mujer del bajo pueblo. La primera documentación de esta palabra es de 1553. Santillán, en sus Tres relaciones, refiere que los soldados españoles en Perú tenían indias "para chinas de sus mujeres y a veces para manceba de ellos y de otros". Juan de Ulloa, en su Relación histórica del viaje a la América Meridional, describe su visita a Quito hacia 1749 y dice de las chinas "que así llaman a las indias mozas solteras, criadas de las casas y conventos". 
Según Rufino Cuervo, en el lenguaje bogotano del siglo pasado [s. XIX] "china" equivalía a chica, muchacha, rapaza. Se ignora cuándo y cómo llegó el vocablo a México; pero se conoce la característica de la china mexicana, gracias a varios autores dignos de crédito. Joaquín García Icazbalceta dice que todavía alcanzó a conocerlas y aprueba la pintura que de ellas hace Manuel Payno en su Viaje a Veracruz: "Una mujer del pueblo que vivía son servir a nadie y con cierta holgura a expensas de un esposo o de un amante, o bien de su propia industria. Pertenecía a la raza mestiza y se distinguía por su aseo, por la belleza de sus formas, que realzaba con su traje pintoresco, hasta ligero y provocativo, no menos que por su andar airoso y desenfadado". Supone García Icazbalceta que después de haber desaparecido de México, las chinas subsistieron algún tiempo en Puebla, y de ahí les vino el nombre de poblanas. La interpretación de poblana de Puebla, aplicada a la china, parece discutible: poblano, en Hispanoamérica, equivale en ocasiones a pueblerino, campesino, lugareño, habitante de aldea. Esta acepción se conserva todavía en Yucatán. Es posible que por la convergencia de poblano como pueblerino y poblano como gentilicio de Puebla, se haya creado una confusión. En las obras de Guillermo Prieto, china y aun china poblana no necesariamente se refieren a china de Puebla. Payno, a su vez, sólo usa la palabra "china", sin añadidura de "poblana", y Somoano hace lo mismo. El confesor de Catarina de San Juan, el padre José del Castillo Grajeda, sabía que la religiosa había nacido en el imperio del Gran Mogol, la India; sin embargo, dice que hablaba como "todas las que son de nación china". La propia Catarina se define como una "china bozal". El traje de la china poblana es de fines del siglo XVIII o principios del XIX, casi 2 siglos después de la llegada a Puebla de la pequeña esclava hindú. De ahí que el deslinde de las dos figuras opuestas -la pobre religiosa que sufre martirios y la mujer alegre y vital- sea imprescindible. v. Nicolás León: La China Poblana (1923); R. Carrasco Puente: Bibliografía de Catarina de San Juan y de la China Poblana (1950).

(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S.A. México, D.F. 1977, volumen III, Colima-Familia)

jueves, 31 de octubre de 2019

Muerte de Carranza, 1920


El señor Carranza ha muerto


*Fue asesinado por el general ex federal Rodolfo Herrero
*El hecho ocurrió a la una de la mañana del jueves en Tlaxcalantongo
*Será traído el cadáver a México por el general Francisco de P. Mariel
*Los generales Barragán, Montes y González, el coronel Fontes y el ingeniero Bonillas están a salvo en Necaxa


(22 de mayo de 1920)


A las diez y cuarto de la noche, en el cuartel general del divisionario Álvaro Obregón, se nos entregó el siguiente boletín, que publicaremos textual:


“Se han recibido partes oficiales diciendo que el ex federal Rodolfo Herrero, rendido en el mes de marzo al general Mariel y perteneciente a las fuerzas del propio general, quien acompañaba al señor Carranza y a su comitiva, atacó a éstos a la una de la mañana de ayer en un punto denominado Tlaxcalantongo, habiendo resultado muerto el señor Carranza y sus acompañantes, sin que se conozcan aún los nombres de éstos.
“El ex federal Herrero se había rendido a las fuerzas de Mariel el mes de marzo último”.


TELEGRAMAS RECIBIDOS POR EL GENERAL GONZALEZ


De Tulancingo, Hidalgo, a México, D.F., a 21 de mayo de 1920, 6:30 p.m.- C. General de división, G. González:
Tengo la honra de poner en el superior conocimiento de usted, que en ampliación a mi conferencia de anoche relativa a los datos que me transmitió el teniente coronel Barrios acerca de que el señor Carranza y su comitiva se habían dirigido rumbo a la Huasteca veracruzana; que en conferencia que he tenido con el C. coronel Lindoro Hernández, este jefe me manifiesta que después de conferenciar con el teniente coronel Balderrábano recibió de este mismo un propio comunicándole que se rumoraba que había sido batido y capturado el señor Carranza por fuerzas de los generales Vega, Bernal, y Herrero, en uno de los puntos denominados Tlaxcalantongo y La Punta, cuyos lugares están distantes cuatro leguas de Villa Juárez, Puebla. El mismo coronel Lindoro Hernández envió un propio cerca del teniente coronel Balderrábano, a fin de que confirme o rectifique dicha noticia. Seguiré informando. Salúdolo respetuosamente. El general Jesús S. Novoa.


De Huauchinango, Puebla, a México, D.F., el 21 de mayo de 1920, 8:30 p.m. C. general de división P. González. Muy urgente.
Número 24. Con pena participo a usted de fuentes fidedignas que hoy a la una de la mañana el C. Presidente de la República, Venustiano Carranza, fue asesinado por fuerzas del ex federal rendido, Rodolfo Herrero, en punto llamado Tlaxcalantongo. Avísame general Francisco de P. Mariel, conduce cadáver a esa. Respetuosamente el coronel Lindoro Hernández.


De Tulancingo, Hidalgo, a México, D.F., el 21 de mayo de 1920, 10:20 p.m.- C. general de división P. Gonzalez.
Con pena participo a usted que por parte que me rinde el coronel Lindoro Hernández, de Huauchinango, Puebla, es ya noticia confirmada que el señor Carranza fue asesinado anoche a la una por el ex federal rendido Rodolfo Herrero, que se amnistió hará cuatro meses con el general Mariel. El asesinato se cometió en Tlaxcalantongo. No se tienen detalles, pero el general Mariel que llegó a Villa Juárez, ya salió a recoger el cadáver para traerlo a Beristáin, con sus acompañantes, ignorándose aún quiénes sean éstos. Yo salgo a Beristáin a recibirlos por ser esta la vía más apropiada, salvo las instrucciones que usted tenga a bien comunicarme sobre el particular. Además del cadáver del señor Carranza se encuentran los de seis de sus acompañantes, ignorándose aún quiénes sean. Respetuosamente. El general J. S. Novoa.


México, 21 de mayo, 1920
El capitán segundo jefe de la sección de mensajes del cuartel general, E. J. Rodríguez.


BOLETÍN DEL CUARTEL GENERAL DE OBREGÓN


Ya muy avanzada la noche llegó a México un enviado especial del general ex federal Rodolfo Herrero, cuyo enviado trae la comisión de informar al general Obregón de que ayer en la noche el general Rodolfo Herrero salió a un punto denominado La Unión Tlaxcalantongo, donde había pernoctado el C. Carranza, sus acompañantes y las fuerzas que lo escoltaban, recomendando a dicho enviado que hiciera la declaración de que si era derrotado en el combate, se replegaría hasta tener nuevos elementos.
El informe enviado por el general Herrero coincide en todos sus puntos con el parte telegráfico que se recibió en Huauchinango. El mismo enviado informa que fuerzas del general Mariel estaban fortificadas en Jalapa, y otras amagaban al general Herrero, a quien pretendían desarmar juntamente con sus fuerzas.


UN TREN ESPECIAL


Informes obtenidos a última hora dicen que se ha dispuesto que salga un tren para la estación de Beristáin, donde será recogido el cadáver del señor Carranza, trasladándosele a esta ciudad de acuerdo con las disposiciones que sobre el particular den las autoridades.
Este tren estará a las órdenes del general Novoa, quien a su llegada a Beristáin lo pondrá a las del general Mariel, quien ha sido comisionado para traer el cadáver del Presidente.
El tren fue despachado por el director de los Ferrocarriles, señor ingeniero Morales Hesse.


SE RINDEN ALGUNOS GENERALES


Hay motivos para creer que hayan perecido durante el combate el general Murguía y los hermanos Cabrera.
A las autoridades militares de esta plaza han enviado un telegrama y solicitando rendirse y ser trasladados a ésta los generales Marciano González, Federico Montes, Juan Barragán y Francisco de P. Mariel, así como el ingeniero Ignacio Bonillas.


(Tomado de: Hemeroteca El Universal, tomo 1, 1916-1925. Editorial Cumbre, S.A. México, 1987)

sábado, 14 de septiembre de 2019

Juan Cordero


(Juan Cordero: retrato de Dolores Tosta de Santa Anna)

Nació en Teziutlán, Puebla, en 1824; murió en Popotla, D.F., en 1884. Apto para el dibujo desde niño, su padre lo envió a la capital de la República a que estudiara pintura, y en 1844 a Italia, a perfeccionarse bajo la dirección de Natal de Carta. Una de las primeras obras que ejecutó fue el Retrato de su maestro, el cual mereció ser colocado en la Academia de San Lucas. En 1845 ganó un concurso, envió a México algunas de sus pinturas y los directivos de la Academia de San Carlos le concedieron por ellas una pensión con la que pudo continuar sus estudios. Sin remuneración alguna, fue agregado a la legación mexicana ante la Santa Sede. En 1846 ganó el primer premio en el concurso anual de pintura de Roma. En 1850 mandó a México sus cuadros Moisés y la Anunciación, que fueron expuestos al público en la Academia y luego reproducidos en litografía para divulgarlos. Obras importantes de sus años en Roma son los retratos de los jóvenes Pérez y Valera (1847), La mujer del panadero (1847), Autorretrato (1847), Retratos de los hermanos Agea (1847), La mora (1850) y Colón ante los Reyes Católicos (1850). En 1854 regresó a México, después de una larga permanencia en España. Trajo consigo un gran cuadro de caballete: El redentor y la mujer adúltera (1853), que exhibido en la Academia suscitó discusiones. Propuesto para subdirector de esta institución, rechazó el puesto para no quedar subordinado a Pelegrín Clavé, iniciándose de ese modo una profunda rivalidad entre ambos. Por esos días Cordero pintó el retrato del Presidente de la República, a caballo [Antonio López de Santa Anna], y el de su esposa Dolores Tosta de Santa Anna; el mandatario, en reciprocidad, lo nombró director de la Academia, pero la Junta Directiva defendió a Clavé basándose en el carácter autónomo de la institución y éste conservó su cargo. Entonces Cordero se dedicó al muralismo. Pintó primero, sobre el arco de medio punto del presbiterio de la iglesia de Jesús María, Jesús entre los doctores; después, al temple la cúpula de doble bóveda de la iglesia de Santa Teresa, con el tema de Dios Padre y las virtudes cardinales y teologales, de efectos sorprendentes por su trazo y colorido; y entre 1858 y 1859, la cúpula de la iglesia de San Fernando, con la Inmaculada Concepción, de colorido suave, menos violenta y grandiosa que la anterior. Amigo del doctor Gabino Barreda, pintó el retrato de éste y un mural en la Escuela Nacional Preparatoria: Triunfo de la ciencia y el trabajo sobre la envidia y la ignorancia (1874), obra de vanguardia filosófico-social, inaugurada con un discurso del director del plantel y ya destruida. En 1875 presentó en una exposición numerosos retratos, sobresaliendo Las hijas de don Manuel Cordero. Otros retratos hechos por él son los de Doña Bernardina Guerrero de Agea, Doña Isabel Arriaga de Cordero, Doña María de los Ángeles Lardizábal de Carrera y el General Martín Carrera (1868). Por su “anhelo heroico, monumental, público -al decir de Alfaro Siqueiros- es un antecedente tradicional de importancia para el presente y el futuro de la producción de las artes plásticas en México”. V. Juan Cordero… Exposición General de su obra. Palacio de Bellas Artes. Texto de Javier Villaurrutia. Fichas bibliográficas de Salvador Toscano (1945); 45 autorretratos de pintores mexicanos. Siglos XVIII a XX (1947); Justino Fernández: Arte moderno y contemporáneo de México (1952).  


(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen III, Colima - Familia)

martes, 23 de abril de 2019

Juan de la Granja

(1785-1853) Comerciante y empresario español. Fue cónsul de México en Nueva York, de 1842 a 1844, donde notó la importancia de tener una red telegráfica, y a su regreso comenzó a impulsar esta idea en México, logrando que el 5 de noviembre de 1851 se enviara el primer telegrama en el territorio nacional. Este servicio se instaló en el poblado de Nopalucan, Puebla, y servía para comunicarse con la capital del país. En ese municipio hay un monumento dedicado a Juan de la Granja, además de una colonia con su nombre.

(Tomado de: 100 extranjeros que amaron México. Muy interesante, septiembre de 2018, no. 09)

jueves, 18 de abril de 2019

Manuel Avila Camacho



Nació el 24 de abril de 1897 en Teziutlán, Puebla. Segundo hijo de don Manuel Ávila Castillo y doña Eufrosina Camacho de Ávila.

Hizo sus estudios de primeras letras en su tierra natal.

A los 18 años (1915) se incorporó a la Brigada Sanitaria del Cuerpo del Ejército de Oriente, al mando del general Pablo González.

En 1920 alcanzó el grado de mayor y en la defensa de Morelia, en enero de 1924, el de Teniente coronel; escapó con vida y fue ascendido a coronel. General brigadier en 1926 y de brigada en 1929.

El 31 de diciembre de 1937 fue nombrado Secretario de la Defensa Nacional.

Entre los años de 1940 y 1946 fue Presidente de la República.

Casi todo su período gubernamental coincidió con la Segunda Guerra Mundial. Justamente se le ha llamado Presidente de la Unidad Nacional, ya que, en imponente ceremonia pública celebrada en la Plaza de la Constitución reunió a los ex presidentes Calles, Portes Gil, Ortiz Rubio, Rodríguez y Cárdenas.

Por sus altas virtudes cívicas se le llamó también el Presidente Caballero.

Murió el 13 de octubre de 1955, a las 8:45 horas, en el rancho de La Herradura, México. Allí mismo se levanta su tumba.

(Tomado de: Covarrubias, Ricardo - Los 67 gobernantes del México independiente. Publicaciones mexicanas, S. C. L., México, D. F., 1968)

lunes, 4 de febrero de 2019

Cofre de Perote


Aproximadamente a treinta minutos de latitud Norte, con respecto al titán de nuestra orografía, se encuentra a manera de penacho del Pico de Orizaba, el Cofre de Perote. Una de las más gallardas cimas de nuestra sierra Madre Oriental, con sus 4,282 metros sobre el nivel de mar, ha sido escogida como porta-antena aérea, faro de aviones que en esa ruta, cruce de corrientes en remolino y nieblas, resulta tan necesario.

Desde la población de Perote, famosa por su viento cortante y su fortaleza, distingo la cresta pétrea que da origen a su nombre. Los aztecas la llamaban Nauhcampatépetl, palabra compuesta de los vocablos: Cuatro, Lados y Cerro.

En efecto, sobre la maraña de espinazos y hondonadas, todos sujetos durante milenios a las luchas planetarias, se yergue una masa en forma de baúl muy alargado. Sus facetas redondeadas en los extremos Norte y Sur, principalmente el primero, han sido convertidas casi en aristas mientras las de Oriente y Poniente son imponentes lápidas o repliegues contra los que se azotan el viento, el granizo, los rayos solares, haciendo presa sólo en algunos sitios la gélida humedad en forma de capa de hielo.

A menor altura, casi frente a la costilla norte, hay un hacinamiento de rocas esferoides, como acumulaciones de detritos de bestias prehistóricas que constituye un contraste que hemos hallado en algunos de nuestros volcanes.

Quizás esta heterogeneidad se deba a que las erupciones, proviniendo de capas a diversas profundidades, mezclan distintos elementos geológicos que quedan a flor de tierra, como huérfanos arrojados por la ira del ogro vulcano en los pórticos de sus dominios.

Por una de las moldeadas hendiduras, hacia la cara Sur, hay cómodo acceso a la cima que, precisamente de ese lado, está convertida en cementerio. Muchos grupos montañistas y hasta religiosos han instalado cruces y señas, haciéndome sonreír el que una imagen a colores de un santo muy en boga, enmarcada, se halle amarrada con cáñamo a una de las cruces.

Como en muchas prominencias, las piedras con superficies lisas ostentan nombres de clubes, de escaladores y quizás a veces de sus amadas. ¿Quién había de pensar que la idea de marcar o pintar las rocas y las cortezas de los árboles proviene posiblemente de un verso de Virgilio que dice: “Grabando mis amores en la tierna corteza de los árboles”? Yo, que siempre fui enseñado a considerar estos actos como de baja educación quedé perplejo al leer esta expresión del sublime poeta latino.

Imposibilitado psicológicamente, no obstante Virgilio, de “ensuciar” estas superficies de las cumbres, por considerarlo un acto de ultraje al anonimato del infinito que aquí reina, por lo menos ya no juzgo despreciativamente a quienes lo hacen. Además, he visto lo efímero de estas inscripciones ya que los veinte o treinta años en que desaparecen, no son nada para la vida de un planeta.

Al otro extremo de este macizo alargado, las antenas se encuentran conectadas mediante cables que parten de un compartimento metálico en la base, que a su vez recibe la energía desde la planta que se haya un poco más abajo, en el campamento, continuamente vigilado por un individuo que ha resuelto ser ermitaño a sueldo de la empresa que da este servicio a los aviones.

Sensiblemente al Oriente, entre las ondulaciones de nuestra mal llamada altiplanicie pues no tiene nada de plana, Jalapa y Coatepec. Hacia el Poniente, en primer término descuellan sobre la bruma, las Derrumbadas con el cerro Pizarro hacia el Norte, muy separado. La Malitzin extendida como hembra placentera que invita al gozo eclipsa en parte al Popocatépetl siempre subyugado por la belleza prístina de Iztaccíhuatl.

En las laderas próximas observo la tala de los bosques que he constatado durante la subida. Entre quienes hicieron el camino para el campamento a donde es traído el petróleo energético; los leñadores furtivos y los agricultores de patatas que siempre recogen pingües cosechas en terrenos montañosos, han destruido miles de soberbios ejemplares arbóreos que antaño nos deleitaban. ¡El hombre abusando de la Naturaleza como los alacranes recién nacidos de su madre!
 
(Tomado de: Luis Felipe Palafox – Horizontes Mexicanos. Editorial Orión, México, D.F., 1968)

 

miércoles, 16 de enero de 2019

Citlaltépetl

 
En lengua náhuatl, esta palabra quiere decir Monte de la Estrella y, según la leyenda, origina del hecho de que, a gran distancia, principalmente cuando viene uno del Este por mar, lo primero que se distingue, durante días claros, es una estrella titilando en pleno día, sobre la línea del horizonte. Es el pináculo de la república, 5,700 metros sobre el nivel del mar, que da la bienvenida al viajero. Muchos extranjeros aceptan como conseja que cuando así son recibidos en este país hospitalario y lleno de contrastes, no pueden evitar volver a él, ya sea en otra visita o para radicar aquí el resto de sus vidas.

El examen más somero de la orografía mexicana nos permite observar que las cumbres más altas se encuentran hacia el Este, en el cinturón que de oriente a poniente recorre nuestro suelo, a la latitud aproximada de 19° Norte. La teoría geológica más aceptable es que en épocas pretéritas cuando los continentes estaban en formación, navegando algunos y ocurriendo tremendos cataclismos, hubo un movimiento giratorio de Norte a Sur y de Oeste a Este, cuyo eje teórico y amplio fue precisamente la parte oriental de esta faja volcánica. Ahí se acumularon tremendas masas de material que tuvieron que elevarse formando tanto el Pico de Orizaba, nombre castellano de este volcán, así como el Popocatépetl y la Iztaccíhuatl y permitiendo, en la zona de desplazamiento del Oeste, una disminución en las alturas de las cumbres que son ahora el Volcán de Fuego, el Nevado de Colima y otras prominencias de muy escasa elevación comparada con la de los tres colosos orientales de más de cinco mil metros.

El ascenso al Pico de Orizaba era efectuado desde que el montañismo nació en estos lares, casi siempre por la ruta que partiendo de la Cueva del Muerto, frente a la Sierra Negra, sigue la traza de una lengua de lava petrificada, deja atrás las Torrecillas, atalaya soberbia y dirige nuestros pasos desde el Sur hasta la cima. Otra, puesta en boga a mitad de este siglo, parte de Tlachichuca, llega al albergue de Piedra Grande y ataca directamente al Norte, pasa cerca de la Silla de Oro y llega al labio inferior del cráter.

Comparar las dos rutas es imposible pues la belleza, la bondad, la armonía no se pueden aquilatar.

En ambas, como en toda montaña de estas dimensiones, el hombre se siente pigmeo, una hormiga que sólo alcanza la cima a base de conjugar perseverancia y valor que cristalizan el anhelo.

El cráter del Citlaltépetl es desilusionante al compararlo con el del Popocatépetl y más aún con el del Nevado de Toluca. Estrecho, con cañones y repliegues que inspiran desconfianza, no tiene ni las coloraciones de otras bocas de esta clase ni muestra actividad, ya en sulfaratas o en derrumbes.

 Decididamente, Citlaltépetl es el solterón de nuestros volcanes. Se ha vuelto un tipo ideático, mañoso, y con tantos años encima, sin haber sufrido ni gozado a manos de Cupido, es casi indiferente a toda conmoción.

Es frecuente oír que desde su cima puede verse el Golfo de México y, con suerte, hasta el puerto de Veracruz, pero nosotros nunca hemos tenido fortuna en este aspecto. Lo que sí hemos visto es el llamado “Beso de los Volcanes”, que en realidad consiste en una traición del Pico de Orizaba, el fauno, a Popocatépetl. Cuando petulante aparece Efebo por Oriente, la trompa oscura del Onán orológico, proyectada sobre los kilómetros que lo separan de la bella Iztaccíhuatl, besa furtivamente la frente, los senos, los pies de la sempiterna amada de su hermano Popocatépetl. Quien oye la intriga por vez primera, imagina que es la mente calenturienta de algún poeta o de un avieso Yago quien la fraguó, pero sin necesidad de escalar más que hasta las primeras nieves, antes de que amanezca, puede comprobar, si el día está virgen como las hojas de un cuaderno nuevo, la veracidad de esta morbidez.

Hoy hemos subido y bajado por la ruta Sur y charlamos en la Cueva del Muerto, riéndonos todos de las peripecias de los demás. Dormimos bien como siempre sucede después de una jornada y separamos todo el equipo de alta montaña que ha de regresar sobre las mulas hasta San Andrés Chalchicomula para ser embarcado a México. Nosotros intentaremos bajar hacia Orizaba, al Sureste, llevando nuestras mochilas independientes de acémilas, arrieros, etc.

Cerca de las Torrecillas encontramos una vereda que lleva esa dirección. Siempre que bajamos de una altura considerable, después de tomar a rumbo entre los pastizales, no tenemos empacho en seguir, siquiera para probarla, la primera huella de camino andado.
Haciéndose más ancha y con fuerte declive, pronto nos conduce a donde un pastor quien nos informa que si no la abandonamos, nos llevará a Tezmola. En nuestro mapa hay un punto llamado en forma semejante por lo que imaginamos que o el cartógrafo se equivocó o los aldeanos han corrompido el vocablo.

Seguimos de frente en medio de fina llovizna muy usual en esta región que constituye una cortina donde todos los vientos húmedos del Golfo de México lloran. El paso de “Tierra de Agua” es un punto triste y abandonado. Teníamos la creencia de que era por lo menos un sitio con seis u ocho familias pero no hallamos más que restos de una vetusta construcción.
Igual desilusión sufrimos en “Paso del Toro” donde, de más a más el último temporal barrió con algunas paredes. Unos gruesos troncos han sido colocados provisionalmente pero como están sumamente resbalosos por la lluvia y su altura sobre el cauce no es despreciable, resolvemos pasarlos “a caballito”, recordando que los naturalistas consideran que los baños de asiento son muy saludables.

La sierra fría, nebulosa, callada, prende nuestros pies con su chicloso barro. Nos hemos encajado en partes hasta más arriba de las rodillas y todos parecemos portar magníficas botas negras, federicas, hechas de lodo, que cubren tersamente nuestros zapatos y pantalones.

La marcha es fatigosa y ya el Sol se ha puesto cuando pasamos por la ranchería de Palo Verde, nombre que sabemos gracias a que de una choza tiznada, una voz cavernaria nos lo dice. Reza, en medio del cansancio, nos anima confirmando que ya estamos cerca de Santa Rosa, de la que ya hay transportes a Río Blanco donde viven unos parientes suyos que esperamos nos brinden posada.

No obstante el optimismo de Reza, todavía luchamos algún tiempo entre porrazos, resbalones, golpes de ramas colgantes, etc., antes de llegar a Santa Rosa, cuya calle ya pavimentada cruza Juan Múzquiz con pasos de vejete reumático, a pesar de sus veintitantos años.

(Tomado de: Luis Felipe Palafox – Horizontes Mexicanos. Editorial Orión, México, D.F., 1968)