Escorpiones y arañas
[…]Los alacranes o verdaderos escorpiones son comunes en
todo aquel vasto reino; pero en las tierras frías o templadas son por lo común
pocos y no considerable su picada. En las tierras cálidas y en aquellas en que
el aire es muy seco, aunque el calor sea moderado, abundan más y es tal su
ponzoña que en algunas partes basta a quitar la vida a los niños y ocasionar
ansias terribles en los adultos. Se ha observado que la ponzoña de los
escorpiones pequeños y rubios es más activa que la de los grandes y negros, y
que es menos funesta su picada en aquellas horas del día en que calienta más el
sol.
Entre las especies de arañas, que son muchas, hay dos que
por su particularidad no pueden omitirse: la tarántula y la casampulga. Dan
allí impropiamente el nombre de tarántula a una araña muy grande, cuyo cuerpo y
piernas están cubiertas de un pelillo negro que tira a ceniciento, semejante al
de los pollos recién nacidos. Es propia de tierras cálidas y se halla no
solamente en los campos sino aun en las casas. Está tenida por venenosa, y se
cree que el caballo que la pisa pierde luego el casco; pero no he tenido
noticia de algún caso particular que confirme esta común creencia, aun habiendo
vivido cinco años en una tierra calidísima en que eran muy frecuentes. La
casampulga es pequeña, de pies cortos y su vientre es de un rojo encendido, de
la magnitud de un garbanzo. Es muy venenosa y común en Chiapas. No sé si esta
sea la misma que en otros países de aquel reino es conocida con el nombre de arañas
capulina.
(Tomado de: Francisco Javier Clavijero - Historia antigua de
México)