jueves, 29 de julio de 2021

La desconocida Coyuca

 


En el centro de la laguna, frente a los esteros de Infiernillo, Empalizada y Comboy, hay dos diminutas islas-islotes: Isla Montosa e Isla Presidio, con playas y sitios para la fotografía subacuática, en agua dulce.

Luego, hacia el oeste, está la Isla Pájaros, con agradables rincones tropicales, y en dirección opuesta, siempre en la laguna, junto a la playa, una zona arqueológica virtualmente desconocida.

En las aguas, para la pesca deportiva, discurren los robalos, bagres, malacapas, mojarras, pargos y lisas, en tanto que las jaibas corretean por los tupidos manglares de las riberas.

Continuando el recorrido de la laguna, por el canal que forman Tangara y el Cocotal, está la jungla, paraíso de los marabúes, flamencos rosa, picopandos, patos y garzas.

Hasta aquí, omitimos el nombre de la laguna, en la esperanza de que usted la reconozca; si no le suena conocida no se extrañe, según parece sólo una persona de cada mil ha recorrido en lancha este pequeño edén del trópico guerrerense, y, sin embargo, está a solamente diez minutos del centro de Acapulco. Sí, se trata de la Laguna de Coyuca, ésa que se mira de reojo estando en la multivisitada Pie de la Cuesta.

Acepte usted nuestra sugestión: haga un recorrido en lancha por el lugar, desde el "embarcadero Nogueda", en Pie de la Cuesta, hasta la Barra de Coyuca, ya ante el mar; y por favor no olvide la cámara. Su viaje transcurrirá en una deliciosa paz silenciosa ante paisajes sedantes y gratos. No hallará nada sensacionalmente espectacular, pero sí conocerá uno de los lugares hermosos de Acapulco. El costo del recorrido es de cincuenta pesos por adulto, la mitad los chamacos, y "si son muchos hacemos una rebajita", le dicen los amables lancheros. No se arrepentirá usted, y menos aún si va en la época de lluvias o poco después, cuando el verdor es absoluto.

(Tomado de: Mollër, Harry. México Desconocido. INJUVE, México, D. F., 1973)

lunes, 26 de julio de 2021

Rodolfo Gaona

 


El Califa, torero, nació en León de los Aldamas, Gto., en 1888 [murió el 20 de mayo de 1975]. Fue discípulo de Saturnino Frutos, Ojitos, en el propio León. El 1° de octubre de 1905 hizo su presentación en la plaza El Toreo, de la Ciudad de México. El 31 de mayo de 1907 recibió la alternativa española de manos de Manuel Lara, Jerezano, en la plaza de Tetuán de las Victorias, en Madrid; el 5 de julio siguiente, en una plaza de la carretera de Aragón, Juan González Nandín le confirmó la alternativa. Después de varias temporadas en el país y en España se retiró de los ruedos el 12 de abril de 1925, en la plaza El Toreo. Destacó por su personalidad y elegancia, sobre todo con la capa. Un lance del toreo se llama gaonera en honor suyo.


(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen V, - Gabinetes - Guadalajara)


jueves, 22 de julio de 2021

Semana del 18 al 27 de junio de 2001


Lunes 18 

Existe corrupción en todo el país: Cisen.

El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) alertó sobre el riesgo que representa la corrupción para la seguridad interna y el desarrollo económico del país. En un análisis integral concluyó que todas las entidades federativas están contaminadas con el fenómeno. 

En un documento de análisis entregado a la Presidencia de la República, obtenido por MILENIO Diario, el Cisen indica que Chihuahua y Guerrero son ubicadas como las entidades con mayores niveles de corrupción en todo el país. El Cisen hace un análisis de las condiciones sociales, políticas y económicas en que inició el sexenio de Fox, y enciende los focos rojos: "La estructura que sostiene la corrupción puede establecer relaciones de complicidad con grupos poderosos o con enemigos del Estado, llegando a constituirse en un poder paralelo al gobierno".


Martes 19

Presidencia compra toallas de 4,025 pesos.

La Presidencia de la República hizo adquisiciones por 7 millones 795 mil pesos en lo que va de la presente administración. De este monto, más de 4 millones, se gastaron en menaje de casa, con la empresa MYO, S.A. de C.V., con Registro Federal de Contribuyentes MYO990831E40.

Entre los productos de uso doméstico adquiridos, destacan: tres toallas importadas "con bordado especial" con un costo por pieza de 4 mil 25 pesos; cuatro juegos de sábanas "modelo Wamsuta color blanco", con un valor total de 154 mil 280 pesos; una vajilla "elegante modelo Bavaria en porcelana", con un costo de 40 mil 250 pesos, y una vajilla "de diario" modelo Tulipán de 7 mil 130 pesos.

Para la remodelación de las dos cabañas de Los Pinos que habitan el presidente Fox y su hija Ana Cristina, se erogaron 5 millones 500 mil pesos.

Las adquisiciones están registradas en la página de internet de la Secretaría de la Contraloría en el apartado Compranet, con la clave 02100 correspondiente a la Presidencia de la República.


Miércoles 20

Investigará Barrio el gasto en Los Pinos.

La Secretaría de Contraloría auditará los gastos efectuados por la Presidencia de la República respecto al menaje de casa y remodelación de las cabañas de Los Pinos, anunció su titular Francisco Barrio.

Señaló que "si hay una situación fuera de norma, si ese fuera el caso, tendríamos que ver de quién es la responsabilidad y proceder de acuerdo con la ley".

Barrio manifestó que ninguna partida quedará excluida de la supervisión y que la Presidencia de la República "no será la excepción".

Barrio comentó la nota de MILENIO Diario en la que se dio a conocer que el menaje de casa adquirido por la Presidencia de la República costó 4 millones 449.70 pesos.

Por la Presidencia, Carlos Rojas señaló que "al remodelarse las dos cabañas de Los Pinos, que son habitadas por el Presidente y su hija Ana Cristina, fue necesario adquirir muebles y enseres para ambas".

A las preguntas recurrentes, se limitó a dar el costo de las toallas y las sábanas. "Deseamos aclarar cuál es la verdad".


Jueves 21

La información de Compranet es cierta.

Los precios y los artículos que aparecen en la página de Compranet son exactamente lo que la Unidad de Compras de la Presidencia autorizó para el menaje de la casa y la remodelación de las cabañas de Los Pinos, afirmó Carlos Jaso, titular de la Unidad de Servicios Electrónicos Gubernamentales de la Secretaría de la Contraloría.


Viernes 22

Rompe López Portillo con Sasha.

El ex presidente mexicano José López Portillo abandonó el Hospital Los Ángeles. Sasha Montenegro, su esposa, quien estuvo con él en la intervención quirúrgica del corazón, a la que fue sometido recientemente en Estados Unidos, no lo acompañó en este traslado. Sobre su esposa, López Portillo dijo que ahora es un recuerdo que le trae "amor y felicidad", y comentó que siempre la va a recordar así.


Sábado 23

Artigas, el arquitecto del escándalo.

Las investigaciones respecto a remodelaciones y adquisiciones relacionadas con la residencia oficial de Los Pinos apuntan al afamado arquitecto Humberto Artigas del Olmo, quien se convirtió en los últimos dos años en el constructor de varios de los miembros de la familia Fox, a través de distintas empresas.

En León, Guanajuato, tiene a su cargo la construcción de la casa de la sobrina del Presidente, Cinthya Fox, en un predio de mil 10 metros cuadrados del exclusivo fraccionamiento Pedregal del Carmen. También construyó la casa de José Fox, padre de Cinthya, en la calle Álamos número 321 del fraccionamiento Campestre.

El mismo contratista realizó la remodelación de las cabañas y de la residencia Miguel Alemán, a partir de noviembre pasado, sin licitación bajo el argumento de la premura y por seguridad nacional, versión que está en duda. El coordinador de asesores del Presidente, Eduardo Sojo, dijo que los gastos del menaje en la Presidencia han resultado "costosos, pero benéficos".


Miércoles 27

Destituyen al comité de Compras de Los Pinos.

La renuncia de Carlos Rojas, uno de los hombres más cercanos al presidente Vicente Fox, a quien conocía desde hace más de 15 años, fue el resultado de la revisión que realizó la Secretaría de la Contraloría al menaje que efectuó el Comité de Adquisiciones de la Presidencia para las cabañas de Los Pinos.

La detección de pagos anticipados de manera irregular, la entrega de productos distintos a los acordados, precios de contratación elevados y la aceptación de facturación global en la compra de los enseres para la remodelación y equipamiento de la casa presidencial fueron las irregularidades detectadas durante la primera etapa de inspección.

El secretario de la Contraloría, Francisco Barrio, informó que las toallas y sábanas que aparecen en Compranet, y que destacaron por su alto precio, nunca fueron entregadas; además, que de los 475 productos contratados originalmente, solamente 204 correspondían a las características originalmente pactadas y que el resto de los artículos surtidos se apartaron de lo estipulado en el contrato.


(Tomado de: Milenio 5 años, 2000-2005. Milenio Diario S.A. de C.V., Monterrey Nuevo León, 2005)

lunes, 19 de julio de 2021

Fray Pedro de Gante


Lego franciscano, nació en Ayghem-St-Pierre, hoy suburbio de Gante, Bélgica, en la novena década del siglo XV; murió en la Ciudad de México en 1572. Pariente de Carlos V y con apellido original Motor, Van der Moere o de Muer, que se latinizó Mura, fue, junto con Juan de Tecto (du Toict) y Juan de Aora o Ayora, uno de los tres franciscanos que llegaron primero a Nueva España, en 1523; Ixtlixóchitl les dio aposento en el palacio de Nezahualpilli en Tezcoco, donde se dedicaron a aprender lengua mexicana. Un año después llegó la misión franciscana de fray Martín de Valencia, a cuya autoridad se incorporaron; Tecto y Aora murieron durante la expedición de Cortés a las Hibueras. A fines de 1526, o principios de 1527, estaba ya Gante en el convento de México, donde permaneció hasta su muerte.

Pedro de Gante se dedicó a la tarea, no de atender a la educación sucesiva de los niños según fueran llegando a la edad competente, sino a la de una numerosa generación de chicos y grandes, de hombres y mujeres, que de pronto aparecían urgidos de instrucción religiosa y civil. Gante, en virtud de su estado de lego y del defecto de ser tartamudo, se sentía imposibilitado para dedicarse a la predicación; sin embargo, muchas veces sirvió de intérprete y predicó cuando no había sacerdote que entendiera la lengua. Fundó varias escuelas, entre ellas la de México, que dirigió por medio siglo y estuvo detrás de la iglesia del convento de San Francisco. El sistema que rigió en aquella institución fue el siguiente: por las mañanas, lectura, escritura y canto, y por las tardes, doctrina; se asistía a las fiestas religiosas y se cantaba en coro; a los pequeños no les era permitido comunicarse con sus familiares, "para que no se contaminasen de los errores de la idolatría"; se preparaban grupos de jóvenes para ser enviados como catequistas a los alrededores de México e inclusive a las provincias más cercanas; se enseñaba latín, pintura, escultura, artesanías y arte de bordar, y se establecieron talleres donde trabajaban canteros, herreros, carpinteros, albañiles, sastres y zapateros.

Aparte la de San José de los Naturales, de siete naves, enteramente abiertas por uno de los extremos, para que los indígenas pudieran asistir a los oficios desde el atrio, levantó en México varias iglesias y capillas, entre las de los barrios de Santa María, San Juan, San Pablo y San Sebastián. El propio Gante, en 1529, refiere haber hecho construir más de cien iglesias y bautizado a más de doscientos mil aborígenes.

Rechazó tres licencias que le enviaron para ordenarse sacerdote: la primera, del Papa Paulo III; la segunda, del capítulo general celebrado en Roma siendo generalísimo de la orden fray Vicente Lunel, y la tercera, de un nuncio apostólico que estuvo en la corte de Carlos V. Tan grande era su fama que el arzobispo Montúfar, inmediato sucesor de Zumárraga, solía decir: "Yo no soy el arzobispo de México, sino fray Pedro de Gante." Escribió Doctrina cristiana en lengua mexicana, impreso al parecer en Amberes, Bélgica, en 1528, y posteriormente en México, en 1553; Cartas al emperador, el 31 de octubre de 1532 y 15 de febrero de 1552 (en las Cartas de Indias, números VIII y XVIII); Carta a Felipe II, de 23 de junio de 1558, publicada por González de Vera en Revista de España, I, tomo III, pág. 387, y la carta dirigida en común a los padres y hermanos de la provincia de Flandes, el 27 de junio de 1529, proporcionada por Ángel Núñez Ortega a Joaquín García Icazbalceta y publicada en la Bibliografía mexicana del siglo XVI, México, 1886 (FCE, 1954). De este último documento son las palabras que siguen:

"Mi oficio es predicar y enseñar día y noche. En el día enseño a leer, escribí y cantar: en la noche leo doctrina cristiana y predico. Por ser la tierra grandísima, poblada del infinita gente, y los frailes que predican pocos para enseñar a tanta multitud, recogimos en nuestras casas a los hijos de los señores y principales para instruirlos en la fe católica, y que después enseñen a sus padres. Aprendieron estos muchachos a leer, escribir, cantar, predicar y celebrar el oficio divino a uso de iglesia. De ellos tengo a mi cargo en esta ciudad de México al pie de quinientos o más, porque es cabeza de la tierra. He escogido unos cincuenta de los más avisados, y cada semana les enseño aparte lo que toca hacer o predicar la domínica siguiente, lo cual no me es corto trabajo, atento día y noche a este negocio, para componerles y concordarles sus sermones. Los domingos salen estos muchachos a predicar por la ciudad y toda su comarca, a cuatro, a ocho o diez, a veinte o treinta leguas, anunciando la fe católica, y preparando con su doctrina a la gente para recibir el bautismo. Nosotros con ellos vamos a la redonda destruyendo ídolos y templos por una parte, mientras ellos hacen lo mismo en otra, y levantamos iglesias al Dios verdadero. Así y en tal ocupación empleamos nuestro tiempo, pasando toda manera de trabajos de día y de noche, para que este pueblo infiel venga al conocimiento de la fe de Jesucristo. Yo, por la misericordia de Dios y para honra y gloria suya, en esta provincia de México donde moro, que es otra Roma, con mi industria y el favor divino, he levantado más de cien casas consagradas al Señor, entre iglesias y capillas, algunas de las cuales son templos tan magníficos como propios para el culto divino, no menores de trescientas tercias y otros de doscientas. Cada vez que salgo a predicar tengo sobrado que hacer en destruir ídolos y alzar templos al Dios verdadero. Pues así estas cosas, os ruego, padres y hermanos muy amados, que os dignéis orar por mí al Señor, para que oyendo vuestras oraciones, me alumbre y conozca yo lo que debo hacer y lo haga, y persevere siempre en su servicio y voluntad hasta el fin.

"Deseo y pido encarecidamente que alguno de vosotros tome sobre sí, por amor de Dios, el trabajo de traducir esta carta en lengua flamenca o alemana, y la envíe a mis parientes para que a los menos sepan de mí algo cierto y favorable, como que vivo y estoy bueno. De lo cual sea a Dios gloria y alabanza.

"No tengo por ahora más que escribir, aunque mucho pudiera contar de esta tierra, si no fuera porque del todo he dejado mi lengua nativa. Por tanto, no añadiré más que esto: que tengo gran necesidad de un libro que se llama la Biblia, y si me lo mandaséis me hariáis gran caridad. Ca ye ixquichi ma moteneoa y toteoh y totlatucauh y Jesu Christo"; que se interpreta así: no diré más, sino que sea loado nuestro Dios y su bendito Hijo Jesucristo. Fue escrita esta carta el 27 de junio de 1529 en el convento de San Francisco, de México.


(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen V, - Gabinetes - Guadalajara)

jueves, 15 de julio de 2021

¿Era fácil conseguir armamento para los insurgentes?

 


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¿Era fácil conseguir armamento para los rebeldes?

Conseguir los materiales de la guerra y el financiamiento era muy difícil, pues además de los riesgos que se corrían con ello había escasez de armamentos. Para conseguir las armas y las municiones era preciso recurrir al extranjero y entrar en contacto con las principales potencias por medio del contrabando. Las potencias que en aquel entonces podían auxiliar a los rebeldes eran Inglaterra, Francia, Austria, Estados Unidos, los estados alemanes y Rusia. Pero en ese tiempo Europa era un campo de batalla. Manuel Palacios Fajardo, un enviado venezolano, logró entrevistarse con Napoleón Bonaparte, quien hizo gestiones con el gobierno norteamericano en sentido favorable. Inesperadamente Napoleón cayó y la escena política modificó de nuevo su curso. El nuevo monarca de la Casa de los Borbones, Luis XVIII, buscaba afianzar la monarquía. Francia decidió apoyar a España para defender su colonia y hostilizar en todo lo posible a los rebeldes. A los patriotas mexicanos no se les ocurrió ir a Francia porque en México el sentimiento era antinapoleónico. La opción más viable, y por otra parte más cercana, era recurrir a los Estados Unidos, país que tenía una política compleja, pues establecía como principio mantener en todo lo posible la neutralidad con España por el asunto pendiente de la adquisición de la Florida y a la vez aplaudía la posible emancipación de las colonias norteamericanas.

Hidalgo, ya en Guadalajara,se dio cuenta de la necesidad de conseguir armamento. En 1810 nombró a don Pascual Ortiz Letona para que fuera a los Estados Unidos. Pero la carencia de un puerto dificultó la comunicación con el extranjero. Letona tuvo que ir a Veracruz, que era una ciudad realista, y en el camino fue detenido.

En marzo de 1811 Bernardo Gutiérrez de Lara se presentó en la Hacienda de Santa María quien expresó su entusiasmo sobre la Independencia y se prestaba a ir a los Estados Unidos con la misión de pedir refuerzos. Hidalgo le dio instrucciones verbales y Gutiérrez de Lara se encaminó a la nación estadounidense. En esa época el secretario de Relaciones Exteriores era James Monroe, autor de la inmortal frase "América para los americanos" y que tanto malestar han causado las variables infinitas de su significado.

Gutiérrez de Lara llegó a Natchitoches, en Luisiana, para entrevistarse con Monroe. Ante la petición, el secretario le dijo que apoyaría en todo a la independencia de las colonias españolas. Le daría armas y municiones, además de 27000 hombres, no sin antes establecer una "buena" constitución para establecer la felicidad de sus habitantes. La sugerencia del día fue adoptar la misma Constitución de los Estados Unidos para así formar una potencia norteamericana verdadera. El comisionado mexicano se levantó furioso de su silla. Pero su perseverancia era una de sus virtudes y envíó a un comisionado a Haití para pedir auxilio a su presidente. Sin embargo, Haití era neutral y no quería ayudar. Gutiérrez de Lara se dedicó a comprar municiones en el sur de los Estados Unidos ocupación muy difícil ante la extrema vigilancia del gobierno virreinal.


(Tomado de: Pacheco, Cecilia - 101 preguntas sobre la independencia de México. Grijalbo Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F., 2009)

lunes, 12 de julio de 2021

Gonzalo N. Santos


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Sí, declaro que un pinche muerto

más o menos no me va a quitar el

sueño, que no me voy a rajar de un

hecho que yo haya cometido o mandado

cometer, ni aquí en la tierra ni en el

cielo, a donde seguramente tendré que

ir a rendir declaración de mi paso por

la tierra; o tal vez al infierno, pero como

soy de tierra tan caliente no me va a

afectar la temperatura.

Gonzalo N. Santos

Gonzalo N. Santos (1897-1978) fue un cacique violento, corrupto y arbitrario, miembro fundador del Partido Nacional Revolucionario (PNR), cinco veces consecutivas diputado federal y senador, y gobernador de San Luis Potosí de 1943 a 1949.

Modificó la Carta Magna para promover la reelección de Obregón y se opuso a la no reelección de las Cámaras, que dio por resultado -según sus propias palabras- "el aborregamiento del poder legislativo, borregada que continúa produciendo abundante lana hasta la fecha".

En marzo de 1929, recién fundado el PNR, Gonzalo Escobar encabezó un movimiento contra Emilio Portes Gil que fue sofocado al poco tiempo, pero que sirvió de pretexto para que Gonzalo N. Santos lanzara un discurso en el que, además de amenazar a los opositores, auguraba el fracaso democrático del país:

"Camaradas de la Revolución, ¡a la guerra como a la guerra! Allá vamos a contestarles, en el terreno en que nos han citado. Quisimos demostrar ante el mundo entero que no queríamos una gota más de sangre en nuestra patria; que este ensayo cívico de este PNR resolviera las funciones cívicas del futuro; que el partido que se sienta más fuerte que nosotros y dueño de la razón, se nos enfrentase en el terreno del civismo, pero no quiere eso la reacción clerical."

Si estas palabras no lo hubieran hecho célebre, le habría dado fama la más conocida de sus frases: "La moral es un árbol que da moras o sirve para una chingada", la cual siguió al pie de la letra; como ejemplo, en 1929, durante la campaña electoral, amedrentó, ametralladora Thompson en mano, a los partidarios de José Vasconcelos.

Pero también lo distinguió su servilismo: la tarde del domingo 7 de julio de 1940, día de elecciones presidenciales, el candidato oficial Manuel Ávila Camacho recibió, como obsequio de Santos, una gran cantidad de insignias violentamente arrancadas por el cacique a los ciudadanos que vigilaban la casilla donde el presidente Cárdenas emitió su voto. Opositor a Almazán, esa mañana la había pasado aterrorizando a los seguidores del candidato.

Durante el período presidencial de Manuel Ávila Camacho, Santos preparó la iniciativa de ley para ampliar el periodo de los gobernadores de cuatro a seis años; aprobada esta ley, gobernó el estado de San Luis Potosí de 1943 a 1949, periodo durante el cual controló las fuerzas políticas del estado, incluyendo la prensa. Terminado su periodo, continuó manejando a su antojo a quienes lo sucedieron hasta que en 1957, ante la proximidad de las elecciones federales y las locales en San Luis Potosí, varios grupos de oposición intentaron desmantelar su cacicazgo.

Tras intensas y violentas movilizaciones sociales, en una de las cuales un agente disparó e hirió de muerte a un niño, el gobierno de Adolfo López Mateos negoció con los opositores al régimen de Santos el nombramiento de un gobernador interino en 1959. Después, durante las elecciones locales de 1961, el gobierno federal le dio la espalda a Santos. En 1978, el presidente López Portillo aprobó un decreto que expropiaba gran parte de las propiedades del cacique, quien murió el 17 de octubre de 1978 en la ciudad de México.

(Tomado de: Molina, Sandra – 101 villanos en la historia de México. Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F. 2008)


jueves, 8 de julio de 2021

El Caracol y el Sable III

(Grabado: José Guadalupe Posada)

EL CARACOL Y EL SABLE III

La larga marcha del periodismo libre

En 1883, bajo el gobierno de Manuel González, se reforman los artículos 6° y 7° de la Constitución. El primero de los artículos: “La manifestación de las ideas no puede ser objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa...” y el segundo de ellos: “Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia...” contenían, sólo en parte, los ideales de los reformadores. El artículo 7° establecía los límites legales de la libertad en cuanto su ejercicio se refería a la vida privada, la moral y la paz pública. “¡La paz pública! –dijo Zarco el 25 de julio de 1856, señalando el peligro del concepto-. Esto es lo mismo que el orden público. El orden público, es una frase que inspira horror; el orden público reinaba en nuestro país cuando lo oprimían Santa Anna y los conservadores, cuando el orden consistía en destierros y proscripciones. El orden público... el reinado tranquilo de todas las tiranías.” Y tal orden había de ser invocado, en 1883, para restringir las libertades de expresión, suprimiendo los jurados de imprenta e instaurando los procedimientos santanistas promulgados en la ley Lares del 25 de abril de 1854. los jueces podían, como entonces, multar a los editores, imponer penas corporales a los periodistas, ordenar la confiscación de las imprentas –los útiles de trabajo señalados como reos del supuesto delito- y clausurar periódicos. No era coincidencia la reforma porfiriana. En los días de Santa Anna la persecución a los periodistas –más de 52 diarios y semanarios fueron cerrados- concurrió con el decreto sobre “Los anexionistas”. Las bocas oficiales hablaban del delito de traición a la patria mientras el gobierno vendía el territorio de La Mesilla –109 574 km2 – a Estados Unidos.

El porfiriato hace otro tanto con las reformas constitucionales de la libertad de expresión, la reelección y las concesiones mineras y ferrocarrileras. Dos años después de expedidos los decretos sobre los artículos 6° y 7°, ante la elección de personas adictas al grupo porfirista, desaparecen los primeros periódicos. Algunos editores buscan asilo en Estados Unidos. En Brownsville y San Francisco se imprimen, por breve tiempo, El Mundo y La República. La persecución, en México, era implacable. En los estados los periodistas eran asesinados impunemente o enviados a San Juan de Ulúa. La prensa nacional, una conquista lograda con esfuerzos y sacrificios incontables, era suprimida.

Desaparecen El Federalista, de Trejo; El Correo del Lunes, de Carrillo; El Socialista, de Mata y Rivera; y El Siglo XIX, el gran periódico de Ignacio Cumplido que divulgara la doctrina liberal. Según el Diario Oficial, en 1883 había en México 300 periódicos. Ocho años después eran doscientos. El gobierno, mediante subsidios, mantenía la apariencia de libertad de expresión a través de una tolerancia ante críticas tímidas –ninguna alusión a errores del Presidente de la República- a funcionarios o gobernadores, en El Demócrata, El Diario del Hogar, La República Mexicana, La Opinión, El Monitor Republicano, El Tiempo, El Nacional y La Voz de México, en cuyas páginas se divulgaron los argumentos de los conservadores contra la Reforma y el liberalismo mexicano. Unos y otros periódicos tenían sus horas contadas, al aparecer, en 1896, El Imparcial de Rafael Reyes Espíndola, quien absorbería todas las subvenciones. Reyes Espíndola, en su periódico, se ufanaba de haber contribuido a abolir la libertad de prensa en México. Una de sus campañas más constantes había sido contra el “fuero del periodismo, viejo lobo del jacobinismo”; en realidad, los restos constitucionales de la dignidad del periodista ante el poder público. El premio a Espíndola fue la organización de una empresa para el aniquilamiento de la prensa independiente, la defensa y el prestigio del grupo gobernante. Luis Cabrera, en el Primer capítulo de los cargos concretos –publicado en El Partido Democrático el 4 de septiembre de 1909- señaló la cantidad de 50 mil pesos anuales como subsidio a El Imparcial. En once años, Reyes Espíndola había comprado dieciocho casas, los terrenos de la colonia El Mundo y El Imparcial y su residencia en Azcapotzalco. La empresa había logrado editar, además, El Mundo Ilustrado, El Heraldo, El Debate y La Revista Universal. En las columnas de sus periódicos colaboraban los adictos al régimen: Bulnes, Díaz Dufoo, Peña Idiáquez, Flores, Etcétera, quienes, a más de canonjías oficiales, eran catedráticos o diputados. En las columnas de El Imparcial se hacía una defensa periódica de los ideales de la Reforma –el mismo culto que dio origen al Hemiciclo de Juárez: retórica liberal y violación de la Constitución-; se discutía sobre la veracidad de episodios nacionales del pasado pero, como lo describió Heriberto Frías, el procedimiento era la falsificación de la verdad para que nadie supiera lo que había ocurrido. “Los noticieros –escribió en su peculiar estilo- que conocían en camisa y aun en cueros vivos, en toda su anatomía patológica, a personajes de la triste política nacional; los pobres diablos de reporteros, que tan saturados estaban del fango en que arrastrábanse rutilantes todas las avideces victoriosas: ministros, senadores, financieros, y sus hijos, y sus esposas, y sus queridas, y sus secretarios, y sus cortesanos, y sus criados, cuya vida íntima conocían tan bien ellos, los despreciados, los irresponsables noticieros tenían que llamarlos con algún calificativo honorífico, con algún título más que nobiliario; imprescindiblemente, sabían la verdad y la referían a sus jefes, pero bien se cuidaban de decirla en el periódico...”

En 1893 se imprimió, a pesar de todo, El Demócrata, dirigido por Joaquín Clausell. “Una consecuencia de la época”, se decía en el editorial del 1° de febrero de aquel año, y en verdad lo era. Sus redactores, estudiantes de leyes e ingeniería, Gabriel González Mier, José Ferrel, Francisco O´Reilly, Francisco J. Mascareñas, José Antonio Rivera, Querido Moheno –quien después sería “ministro” de Victoriano Huerta- y Jesús, Ricardo y Enrique Flores Magón procedían de manera distinta a los noticieros descritos por Heriberto Frías.

Una mañana llegó a las oficinas de El Demócrata un compañero de los Flores Magón. “Dice mi padre –confesó aquel joven estudiante- que el Presidente recibe muchas quejas de funcionarios a quienes exhiben ustedes hasta el escarnio. Le dicen que a través de ellos están pegándole a él...”

-Nosotros estamos publicando la verdad –repuso Jesús Flores Magón.

-Si Porfirio Díaz decide que están ustedes interponiéndose en su camino, les irá mal.

-Él es la rata más grande de todas –bromeó Enrique Flores Magón-. Así, puede él dar la mordida más grande.

Sonó, aquel día, un golpe en la puerta. Enrique Flores Magón evocaría, años después, la figura del inspector de Policía, Miguel Cabrera, gritar a los redactores: “¡Manos arriba!” Los gendarmes inquirían por Ricardo, el cual, simulando ser impresor, mandil en mano abandonó el taller con los obreros. Jesús fue encarcelado el Belén. Desaparecido El Demócrata, los Flores Magón compran una imprenta –seis años de privaciones- y fundan Regeneración. El primer número aparece el 7 de agosto de 1900. las persecuciones, el ensañamiento policiaco y el acoso que padecían, no lograron impedir que el tiraje del periódico fuera de unos 30 mil ejemplares. El pueblo se hacía leer los artículos en los que se exhibía el sistema político del país; los crímenes y despojos de los funcionarios. La tarea de Flores Magón les acarreó la ayuda monetaria de muchos lectores. Nuevamente la policía irrumpe en los talleres; aprehende a Ricardo y a Jesús y los lleva a la cárcel de Belén. Los padecimientos de los Flores Magón no parecían terminar. Muere su madre. Durante su breve agonía, recibe a un emisario del gobierno, el cual la conmina a que haga jurar a sus hijos que desistirán de atacar a Porfirio Díaz. “...prefiero verlos –le respondió doña Margarita Flores- colgados de un árbol o en la horca, y no que se retracten, o arrepientan...” ¿No había dicho su esposo, antes de morir, a sus hijos,: “Que no les robe el tirano su hombría”?

De la cárcel de Belén, aquel año de 1900, salía don Daniel Cabrera. Como director de El Hijo de El Ahuizote habrían de encarcelarlo trescientas veces. El administrador de su periódico, Manuel Domínguez, diría que al abrirse las celdas, los carceleros les arrojaban “un dedal con piojos” para infectarles el tifo. Belén, con su patio de arcos, su pileta de agua cenagosa, sus galeras pestilentes, sus calabozos húmedos, sus celdas en que apaleaban a los reos, era el sitio organizado por el gobierno para quebrarles la hombría a los rebeldes. Ángel de Campo –el dulce Micrós- vio una mañana, desde la azotea de la prisión, cómo se despiojaban las mujeres; pasear, acorralados, a los hombres; ir y venir a unos y otros entre frazadas de colores, cobijas deshilachadas, harapos y petates amarillentos. El vaivén, el vocerío, le pareció –y así lo fue siempre- el pueblo mismo reunido para no se sabía qué propósito. Pasos adelante, Micrós lo descubriría al ver un patio recubierto de hierbas anémicas en que dormitaban soldados. En la pared, dibujada en azul una cruz, el musgo no había borrado los rastros de los disparos. Era el paredón. Día tras día llevaban atado a un prisionero. Los galeros anticipaban la sentencia: “Fulano de tal... ¡sale a su destino!” Los reos acompañaban al sentenciado, durante largos, inimaginables minutos, cantando el Alabado, el canto de Fray Margil de Jesús para dar gracias al Creador en los campos cristianizados. La descarga apagaba las voces. Tal era el destino.

Don Daniel Cabrera resistió todas las humillaciones. Al salir de Belén, volvía a denunciar los actos de Díaz, sus ministros, sus gobernadores, sus militares y sus jefes políticos. Sin embargo, El Hijo de El Ahuizote había venido a menos: se vendían 250 ejemplares. Ricardo y Enrique Flores Magón –Jesús abandonó la lucha para siempre- acudieron a don Daniel. Parecía repetirse la escena de la juventud de Cabrera, cuando pidió permiso a Vicente Riva Palacio para titular a su periódico El Hijo del Ahuizote, recogiendo la lección liberal que Riva Palacio divulgara en El Ahuizote; “Voy a concederte –le contestó a Cabrera- el permiso que me pides con esta condición: que seas honrado y que seas valiente.” Don Daniel alquiló su periódico a los Flores Magón. Poco después se les unirían, con idéntico fervor, Juan Sarabia y Librado Rivera.

En el taller de la calle de Santa Teresa número 1, José Guadalupe Posada –el más grande artista de su tiempo- hacía estampas para la Gaceta Callejera y otras hojas de Antonio Vanegas Arroyo. En sus grabados –más de veinte mil- ha dejado el testimonio de lo que fue el porfiriato: captura de indios, de obreros y “alborotadores” para servir en el ejército, “enganchados” que habrían de morir en Valle Nacional; condenados a muerte que pasan bajo escolta militar, ante la mirada compasiva de los curiosos; infelices que reciben descargas en los paredones de la Escuela de Tiro; hombres ateridos, envueltos en sus cobijas, ajenos a cuanto ocurría en torno suyo; jefes políticos ventrudos; rurales implacables; niños y perros husmeando en las aceras; madres que claman por la desaparición de sus hijos; desfiles del ejército; soldados que eran campesinos y obreros; sus pies, con guaraches, lo demostraban; mujeres que disputan ante los comerciantes; indios lapidados en las calles; gente vestida de percal, harapos, cobijas, fraques, casacas, crinolinas, levitas, paletós o dragonas, se vuelven calaveras que corren, huyen, se hieren, saltan, fusilan, claman al cielo y buscan, ágiles, un rincón para ponerse a salvo de las cargas de caballería de los gendarmes. Es el mundo que ve una mañana a un enorme caracol –el país de Liliput- en la Plaza de la Constitución, lento, adormilado, dejar una estela viscosa que desaparece en Palacio Nacional. Pero no es el caracol el que gobierna sino la muerte; la calavera catrina, la calavera campesina, la calavera burocrática, la calavera científica, la calavera militar; la muerte que enseñorea todo; la danza de la muerte que es la imagen fiel del disloque que reinaba; niños enajenados para venderlos como esclavos, jóvenes capturados para servir en el ejército; campesinos extenuados; obreros hambrientos, empleados tuberculosos. Muerte, sólo muerte. No había otra cosa sobre México que un sable afilado que segaba vidas y ese caracol que nadie podía mover del centro del país.


 Tomado de: García Cantú, Gastón - El Caracol y el Sable. Cuadernos Mexicanos, año II, número 56. Coedición SEP/Conasupo. México, D.F., s/f)


lunes, 5 de julio de 2021

Gabriel Vicente Gahona, "Picheta"

 


Grabador, nació y murió en Mérida, Yucatán, (¿?-1899). Aun cuando en diciembre de 1845 el Congreso del Estado le concedió una beca para estudiar dibujo y pintura en Italia, no hay certeza de que haya disfrutado de ese estímulo, pues en esa época Yucatán afrontaba muy graves problemas internos. Sí parece que en 1846 estuviera en Europa, pues al año siguiente ejecutó por vez primera en Mérida el grabado en madera, cuya técnica desarrolló con una maestría que no tuvieron sus contemporáneos de México. Estas obras se publicaron en Don Bullebulle, "periódico burlesco y de extravagancias, redactado por una sociedad de bulliciosos". Formaban ésta José María García Morales, editor, y los colaboradores Cisneros, Carrillo Suaste, Barbachano y Gahona, éste con el seudónimo de Picheta (del italiano piceta, peseta). La publicación satírica apareció en 1847, en dieciséis entregas que formaron las 265 páginas del primer tomo, y en diecisiete (274 páginas) del segundo. Éste fue dirigido por Gahona, quien hizo en total un poco más de ochenta grabados, quince de cuyas tablas originales, en madera de zapote, se conservan en el Museo Arqueológico e Histórico de Yucatán. En 1949, Armando García Franchi y Francisco Vázquez hicieron una pulcra edición de 150 ejemplares, con una nota preliminar de Leopoldo Peniche Vallado. Dice éste: "La preferencia de Picheta por el motivo popular, acogido siempre con intención relevante, nunca deprimente, constituye la característica más saliente, más alta, más viva de sus creaciones. Esta circunstancia, tan poco frecuente en la época y en el medio en que se gestaron sus obras, unida a la elevada calidad de su técnica, hace de Picheta un artista de actualidad permanente."

Francisco Díaz de León había ya dado a conocer en DYN, The Review of Modern Art (México, diciembre de 1943) la obra de Picheta, en el artículo Gabriel Vicente Gahona, Mexican Artist of the XIX Century, que que después publicó en español bajo el título Gahona y Posada, grabadores mexicanos (FCE, México, 1968). Dice en ese texto: "Gahona es el primer grabador que en México, de modo abierto, se entrega a estudiar al pueblo; y esta fuente es la vitalidad de su obra, urgida siempre por las necesidades apremiantes del carácter especial del periodismo satírico. En ella participan el político, el obeso burgués, los tristes pensionistas del erario; la coqueta, el petrimetre; la mestiza, el globo aerostático y la hamaca... Su función es atisbar por todas las rendijas, para sorprender a la humanidad en ropas menores. Y el endiablado Picheta no deja en paz su afilado buril, ni siquiera para callar las cosas más íntimas."


Justo Sierra O'Reilly, en su traducción de Incidentes de viaje en Yucatán, de Stephens (1848), lamenta no haber podido incluir grabados que ilustrasen la obra con cuyo motivo reitera a Vicente Gahona la invitación para que emprenda una tarea de tan alta importancia. Picheta no lo hizo y poco de su obra artística llegó a conocerse después de la desaparición de Don Bullebulle; la fundación de una escuela de dibujo, pintura y grabado, en 1848, la decoración para una obra de teatro, en 1861, y más tarde la construcción de la Alberca Gahona, que decoró con esculturas de ballenas. En la época del Imperio, Gahona trabajó en la creación del Museo Yucateco y en 1880 fue electo presidente municipal de Mérida.

(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen V, - Gabinetes - Guadalajara)

jueves, 1 de julio de 2021

Leyenda de la calle de Donceles


LA CALLE DE LOS DONCELES
I
Con el séquito que trajo
un virrey a Nueva España,
llegaron ocho donceles
de indescriptible arrogancia.

Eran, al decir de todos, 
de distinguida prosapia,
con pergaminos y escudos
de la más brillante heráldica.

Mirábanlos las mujeres
como apolíneas estatuas,
pero esquivando gazmoñas
conversarles cara a cara.

Y era de verlos a todos
en palacio haciendo guardia
con vistosos uniformes
mitad nieve y mitad grana.

Juntos iban por la calle
a la iglesia y a la plaza
departiendo alegremente
al rumor de sus espadas.

Hablóse de todos ellos
con gran sigilo en las casas,
porque a padres y a maridos
pusieron en gran alarma.

Y más crecieron los sustos
de las gentes timoratas
sabiendo que todos eran
de Sevilla y de Granada.

Centinelas incansables,
habituadas a las zambras,
y perpetuos rondadores
de balcones y ventanas.

Tenores al aire libre
en alegres serenatas,
prontos a verter su sangre
por conquistar a una dama.

Hombres de angosta escarce:
y de conciencia muy ancha;
los miedos a Dios y al mundo
cargábanlos en la espalda.

Y en comidas y saraos,
como en religiosas pláticas,
a las más lindas doncellas
galantes ruborizaban.

De cada cual se decían
historias breves o largas
de infortunados amores
fuentes de dolor y lágrimas.

Quien con delicado tino
sedujo a discreta dama,
quien enamoró a una monja
y quien burló a una casada.
Y eran tales los embustes
y eran las consejas tantas
que no faltó quien dijese,
como una verdad sagrada,
que aquellos ocho donceles
dieron tal guerra en España
con sus cuitas amorosas
y sus riñas y asechanzas,
que por tener ascendientes
de Manresa y Calatrava
y ser hidalgos muy limpios
y mayorazgos sin tacha,
en vez de darles castigos
que su sangre rebajaran,
se creyó justo y prudente
pasar a todos por agua
volviéndolos edecanes
del virrey de Nueva España.

Y así a México vinieron
precedidos de gran fama,
y hubieran ido al palacio
a vivir como en su casa,
si el Virrey, hombre celoso
y de experiencia muy vasta,
no hubiera determinado,
por razones que se callan,
que aquellos mozos vivieran
lejos de la real estancia.

Y alegres y satisfechos
como antiguos camaradas
un mismo techo dio abrigo
a tan arrogantes guardias.

II
Es la juventud la fuente
de las más hermosas aguas
que fecundizan las flores
del amor y la esperanza.

Edad que nunca vacila,
ni teme, ni mide nada,
pues los más negros abismos
o los desdeña o los salva.

Radiante aurora de mayo
con nubes de armiño y gualda,
que incensan todas las rosas
y pueblan todas las auras.

¿Quién no se siente a su influjo
capaz de tender las alas
sobre los profundos mares
que sacude la borrasca?

¿Quién no rinde a la hermosura
ese amor que eterno irradia
un fulgor que envidiaría
la estrella que anuncia el alba?

Llenan de placer las horas
dulces e infinitas ansias,
que son de noche aventuras
y por la tarde esperanzas.

La nívea mano que arroja
desde el balcón una carta;
los negros ardientes ojos
que despiden vivas llamas;
el suspiro que despliega
al aire impalpables alas
al tenue rumor de un beso
que por tenue arrulla el alma;
la promesa no cumplida,
la nunca completa charla,
el infundado reproche
que las vigilias amarga;
la caricia que el armiño
de los recatos profana, 
el áureo rizo robado
a una frente pura y casta;
el lazo que cae al polvo
y la devoción levanta
y al cambiarlo en amuleto
como reliquia lo guarda;
los alardes de bravura,
los testimonios de audacia,
el odio a las mezquindades
y a las miserias humanas;
y los sueños de grandeza
con que el pensamiento abarca
todo el porvenir que ofrecen
la fe, el amor y la patria;
esto en raudo torbellino
en hirviente catarata,
se desborda de la vida
en las primeras mañanas.

Y nada oscurece el mundo,
y nada la dicha empaña,
porque como luz eterna
el amor alumbra el alma.

Y así soñando imposibles,
siempre entre ficciones vagas
y alegrando con cantares
las horas que breves pasan,
aquellos alegres mozos
turbaron juntos la calma
de una ciudad que dormía
entre lutos y plegarias.

Sus mandolinas sonoras
noche por noche poblaban
de alegres notas las calles
haciendo abrir las ventanas.

Y aunque el toque de la queda
en la catedral sonara,
y aunque llamase a sermones
en la torre la campana,
con alegres seguidillas,
o con peteneras lánguidas,
como buenos andaluces
libando sabrosas cañas,
lo mismo en anchos parajes
que en tristes encrucijadas,
iban derramando juntos
la sal, la vida y la gracia.

Y ni su paso cortóles
la austera ronda de capa,
ni les impuso silencio
la autoridad soberana.

Porque eran de sangre limpia,
todos la flor y la nata
de los bravos estudiantes
de la egregia Salamanca.

Porque los trajo en familia
quien más honores alcanza,
y porque eran por su lustre,
sus años y su arrogancia
los donceles escogidos
para hacer brillante guardia
en las reuniones selectas
del virrey de Nueva España.

III
No derramaron seis lunas
sus tibios rayos de plata
sobre la ciudad que fuera
rico emporio del Anáhuac,
cuando ya en todas las bocas
al par que en todas las casas,
era el obligado tema
la conducta de los guardias.
-Don Lope corteja a Luisa.
-Don Mendo vive con Juana.
--Don Gastón sedujo a Julia.
-Y don Baldomero a Ignacia.
-Y el Virrey disculpa todo.
-Y la Mitra no hace nada.
-Y todo se les tolera
y se les toma por gracia.
-¿El Santo Oficio qué dice?
-Como de nobles se trata,
el Santo Oficio está mudo
y sordo como una tapia.
-Pues por pecados veniales,
si a los de éstos se comparan,
a plebeyos infelices
se han arrojado a las llamas.

-La Inquisición, como todo,
tiene gran miedo al monarca
y cuentan que entre estos chicos
tiene un hijo el rey de España.
-¡Eso es imposible! ¡Nunca
un ser de estirpe tan alta
como un segundón sin lustre
viene a tierras tan lejanas!
-Nadie sabe si el rey quiere
más vástagos de su raza
en estos ricos dominios...
-El rey sabe lo que manda.
-¿Y quién es el misterioso
príncipe que se recata?
-Lo sabrá Dios solamente.
-O Julia tal vez, o Juana.
-Anoche en el Mentidero,
que así a los Plateros llaman,
cerca de la media noche
se cruzaron dos espadas:
llegó la ronda y hallóse
con donceles en campaña,
les saludó con respeto
y luego siguió su marcha.
-¿Y murió alguno?
-Lo ignoro;
pero al rayar la mañana
yo he visto sangre en las piedras
cuando fui a la misa de alba.
-Cuentan unos que estos mozos
viven en constante zambra,
y que con todo descaro
noche por noche en su casa
danzan y beben y juegan
con impuras cortesanas.
-¡Y nada dicen los curas
en la cátedra sagrada!
-¡Qué han de decir, si parece
que les aplauden sus faltas!
-Ya es justo poner remedio.
-En esto peca el que calla.
-Pensaremos en el modo,
porque ya es mucha la alarma.
-Los padres y los maridos
tenemos miedo en el alma.
-¿Qué haremos?
-Dios nos inspire.
-¡Un memorial!
-¿Quién lo calza?
-¡Una denuncia!
-Hay peligro.
-Démosles la cencerrada.
-Y nos dirán motineros
y la ronda nos atrapa.
-Pues estos chicos no deben
continuar su propaganda
de escándalos y vergüenzas...
-El diablo es quien los ampara.
-Será el Virrey.
-Es lo mismo.
-Detén la lengua.
-Me exalta
en estos tiempos tan tristes
lo que vemos, lo que pasa.
-Ya Dios nos dará el consuelo.
-Buena noche.
-Hasta mañana.

IV
Fueron tantos los abusos,
las víctimas fueron tantas,
de aquel grupo de Tenorios
impunes por su prosapia,
que al fin el Virrey se dijo
cuando meditó con calma
al saber que cien familias
se estaban ahogando en lágrimas:

~Si no puedo castigarlos
por no ofender al monarca,
lo más cuerdo y lo más justo
es ordenar que se vayan~.

Y con sutiles razones
preparó la pronta marcha
de los que al principio fueron
sus más consentidos guardias.

Alegráronse los hombres
de resolución tan sabia,
pero causó gran sorpresa
a doncellas y casadas.
-¡Pobrecillos! Porque visten
con gusto y con elegancia,
porque son mozos y alegres,
porque cortejan y cantan,
y en fin, porque cuanto sienten
ni lo fingen ni lo callan,
el Virrey como castigo
los vuelve a pasar por agua.
-¡Ay, quién pudiera con ellos
ir hasta tierras extrañas!
-¡Yo quisiera ser el puño
de sus hermosas espadas!
-Pues yo la hebilla que cierra
el encaje de sus calzas.
-Yo la pluma del sombrero.
-Yo el botón de su casaca.
-Las mujeres nos morimos
por salir a las ventanas
cuando en las noches de luna
juntos en la calle cantan.
-Con razón, si son tan guapos.
-Si son la flor y la nata.
-Yo voy a llorar por ellos.
-Viene tu padre, ¡silencio!
-Ya está tu marido, ¡calla!
-¡Pobrecitos!
-Pobrecitos.
-Los expulsan.
-Los arrancan.
-Que nos escuchan.
-Prudencia.
-Buena noche.
-Hasta mañana.
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Y pasados unos meses
quedó desierta la casa
que fue durante algún tiempo
centro de amorosas ansias.

Y cuando de aquellos mozos
y sus aventuras raras
el pueblo que todo inquiere
forjó tragedias y dramas,
a la calle en que vivieron
los ocho arrogantes guardias
la llamó "de los Donceles"
para eternizar su fama.


(Tomado de: Peza, Juan de Dios – Leyendas históricas, tradicionales y fantásticas de las calles de la Ciudad de México. Prólogo de Isabel Quiñonez. Editorial Porrúa, S.A. Colección “Sepan cuantos…”, #557, México, D.F., 2006)