Un lugar
significativo para Mesoamericana, ha sido Tamoanchan, aunque su ubicación no
haya sido precisada, ni su misma existencia.
Se dice que primero
fue Tamoanchan, y después Teotihuacan; a pesar de que no existe una definición
exacta, su vocablo significa “nosotros buscamos nuestra casa”, por otra parte,
algunos estudios suponen que en este lugar nacen sus ideas religiosas.
Fray Bernardino de
Sahagún lo describe como un sitio de abundancia, al cual había llegado
Quetzalcóatl a crear nuevos seres, con restos de generaciones pasadas, sangre
de su miembro y la penitencia de otras deidades.
Tres sucesos
relevantes se le achacan a esta zona; el primero, Quetzalcóatl llevó el maíz
rescatado de Tonacatépetl para que los dioses lo máscaras y lo introdujeran en
las bocas de los mortales; segundo, Jerónimo de Mendieta aseguró que ahí fue
donde los dioses dieron forma al calendario; y tercero, diversos códices
señalan que en dicho lugar estuvo el árbol florido que cayó, después de que los
dioses pecaron.
Su ubicación
geográfica se ha señalado en el estado de Morelos, algunos estudiosos lo
ubicaron en lo que hoy conocemos como Xochicalco. Principalmente por su mezcla
de estilos y el observatorio astronómico.
Lo único cierto, es
que tanto Teotihuacan como Tamoanchan son míticos porque representan los
lugares de origen; el sol, nuevos seres humanos, el maíz y en el caso de
Tamoanchan la culminación de un calendario y la trasgresión. Es por ello que su
evocación sólo existe en los códices.
(Tomado de: Toledo
Vega, Rafael. Enigmas de México, la otra historia. Grupo Editorial Tomo, S. A.
de C. V. México, D. F., 2006)