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jueves, 19 de enero de 2023

El interés verdadero del burgués y del proletario

 

(Leopoldo Méndez, Libertad de prensa. Grabado en linóleo, 1947)

El interés verdadero del burgués y del proletario

Buscando la felicidad muchos individuos pasan el tiempo dedicando sus fuerzas a la defensa de intereses falsos, alejándose del punto objetivo de todos sus afanes y aspiraciones: el mejoramiento individual y convirtiendo la lucha por la vida en la guerra feroz contra el semejante.

Se oponen los privilegiados, con toda la fuerza que le expresa la ignorancia atemorizada, a la emancipación de los proletarios; la ven como una horrible desgracia, como una catástrofe, como el fin de la civilización -cuando apenas es el comienzo de ella-, como un peligro que debe ser combatido con el hierro y con el fuego, con todas las armas de la astucia y de la violencia, y se oponen, sencillamente, porque no comprenden sus intereses verdaderos, que son los mismos para cada entidad humana.

Robar a otro el pan es poner en peligro cierto el propio sustento. Arrebatar a otros la felicidad, es echarse cadenas. Destruir la ajena felicidad para fabricar la nuestra con sus despojos, es una necedad. Porque pretender levantar la dicha propia sobre la miseria y el dolor de los demás, es igual a querer fortificar un edificio, comenzando por destruir sus cimientos. Y sin embargo, la mayoría de las gentes, engañadas por la apariencia de sus falsos intereses, así caminan por el mundo en busca del bienestar, llevando por bandera este principio absurdo: hacer daño para obtener provecho.

En la satisfacción completa de las necesidades morales y físicas, en el disfrute de la vida, sin amenazas ni cargas que la amarguen, están radicados tanto el interés particular de los individuos, como el de la colectividad. Los que se opongan a ellos, rompiendo Los lazos de solidaridad que la naturaleza estableció entre los miembros de la especie, laboran en contra de sí mismos; hiriendo a los otros se hace imposible el bienestar, que no puede ser duradero ni cierto, en medio de una sociedad que duerme sobre espinas; de una sociedad donde el hombre pasea su rostro lívido frente a las puertas de los almacenes repletos; donde una parte de los hombres, trabajando hasta el agotamiento, sólo puede vestir mal y comer peor; donde otra parte de ellos arrebatan a los productores lo que sale de sus manos y de su inteligencia, para entregarlo a la polilla o al estancamiento inútil; en una sociedad desequilibrada, donde sobran riquezas y abundan miserias; donde el concepto justicia tiene tan inicua interpretación, que se mantienen instituciones bárbaras para perseguir y martirizar a las inocentes víctimas de las aberraciones del medio.

La herencia, la educación la desemejanza de las circunstancias de vida habrán creado diferencias profundas, morales y hasta físicas entre burgueses y proletarios; pero una ley natural los mantiene reunidos en una sola tendencia: el mejoramiento individual. Ahí radica el interés verdadero de cada ser humano. Conocido eso, precisa obrar racionalmente, sobreponiéndose a los prejuicios de clase y dando la espalda a los romanticismos. Ni la caridad y el humanitarismo, ni la abnegación, tienen poder bastante para emancipar la humanidad, como lo tiene el EGOÍSMO CONSCIENTE .

Allí, donde los burgueses sean bastante sabios para comprender que la transformación del sistema presente es inevitable y que vale más para sus propios intereses facilitar esa transformación que oponerle necia resistencia, el problema social que agita en estos momentos todos los rincones del mundo perderá su aspecto de tragedia y se resolverá blandamente en beneficio para todos. Aquéllos habrán ganado con la libertad el completo derecho a la vida; éstos habrán perdido con lo superfluo, el temor a perderlo todo. Y sin duda que los privilegiados de hoy serán los que mejor parte saquen. En lo general, y eso debería avergonzarlos, son incapaces para servirse a ellos mismos; hay algunos que hasta para comer y echarse a dormir necesitan la ayuda de un esclavo. Cuando éste les falte, adquirirán hábitos distintos, que harán de ellos seres útiles y activos, aptos para unir su impulso al esfuerzo colectivo que se aplicará entonces sobre las brusquedades y esperanzas de la naturaleza, no ya en la imbécil pugna del hombre contra el hombre.

pero si los intereses falsos siguen ejerciendo influencia dominante en el cerebro de los burgueses, y si una  parte de los trabajadores continúa como hasta hoy, oponiéndose con su pasividad o sus traiciones a la causa del trabajo, su causa,  el cambio se impondrá por la violencia aplastando a los obstruccionistas del progreso.


-Práxedis Guerrero.

[Artículos de Práxedis G. Guerrero en Revolución y Punto Rojo, 1907-1910]

(Tomado de: Armando Bartra (Selección) - Ricardo Flores Magón, et al: Regeneración, 1900-1918. Secretaría de Educación Pública, Lecturas Mexicanas #88, Segunda Serie, México, D.F., 1987)

sábado, 6 de abril de 2019

Escándalos huelguistas en Cananea, 1906

Escándalos huelguistas en Cananea


Muertos y heridos


Incendio de depósitos de maderería


Los trabajadores mexicanos apedrean a sus capataces americanos


El gobernador Izábal en el lugar de los sucesos, y el general Torres, jefe de las armas en marcha con fuerzas bastantes para restablecer el orden y garantizar la vida y la propiedad


El Imparcial, domingo 3 de junio de 1906


Desde anteayer por la noche, y la madrugada de ayer, se estuvieron recibiendo en esta capital noticias de graves desórdenes ocurridos en Cananea, importante centro minero del Estado de Sonora. En posesión de datos fidedignos sobre el asunto, podemos relatar los hechos en la forma siguiente:


Desde hace varios días, un grupo de obreros mexicanos,de los que trabajan en la gran empresa minera allí establecida, sabedores de que su jornal, que juzgan inferior al que ganan sus compañeros americanos, iba a ser disminuido aún, venían preparando una huelga, a la que no faltaron iniciadores de mala fe, con es común en esta clase de conflictos.


No habiendo podido obtener el aumento de salario que deseaban, resolvieron, por fin, antes de ayer, declararse formalmente en huelga. Los organizadores de la huelga fueron de preferencia los mineros, quienes suspendieron sus trabajos. Pero los operarios de otros talleres, que no simpatizaban con el movimiento huelguista, continuaron sus labores como de costumbre. Los huelguistas decidieron entonces presentarse en los talleres, especialmente en la maderería, que es muy vasto, para hacer que sus compañeros abandonaran el trabajo.


Los empleados principales de la maderería, que son, en su mayor parte, americanos, al ver acercarse al grupo de los huelguistas, hicieron fuego sobre ellos, e hirieron a dos, entablándose un combate entre los americanos y los huelguistas, quienes no iban armados, y se proveyeron de piedras, con las que atacaron a los empleados americanos que sobre ellos habían disparado. Resultaron muertos en este conflicto, dos empleados americanos, los hermanos Metcalf, que recibieron una verdadera lluvia de piedras. Hubo también otros heridos y contusos, cuyo número se ignora.


Después de este incidente, los huelguistas, rechazados a balazos, se dispersaron por la población sin abandonar su actitud, ya francamente agresiva, y procuraron armarse. Los americanos se reunieron y persiguieron a los huelguistas por las calles. Según se sabe, hubo como diez muertos y muchos heridos. Los huelguistas, al retirarse, prendieron fuego a unos depósitos de madera situados al norte de Cananea, y el incendio fue tan aparatoso, que pudo ser visto a larga distancia y causó alarma, pues se creyó en Douglas, Arizona y en otras poblaciones cercanas, que todo Cananea estaba ardiendo.


Desde los primeros momentos, las autoridades de Cananea, que no tenían fuerza suficiente para reprimir el desorden, pidieron auxilio a la capital del Estado. El señor gobernador Izábal organizó inmediatamente una fuerza de infantería y caballería que marchara al lugar de los hechos.


Desde otro lado de la frontera, en Douglas, Arizona, donde se tuvo noticia desde luego de los acontecimientos, se reunieron voluntarios que ofrecieron sus servicios a las autoridades mexicanas, creyendo que se trataba de una calamidad más seria o de un conflicto más grave. Estos servicios, naturalmente, no fueron aceptados por el Gobierno local.


Por su parte, el general Luis E. Torres, jefe de las armas en Sonora, organizó también fuerzas de auxilio, que están ya en camino.




Nuestro corresponsal nos ha remitido lo siguiente:


Cananea, junio 2.


Ayer la multitud de trabajadores fueron a la maderería, pidiendo la salida de los que trabajaban allí; recibió por contestación tiroteo de los americanos, donde hubo los primeros dos heridos. Allí resultaron muertos a pedradas dos jefes Metcalf, hermanos, porque ningún mexicano tenía arma; al seguir los huelguistas por las calles y en el centro de población, sobre casas de familias mexicanas, andando en automóviles y a caballo muchos americanos armados, disparaban a todos los rumbos. Hasta esta hora hay quince muertos mexicanos y algunos heridos, entre ellos un niño, que salía de la escuela. Se teme habrá más novedad esta noche, pues los mexicanos, indignados por asesinatos cometidos, se dice han sacado todas las pistolas  de los montepíos y procuran armarse.”



En la Secretaría de Gobernación se recibió el siguiente mensaje:


“De Cananea, el 2 de junio de 1906
Señor ministro Ramón Corral
México


Alarmantísimas noticias que recibí en Naco me hicieron continuar lo más pronto posible, y encontré a todo mundo excitado y revoltosos que pasan de dos mil. Desde que supieron que venían se dividieron en seis grupos sin necesidad de fuerza, acompañado de Mr. Greene, Perfecto Aguilar, Comisario Rubio y cuatro policías. En su mayoría, pues solo tuve que mandar cuatro a la cárcel, se han mostrado obedientes a la autoridad; pero bastante alterados, y puede decirse, muchos de ellos irreconciliables con americanos. Los que vinieron conmigo de Naco, sólo bajaron para comer y regresan inmediatamente en el mismo tren. El alboroto fue provocado por algunos sediciosos que aprovecharon ignorancia de gente de trabajo, y ya están presos. Los principales serán cincuenta.


Resultado acontecimiento de ayer: diez muertos de los huelguistas y dos americanos, un mexicano de la otra parte, y ocho heridos. Incendiaron cinco almacenes de madera, semillas y pasturas y una carpintería. Se robaron 24 cajas de dinamita, y de dos montepíos sacáronse más de 300 armas. Espero fuerza despache anoche de Imuris para reconocer los otros dos grupos, que, dicen se compone de la gente peor, sobre todo, uno que está en un cerro difícil de ascender y en el que hay muchas casas. No podré hacerlo, antes porque aquí en las tres leguas de población no hay más de 30 policías. La demás gente armada se compone de empleados americanos, que se ocupan de cuidar los establecimientos de más interés”


Rafael Izábal


(Tomado de: Labrandero Iñigo, Magdalena, et al, (coordinadores) - Nuestro México #2, Las huelgas de Cananea y Río Blanco, 1906-1907. UNAM, México, D. F., 1983)




viernes, 8 de febrero de 2019

Importancia del Magonismo en la Revolución



Una corriente política e ideológica: el magonismo. Una organización partidaria que llega a ser de masas: el Partido Liberal. Una publicación que a lo largo de 18 años instrumenta periodísticamente una política: Regeneración. Son estos tres aspectos inseparables y complementarios, los que definen la tendencia política de masa más radical, más deslindada y más coherente de las que confluyen en la revolución de 1910-1917.

El magonismo, el Partido Liberal y Regeneración son los que lanzaron en 1903, por primera vez masivamente, las consignas antirreeleccionistas que serían la bandera de la revolución maderista 7 años después. Fue el magonismo, a través de la Junta Organizadora del Partido Liberal, el que organizó los levantamientos armados de Cananea, Río Blanco, Orizaba y Puebla. El programa del Partido Liberal de 1906 fue la plataforma de reivindicaciones que formuló el contenido social del proceso revolucionario de 1910-17 e inspiró los principios fundamentales de la Constitución de 1917.

Desde 1900 hasta 1910, la conciencia antiporfirista de las masas iba cristalizando y sistematizándose en torno a las denuncias, la propaganda y las posiciones políticas de esta corriente, alrededor de la cual giraron decenas de periódicos de oposición y cientos de grupos que denunciaban y combatían por todos los medios a la tiranía. La participación del magonismo, su partido y su prensa, en la creación de las condiciones subjetivas que antecedieron a la insurrección de 1910, fue fundamental tanto ne el terreno de la conciencia como en el de la organización.

También el estallido de la revolución y los primeros años de lucha estuvieron marcados por el magonismo. A pesar del exilio y persecución de Ricardo Flores Magón y sus colaboradores –que significaba el exilio de la Junta Organizadora del Partido Liberal y de la redacción de Regeneración- los primeros meses del combate se definieron por la presencia en el campo revolucionario de dos fuerzas y dos políticas: el maderismo con su bandera estrechamente antirreeleccionista y el magonismo enarbolando el programa liberal de 1906.

En los años posteriores, a pesar de que los grupos de combate directamente controlados por la Junta Organizadora del Partido Liberal se redujeron, desintegraron o sumaron a otras corrientes o facciones, la influencia ideológica de las posiciones del magonismo se extendió y consolidó y sus banderas programáticas y reivindicaciones se transformaron en patrimonio común de todo el campo revolucionario. Frecuentemente, cuando un planteamiento del Partido Liberal era hecho suyo por las principales facciones revolucionarias, el magonismo había pasado ya a posiciones más avanzadas y radicales.

A partir del triunfo y consolidación en el poder del carrancismo, la corriente de Flores Magón se vio reducida casi exclusivamente a la denuncia política a través del periodismo revolucionario. Casi sola, se levantó todavía por unos años la voz de Regeneración, desenmascarando lo que para el magonismo fuera la traición a los intereses y a la lucha de las masas campesinas y obreras durante casi 10 años. La revolución por la que propugnaba el Partido Liberal había sido conducida a la claudicación y a la conciliación con la burguesía y los terratenientes; las masas, que no vieron cumplidas sus demandas fundamentales, se encontraban insatisfechas y en algunos casos se mantenían en lucha. Pero sólo el magonismo fue capaz de racionalizar este descontento, y en Regeneración se esbozaron los primeros análisis políticos de lo que significaba el curso adoptado por el proceso revolucionario.

Forjador, primero, de la política y las banderas programáticas de la insurrección que habría de estallar en 1910, el magonismo se encargó después, en 1917 y 1918, de hacer un primer balance de la lucha y declarar que la revolución se había quedado a medio camino. Los últimos números de Regeneración, en 1918, se dedicaron a mostrar la necesidad e inclusive la inminencia de un nuevo proceso revolucionario. La nueva insurrección, sin embargo, se cuadraba entonces en el marco del ascenso de la revolución mundial, a la que el octubre rojo de Rusia en 1917 había abierto las puertas. A la tarea de bosquejar los caminos de esta nueva revolución y a señalar sus síntomas en todo el mundo, dedicó Regeneración las páginas de sus postreros números.


(Tomado de: Armando Bartra (Selección) - Ricardo Flores Magón, et al: Regeneración, 1900-1918. Secretaría de Educación Pública, Lecturas Mexicanas #88, Segunda Serie, México, D.F., 1987)