Los areneados de Benjamín
José Obregón
En mil novecientos trece,
cuando el caso sucedió,
al asesino de Huerta
Pesqueira desconoció.
"¡Viva Francisco I. Madero!"
gritó el pueblo entusiasmado,
y el grito de libertad
resonó en todo el estado.
De Álamos, en el distrito,
se escuchó de igual manera
por los pueblos y los ranchos,
menos en la cabecera.
Se hicieron bola los ricos,
considerando ser reyes,
felicitaron a Huerta
y quedaron como bueyes.
Hicieron un gran mitote
con Santini y con Marcor,
se comieron su guisote
y sólo quedó el olor.
"Tienes suerte Rafael",
Benjamín se lo decía,
el alazán te tumbaron
y nada se hizo la silla.
En poder de los huertistas,
se vieron en un hilito,
don Adolfo Goycolea
y Ávila el juez chapito.
Otálora con un solo ojo
vio a ochocientos federales
y los pagó a cinco pesos,
para colmo de sus males.
El gordo Ramón García,
también la pasó muy mal
por andar en compañía
del brigadier don Pascual.
Sacos de arena cargaron
de los cerros al arroyo
y sin aliento acabaron
pues no tuvieron apoyo.
Fue divertido el sainete
con los ricos y los curros,
pues el coronel Benjamín
los cargó como a los burros.
Vuela, vuela, palomita,
dile a Madero, sin pena,
que también los frailecitos
cargaron sacos de arena.
Vuela, vuela, palomita,
dile a Rosario Barriga,
que no toque las campanas
porque la llaga se aviva.
Ya con ésta me despido
y digo adiós a Benjamín,
puso al rico adolorido
y al huertismo le dio fin.
En abril de 1913, el coronel revolucionario Benjamín Hill, se presentó con sus tropas, en la plaza de Álamos, Sonora, para combatir a los huertistas que tenían la posesión de la misma y cuya defensa era organizada por el prefecto político del distrito Pánfilo Santini, enemigo personal de Hill. Las fuerzas de Santini estaban integradas por soldados regulares y por Defensas Sociales de la clase acomodada de Álamos.
El 17 de abril, Hill logró hacer rendir la plaza y el corrido del caso se llama de Los Areneados, porque Benjamín Hill impuso un castigo humillante a los curros, haciéndoles bajar en persona, de los cerros, los sacos de arena con que habían levantado las trincheras que usaron para parapetarse, Hill exigió, a la vez, un préstamo forzoso de treinta mil pesos, para remedio de sus tropas.
En el corrido se menciona a Ignacio L. Pesqueira quien, el 7 de marzo, como gobernador provisional de Sonora, lanzó un manifiesto, a la población del estado, explicando su rompimiento con el gobierno de Huerta, poco después se daría a conocer el Plan de Guadalupe, de Venustiano Carranza.
(Tomado de: Avitia Hernández, Antonio - Corrido Histórico mexicano (1910-1916) Tomo II. Editorial Porrúa, colección “Sepan cuántos…” #676. México, D.F. 1997)